Capítulo 16.
Editado: 04/ 03/ 2021
Primer día en la academia.
La mañana llegaba pacífica a la aldea de la hoja, el sol apenas daba pistas de su existencia y ya dos jóvenes con corte de tazón se preparaban para salir a su entrenamiento matutino entre sus estiramientos.
Luego de algunas vueltas por la aldea, el mayor de los Lee se encontraba alistando a su pequeño para su gran día, ambos estaban en la orilla de la cama y mientras el pequeño jugaba con un muñeco el mayor se encargaba de secar el cabello de su hijo con una amplia sonrisa en cara.
— ¿Qué tal te sientes? —cuestiona animado — ¿Emocionado? —se inclina en un intento de verlo —el ir con Gaara me hizo pensar que era hora de iniciarlo, —sonríe volviendo al cuidado del cabello —hablo de la academia, iniciar seriamente con tu entrenamiento ninja, además... —sonríe pensativo —si no mal recuerdo, tú habías dicho que entrenarías igual que Shinki, y aun nos queda saber si serás igual que papá o mejor.
El pequeño sonríe animado a lo que su padre se levanta del mismo modo hacia las ropas ya preparadas para su hijo, con una amplia sonrisa llena de orgullo el mayor de los Lee muestra el atuendo verde idéntico a su ropa de entrenamiento, ante eso el menor se levanta entusiasmado y se lo arrebata de un brinco para correr a probárselo; al salir extiende sus manos algo dudoso.
—Un poco grande... Mmm —menciona analizando entre el sujetar de su barbilla —quizá... ¿Ropa normal por hoy? Mandaré a arreglar el traje después ¿Te parece?
Luego de un rápido asentimiento la búsqueda por el atuendo perfecto da inicio. Entre el canto de las aves un fuerte ruido llenaba las calles de Konoha avisando que cierta familia ya iniciaba su mañana, corriendo por los pasillos Shikamaru y Shikadai avanzaban entre sus caras largas y bostezos huyendo de su casi reina que molesta empuña un cucharon de madera mientras los persigue.
— ¡A la cocina ustedes dos! ¡Ahora mismo! —deteniéndose lanzaba el cucharon causando que ambos Nara se agacharan y nerviosos tragaran grueso al ver la pala de madera enterrarse en la pared, ambos tomaron asiento mirándola ir por su cucharon — ¿¡Como es posible que cada mañana los debo despertar de la misma forma!? —saca el cucharon con dificultad — ¡Tienes escuela Shikadai! —le da un golpe en la nuca con su mano — ¡Y tú eres el consejero del Hokage por dios! —jala la oreja de su esposo.
Molesta exhala un suspiro dejandose caer en su asiento mientras inicia su comida sin mirarlos, el Nara mayor exhala un suspiro agotado de los regaños constantes de su mujer y sube la mirada hacia su hijo antes de iniciar con su comida.
—Por cierto... Lee me comentó que Metal iniciará en la escuela hoy, trata de mostrarle el lugar
—Si, si... —Dice sin ganas comenzando a comer.
Luego del desayuno los Lee salen de su hogar con la misma actitud positiva de costumbre; y apenas se ven llegar a la escuela el pequeño Metal observa la institución con algo de duda, pero tomando una respiración profunda aprieta los puños preparándose mentalmente para lo siguiente.
— ¿Metal? —sujeta algo dudoso el cabello de su hijo.
—Ha... lo siento papá —sonríe con tranquilidad —estaba distraído.
Niega divertido —Esta bien, ¿Quieres que te de un recorrido por la escuela? Así podrás acoplarte mas fácilmente al lugar.
—No, yo... —Dice dudoso mirando de reojo la institución.
— ¡Lee Kun! —grita una delicada voz.
Al regresar la mirada Lee se encuentra con su amiga ojiperla que tranquilamente avanza con su bebé en brazos y dos niños detrás de ella, Boruto es el primero en avanzar muy animado hacia el pequeño corte de tazón.
— ¡Hola! —lo abraza por el hombro — ¡Vamos, nosotros te enseñaremos la escuela! Shino sensei dijo que irás a nuestra clase así que... —sujeta su mano haciéndolo avanzar —tratemos de pasarla bien —sonríe animado.
