Prólogo
Orario, la ciudad del laberinto, famosa por el misterio que se encuentra debajo de ella.
La ‹Dungeon›, escenario protagonista de un sin fin de anécdotas contadas por aquellos exploradores de sus pasillos.
Aquellas personas llamadas aventureros.
Personas bendecidas por la gracia de los dioses.
Deidades que descendieron en busca de un final para su eterno aburrimiento.
Esta historia comienza con el nacimiento de un pequeño niño, heredero de las dos ‹Familias› más fuertes jamás creadas.
‹Zeus Familia›, una familia llena de hombres portadores de una fuerza inconmensurable, liderados por aquel famoso Dios Zeus.
Y ‹Hera Familia›, la Familia más fuerte de todas, una con miembros mujeres en su totalidad, bajo la gracia y protección de la Diosa Hera.
Una guerra estaba a punto de estallar entre ambas Familias.
Pues el hijo de los miembros favoritos de cada facción había nacido.
La decisión de a qué Familia se uniría y se quedaría con el niño era algo que no estaban dispuesto a negociar.
— Oigan... En serio pueden no pelear... Solo por hoy...
Hablo la madre del pequeño recién nacido con su bebé en brazos.
— Hermana no hables, guarda tu energía.
— Alfia tiene razón pequeña, debes guardar tu energía y tú Zeus, fuera de mi sede – Reprochó la diosa.
— ¿¡Ha!? De por sí dejamos que el niño naciera aquí, ¡No nos puedes correr así porque sí! – Grito el dios.
— ¡Oigan! ¡Ya basta!
Grito el ojirojo a todo pulmón, robando la atención de los presentes.
– ¿¡Acaso no ven que Meteria-chan quiere descansar!?
Todos dirigieron su mirada hacia la exhausta peliblanca, quien a duras penas se podía mantener consciente.
– Además, no deben hablar de nuestro hijo como un objeto.
— Cierra la boca, desgraciado dependiente de Zeus.
— Alfia... Por favor... Para...
"Normalmente no suele llamarme por mi nombre... Solo me dice hermana."
Pensó la joven mientras relajaba su semblante, volviendo nuevamente al silencio.
— Alfia-san, lamento si te cause algún daño, pero yo en serio amo a Metería-chan.
— Apuesto a que la dejarías por cualquier insinuación de alguna mujer.
— B-Bueno... El camino del harem siempre será mi principal opción, tehe~
— Eres un hijo de perr...
— ¡Hermana! – Interrumpió Meteria.
— Ugh...
— Se que el bebé es un recién nacido y probablemente no recordara nada de esto, pero no me quiero arriesgar a qué su primera palabra sea algo tan vulgar.
"Oh oh... Se enfado." – Pensó Alfia con temor.
– ¡Así que ya basta! ¡Paren de discutir! ¡Se lo digo a ambas ‹Familias›!
"Bien..." – Dijeron los presentes al unísono.
— Bien, ya no discutiré con esta diosa tan testaruda.
— No eres quien para hablar Zeus – Reprochó la deidad con voz de odio.
— Por cierto... ¿Ya pensaron en un nombre?
— Bueno... La verdad es que se nos olvidó, jeje... – Dijo el padre despreocupadamente.
"¿¡EHHHHH!?"
— ¿¡Cómo olvidaron algo tan básico!?
— Es que realmente solo quería que él naciera para poder tenerlo en mis brazos... – Dijo la ojiverde con una sonrisa.
— Y yo estaba muy preocupado por su bienestar – Abrazando a su mujer e hijo.
"¡Tuvieron nueve meses!"
Siguieron gritando los presentes.
— Por los dioses hermana... ¿Acaso no te das cuenta de la importancia de ese bebé?
— Así es, el sin duda llevará el peso de nuestras dos ‹Familias› en sus hombros – Añadió Zald.
— Hermana, no es una exageración cuando decimos que él será la campana de esperanza que nos guíe en nuestro camino.
