48. Triste realidad

•48•

El sudor recorre mi frente.

Me encuentro paralizada.

La respiración se acelera a gran velocidad.

Deseo gritar pero mi boca no lo permite.

Siento un calor inundar mi cuerpo.

Ese golpe me deja aterrorizada.

El hombre me voltea a ver con su dedo apuntando a mi ser.

"¡Todo fue tu culpa perra!"

Rápidamente me despierto y me siento, mi corazón está bombeando a gran velocidad, el sudor se mezcla con mis lágrimas. Volteo a ver mis manos y están temblando de miedo, miro a todos lados y el ver mi habitación hace que la calme regrese a mi.

—¡Este sueño de nuevo! —me acomodó de nuevo en la cama y quedo viendo fijamente el techo —. ¿Que será esto que me sucede? —cierro mis ojos y me enfoco en dormirme de nuevo. Mañana pensaré mejor las cosas.

—¿Carajo? —me apresuro a agarrar mi cartera, ya se me hizo tarde Harry me va a matar, ojalá que no haya tanto tráfico.

Salgo casi corriendo de mi habitación y me apresuro a llamar a un taxi, llego a recepción y le pido a Alfred que de por favor me consiga un transporte.

Él alegremente me atiende.

—No será necesario —escucho la voz de mi salvación, me volteo y le sonrió

—Gracias Ibrahîm, estoy apresurada —me acerco y le doy un pequeño beso —. Alfred ya no necesito el taxi —le comento con una pequeña sonrisa y él solo asiente. Caminamos a su auto que por cierto no lo había visto. No es muy lujoso como antes acostumbraba a tener pero siendo sincera me gusta más este tipo de autos, que no llaman nada la atención. Nos acomodamos y rápidamente acelera.

Me queda viendo y no se porque pero me incomoda un poco.

—¿Que sucede? —lo volteo a ver.

—Nada, solo observando lo afortunado que soy de tenerte —sus palabras hacen que una cara de suma preocupación se convierta en una de alivio y felicidad.

—¡Gracias Ibrahîm! yo también soy muy afortunada.

Sonríe y se acerca para darme un beso. Me acerco igual y con gusto lo recibo.

—Ahora concéntrate en conducir por que no quiero morir a tan corta edad —río.

Llegamos a la empresa y volteo a ver mi reloj y por suerte faltan 15 minutos para entrar. Volteo a ver a Ibrahîm y me acerco para darle un beso.

—Gracias Ibrahîm, pensé que llegaría tarde.

—No tienes de que Sophia, tu eres mi novia y es normal hacer esto por ti.

—Novia ¿he? —digo.

—Sí, mi novia ¿por qué? —me queda viendo interrogante.

—No nada, solo que apenas acabas de llegar y como tenía tiempo que no te veía, pues...

—¿Pues que Sophia? hasta ya hicimos el amor.

—Sí, lo se, discúlpame no sabía que decía.

—Entiendo ¿Así que tendré que conquistarte de nuevo? Pues acepto el reto.

—No me refería a eso.

—Ya acepte el reto —dice con una sonrisa algo pervertida.

—¿Como sea? —término.

—¿A que horas sales a almorzar? —pregunta.

—A la una de la tarde —contestó.

—Bueno, entonces estaré esperándote afuera para llevarte a almorzar.

—Ibrahîm no es necesario.

—Claro que sí —sonríe y se mete en el auto, me saludo con la mano y yo solo río por que este ser humano, que fue enviado a mi vida, este experimento creado por los dioses, me enamora cada vez.

Dentro a la empresa y solo veo que Elena me queda viendo con una gran sonrisa. Trato de caminar rápido para la oficina pero se vuelve casi imposible ya que Elena me toma de la mano.

—¿Quién es ese bombosito? —dice con gran emoción.

—Buen día Elena —digo riendo por su comportamiento adolescente, ella hace una mueca.

—Como sea, dime ¿quién es?

—Es un amigo.

—¿Y? —me ve expectante.

—Después te cuento, es que no quiero llegar tarde a la oficina —su cara cambia a una de decepción y enojo para después reír.

—Bueno, pero no te me escapas.

Río.

Camino para la oficina donde Harry y cuando llegó ni pienso en dentrar, quedo viendo el lugar, no se encuentra.

