08. Fiesta, alcohol y mas
•8•
La música resuena por todas partes, la cantidad de personas que se encuentra en este sitio es exagerada, pero claro, cuando su anfitrión es nada más y nada menos que Zafir de la familia Habîb desborda la multitud, por suerte nosotros tenemos entradas exclusivas con muchas comodidades, con todo de la mejor calidad, alcoholes, vinos, comidas y mucha atención después de todo somos los hijos de las personas más importantes de Dubái, ¿algo más que queramos nosotros? ¡No! lo tenemos todo.
—Ibrahîm ven a bailar —dice Zahida la mejor amiga de mi hermana y la hermana de mi mejor amigo "el anfitrión".
—No Zahida, ahora no.
—Vamos no seas aguafiestas, sí.
—¡No, no tengo ganas ahora, talvez luego!.
—Bueno pero cuando quieras me dices, ok.
—Si yo te digo.
Es que no se cansa de insistir, por más que le diga que no, no entiende, hay momentos que me saca un poco de mis casillas.
Decido tomar un vaso con vodka siento que lo necesito con urgencia mi cabeza está que estalla, mi garganta grita al sentir el fuerte liquido que recorre por ella —Vamos Ibrahîm veniste a divertirte, no ha aburrirte —pienso y re-pienso.
Decido levantarme de la silla en la que me encuentro ya que toda la maldita tarde que hemos estado acá lo he desaprovechado. Me sacudo por inmedio de la gente, buscando con quien divertirme. Zahida no, no quiero que piense que después quiero algo con ella.
Visualizo a una chica delgada con una gran figura, pelo rubio, bailando al son de la música sus curvas van de lado a otro, me le acercó al parecer esta bailando sola.
—Hola —digo pegando su cuerpo con el mío su reacción fue de sorpresa pero sin molestia haciendo que me tranquilice ¡la he atrapado! bailamos casi pegados haciéndo que nuestros cuerpos tengan fricción entre ellos sintiendo el sudor recorrer por nuestra frente. Veo su rostro haciendo que quede perplejo, tiene un rostro hermoso, sus ojos igual que dos gotas de agua, más azules que el cielo.
Se voltea para poder visualizar mejor, se me queda viendo a los ojos compartiendo una sonrisa de timidez —. Eres muy hermosa —le comento haciendo que su risa desapareciera viendo directo a mis ojos en ese instante el mundo se detiene, quedamos así por un momento hasta que ella aparta su mirada de la mía ¿porque? —. Disculpa me tengo que ir —dice escabulléndose entre la gente.
Decido seguirla, cuando veo que va a cruzar la puerta de salida, la tomo del brazo, viendo su rostro de sorpresa —. ¿Que haces? —dice.
—Disculpa no te puedo dejar ir sin saber tu nombre.
Me mira por un momento —. No creo que sea necesario —comenta divertida.
—Por favor dímelo.
—Rebecca —dice soltando se de mi agarre y saliendo rápido de la fiesta.
¿¡Que fue eso que pasó!? ¿¡porque tuvo que ser tan rápido todo!?
Estoy confundido ¿porque se habrá ido tan de repente? Solo espero que no haya sido porque yo cometí un error, yo no lo creo.
Mejor me voy a donde están los demás, me fijo que Zafir ya llego y esta muy pegado de mi hermana, decido acercarme.
—Hola —digo.
Voltean y me quedan viendo como sorprendidos —. ¿Qué pasó? —digo haciendo que los dos estallen en carcajadas.
—¿Es enserio? —digo molesto.
—Disculpa es que verte tan sudado y alborotado me causa gracia —dice mi hermana —. ¿Que te paso hermano? ¿Te violaron o qué? —dice Zafir sin dejar de reír.
—Ja ja ja que chistoso no —digo con un tono sarcástico.
—Disculpa hermano, es que la única manera que te puedo ver así es ebrio y como no lo estas me causa gracia, sinceramente pensé que no ibas a venir, cuando Tahira me dijo que vendrías no le creí para nada.
—Bueno eso no importa, ahora tráiganme el alcohol, decidí que este día me divertire y eso es lo que haré.
—¡Asi se habla hermano! —dice Zafir gritando más feliz él que yo porque voy a beber.
El transcurso de la noche fue puro baile, alcohol, mujeres por doquier. Analice a una chica de tes un poco oscura con unos ojos color ámbar.
Me le acerco, bailamos los dos todos ebrios viviendo el momento porque seguro mañana no nos acordaremos de nada.
—¿Quieres ir conmigo a mi casa? —ahí va mi parte urgida por sexo actuando por si sola —. Contigo donde sea bebé —contesta haciendo que mi rostro se ensanche en una gran sonrisa.