— ¿Campana...? – Susurro la peliblanca para sí misma.
— Por mí, pequeña será mejor que lo pienses bien, de momento debes descansar, todos deben descansar, recuerden que partirán a la última de las tres misiones mañana – Dijo la deidad con gracia y elegancia.
"¡Si!"
Gritaron con entusiasmo.
Era una noche de luna llena, cuando nos reunimos por el nacimiento de mi hijo.
Después de ver mi condición y el rostro de mi pequeño, se fueron a descansar alegres, pues el día de mañana, partirían a su tercera gran misión.
Las primeras dos grandes misiones, fueron superadas con éxito, las historias que llegaron a mis oídos desprendían heroísmo.
La confianza de que superarían está tercera con esa misma facilidad era tan grande, que en ningún momento llegamos a pensar...
Que la luna llena de esa noche sería testigo de la última reunión de ambas ‹Familias›.
X.X.X.
La noticia llegó junto con los únicos dos sobrevivientes de esa masacre.
Mi hermana gemela, una poderosa maga de level 7, conocida como el talento hecho persona.
Y Zald, un solado de primera fila de level 7.
Jamás olvidaré las expresiones en sus rostros...
Esas caras llenas de desolación.
Alfia siempre fue una persona muy serena y silenciosa, sin embargo, era capaz de hablar con normalidad, aún si usualmente solo lo hacía para regañarme a mí o a los hombres que estaban detrás de nosotras y nuestras compañeras.
Sin embargo, no ha dicho ni una sola palabra desde que llegó del campo de batalla.
Ya han pasado cuatro semanas desde aquello.
Zald-san al igual que mi hermana, era alguien sereno y por lo usual calmado, pero siempre trataba de mantener una conversación, aún si esta constaba de pocas palabras.
Pero... Ahora solo habla si alguien le dirige la palabra, o si la comida ya se encuentra lista, sin duda el brillo de sus ojos desapareció.
"El desayuno está listo."
"Hablando del rey de roma"
— ¡Voy!
"¿Quieres que te ayude?"
— No, no te preocupes, Alfia está conmigo
"Está bien, las espero abajo."
— Bien... Alfia podrías...
Ocurrieron algunas cosas desde el nacimiento de aquella persona que fue la esperanza de nuestras Familias alguna vez.
Después del parto de mi hijo, quede paralitica por un daño permanente en mi columna.
Sin embargo, realmente no me arrepiento de haberlo tenido, además Alfia siempre es muy bondadosa conmigo, eso me hace sentir realmente feliz.
— ...
Aún sin decir ni una palabra ella me cargo hasta mi silla de ruedas, en donde comencé el pequeño recorrido hasta el comedor junto a mi hermana.
Al llegar a la mesa, pude ver al dios Zeus sentado en una de las sillas observándonos llegar con una gran sonrisa.
— Si que es genial poder observar a dos bellezas tan temprano por la mañana.
— Zeus-sama, por favor compórtese, lo siento Meteria-san, debes aguantar este tipo de comentarios a diario.
Zald-san me dirigió una pequeña disculpa por las acciones de su Deidad, sin embargo, era algo que realmente no me molestaba.
A decir verdad, admiro a Zeus-sama, él nunca lo dice, pero esconde todo su dolor detrás de su sonrisa y comentarios, la muerte de sus hijos es algo que realmente lo marco.
Pero aún con todo ese dolor en su corazón, el mantiene el ambiente lo más "normal" posible para que nosotros nos sintamos un poco mejor.
— No tienes nada de que disculparte Zald-san, no me molestan, de hecho, son un tanto halagadores.
— Así es, ¿ya viste Zald? A Meteria-chan le gustó JA, JA, JA.
— No, yo nunca dije eso – Chibi.
Pasamos el desayuno mejor que los primeros días, Zald-san poco a poco se acercaba más a lo que era antes, aquel hombre amigable y confiable.
Todo iba bien, pero...
Lo sabía.