Me da igual y sigo a mi escritorio, me acomodó y comienzo a sacar mis cosas. En eso la puerta se abre y Harry dentra.

—¡Buen día Harry! —digo alegremente.

—Buen dia Sophia —su voz se escucha dura, sin sentimiento alguno. No me voltea ni a ver y yo quedo extrañada. ¿Que le estará pasando?

Yo me concentro en mi trabajo y de reojo lo quedo viendo, se encuentra serio, sin ningún signo de humanidad. Me levanto del sillón y me acerco.

—¿Te encuentras bien, Harry? —digo ya preocupada.

—Si estoy bien —su voz sigue sonando igual, seca sin expresión. Ni siquiera me voltea a ver.

—¿Harry? —le llamo.

—¿Si? —contesta.

—¿Qué pasa? —le preguntó.

—Nada.

—¿Harry que pasa?

—A ti que mierdas te importa lo que me pase, Sophia —me voltea a ver serio con su seño fruncido, me sorprende la manera en la que me contesta y rápidamente reaccionó.

—Me importa, por si no lo sabías —le digo enojada.

—Da igual —dice concentrándose de nuevo en lo que hacía.

Me regreso a mi puesto preocupada por la extraña manera en la que esta actuando Harry. Tengo que descubrir que le sucede, no puede seguir así. Comienzo a pensar en que puedo hacer para ayudarle, seguramente tiene un problema con alguien o con su familia.

Me levanto de nuevo y me acerco.

—Harry dime ¿qué sucede?

—Ya te conteste Sophia, no me hagas que te lo repita.

—Hace poco compartimos una cena agradable y de la nada te comportas como perro —digo frustrada.

—Sophia por favor, no quiero pelear contigo.

—Entonces dime.

Inhala profundamente y cierra sus ojos, los abre y de la nada queda viendo para un rincón. Su cara se torna triste, vuelve a cerrar sus ojos y de uno de ellos una lágrima comienza a recorrer su rostro. Al verlo mi corazón se estruja y me me acerco más. Le tomo de las manos.

—¿Que sucede Harry?

—Sophia —abre sus ojos que se han tornado como un rojo carmesí —. Fui al médico a hacerme unos exámenes, ya que constantemente padecía de Dolores de cabeza y habían momentos que de presto me salía sangre de la nariz. Me los mande hacer y cuando fui a que me dieran los resultados —lágrimas comienzan a salir de sus ojos, su rostro se volvió rojo. Le cuesta decir más palabras.

—¿Que paso Harry? —digo más preocupada de lo normal.

—Tengo cáncer —grita.

Al escuchar esas palabras, mi respiración se acelera y mis ojos se abren a más no poder. Rápidamente abrazo a Harry y él solo sigue mi abrazó. Comienza a llorar en mi hombro y un dolor fuerte se comienza a instalar en mi pecho.

—Sophia, voy a morir —al escuchar sus palabras, siento un trabón en mi garganta.

—No pienses en eso, okey. Claro que no vas a morir.

Se aparta de mí, y se endereza.

—Tienes razón —el brillo de sus ojos vuelve a renacer.

—Así se habla —sonrió con algunas lágrimas de fuera.

—Has de pensar que soy un cobarde —dice con una sonrisa.

—Solo un poco —digo riendo.

—¿Y cuando empieza la Quimio? —le pregunto.

—Mañana, se supone —dice cerrando sus ojos con fuerza. Los vuelve a abrir y sus rostro se torna apagado —. No pienso hacerlas Sophia —dice y yo rápidamente le contradigo.

—Pero que dices, claro que las harás.

—Lo pensé y prefiero morir que estar sufriendo. El cáncer ya está bien avanzado y solo un milagro puede sacarme de ésta.

—Claro que no, tu las harás —digo seria y él me queda viendo y comienza a sonreír. Toma mi mejilla y se acerca a mí, deposita un beso en mi frente.

—Ya hablé con el jefe y saldré mañana, me iré de la ciudad Sophia.

—¿Qué? Pero no te puedes ir así nada más, Harry.

—Gracias Sophia, por ser como eres, tu hiciste que estos últimos días en esta ciudad, fueran los mejores. Quiero que sepas que no te olvidaré nunca. Por qué contigo sentí lo que pensé que nunca volvería a sentir.