— ¡No te metas en problemas Boruto! —pide su madre.
— ¡Ya escuche mamá! —Dice sin detener su andar.
Ambos adultos se miran entre una sonrisa mientras el pequeño Nara suspirando mirando como aquellos dos chicos van por delante, y luego de una leve reverencia hacia los adultos continua su andar muy por detrás de aquellos dos chicos.
— ¿Qué tal te sientes? —lo observa comprensiva.
—Mmm... —acercándose acaricia a la menor en brazos —no muy preocupado, supongo que es porque estaré a su alrededor durante el día.
—Si, —ríe —quizá sea eso, —lo observa sonreír animado hacia la menor — ¿Y con respecto a Gaara? —deteniéndose observa aquella sonrisa disminuir un poco —hace ya tres días que has vuelto, ¿Qué tal te sientes?
—Es... —trata de sonreír, pero es un intento algo fallido —bueno... —sonríe mas confiado —lo extraño —asiente observándola con alegría —no sabes lo magnifico que es estar cerca de él, fue...
Conteniendo su respiración muestra una grande y sincera sonrisa hacia la ojiperla que espera paciente por las siguientes palabras de su amigo.
—Fue estupendo, —expresa sonrojado —yo... realmente lo extraño Hinata —suspira decaído.
—Créeme, —sujeta su brazo —con el tiempo te acostumbrarás, pero bueno... —sonríe sujetando mejor a su pequeña —Naruto no está a kilómetros de mí, solo son... horas, —observa los pocos ánimos de su amigo —deberías hablar de esto con Temari, ella entiende mejor que nadie sobre una relación con una persona de otra villa.
—Es verdad, —Dice sonriente —quizá después hable con ella, gracias... —suspira con vergüenza —por preocuparte de nosotros.
—Gaara es como de la familia para nosotros —sonríe compasiva —y tú también lo eres Lee, así que simplemente no puedo evitar hacerlo.
Luego de despedirse el azabache se adentro en la escuela mirando de reojo como su pequeño hijo era arrastrado por todo el instituto de la mano del pequeño hijo de su amiga que mostraba el lugar con mucho entusiasmo, divertido veía como detrás de ellos Shikadai corría entre algunos bostezos y correcciones al rubio.
En la villa de la arena tres jóvenes ninja se adentraban juntos a su instituto andando sin mirar demasiado a su alrededor y dirigiéndose con paso decidido hacia su salón de clases, al entrar obtuvieron todas las miradas mientras se dirigían a los asientos de la parte trasera del salón.
—Shinki, —menciona la chica rubia — ¿Realmente nos convertiremos en los guardias principales de tu padre?
Asiente con confianza —Solo si nos volvemos unos Ninjas excepcionales —la mira de reojo —mi padre no romperá su palabra.
— ¿Y Metal y Shikadai? —cuestiona el de mascara.
—Ahora mismo deben estar en su academia al igual que nosotros, Metal es dos años menor, pero me ha prometido que entrenará duro.
La chica rubia mantiene su mirada sobre ese chico pelinegro que observa con calma las ventanas a su lado, y entre un suspiro se saca los cascos llamando la atención del azabache a su lado.
— ¿Te agrada? —cuestiona con firmeza.
—Si... —Dice sin mas.
—Genial —asiente con una sonrisa colocándose los cascos —a mi también... y es tan lindoo.
Ante tal respuesta el azabache se sonroja bajando la mirada sobre su escritorio, no solo estaba avergonzado por el comentario final de su amiga... también por decir las cosas con tanta sinceridad hacia ella, ya que normalmente era de guardarse todo para él. En la villa de la hoja Boruto se encargaba de presentar a su pequeño amigo con los niños que conformaban su clase mientras lo sujetaba por los hombros poniéndolo delante suyo mientras lo apuntaba.
— ¡Oigan todo! ¡Este es Metal, es hijo del profesor Lee y será nuestro nuevo compañero! —abrazándolo por el hombro se queda a su lado — ¡Si alguien lo molesta se las vera conmigo!