Sabía que no me quedaba mucho tiempo, cada vez tengo más sangre en mi boca, sé que todos ya se dieron cuenta de ello, pero aun así intentan ignorarlo para no hacerme sentir mal.
En serio los quiero por eso.
Pero ya es algo que no se puede ignorar.
"Ya regresé".
— Bienvenida, Hera-sama – Dije con una sonrisa.
— Hola pequeña.
Estirando suavemente su mano, comenzó a acariciar mi cabello con elegancia y calidez.
– Hola Alfia.
— ...
Mi hermana se levantó de su silla para después irse a nuestra habitación, no sin antes hacer una pequeña reverencia ante el saludo de nuestra deidad.
— Ya veo... Aún no lo supera.
— Por favor téngale paciencia, ella siente que la defraudo a usted y a nuestra ‹Familia› desde que no pudo salvarlas, es por eso que no puede estar frente a usted sin sentirse culpable...
— Lo entiendo... Es solo que como su diosa me duele verla de esa forma y no poder ayudarla.
— Ya se le pasara, por el momento hablemos de la razón por la que fuiste a Orario – Hablo la deidad con seriedad.
— Sigues siendo un desgraciado, no me permites hablar de mi ‹hija›.
— Tendrás mucho tiempo para eso después, pero ahora debemos concentrarnos sobre nuestra situación.
La razón de la tensión en las palabras del Dios del trueno era la misma por la cual ya no vivíamos en nuestra sede...
La ‹Familia Freya› junto a la ‹Familia Loki› arremetieron nuestras Familias inmediatamente al enterarse de lo que había ocurrido con los miembros de nuestras facciones.
Ambas diosas deseaban el poder, sobre todo la diosa Freya, quien siempre quiso ser la emperatriz del mundo.
Mi hermana y Zald se encontraban muy malheridos como para evitar que ocurriera.
Sin otra opción, nuestras deidades fueron obligadas a aceptar un ‹War Game›.
Aquel juego creado para entretener al público, un duelo de diferentes dinámicas entre ‹Familias›.
La Familia perdedora tiene que obedecer todo lo que decrete la Familia ganadora.
Prácticamente no contábamos con miembros para participar, así que tuve que representar a ambas Familias.
Nos cedieron la "ventaja" pues solo Ottar pelearía, aún cuando tenían derecho de usar a todos sus miembros.
Sin embargo, mis intentos por ganar eran absurdos.
Mi fuerza era inclusive más baja que la de un ser humano sin la bendición de una deidad.
¿Qué podría hacer una invalida frente a un aventurero de primera clase?
La respuesta era nada.
No pude hacer nada.
Debido a que Ottar era un hombre honorable, termino conmigo con un simple golpe detrás de la nuca para evitar causarme lesión alguna.
Y sin tener más opción, nuestras deidades decidieron ceder ante las peticiones de las diosas después de ese ‹War Game› sin sentido y sin oposición.
Pero entiendo por qué querer disfrazarlo con ese "juego", pues así la ‹Familia Astrea› no sería capaz de impedir tales actos.
Tuvimos que irnos a un pueblo en las afueras de Orario, mientras todo se arreglaba.
El día de hoy fue la última reunión, en dónde se discutirían los decretos realizados.
— Paso lo que sabíamos que pasaría, a partir de hoy nuestro exilio es permanente.
— Qrg... ¡Esa maldita Freya y su cuerpo esculpido por los mismísimos ángeles!
— La estas insultando o alabando... – Cuestiono la deidad con enojo.
"¡Bua! ¡Bua!"
— ¡Ah! ¡Mi bebé se despertó!
— Espera pequeña, yo te llevo – Comenzando a mover la silla de ruedas.
La casa no era tan grande, contaba solo con un piso, por lo que tuvimos que dormir juntos.
Mi diosa tenía su propia habitación, era la más pequeña de la casa, pero era la única con privacidad.
Zard-san dormía en la misma habitación que Zeus-sama.
