12. La chica de mis males
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¡Ibrahîm Farûq!
El hijo de una de las personas más importantes del gran país, Emiratos árabes unidos y heredero de una de las ciudades más lujosas del mundo.
¡Pienso que eso es pura mierda!
Desde que intentó sobrepasarse conmigo he sido una persona diferente, es un maldito imbécil que hizo que recordara lo miserable que puedo ser para las personas, ¡intento abusar de mi! Acaso le he dado señales de que soy una cualquiera.
Me he convertido en una persona indiferente, ahora lo único que transmito es nada, porque así me siento, como nada. Se que dije... que yo no dejaría que nadie derrotara mi iniciativa, mi cordura, mi poca felicidad. Es que hay veces que ni yo misma me entiendo he sufrido hasta violación y eso no me ha derrotado pero viene este infeliz medio trata de sobrepasar las cosa y ya me siento como una mierda. No se que pensó en el momento el cual me besó de esa manera y no se porque eso me hizo tanto efecto.
¡Y no de buena manera!
Preparo mi uniforme para ir al infierno mismo, estos días que pasaron han sido muy horribles para mí, el estúpido cuarto siempre esta patas arriba y siempre encuentro cosas quebradas y todo es un completo desastre, lo único bueno es que mi jefe ya no se encuentra en su habitación, ahora al parecer se levanta más temprano y yo solamente entro solo ha ordenarlo, desde aquella vez, la ultima vez que lo volví a ver fue cuando acababa de terminar mi turno de trabajo, yo estaba bajando las escaleras cuando él de repente paso por ahí, me vio por un corto momento pero después solo siguió, algo que le agradecí mucho.
Salgo de mi cuarto ya lista, solo para irme a la habitación de mi jefe, en otro sentido se ha de escuchar extraño, pero para mi ya es normal decir que voy al cuarto de mi jefe.
Algo que no comprendí fue lo de (haré lo posible para que me perdone) y que carajos le voy a perdonar, lo hecho, hecho está y yo solo soy una empleada más que trabaja para él, talvez lo detesto en este momento pero es algo que se me pasara rápido pero claro sin olvidar, yo nunca olvido, que más da después de todo yo solo soy su trabajadora.
¡Ya me empute!
《Tranquila Sophia, ya pasó, no te sigas atormentando por eso》
Me acerco al lugar de mi destino eterno, donde no se como escapar, donde soportar es la única solución, donde solo soy una simple masa de carne que utilizan para hacer y deshacer.
—Señorita ¿él señor ya salió de su habitación? —pregunto a una de las jóvenes que trabajan en esta área de la casa.
—No le sabría decir señorita.
—Esta bien, gracias.
Que importa, voy a entrar y si esta solo salgo rápido y ya, tomo la manilla de la puerta y la abro, veo a todos los lados y al parecer ya salió. Gracias a Dios. Me adentro y me fijo que hay un cuadro roto encima de la cama, me acerco y la tomo en mis manos, hay una familia, dos niños y una pareja se ven muy felices los cuatros, todos con sus túnicas árabes o como sea que se llamen esas cosas, nunca me dio por preguntar.
—Es mi familia —escucho a mi espalda.
Me asustó y doy un brinquito leve (que verguenza) —. Lo lamento señor —digo y trato de salir lo más pronto posible.
—Señorita Sophia, por favor no se vaya —dice cuando tengo ya mi mano en la manilla.
Cierro los ojos y lo primero en lo que pienso es en lo que sucedió —. Lo lamento señor pero tengo que salir —salgo antes de que diga algo.
No se si estuvo bien haberlo dejado así, al parecer no la está pasando bien, hasta puedo decir que me siento mal pero es que lo que hizo no se me pasa todavía y no me gusta estar en lugares incómodos.
♧◇♡♤
Ibrahîm Farûq.
Se fue y entiendo que lo haya hecho, lo que trate de hacer es algo que no se olvida de la noche a la mañana y aunque estoy arrepentido, no puedo sacarla de mi puta cabeza y lo único en lo que pienso es en sus labios, en su olor, todo de ella. Quien lo diría, uno de los hombres más poderosos cayendo por una de sus trabajadoras.