Exhalando con cansancio una azabache de lentes dejaba su conversación de lado para mirar al frente al pequeño chico que moría de vergüenza intentando huir del rubio que no paraba de hablar y amenazar, llena de molestia y decepción se puso de pie bajando las gradas hasta tomar la mano del pequeño chico para apartarlo del rubio al cual tomo con fuerza por el cuello de la camisa.
—Déjalo en paz Boruto.
Todos volvieron a lo suyo mientras la joven llevaba consigo al pequeño niño hasta estar frente a sus amigas, con una sonrisa tranquila la chica arreglo sus gafas y tendió su mano al azabache que avergonzado agachaba levemente la cabeza estrechando su mano.
—Soy Sarada, —inclinándose levemente busca su mirada —un gusto conocerte.
—Me... Metal Lee —Dice entre dientes.
Ella sonríe haciéndole señas para tomar asiento a su lado, el pequeño traga grueso y entre su inquietud toma asiento a su lado mirando como el rubio que lo guiaba avanzaba a ellos con molestia; Sarada sonríe animada tomando el brazo de su amiga morena para dedicarle una seña de amor y paz al pequeño corte de tazón.
—Ella es Chouchou, es mi mejor amiga —explica tranquila — así que no dudes en venir a nosotras si... —acercándose cubre su boca para susurrar —Boruto te sigue molestando.
El menor de los Nara por fin se hace presente y tomando el brazo de Metal lo hace levantarse para abrazarlo por el hombro mientras les dirige una sonrisa socarrona a ambas chicas.
—Lo lamento, pero definitivamente es de los nuestros.
Sonriendo altanero se abre paso a la azabache retándola con la mirada —Es un chico por lo que...
— ¡No puedes simplemente marcarlo como tuyo! —Expresa molesta levantándose —si él lo decide bien puede venir con nosotras cuando ya no pueda soportar sus tonterías.
Y de ese modo una nueva pelea da inicio en el aula causando que el pequeño Metal se encoja aun mas nervioso que antes, inquieto miraba a las chicas pedir por él mientras los chicos lo jalaban a su lado. En la oficina de maestros se ve terminando la reunión matutina, todos toman sus horarios en mano junto a sus papeles disponiéndose a salir para iniciar su labor.
—Oye Lee... —sujeta su brazo con una sonrisa.
— ¡Ha! —sonríe animado —profesora Anko, buenos días —da una reverencia.
Rodeándolo por los brazos comienza su andar — ¿Qué te parece tener a tu hijo en la escuela?
—Estoy bien, aún no han iniciado las clases, pero es un alivio que no haya venido a pedir por mi ayuda hasta ahora.
— ¿Le has dicho que haga eso? —cuestiona sorprendida.
— ¡No, no, claro que no! —nervioso eleva las manos —pero es muy... —suspira abrumado —él es muy vergonzoso cuando se trata de conocer a gente nueva, pensé que quizá haría algo por el estilo.
—No lo creo, —Dice calmada dando una palmada en el pecho del azabache —debe tener los genes Lee, pero bueno, —se aparta sonriente —me iré adelantando —abre la puerta de su clase —ya veremos si tu hijo tiene problemas.
Las clases daban inicio con todos los niños en su asiento, entre dibujos, tomar breves apuntes y además de ayuda extra para el pequeño azabache que iniciaba en un grado superior al suyo, llego la hora de receso; todos habían salido al jardín principal para tomar sus almuerzos y luego jugar, el pequeño Metal sonrío mirando llegar a su mejor amiga y enseguida elevo la mano para llamar su atención.
— ¡Tía Tenten, por aquí!
La mayor atendió con prisa al llamado tomando camino hacia él y tendiéndole rápidamente su bentou, tomando asiento abrió rápidamente su caja de almuerzo sin percatarse de las miradas que se dirigían sobre él, sus compañeros admiraban con ternura al pequeño mientras otros solo se sorprendían al mirarlo sonreír con mucha mas tranquilidad.
— ¿Y que tal te esta yendo en clases? —cuestiona sonriente — ¿Todo bien con ello? ¿Está siendo difícil?