Mi hermana y yo dormíamos en la misma habitación, en cuanto a mi pequeño...
Su cuna estaba en nuestra habitación.
Al entrar pude ver como Alfia observaba a mí bebé con una mirada asesina en su rostro.
— ¡E-Espera Alfia! Ya lo calmo jajaja... – Dijo nerviosa.
Mi hermana realmente odiaba el ruido, detestaba el llanto de mi hijo con todo su ser, incluso estoy casi segura de que los ojos de mi hijo la hacían enojar mucho...
Ella nunca acepto a su padre, aquel hombre que robo mi inocencia y corazón.
Él era alguien realmente pervertido e impuro, sin embargo, también era alguien sumamente amable y alegre, sus compañeros sabían de esas dos cualidades de él, por eso lo quería tanto, aun así su mala fama de pervertido predominaba en Orario, por lo que nadie de mi Familia lo aceptaba.
Pero yo siempre pude ver dentro de él, esa amabilidad y alegría me cautivaron junto con todos sus intentos de meterse a nuestra sede solo para hablar conmigo.
No le importaba que siempre terminara electrocutado, quemado o inclusive congelado, él siempre venía todas las noches a verme con una gran sonrisa.
Hubo una vez en que mi hermana le rompió tres costillas y él se puso a gritar cuanto me amaba con toda la potencia que sus pulmones le permitían, mientras estaba en el suelo llorando por el dolor.
Detestaba el dolor y siempre huía inmediatamente cada vez que había peligro.
Era un cobarde, pero para mí...
"Él era el cobarde más genial de todos".
Él único recuerdo que tengo de él, son los hermosos ojos carmesí de mi niño.
— Se parece mucho a ti, Meteria.
— Sí, realmente nos parecemos mucho, pero lo más hermoso de mi bebé son sus geniales ojos, ¿¡No lo cree Kami-sama!? – Cuestiono a la diosa con emoción.
— B-Bueno... Sí, son lindos, aunque sean de ese tipo, pero para mí, lo que más me gusta del niño es su hermoso cabello tan blanco y puro como la nieve.
Añadió mi diosa mientras acariciaba el rostro de mi bebé.
– Espero que sea tan amable como tú en el futuro – Dijo con una sonrisa. – Por cierto... ¿Ya pensaste en un nombre?
— De hecho... Sí, lo hice – Viendo con una sonrisa a una Alfia curiosa.
— ¿Y cómo se llamará? – Pregunto la diosa.
— Es un secreto jeje~
El amor de esta pequeña "familia" formada por dos anteriores ‹Familias› rivales era algo tan hermoso y cálido para mí.
Realmente el solo hecho de estar al lado de mi pequeño ya me hacía lo suficientemente feliz.
Tal vez no salió todo como lo teníamos planeado...
Sin embargo, mi bebé seguía siendo esa esperanza del mañana para nuestras deidades.
Zald-san también lo veía así y realmente le gustaba mucho estar con él.
Mi hermana hacía todo lo posible para mantenerse alejada de él, sin embargo, en cuanto el bebé empezaba a llorar, ella siempre era la primera en llegar, cargándolo con esa cara de odio.
Era algo realmente gracioso de ver.
Este pequeño tiempo de felicidad y paz me tranquilizaba, al mismo tiempo que llenaba mi corazón de alegría.
Los días de alegría al poco tiempo se convirtieron en semanas y las semanas se convirtieron en meses.
Era una hermosa estación de otoño cuando las hojas de cerezo empezaron a caer.
Mi salud había empeorado notablemente, ya no era capaz de mover mi cuerpo, solo podía hacer movimientos lo suficientemente sutiles como para no dañar aún más mi cuerpo.
La puerta de mi habitación se abrió de repente, mi hermana, Zald-san, Zeus-sama y Hera-sama, entraron uno detrás del otro.
Por más que lo intentaran, ninguno pudo evitar tener una expresión de tristeza y de soledad en sus rostros.