Estoy seguro que después de haberla hecho mía, me aburrirá y solo la dejaré, como siempre pasa pero ¿cómo lo haré? ¿con mis encanto? se que suena como si un hijo de puta engreído lo dijera pero que puedo decir, así soy yo, le guste a mi familia o no y ¿porque digo familia? Porque son los únicos que me importan.
Claro que haría todo con límites.
Me alistó rápido, estar en mi cuarto no es como que muy agradable hoy en día, solo me hace recordar lo imbécil que soy o el imbécil en el que me he convierto solo por una persona que ni siquiera conozco bien ¿será que así son los hombres?
No... o talvez si, quien sabe.
Lo que se es que a esa mujer me la tengo que quitar de mi mente lo más pronto posible, no puedo seguir pensando ella, seguro es como las demás al inicio se hacen las difíciles para que uno les ruegue, eso no va conmigo.
Salgo de mi habitación, y no volteo a donde se encuentra porque solo el ver su rostro me hace sentir cosas que necesito borrar.
Llego al despacho de papá y como siempre no está, solo pasa de viaje, bueno yo también pero mi padre vive de los viajes, es agradable pero también hay que estar con las personas que queréis, eso seguro es mejor. Talvez sea una mierda en ocasiones pero con mi familia siempre trato de ser el mejor.
—¿Que haces Ibrahîm? no me digas que quedaste en quiebra y ahora le robas a vuestro padre —dice Tahira chistosa.
—¡Ja que chistosa! no, solo estaba viéndo si mi padre se encontraba aún ¿porqué Tahira?
—Por nada es que te vi entrar y solo quise saber que harías, tu sabes una hermana que se preocupe por los intereses de su familia.
—A y que te guste el chisme no tiene nada que ver —digo.
—Pues fíjate que tenés toda la razón, me gusta el chisme y más si se trata de mi hermano —dice sonriendo.
—Como sea —digo cansado de esta conversación.
—Ibrahîm, hoy van a venir Zahida y Zafir a la casa y también una tal Rebecca amiga de ellos, si querés podes divertirte con nosotros.
Lo pienso y no estaría mal que me relajará un poco.
—Esta bien Tahira, pero nada de caer en coma.
Río.
—Bueno pues, de mi parte yo si me voy a divertir en grande.
—Si lo se, te conozco bien hermana.
—Bueno te dejo Ibrahîm —se acerca y me da un beso en la parte derecha de mi mejilla —. Adios —sale de la habitación.
Decido hacer lo mismo no tengo nada que hacer aquí. Me dirijo al gran salón, quiero relajarme y que mejor que tocar el instrumento que más me inspira.
Llego y me aproximo, me siento y veo cada tecla y imágenes del beso con Sophia se muestran en mi mente —¿Que me has hecho Sophia? —porque no puedo pensar en otra cosa que no sea ella, solo cuando estoy solo.
Trato de borrar toda imagen de mi cabeza.
Comienzo a tocar las teclas, dejo que mis manos hagan la magia de la cual hace que mi mente despeje cada minúscula desconcentración de mi, cierro los ojos y el beso viene a mi mente.
Me detengo —. ¿Qué putas me pasa?
me recuesto en las teclas del piano y pienso en que es, lo que me puede tener así, no se me ocurre nada, puede que sea la falta de sexo... ¿será? si, eso tiene que ser. En la noche de hoy, tengo que conseguir algo para quitarme esta ansiedad de mierda.
Me vuelvo a acomodar y comienzo a tocar el piano, esta vez más tranquilo, con la mente más despejada.
En eso la chica de mis males aparece enfrente mío.
—Señorita Sophia ¿qué desea? —porque carajos no cerré la puerta pienso.
—Me gustaría decirle algo —dice seria.
—Diga usted.
—Usted es una mierda completa, la cual nunca tendrá nada, solo más que la miseria y Soledad misma —dice.
Rápidamente me despierto, era un maldito sueño, si que estoy mal. Me levanto y lo primero que escucho es mi estómago rogando porque lo rellene de comida. Pido que me traigan algo de comer aquí al salón, me vuelvo a acomodar de nuevo en el asiento, ya no se ni donde estar, tengo pesadez, mi mente me la esta jugando muy en contra. Por que a mí me sucede esto, será que el mundo quiere que me cobre las tantas veces que me aproveche de mi posición, de las tantas veces que estuve con mujeres y lo único que hacía era votarlas y ya.
Estoy muy mal.
Mi empleada me tiene muy mal.
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