Epílogo
•Epílogo•
Los días pasaban y las noche se volvían eternas, cada vez sentía que no podía, que el perder a Ibrahîm me llevaba cada vez más a la locura. El solo pensar que mi bebé crecerá sin conocer a su padre es difícil.
—Sophia tranquila, todo saldrá bien.
Las palabras de Elena alivian un poco mi dolor, el saber que ella estará ahí para mí es reconfortante.
—Me duele Elena.
Ella se acerca y me deposita un abrazo, unos de esos que cuando suceden, se siente la necesidad de expulsar todo eso que te está dañando.
—Todo saldrá bien.
●
—Falta poco Sophia, inhala y exhala —Erick un amigo que conocí en el trabajo se acerca a darme ánimos en este momento tan especial y doloroso para mí.
—¿Como está? —Elena se acerca rápido.
—Las contracciones.
Elena toma de mi mano y me sonríe, la quedo viendo y el sudor que recorre por mi frente se siente caliente aún con el aire helado del hospital. En eso un dolor punzante me comienza a atacar y doy un grito al cielo, Elena se asusta y rápido manda a llamar al médico en cuestión de segundos, en la sala se entra el doctor con sus enfermeras.
—¿Lista cariño? —me pregunta el doctor.
—Sí, ya saquen lo —digo por la sensación horrible que se siente. Los minutos pasaban y por suerte Elena me acompaño en la sala de parto, ella toma mi mano mientras el doctor me dice que puje para que salga el bebé.
En eso hago el puje más fuerte de mi vida, tanto que creo que todas las venas se me resaltaron y de la nada un alivio inunda mi ser. Cuando de la nada escucho los lloriqueos del bebé.
Volteo a ver al doctor que es el que tiene a mi hijo en sus manos.
Él me voltea a ver y sonríe.
—Tuviste un niño hermoso y sano Sophia.
Elena se aproxima a ver al pequeño y el gesto de su rostro solo hace que mis anhelos de tenerlo en mis manos se agrande. El doctor se acerca para que lo tome y cuando lo veo una lagrima sale de mi ojo. Lo tomo entre mis brazos y la sensación en mi pecho están fuerte que creo nunca haberla sentido.
—¿Y como se va a llamar? —pregunta Elena.
Quedo viendo el rostro de el bebé y una sonrisa se figura en mi rostro.
—Se va a llamar como su padre, Ibrahîm.
●
7 años después.
El camino a la felicidad puede ser de varias formas, muchas veces la encontramos en una pareja, en una madre o en un padre pero yo nunca pensé que encontraría mi felicidad de esta manera, con un hijo.
Tan resplandeciente como una estrella, tan lleno de alegría como los pájaros al cantar. Sus ojos claros como dos esferas de luz y clara piel como misma nieve. Así era mi pequeño, mi ser de alegría y de amor por el cual daría hasta propia vida.
—Hola amor ¿como te fue en tu primer día? —se acerca el pequeño Ibrahîm a abrazar a su querida madre.
—Muy bien mamá, hoy aprendimos a multiplicar —su dulce voz el cual transmite tranquilidad, me conforta siempre después de mi trabajo.
—Que bueno amor.
—El pequeño Ibrahîm es muy inteligente —se acerca una mujer joven y muy hermosa —. Hola, mi nombre es Elizabeth y soy la maestra.
—Hola —le sonrió —. Es un gusto conocerla.
—Hoy se portó muy bien Ibrahîm, espero que así continúe —dice la maestra amable viendo a Ibrahîm y el pequeño solo sonríe.
—Bueno creo que nos vamos, fue un placer —digo.
—Igualmente.
♧
—Hijo ¿quieres cereal o tostadas? —el pequeño me queda viendo pensativo.
—Tostadas, mamá —contesta muy alegre el peque.
—Ahorita las hago entonces —sonrío.
Rápidamente me pongo en marcha para prepararle a mi hijo lo que quiere, el ha sido un niño tan alegre y tan amable que la verdad dudo muchas veces si es hijo de verdad—sonrió—porque es tan bello que creo que no se parece a mí y eso que yo soy amable o eso creo.
—¿Ya está la comida? —entra Erick diciendo casi gritado, sorprendiendo nos a mi hijo y a mí. Rápido Ibrahîm se levanta de su silla y se acerca a Erick para darle un abrazo.