Ni siquiera Zeus-sama podía mantener esa sonrisa tan característica de él, en su lugar había un semblante serio, digno de una deidad.
— Pequeña... ¿Cómo te sientes? Pregunto la diosa de la chica.
— Creo que es hora...
Ante mis palabras pequeñas lágrimas salieron del rostro de mi diosa, incluso Zeus-sama y Zald-san pusieron un rostro tan sombrío como el que mi hermana tenía desde que entró a la habitación.
– Oigan... No sé pongan tristes, es algo que tiene que pasar, así que por favor regálenme una sonrisa, ¿sí?
— Meteria... Lo que pides es imposible.
Las lágrimas comenzaron a recorrer el rostro de mi diosa, sus piernas temblaban con temor, no tardó mucho en desplomarse frente a mí.
"¿Wua...?"
— Jeje... ¿Mi pequeñito se despertó por el escándalo? Lo sentimos – Dijo con una sonrisa.
Gentilmente puse a mí pequeño bebé entre mis brazos, abrazándolo con todo mi amor, pero...
– ¿Eh...? ¿Por qué todo está oscureciendo de repente?
— ¿Oscureciendo...? ¡No puede ser...!
La luz de mis ojos se estaba extinguiendo poco a poco, hasta llegar a un punto en donde solo podía ver las siluetas, incluso podía sentir como lentamente el sonido era paulatinamente más bajo.
— Meteria-chan... ¿Podrías decirnos el nombre que le pondrás al niño?
Las palabras dichas por el dios Zeus causaron un gran impacto en mi diosa, quien podía escuchar que se estaba tragando todo su odio y tristeza en este momento, con el rechinar de sus dientes.
Era inevitable, todos sabíamos que ya no pasaría de este día.
Con un poco de mis últimas fuerzas volteé hacia mi hermana y comencé a hablar.
— ¿Recuerdas cuando dijiste "él será la campana de esperanza que nos guíe en nuestro camino"?
— ...
— Bueno, no pude sacarlo de mi cabeza jajaja...
La noticia de tu vida en mi vientre llegó a mis oídos como un ligero sonido de campanillas en el viento, un sonido tan agradable que lleno de alegría y esperanza mi corazón.
– Todos tenían altas expectativas en él, pero en lo personal pienso que no tiene que cumplirlas, si el pudiera crecer con pureza e inocencia, significaría que nuestros esfuerzos dieron sus frutos y él niño sería un símbolo de esperanza hacia la paz que una vez añoramos...
Es por ello por lo que quería darte un nombre puro e inocente, como el sonido de pequeñas campanas danzando con el viento.
– Aunque es claro que no puedo asegurar que vivirá una vida en la que no empuñe una espada, también sé que no podré estar ahí para apoyarlo, e incluso tal vez él algún día pueda ser el héroe que tanto desearon que fuera.
Sí... Realmente me parece un nombre maravilloso y estoy seguro de que a él también le hubiera gustado ponértelo...
– Es por ello por lo que quiero que él sea la campana que los guie a un futuro de paz, nuestra pequeña campana, Bell... Bell Cranel.
— Es un nombre maravilloso mi niña – Expreso la deidad mientras acariciaba el rostro de ambos, madre e hijo con lágrimas en sus ojos.
— Gracias, aunque si lo pienso bien... Alfia fue quien se lo puso ese día – Sonriendo.
"¿Bell...?"
Todos nos sorprendimos de la repentina palabra salida de los silenciosos labios de Alfia, pues por primera vez en diez meses, mi hermana hablo aún si fue solo en un tono cercano al susurro.
Pero nuestra sorpresa no termino ahí, pues ella cargo por primera vez a Bell, de una forma maternal, acariciando su mejilla con delicadeza y amor.
— Gracias Alfia... Realmente lo aprecio – Una hermosa sonrisa de felicidad se formó en el rostro de la peliblanca.
— ... Es un buen nombre, gracias por ponérselo, hermana – Contesto Alfia, correspondiendo la sonrisa de su amada hermana con el mismo sentimiento de alegría trágica que sintió desde que escucho el origen del nombre.
