32. Recuerdos del pasado
•32•
Una semana después.
Yo siempre me pregunto ¿Que por qué la vida nos lleva a momentos el cual nosotros nunca imaginamos? En muchas ocasiones para bien y otras para mal.
Pero si algo he aprendido es que cuando la vida te da un golpe, solo puedes esperar el remedio. Yo siempre decía que mi vida estaba planeada para algo mejor. Pero nunca imaginé tener una relación con el hijo de unas de las personas más importantes del mundo.
Aunque la verdad, hubiera preferido que no hubiera sido así.
Mi mente no deja de pensar que en cualquier momento este sueño puede acabar y que tengo que estar preparada para soportar el futuro que me depara, algo en lo que ya tengo experiencia.
A Ibrahîm lo he notado un poco distraído, como si algo lo estuviera perturbando, he querido saber de que trata para así, poder ayudarle o por lo menos darle consuelo y aunque el sexo es buen remedio, siento que no es suficiente.
He querido sacarle información a Tahira, por que creo que ella sabe de que trata. Pero al igual que él, no me dice nada. Lo único que le pude sacar es que, esto va a empeorar.
Y solo me provoca temor. Espero que Ibrahîm, pueda salir de esta.
—Clarita —llamo a mi viejita.
—¿Dime cariño? —responde amable.
—¿Ha visto a Ibrahîm?
Piensa un poco antes de contestar. Para después negar con la cabeza.
—A el joven no lo he visto en toda la mañana.
Asiento un poco disgustada y mejor decido seguir buscando, sin antes darle un abrazo a mi viejita.
En lo que camino, solo veo mujeres caminando por allá y por acá, como si las fueran a inspeccionar y que tal si es eso. Y yo aquí como si nada.
—Oye, por qué están tan apresurados.
Le pregunto a una chica con bandejas en sus manos.
—El señor, viene hoy —dice y no se porque pero lo primero en lo que pienso es en Ibrahîm. Talvez por eso estuvo muy extraño.
—Gracias —digo y ella solo asiente.
Camino al cuarto de Ibrahîm, espero se encuentre. En lo que voy, comienzo a sentir una sensación extraña, siento como mi cabeza empieza a dolerme junto con una extraña sensación de asco.
Decido apresurarme, y tratar de no ponerle importancia al dolor.
Al llegar tocó primero, pero no escuchó que atienden, vuelvo a tocar, pero nada. Me adentro sin importarme nada y solo veo el cuarto completamente solo, bien arreglado.
—Seguro salió —me digo a mi misma.
Camino a la puerta, pensando en que Ibrahîm va a salir de cualquier lugar a detenerme como lo hacía antes, para que no saliera. En aquel momento demostraba enojo pero la verdad es que me gustaba que lo hiciera, sentía que me necesitaba, y eso me encendía.
Camino al cuarto de Tahira, talvez se encuentre haya, aunque no creo, pero bueno no cuesta nada intentar.
Antes de llegar, escucho como una tipo disputa.
Me acerco sin tocar a la puerta.
Al parecer se trata de Ibrahîm.
Acerco el oído para escuchar mejor —. Tienes que contarle —escucho a Tahira decirle a Ibrahîm muy alterada.
—No entiendes que no puedo, no quiero herirla —al escuchar sus palabras mis antenitas se encienden de inmediato.
—Ibrahîm... tienes que hacerlo, mi padre viene hoy y seguro te hablará sobre los preparativos.
—¡No entiendes que no! —Ibrahîm se exalta.
Y en ese momento, sin querer la vida me pega en la cara. Me tropiezo y pum, pego la cabeza en la puerta.
—¿Quien es? —escucho a Tahira.
Respiro profundo, y solo dentro como que si no hubiera escuchado absolutamente nada.
—Perdón, sin querer me tropecé y golpeé la puerta con mi cabeza —me excusó.
Me fijo que Ibrahîm relaja un poco el rostro —. ¿Nos estabas escuchando? —pregunta Tahira.
—No, claro que no yo apenas llegué —digo con los nervios delatando mi engaño, ¿por qué seré mala para engañar? Exhalo.
—Segura —dice Ibrahîm con tono preocupado.
—bueno solo escuche, lo que dijo Ibrahîm —digo.
—¿Que exactamente? —pregunta.
—Le dijiste a Tahira que entendiera que no, solo eso escuche —ellos voltean a otro lado como que si no hubiera sido bueno que yo hubiera escuchado —.¿Hay algún problema? Si quieren me retiro.
—No importa, ya terminamos con Tahira —dice Ibrahîm y Tahira solo asiente.
—¿Y que venías hacer? —pregunta Tahira.
—Estaba buscando a Ibrahîm —lo volteo a ver con una sonrisita fingida.
—Ya me encontraste —Ibrahîm me sonríe.
Me agarra de la mano y salimos de la habitación de Tahira, me queda viendo fijamente como si no me conociera.
—Sucede algo.
—No, nada solo admirando tu belleza, nada más.
Sonrió por la manera en como se expresa, es tan divertido. Y pensar que antes lo veía como alguien despreciable. Como cambien las cosas.
