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Primer día de trabajo, Yoongi realmente no sabía que hacer, nunca trabajó en ese sector, miraba a todos lados buscando a alguien que lo pudiese ayudar, sí, sabía perfectamente que tenía a ese chico de pelo castaño en frente suya en su escritorio, pero no podía, algo le intimidaba de aquel, tal vez sea sus hermosos ojos, como sonríe hasta hipnotizarte o tal vez Yoongi solo esté siendo demasiado paranoico, pero seguía teniendo más que claro que a aquel chico no se le acercaba ni de broma.
Jimin no era tonto, desde el primer momento se había dado cuenta de la cara de confusión que su nuevo compañero tenía desde hace una media hora, había esperado por un llamado de aquel de ayuda, pero al saber que no se le acercaría, sonrió y se levantó caminando hacia el escritorio de aquel, decidido, aal llegar a este, se apoyó con sus manos en el escritorio, mirando el ordenador de este, observando que hacia, intimidando al más menor de piel pálida, Jimin, sonrió en su interior ante lo hermoso que se veía aquel chico todo avergonzado.
Realmente a cada segundo le estaba encantando aquel cada vez más, no podía dejar de mirarlo y agradecía tener esa oportunidad de confusión del pálido para poder estar cerca suya, agradecía poder estar a su lado.
–¿Necesitas ayuda? Te veo perdido -Dijo Jimin, mirando a este de forma incrédula, haciendo que Yoongi gruñese negando, pero claramente el mayor insistiría, así que se acercó más a este, mirando lo que tenía el pálido ya hecho.
El castaño se veía superior, cosa que al rubio le estaba comenzando a molestar, no le gustaba la gente que se creía más que el, iba a volver a contradecir a este, ya que Jimin había insistido en ayudarle, pero decidió que sería mejor la ayuda, necesitaba acabar aquello para dar la mejor impresión a su jefe.
– Sí, necesito ayuda, ya no insistas más... -Dijo Yoongi, el menor de ambos chicos, desviando la mirada y señalando el apartado de esos documentos donde se había atascado, Jimin sonrió victorioso, mirando aquello atentamente, tomó un bolígrafo, y a un lado en un papel en sucio, comenzó a escribir cosas mientras le explicaba a este.
Realmente Yoongi sabía que se había metido en la boca del lobo con ese trabajo, pero no tenía otra cosa para salir adelante, pronto tenía que pagar su alquiler asique necesitaba ese trabajo y el dinero, tenía que aguantar a ahora a: "ese idiota con cabello castaño ".
Sí, tal vez esté juzgando rápido, pero el es así, realmente con un comportamiento que no le guste, ya le cae mal, no espera conocerlo más despué de eso, aunque algo le atraía de aquel chico, claramente mayor que él, tenía algo a parte de que sea tan atractivo que hace que se te caiga la baba además de la ropa interior, bueno, a parte de eso, tenía algo que le llamaba la atención y quería descubrir que era, lo necesitaba.
Jimin ya en su escritorio, miró a el menor de vez en cuando mientras revisaba unos documentos, joder, sí que le interesaba ese pálido, lo veía hermoso, quería a ese chico perfecto para él.
– Oye, a la próxima que te pierdas avísame, no busques a otros, me tienes en frente, bonito... -Dijo Jimin, para cuando Yoongi le miró y conectaron miradas, el castaño le guiñó al rubio el ojo, haciendo a este último sonrojar, cosa que hizo que Jimin, sonriera satisfecho ya que había conseguido lo que quería.
– Vale, pero no me llames bonito, nos acabamos de conocer -Dijo un Yoongi molesto con aquel por haber causado un sonrojo así en el, además de sus acciones, realmente a Yoongi, le molestaba demasiado ese castaño.
Y por fin pasaron las horas, suficientes para que fuera la hora del almuerzo en el trabajo, Yoongi decidido a irse a la cafetería de la empresa, se levantó tomando su móvil y algunas cosas, pero Jimin se puso frente a el sonriendo ampliamente, impidiéndole el paso.
– Vente conmigo anda, bonito -Dijo el castaño y sin esperar una respuesta del contrario, cogió la mano de este llevándolo casi a rastras hacia la cafetería, ilusionado, por pasar tiempo con el menor, por necesidad de saber más de su pálido.
Ambos habían sentido millones de cosas, escalofríos, al haberse dado la mano el contacto había sido algo maravilloso para ambos, por más raro que suene, no querían soltarse, hasta el menor de ambos, Yoongi, se había sonrojado ante tales sensaciones y ante tal agarre de manos, Jimin, sonreía, feliz por las sensaciones.
Una vez llegaron a la cafetería, tomaron una bandeja poniendo en ella la comida que cada uno deseaba, al obtenerla se sentaron en una de las mesas libres, uno en frente del otro, el rubio mirando su bandeja y Jimin mirando al rubio, comiéndoselo con la mirada, cosa que el rubio notaba, por eso estaba tan sonrojado y su corazón latía a mil por alguna razón.
– Cuéntame de ti, bonito -Dice Jimin probando un bocado de la carne que escogió, haciendo un ruido de satisfacción ante lo bueno que le estaba a lo que Yoongi murió de ternura, ya que en esos momentos había alzado la mirada, y casi grita, sí, es muy exagerado pero es que el mayor se había visto demasiado tierno, hermoso.
– Pues...no sé que decirte, mmh, me gusta mucho la música, toco el piano y ah sí, me caes mal -Dice mirando a este, Jimin, casi se atraganta, ya que se rió a carcajadas por la sorpresa, esa acción hizo sonreír a Yoongi, al cuál su corazón no se calmaba, el corazón de Jimin estaba igual de acelerado.
El mayor se recompuso mirando a este, comenzando de nuevo una nueva charla, ahora con más confianza, no tanta, pero algo es algo después de todo, y realmente no querían que acabase nunca eso, no querían separarse del otro nunca, pero la hora de trabajar llegó de nuevo, causando que ambos vuelvan a sus escritorios, siguiendo con el trabajo pendiente.
Miradas entre ellos no faltaban.
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