— ¡No, para nada! La profesora me ayuda con lo que no entiendo, y Sarada chan también me ayuda mucho.
— ¿Sarada? —inclina su cabeza sorprendida — ¿La hija de Sakura? Me han contado que es muy aplicada, básicamente como su madre de pequeña.
El pequeño asiente entre su comida, y ante aquello ella comienza a buscar a los hijos de sus amigos con la mirada no tardando en encontrar a la pequeña que los mira con curiosidad.
—Tía Tenten, ¿Qué tal te va con tu chico?
— ¿He? —parpadea sorprendia —Bi... bien, bien —asiente avergonzada —es muy dulce y considerado, hemos tenido un par de citas y solo me he dado cuenta de que congeniamos aun mas de lo que pensaba.
— ¡Que bueno! —Dice con alegría —me gusta verte feliz tía.
—Es cierto... —menciona pensativa —aun no te he preguntado, ¿Cómo te fue en tu viaje a Suna?
— ¡Fue muy divertido! ¡Mi maestro Shira es el segundo mejor en Taijutsi, y me contó sobre la vez que lucho contra mi padre!
—Shira... —sonríe ante el recuerdo —recuerdo eso... —ríe —fue difícil de pasar, pero con Neji y Lee —sonríe nostálgica —bueno... logramos avanzar, dijiste... ¿Qué fue tú maestro?
—Si, el Kazekage le pidió que nos diera unas clases, entrenamos duro con él, —toma un sorbo de té —fue divertido e hice tres amigos.
— ¿Tres? —Dice con sorpresa —vaya... —sonríe ampliamente —es un número realmente grande.
—Si... —expresa ilusionado —Yodo es muy buena, aunque siempre finge ser muy ruda con los mayores ¡Y Araya! ¡Araya es tan vergonzoso como yo! Es por eso que nos llevamos muy bien —sonríe avergonzado —y Shinki kun... —amplia su sonrisa —él también tiene su lado bueno, siempre me da ánimos y me invita a ser mejor, él es increíble.
—Parece que realmente te agrada mucho —Dice entusiasmada.
Con un asentimiento por fin termina con su almuerzo y le cede los trastos a su tía que alegremente los guarda; a su espalda Sarada y Chouchou se acercan y con cortesía saludan con una reverencia para luego tomar asiento en silencio mientras Metal continua platicando a su tía sobre su día a día en Suna, al despedirse Tenten ambas chicas miran curiosas al menor.
— ¿¡Realmente fuiste a Suna!? —cuestiona muy interesada la de lentes —mi mamá me contó que las noches entre las tormentas de arena son terroríficas.
— ¿Hay chicos lindos en Suna? —cuestiona la morena soplando hacia su flequillo —los del rayo no son la gran cosa.
Divertido sonríe hacia ambas —Las tormentas de arena pueden ser espeluznantes —asiente —pero no siempre es de ese modo la noche, aunque sí hace mucho frío.
Las pequeñas sonríen emocionadas ante aquellas palabras y luego de mirarse entre sí con entusiasmo se giran hacia él esperando mas historias o palabras suyas.
— ¿Y los chicos? ¿Y los chicos? —insiste con mucho interés la morena.
—Mi hermano mayor, Shinki es muuy guapo, —su sonrisa se borra al ver la duda de las chicas —según Yodo... —musita apenado —además dice que Araya tampoco esta nada mal...
— ¡Wow! —agita a su amiga por los hombros — ¿¡Has escuchado eso Sarada!?
—Si, si... —la aleja divertida —Oye Metal... —se gira a él llamando su atención — ¿Qué mas has visto? —pensativa baja la mirada y la sube con rapidez —las arenas de entrenamiento ¿¡Como son!? —cuestiona entusiasmada.
—Bueno... —menciona con vergüenza para levantarse de un brinco — ¡Son geniales! ¡Hay un entrenador personal que crea obstáculos con la arena para tu entrenamiento personal! ¡Y el invernadero de Suna también es muy fantástico! ¡Hay flores que jamás había visto antes y...