—Tío Erick —dice el pequeño.
—Hola campeón ¿cómo estás? —Ibrahîm adora a Erick, es que él ha estado con él desde que nació, lo ve como si fuera su padre.
—Muy bien tío, ayer aprendí a multiplicar —dice y Erick lo sube en sus brazo para depositar un beso en su mejilla.
—Que bien campeón pronto serás el mejor multiplicador de la historia.
Erick lo baja y le dice que se vaya a sentar para así acercarse a mí.
—¿Cuando le vas a dar un padre a tu hijo? —dice Erick, haciéndo me insinuaciones y yo solo río.
—No necesito a ningún hombre para cuidar a Ibrahîm ¿porque? ¿Crees que me hace falta? —digo.
—No, claro que no Sophia solo que sería bueno que avanzaras con tu vida personal —dice acercándose más y más a mí —. Me gustas Sophia y tu lo sabes —quedo viendo a Erick y la verdad que es una persona muy agradable, es un hombre que estuvo conmigo siempre hasta el momento de ahora y eso se lo agradezco mucho pero tampoco me voy a unir con él solo por que fue alguien grandioso conmigo y mi hijo, no.
—Sí lo se pero Erick yo solo te veo como mi mejor amigo y tu lo sabes.
—Tenía que intentarlo por última vez —su rostro alegre cambia a uno cabizbajo.
Me acerco y le doy un abrazo fuerte.
—Eres increíble Erick y déjame decirte que has sido de las mejores personas que he conocido —pongo una cara como chistosa.
Me voltea ver y sonríe.
En eso el tiempo pasó y el pequeño Ibrahîm en este momento se encuentra en la escuela por que le tocaba ya, lo bueno que Erick insistió en llevarlo él.
No es que no me guste llevarlo pero he andado cansada y preferiría dormir.
Hacerse cargo uno sola como madre, no es una tarea fácil pero tampoco imposible, el criar a un niño se requiere de la unión de dos personas para que todo este equilibrado pero en mi ocasión no ha sido así aunque Erick me ha ayudado en esa área. Por eso Ibrahîm lo ama. Muchas veces quisiera sentirme querida por alguien, sentir la emoción que sentí hace mucho. Intento seguir mi camino sola por qué me gustaría enseñarle a mi hijo la importancia de ser independiente, que hay momentos en la vida que no va a ver alguien que lo ayuden, aún ni yo y no por que no le ayudaría sino porque habrá un momento que yo ya no existire.
Pum pum pum.
El sonido de la puerta al ser golpeada me saca de la nube en la que me encontraba. Rápidamente me acerco a la puerta, abro y nada.
Me fijo en el suelo y una caja bien adornada se encuentra llamando mi atención. La tomo en mis manos y me fijo en dos letra dibujadas. (I F)
Volteo a todos lados y creo alguien me está jugando una broma. Erick no puede ser por qué anda en su trabajo así que lo más probable es que sea Elena.
—Elena si me quieres asustar no lo vas a lograr.
Abro la caja y un vestido rojo se encuentra en ella. Lo estiro y al verlo recuerdos invaden mi mente. Es el mismo que use aquel día en la Gala de la Familia de Ibrahîm. Una lagrima recorre mi rostro.
—¿Te gusta?
Al escuchar esas palabras un escalofríos recorre todo mi ser. Una sensación tan inmensa se acumula en mi pecho.
—Pero como —mi voz se entrecorta.
—Hola Sophia, te extrañé.
Mis ojos se comienzan a inundar y la pulsación de mi corazón se acelera.
—Ibrahîm.
♧◇♡♤
♧◇♡♤
Hola Chic@s!!
Nos vemos una vez más. Yo se que estarán pensado que por que hago eso pero déjenme decir que tengo sorpresas.
CAPÍTULOS EXTRAS.
Serán varios. Y tendrá mucha información necesaria para comprender más en lleno la historia. Y poder darles una final que les guste.
Disculpen que haya desaparecido pero es que no me he encontrado en mi casa, he estado saliendo mucho y no me daba tiempo de nada pero ya terminé agradecido con ustedes. Por estar conmigo siempre.
GRACIAS.
Hasta la Próxima!! ♥️
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