Entrenamiento

La cena fue buena, adoro a la tía Cass, que me obligó a llamarla así, pero de verdad vi esa conexión que tenemos Stay y yo. Derek es agradable, pero fue muy tensa la situación cuando hablaba demasiado con mi mamá, por fin vi celoso a mi papá y eso es divertido.

Veo a Stay sacando cosas de su casillero.

—Stay...

Mi amiga cierra su casillero y se gira para no verme.

Esta vez si que la persigo, no podemos seguir así.

—Stay, por favor, habla conmigo.

—Hablaré solo cuando desistas de esa idea de matarte, te iba a perder por la leucemia y ahora preferiría que regresara para que no hagas esta locura.

Me quedo ahí parado, fue horrible pasar por eso, ella también lloraba conmigo y ahora me dice que prefiere verme así de nuevo que verme ser policía. Eso si que es cruel.

Salgo de ahí a buscar a Emma, creo que es la única que podría entenderme.

La veo en el gimnasio saltando la cuerda, sin duda es hermosa.

Al verme deja de saltar.

—Hola, Connor —Se seca el sudor—. Entra, empecemos a calentar.

—¿Podemos hablar antes de entrenar?

Emma asiente y se sienta en el suelo.

—¿Qué pasa?

—¿Qué tan riesgoso es ser policía?

Emma se acaricia las piernas.

—Depende, hay policías cibernéticos y no corren nada de peligro. Yo soy policía táctica y salgo a las calles, me pongo en riesgo, sí, pero no hay nada mejor que sudar.

No sé que haré ahora, no quiero seguir distanciado de Stay, pero tampoco quiero dejar de lado esto, siento que puedo con el Malo y desearía atraparlo.

—¿Qué tipo de delincuente es el Malo?

—Ese maldito es hacker —Los dos saltamos del suelo al oír la voz del coronel—, es un mafioso con una gran cantidad de personas a su servicio, él secuestró a mi hija, Ally Kenet.

Así que tiene un conflicto de intereses, mi abuelo me ha enseñado a no inmiscuirme en esos temas, porque todo sale mal.

—Entonces requiere un policía cibernético.

Niega.

—Ni mi mejor oficial ha podido con la inteligencia de ese idiota.

Pues no parece ser tan idiota como lo hace ver.

—Necesitamos de ambos tipos para capturarlo, sabemos que sigue operando en Chicago, aunque a un perfil más bajo.

Ya veo, no creo poder dejar a mis papás aquí mientras estoy en Chicago.

—¿Quienes son tus padres? Algo me resulta familiar en ti.

—Es Connor Ross —responde por mí—, sus padres son dueños del restaurante Moonlight cerca de Malibú.

—¿Tus padres alguna vez vivieron en Chicago?

—No, mi mamá es de Oregon y mi papá de Idaho, se conocieron en una convención y antes en una plataforma de citas. Se mudaron a las Vegas cuando se casaron, después a los Angeles porque enfermé, pero nunca han mencionado a Chicago.

El coronel se toca la barbilla.

—¿Tus abuelos?

—Murieron antes de que naciera, no los conocí. Y mis papás no hablan mucho de ellos.

Asiente y más personas van llegando.

Emma comienza a estirarse de nuevo.

—Hablamos después de clases.

Emma va al centro del gimnasio y me giña el ojo, está chica me fascina.

Me quito la sudadera, necesito ver qué tanta condición física me queda.

~*~

Estoy muerto, mis papás me dejaban practicar el deporte que quisiera, pero lo dejé porque... ni siquiera recuerdo porque dejé el basketball o el fútbol o el tenis. Ahora me arrepiento de haberlo hecho.

—Creo que debes trabajar en esa condición física —Emma se sienta a mi lado—. Creo que te queda mejor ser policía cibernético.

Noto cierta burla en su voz, eso es cruel.

—Lo sé, creo que tendré que entrenar más seguido.

Emma contiene una risa, es hermosa aún toda despeinada.

—Corro por las mañanas, por si te interesa.

Claro que me interesa.

—¿Dónde te vería?

Emma se toma la barbilla.

—Yo me hospedo cerca de Malibú, tal vez podamos coincidir ahí.

Asiento, no está muy cerca, pero tampoco lejos y puedo llegar en auto.

—Cuenta conmigo.

—Bien, te veo a las seis treinta.

Me acaricia la mejilla, es tan maravillosa.

La veo alejarse y puedo sentir que alguien se sienta a mi lado.

—¿Por qué quieres ser policía?

Un escalofrío me recorre cuando escucho la voz del coronel, no esperaba que se acercara a mí.

—Yo... quiero atrapar al Malo.

—¿Que ganas con eso?

La verdad no tengo ni idea, pero quiero demostrar que no hay crimenes perfectos.

—Soy muy competitivo —Ahora recuerdo porque dejé los deportes—. Nadie va a vencerme, quiero que ese criminal vaya a la cárcel y ser yo quien lo envié a ese lugar.

El coronel sonríe como si le hubiera dicho que ganó la lotería.

—Me encanta esa determinación —Se pone de pie—. Estaré encantado de trabajar contigo en este caso.

¿Me está aceptando?

—Daré lo mejor de mí, coronel Kenet.

—No espero menos, trabaja en esa condición física y en un mes podrás irte a Chicago a trabajar en el caso.

Asiento, yo sé que lograré atrapar a ese delincuente.

—Delo por hecho, el Malo va a caer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top