"¿Eh...?"
Sin embargo, este pequeño momento de felicidad no duraría mucho...
La luz se había ido de mis ojos, sumergiéndome en la oscuridad, no había duda de que me había quedado ciega en este momento.
Ya no me quedaban fuerzas e inclusive me costaba hablar, pero... Aún había tantas cosas que quería decir.
— Hermana... No, todos, lamento encargarles esto... Pero ¿podrían cuidar de él...?
— Por supuesto – Respondió el dios inmediatamente. – Este niño es el recuerdo nuestras familias... Tú recuerdo vive en él, lo cuidare hasta que madure, te doy mi palabra – La seriedad de las palabras de la deidad eran dignas de una divinidad.
— Lo agradezco, Zeus-sama – Dijo con una sonrisa. – Zald-san por favor enséñale a cocinar y a ser un caballero, quiero que sea popular entre las chicas jajaja...
— Haré lo mejor que pueda, aunque no sé si mis habilidades estén a la altura – Dijo el imponente hombre entre una ligera sonrisa.
— Por supuesto que lo están Zald-san, usted es increíble – Dirigiéndole una sonrisa al pelirojo. – Kami-sama... Por favor edúquelo, quiero que sea alguien respetuoso e inteligente, con una gracia tan hermosa como la suya.
— Te lo prometo mi pequeña – Dijo la deidad con una sonrisa en lágrimas.
— Se lo agradezco... Alfia, lamento lo que te quiero encargar...
— ... Dilo.
— Te encargo todo lo anterior, y más... Quiero que seas una madre para él en mi lugar... , si me lo prometes estoy segura de que el vivirá tan feliz como viví yo – Sonriendo.
— Yo... Te lo prometo, Meteria... Amare a este niño tanto como te amo a ti.
— Muchas gracias, realmente confío en ti para esta tarea y no lo olvides, él tiene que ser un caballero con las chicas, su padre hubiera querido que fuera popular jajaja...
— Tch, ese tipo...
— Alfia... Por favor.
— ... Bien, solo por hoy no lo odiare.
— Gracias... Puedo sentir como la llama de mi vida poco a poco se extingue...
Pude escuchar los pequeños sollozos de mi hermana y diosa en cuanto solté esa frase...
– ¿Puedo pedir una última cosa?
— Lo que quieras hermana.
— ¿Puedo abrazar a mí hijo una última vez?
— Por supuesto – Dijo Alfia entregando al bebé de su hermana en sus brazos.
— Hola pequeño, mami se tiene que ir pronto – Hablo con un cálido tono maternal.
"Waa..."
– Escucha, el futuro es incierto y realmente no hay muchas cosas que pueda asegurar, pero puedo asegurarte que todos aquí te amamos mucho, mi pequeña campana, no tienes que preocuparte por el pasado, vive tu vida como quieras vivirla... Bell – Dijo con una sonrisa. – Mamá siempre te cuidara desde el cielo, ¿sí?
"Ma... Mamá..."
— Ah...
Todos los presentes se quedaron a tonitos ante la escena frente a ellos, nadie jamás había visto algo parecido.
Hermosas y tristes lagrimas comenzaron a recorrer ese rostro tan amable y puro de la chica.
Una persona que jamás había mostrado sus lágrimas de tristeza a nadie se encontraba llorando desconsoladamente frente a ellos, la primera palabra de su hijo rompió su semblante sonriente.
— Sí Bell, soy tu mamá... Lo siento... No quería llorar frente a ti... Yo realmente no quiero dejarte solo, perdóname por no poder estar junto a ti, en serio quería verte crecer...
— Hermana...
El rostro de los presentes, incluyendo el de esa hermana inquebrantable, no tardaron en romper en lágrimas por lo que sucedía frente a ellos.
El ver a una madre, teniendo que abandonar a su hijo por la injusticia de la vida.