—Pero no, no te puedes ir aún.

Sonríe y yo solo quiero abrazarlo, me duele ver a un amigo de esta manera. Y más cuando no se lo merece.

—¿Y por qué actuabas así? —le preguntó.

—Quería que te enojaras conmigo para que, cuando me fuera no sintieras tristeza.

—Eres un tonto sabías —tapo mi boca y las ganas de llorar comienzan a invadir mi ser. Las lágrimas comienzan a salir. Siento como Harry me toma con sus brazos.

Con sus manos, toma mi rostro.

—Sophia no te preocupes, yo estaré bien.

—Es que nada de esto es justo, Harry —digo enojada. Me abraza y acurruca su cabeza en mi hombro. Hago lo mismo y lo abrazo con todas mis fuerzas.

—Mejor sigamos en el trabajo —sonríe.

Asiento y me acomodó en el sillón. Lo volteó a ver y ahora puedo notar una sonrisa en su rostro, me duele mucho saber que se ira, después de todo por él estoy trabajando aquí. Sin duda alguna me hará mucha falta. Aunque habían veces, donde se convertía en un grandísimo patán. Lo quiero mucho.

Las horas pasan y nos comunicamos como si nada hubiera pasado, después de todo eso es lo que él quería. Pasar su último día de trabajo, apreciando lo que hacía.

El momento de almorzar se acerca y pienso en cortar a Ibrahîm, me gustaría salir con Harry y Elena por lo menos por última ves a almorzar. Me paró de mi asiento.

—Harry ¿que te parece si vamos a almorzar? tú Elena y yo.

Sonríe.

—Gracias por la invitación pero ya quedé con él jefe. Me quiero hacer algo especial por mi último día -hace una mueca chistosa.

—Ok, ¿Entonces será para la cena? —digo.

Hace una cara de interrogante.

—Esta bien, comunicale a Elena entonces —dice alegre.

—Ahorita mismo —digo felizmente ya que a pesar de que posiblemente no lo vuelva a ver jamás, no me siento que lo vaya a perder si no que agradecida de lo que logre con él.

Salgo de la oficina y rápidamente le comunicó a Elena sobre la salida de esta noche y ni modo aceptar el futuro que nos toca. Aunque hay veces que la piedra de algunos es más pesada que la de los otros.

Cuando me encuentro afuera de la empresa, volteo para todos los lados hasta que visualizo el carro de Ibrahîm, pero me fijo que no se encuentra.

Siento como unas manos fuertes me levantan para arriba, doy un pequeño grito de miedo, hasta que me fijo que es nada más y nada menos que Ibrahîm el chistoso.

—¿Entonces a donde vamos? Quiero contarte algo.

Me queda viendo a los ojos y rápidamente me da un beso de esos que no se tienen que dar en villa pública. Lo detengo y le regaño, él simplemente se ríe haciendo una mueca de la poca importancia que tiene sobre su alrededor.

—La verdad no sé a donde ir —comenta.

Volteo los ojos y río —. Bueno entonces yo decido.

—Por mi perfecto —comenta con un tono seductor.

Nos montamos a su auto y de la nada recuerdo lo de anoche.

—Ibrahîm ¿te acuerdas de aquel sueño? —preguntó.

—El de la niña que golpean —me voltea a ver.

—Si, ese mismo. Es que lo volví a tener y pensé que ya había pasado que no volvería a soñar eso pero no.

—Qué extraño —comenta. Y me queda viendo.

—La verdad es que sí, y lo peor es que me da terror.

—Se me ocurrió algo —me ve con una mirada de que sea lo que piense, talvez no sea bueno.

—¿El que?

—Por que no visitamos el orfanato en el que viviste, talvez encuentres respuestas ahí —dice y rápidamente pienso en que es lo más estúpido que puedo haber pensado.

—Definitivamente no.

♧◇♡♤

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Hola Chicos!!!

Ya ha pasado mucho. No les voy a venir con mucho cuento, tuve muchas distracciónes y no me daban ganas de escribir. Pero ya!! Voy a tratar de ponerme las pilas a escribir más rápido.

Sin ven errores, discúlpenme me apresure con este capítulo.

Gracias por siempre apoyarme!! Y como siempre deseando lo mejor para sus vidas.

Los quiero mucho!!!

Hasta la próxima.

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