La tomo de la mano para llevármela de un solo, mi cuerpo no aguanta y en eso veo a Tahira besándose con un baboso.
La tomo de la mano y la aparto del tipo con quien está. El hombre se me queda viendo molesto, lo que menos quiero ahora es pelear con un pendejo.
––Tranquilo es mi hermano —dice Tahira, haciendo que el tipo me quede viendo con sorpresa —. ¿Qué te pasa Ibrahîm? ¿Porque hiciste eso? —dice molesta —. Solo quería decir que ya me iba, pero descuida ya me voy, no llegues tan tarde.
—Si hermano... te amo —dice haciendo que una pequeña sonrisa se forme en mi rostro.
Decido salir de la fiesta con la chica sujetando mi mano, hago una llamada para que este todo listo en la casa para cuando llegue.
Sophia.
No, ahora no pienses en ella Ibrahîm, lo has estado haciendo muy bien como para que ahorita pienses en ella.
Tomo a la chica, la montó al vehículo tomando su cara con mis manos, besándonos con deseó y con ganas de llegar a la casa, se sienta encima mío, frotando su sexo con mi miembro ya endurecido, lo toma con su mano aún con mi ropa tapandole, trata de desabotonar el pantalón —. No, aquí no nena.
Seguimos en nuestro son de frotarnos el uno con el otro, sentir su parte bien humedecida me tiene al cien, mi pene no aguanta más, necesita que lo libere de su prisión, le comienzo a hacer masajes en su sexo recibiendo gemidos a todo oír, le tapo la boca chupandole sus exquisitos senos —. ¡No aguanto más! —dice en mi oído.
Tomo el volante y decido acelerar.
—Nene, maneja yo te ayudo a relajarte —dice con voz seductora aún sin comprender bien a que se refiere.
Concentrado en el camino, toma la cremallera de mi pantalón y lo baja —. Aqui no —digo.
—Tranquilo será rápido, y nadie se dará cuenta.
Dejo que siga con lo suyo, toma mi miembro con su mano asiendo unos movimientos para después introducirlo en su boca.
De mis labios expulso gemidos sintiendo el interior de su boca saboreando cada parte de mi miembro —. Eres excelente nena —digo entre gruñidos.
Le tomo con una mano el pelo mientras con la otra tomo el volante, me amarró el pelo en mi mano haciendo que las estocadas con su boca se aceleren a modo que sienta mi pene por completo—. ¿Feliz nena?
—Mas que feliz cariño.
Sonrió y dejo que ella siga con su trabajo de complacer mi tan erecto pene —. Eres tremenda sabes —Cuando siento que mis fluidos varoniles están por salir, la detengo, quiero que lo guarde para que después lo disfrute.
Al llegar a la casa mis sirvientes salen a recibirme, les señalo que no necesito ayuda ahorita de nadie. Le abro la puerta del coche a la chica, la sujeto de la mano para llevármela a mi cuarto mi pene ya no aguanta más, al adentrarnos a la casa la sujeto de la cintura y la pego a mí, introduzco mis manos por todas sus partes. Pienso en cojermela en una de las habitaciones que no utilizamos pero mejor decido que no ya que en mi cuarto está todo lo que necesito.
La trepó en mi cintura, comiéndole el cuello a mordidas, su olor sin duda es increíble, subo las escaleras que van directo a mi habitación, visualizo la puerta pero antes de entrar nos detenemos para quitar parte de nuestra vestimenta, me fijo mucho en su busto están gigantes, redonditos tal y como le gustan al abusador que en esta ocasion ese soy yo.
—Me quieres dentro ya nena —le digo comiendo sus pezones bien rosaditos de tanto que se los he chupado.
—Por favor cariño.
Abro la puerta de una estocada y lo primero que veo me deja asombrado 'Sophia' ella está en mi cuarto, a esta hora, tan tarde, que carajo está haciendo en mi cuarto.
Al verme sus ojos se abren por completo con cara de temor.
—¿Y esta quién es? ¿nos va a acompañar en la fiesta? No tengo ningún problema —dice la Morena.
Me siento enojado, yo tengo muy en claro que no me gusta que se entren a mi habitación a esta hora.
—No solo es la sirvienta —digo echando fuego.
—Lo lamento señor, pensé que vendría más tarde —dice Sophia.
—Que mal, me hubiera gustado tener un trío —interrumpe la Morena.
Me quedo viendo sus ojos marrones, está asustada. A mí también me gustaría tener un trío —pienso pero no lo digo.
—Ya se puede salir señorita.
—Disculpe señor no volveré a interrumpir sus aventuras —dice viéndome directamente con un poco de seguridad en si misma como si el miedo se le haya esfumado en ese momento.
—Mañana lo arreglamos señorita —digo, viendo como sus ojos me ven por última vez esa noche.
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