El pequeño comienza a moverse excesivamente con cada gran recuerdo de aquella villa que nadie mas conocía, y mientras hablaba con total seguridad los chicos y chicas comenzaban a reunirse a su alrededor para escuchar su increíble salida de la villa; su vergüenza no se presentaba demasiado, pero ya eran tantos los ojos sobre él que los nervios comenzaron a hacer lo suyo haciéndolo dudar y sonrojarse de sobre manera; en la lejanía del jardín un azabache de coleta se percataba de aquel cambio en el habla y expresiones de su amigo, Shikadai avanzo sin más hasta sujetarlo del brazo y sacarlo de aquel lugar; todos los niños comenzaron a retirarse con la boca llena de aquellas historias que el menor les había contado mientras que Shikadai se detenía mirando al pequeño con la mirada sobre el suelo; suspirando rodea los hombros del pequeño recargándose de su cuerpo.
—Si no quieres estar con ellos solo debes alejarte Metal... —lo observa de reojo —diles... que tienes algo que hacer o solo inventa cualquier excusa.
—Eso es... —Dice apenado —muy descortés.
—Bueno... —sonríe compresivo —es mejor que desmayarte frente a ellos, ¿Qué hubieras hecho si más de ellos se acercaban?
El sonrojo lleno sus mejillas mientras su mirada iba al suelo y sus manos apretaban su ropa con incomodidad y pena, Shikadai suspiro sin remedio, y solo palmeo su hombro para guiarlo al interior de la escuela.
—Solo me preguntaba... —nuevamente lo mira —Acaso... ¿Te gusta más Suna? —separándose lleva las manos a sus bolsillos —solo digo, allá parecías tan feliz, y al igual que aquí a esa gente no la conocías de nada.
—Lo hice por Gaara san, —confiesa a lo bajo —papá realmente tenía ganas de verlo así que traté de concentrarme solo en la gente que mi padre y Gaara san me presentaban.
—Pero... ¿Te gusta más? —detiene su andar.
El pequeño sube levemente su mirada y entre su pensar solo da un asentimiento, Shikadai pensaba hacerle mas preguntas, pero la campana le impidió seguir con aquella búsqueda de información, el azabache no sabia la razón pero comprendía que como él sospechaba a aquel chico le gustaba mas la villa de la arena. La hora de salida por fin llegó para la felicidad de los niños, los alumnos del instituto salían a toda marcha en espera de sus padres o madres mientras otros seguían sus caminos en grupo hacia sus hogares; al salir rápidamente Shikadai captó a su madre que tranquilamente platicaba con otros padres, su mirada regreso sobre su amigo Boruto que jugaba alegremente con el pequeño niño nuevo mientras los padres seguían en sus platicas, antes de volver con sus amigos se percató de la presencia del profesor Lee que se despedía de algunos niños y le pedía un momento a su pequeño para dirigirse hacia...
—Haa... Temari san, ¿Estas libre para tomar una bebida?
—Si... —contesta sorprendida —si, claro.
Los hijos de ambos fueron llamados, con todos listos su camino inicio mientras les preguntaban a los menores sobre su día en la academia; finalmente se vieron llegando a una casa de té, Temari se encargo de pedir por ambos mientras Shikadai se encarga de distraer al mas pequeño notando la incomodidad entre ambos padres.
—Pero... —menciona dudosa — ¿Qué pasa Lee?
—Es que... me encontré con Hinata por la mañana...
—Um... —asiente — ¿Y...? —espera dudosa.
—Me preguntó sobre el como me siento con respecto a tú hermano.
Sorprendida cambia su mirada por una más comprensiva, ambos niños miraron de reojo ante la tristeza e incomodidad con la cual parecía hablar el azabache.
— ¿Y qué pasa con ello? —suspira mirando por la ventana —Yo también me sentía triste luego de convivir con él... siempre me muestro ruda y muy fuerte a su lado —cubre su boca con vergüenza —pero cuando estoy a solas con él es diferente, sentía que me hacia mucha falta cuando estábamos alejados, de verdad lo... —busca su mirada con sinceridad —lo echaba mucho de menos.