—¿Y para que me buscabas? —sonríe.
—Yo que no se que hacer —respondo por que es la verdad, no tenía ni idea de que hacer, ayudaría a las sirvientas pero a ellas como que no les agrado, piensan que soy una lagartona que me le vendo al jefe. Lo poco que me importa.
—No me convence —dice.
—No me importa lo que creas —digo poniendo una mueca, para después reír.
—Y por eso no me convences —dice riendo conmigo.
—Cambiando de tema. ¿Por qué no me dijiste que tu padre viene hoy?
Me queda viendo, y solo noto como su semblante cambia tan repentinamente, cambio de alegre a una de seriedad pura. Talvez tiene problemas con el papá, y por más que lo quiera ayudar él no me deja.
—No importa —me queda viendo serio.
—Pero a mi si, ¿que tal y me ve rondando por la casa como si nada, seguro me regaña?
Me queda viendo y una sonrisita se le dibuja en sus labios.
—Esta es mi casa y como tú estás conmigo ahora, también es tuya —dice amable pero se le olvida que lo nuestro no es nada oficial, aunque nosotros así lo queramos.
—Pero el señor Farûq no sabe eso, por si acaso se te ha olvidado —el sarcasmo deslumbra de mí.
—No pensemos en eso —Ibrahîm comenta —. Mejor hablemos de nosotros.
Sonrió.
—¿Como qué?
—Nunca hemos hablado de tu pasado —dice aliviando su mirada.
—Mi pasado no es algo de lo que me guste acordar —lo volteo a ver y solo frunce el seño.
—¿Sufriste mucho?
—Sufrir queda pequeño a lo que yo pase.
Me detiene y me queda viendo a los ojos —. ¿Te gustaría contarme?
Lo quedo viendo y solo pienso en que él ha abierto su corazón a mí, creo que es justo que yo haga lo mismo, no.
Asiento.
Me toma de la mano y caminamos por el pasillo.
—La gran parte de mi niñez la pase en un orfanato, donde la comida era escasa, habían momentos donde pasábamos días sin probar nada, las monjitas muchas eran buenas personas pero habían otras que te golpeaban, te humillaban peor que aún animal. Yo siempre le pedía a Dios que me ayudara, que me diera fuerzas, que un día me diera la oportunidad de salir de ese sufrimiento.
—¿Y pudiste escapar? —me interrumpe Ibrahîm, y yo solo volteo a otro lado porque en solo pensarlo me provoca ganas de llorar.
Asiento.
—Escapé, pensaba que todo iba a salir bien, que porfin iba a poder vivir una vida libre sin sufrimiento. Pero lamentablemente no fue así. Los días pasaban y andaba por las calles, pidiendo comida a la gente, muchas me la brindaban pero otras solo me veían con asco —la voz se me quiebra —. Escuche sobre un lugar que te brindaba un lugar para dormir, para pasar la noche. Cuando dentre a ese lugar estaba feliz, por que iba a dormir en una cama después de mucho tiempo durmiendo en los basureros. Pero lamentablemente se convirtió en un tormento, las personas del me brindaron una habitación, con cama, ducha y todo lo que necesita un cuarto. Pensaba que por fin mi sufrimiento iba a cavar —una lagrima recorre por mi mejilla.
—¿Quieres continuar? —Ibrahîm me apreta suavemente la mano.
—Sí —digo tomando aire —. Una noche cuando yo estaba durmiendo en la cama el señor que manejaba la administración del edificio, llegó a mi cuarto. Yo lo atendí, después de todo él era el administrador no podía negarle. Dentro al cuarto normal, quedo viendo todo, para después quedar fijo viéndome. Yo le pregunté que si sucedía algo pero él, solo me quedaba viendo. Y después solo dijo unas palabra que me atormentaran por siempre. 《Hoy vamos a jugar》 yo en ese momento no entendía, a que se refería, solo tenía como 13 años, pero cuando mire que se quitaba la ropa que traía, me alarme, me tomo del brazo y hizo que le tocara su... —mi garganta se atora por las palabras —. Me quito la ropa a la fuerza, yo no quería, tenía mucho miedo, forcejeaba por soltarme de sus agarre pero era clara la diferencia entre nosotros. Me dio un golpe en el rostro que hizo que quedara casi inconsciente, y después solo abusó de mí como que si era común para él. El día siguiente, salí casi corriendo del lugar, me dolía todo el cuerpo, me arrebataron mi virginidad, como si nada.
Cierro los ojos trato de no llorar, Siento que Ibrahîm me pega él y solo me abraza fuerte —. Tranquila, nunca volverás a pasar por algo así —su voz se entrecorta —. Ahora me tienes a mi y nada va a impedir que me separen de ti, mi reina.
Lo quedo viendo a los ojos y lo beso.
—¡Gracias mi rey! —digo y sonreímos como tórtolas enamoradas.
♧◇♡♤
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Hola chic@s
Espero les guste el capítulo.
¡Gracias por leerme! Sigan animando a las personas que escriben, porque un solo comentario de ustedes, nos devuelven la alegría en un momento difícil.
¡Los quiero mucho!
Hasta la próxima.
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