El corte de tazón comprendió que aquella chica se referia a su esposo, y solo dio un asentimiento ante su confesión sintiendo como el aire comenzaba a sincerarse y sentirse mas calmado y llevadero; con un suspiro decidió poner las cartas sobre la mesa.
—Hace poco que nos vimos y aun así lo hecho mucho de menos, quizá... porque se que... no nos podremos ver pronto —Decía decaído.
—Te comprendo, —sonríe —yo sentía lo mismo, además... se le veía muy feliz a tú lado, por eso estoy preocupada.
— ¿De qué? —cuestiona sorprendido.
—Seamos sinceros Lee...
—Su té —Llega con una sonrisa.
—Gracias —pronuncia con una sonrisa.
Suspirando se gira hacia su hijo al igual que el mayor, ambos colocan el azúcar en el té de sus pequeños mientras la muchacha coloca unas galletas para los menores y anuncia su retirada, Temari suspira apenas termina con lo suyo para volver la mirada al hombre delante suyo.
—Sus ánimos deben estar por los suelos, —Dice con tristeza —tú quieres verlo, y él... es seguro que te extraña del mismo modo o aun más, a mí me ayudaba mucho la compañía de mis hermanos, ellos eran una excusa para no pensar en Shikamaru, pero... sigue siendo igual, por las noches cuando todo era silencio lo único que podía hacer era extrañarlo y... pensar en él.
El sonrojo en sus mejillas se hizo presente, había dicho todo aquello tan sinceramente que le había avergonzado, ella jamás le había mostrado esa cara suya a nadie mas que ha sus hermanos, claro, a excepción de su esposo.
—Yo, Temari san... —la mira directo —nunca soy de pensar a futuro, vivo en el ahora y saco el mayor fruto de ello, pero... mi mente no ha dejado de pensar en ello, no quiero que solo él se martirice con estos pensamientos, —suspira desanimado —no podemos estar de este modo para siempre, quisiera tenerlo cerca justo ahora, ¿Cómo podría soportar toda una vida así?
Con una sonrisa la rubia sujeta las manos desesperadas de aquel joven dándole apoyo; el menor de los Lee baja la mirada un poco desanimado mientras intenta comprender todo lo que hablaban los mayores de aquella mesa, por su parte Shikadai los miraba de reojo uniendo los puntos en su mente.
—Estas... ¿Pensando en irte?
Ante tal pregunta el azabache regresa la mirada a su hijo que enseguida comienza a mirar el videojuego del Nara fingiendo desinterés en la plática de su padre.
—Él debe estar pensando esto también, pero yo debería tomar esta decisión... —suspira abrumado —es el kazekage, tiene tantas responsabilidades y además... él ama cuidar de su pueblo, no sería capaz de obligarlo a venir.
—Estoy segura de que no lo obligarías, él lo haría por su propia cuenta.
—Pero sería porque se siente obligado, —cierra los ojos con desgane bajando la mirada —toda mi vida crecí en esta aldea, conozco los alrededores como la palma de mi mano, —sube la mirada a ella —conozco a la gente y... ahora tengo un hijo, un trabajo y... un hermano que buscar, yo...
La mujer se vio sorprendida por el ultimo comentario del hombre, pero aun ante su curiosidad lo dejo continuar con lo que decía.
—Se que Gaara dejara todo por mis cosas, no querrá que abandone todo por él.
—Vaya, —sonríe alegre —le has puesto cabeza.
Su burla fallo pues aquella mirada culpable y triste no abandono el rostro del azabache que solo suspiraba decaído.
—Pero todo lo que él hace es mucho mas importante que... esto... y yo...
—Lee, —sujeta su mano con calma —tú lo has dicho, él esta pensando justo en eso —cruzándose de brazos se recarga de su asiento —yo no puedo hacer nada justo ahora, esto es algo que ustedes deberían hablar juntos, tú y él... —observa al pequeño —junto a sus hijos.
El joven bajo la mirada y asintió con desgane mientras ella le pedía esperar al menos hasta la siguiente festividad para la cual el Kazekage asistiría a la villa; a su lado los pequeños pensaban por su parte en como ayudar a aquellos tristes adultos que se agobiaban cada vez más con el paso de los días.
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