— Te prometo que te cuidare desde el cielo... Mamá siempre te amará, así que vive tu vida al máximo por los dos, pase lo que pase, nunca estarás solo Bell.
Con mis últimas fuerzas besé la frente de mí hijo, dirigiéndole mi última sonrisa.
Limpiando levemente las lágrimas que habían caído en su rostro.
Ese día el atardecer adorno el cielo, el clima era realmente agradable.
Esta estación siempre fue mi favorita.
Era una hermosa estación de otoño, cuando las hojas del cerezo fueron testigos de mi último aliento...
— X.X.X. —
"¿Sigues aquí afuera?"
— ¿Zald? ¿Qué ocurre? – Pregunto la heterocromática directamente.
— La cena está lista... Pero veo que estás ocupada – Observando los hinchados ojos de la mujer.
Había pasado un mes desde la muerte de mi hermana, el dolor aún era reciente, el solo recordarla hacía que mi corazón fuera aplastado.
Nuestra diosa ya no es la misma de antes, de hecho... Creo que ninguno lo es.
Ver a ese niño, solo nos recuerda a la mujer que todos quisimos, pero que ya no está con nosotros.
Su sola existencia era un recuerdo de ella.
— No es nada...
— ... Bien, entonces voy adelantándome, no tardes mucho o se enfriara.
— Zald.
— ¿Sí? – Deteniéndose en seco.
— ¿Qué opinas de lo que dijo Meteria...? Eso de un mundo en donde Bell no tenga que levantar una espada.
— Opino que es una esperanza muy hermosa y pura, una visión que representa a Meteria en todo su esplendor, ¿por qué la pregunta?
La mujer se quedó de pie frente a Zald, escondiendo su rostro entre su fleco, los segundos comenzaron a pasar, hasta que un ligero sonido llego a los oídos del imponente hombre.
— Realidad...
Un leve susurro llegó a los oídos de Zald, quien quedo un tanto desconcertado,
— ¿Qué dijiste?
— Quiero hacerlo realidad... Un mundo en donde el hijo de mi hermana no tenga que empuñar una espada, un mundo en donde no tenga que sufrir... Un mundo en el que nuestros compañeros deseaban estar.
— Eso será difícil Alfia, nadie se querrá enfrentar a esa calamidad que arraso con las dos Familias más fuertes del mundo entero, nadie tiene tanta locura.
— O heroísmo.
— ¿Eh?
— Nuestros compañeros, eran arrogantes, idiotas y molestos, ninguno tenía el heroísmo suficiente como los héroes de antaño, nosotros solo queríamos fama y gloría, pero si existiera alguien que tenga la ideología de querer defender al débil, la convicción de hacer lo correcto por encima de lo que desea, entonces tal vez...
— "Tal vez destruya al Dragon Negro de un solo Ojo" ¿Ibas a decir?
— ... Es la última calamidad que pone en riesgo a las personas, si existieran héroes con la convicción para derrotarlo, entonces Bell no tendría que pelear, ellos podrían hacerlo en su lugar.
— Es una hermosa visión la que tienes Alfia, un tanto ingenua, pero todo esto lo quieres hacer por el amor hacia tu hermana y sobrino – Dijo sonriendo.
— Quiero forjar a esos héroes, pero no puedo hacerlo sola, mi enfermedad es más lenta que la de mi hermana, pero... Me debilito cada día más.
— Te ayudaré.
— ¿Así sin más...?
— La verdad es que... Yo también veo a ese niño como mi sobrino, no tenemos lazos de sangre, pero su padre era el favorito de nuestra deidad, era inevitable no conocerlo, además, Meteria me lo encargo.
— Lo agradezco...
— Y bien... ¿Cuál es el plan?
— Los aventureros son personas que solo buscan fama, fortuna o poder, a veces buscan las tres, debemos hacerles sacar ese espíritu heroico, debemos crear héroes, pero todos los héroes...
— Necesitan un villano... Entonces tu plan es...
— Así es, seremos los villanos que necesitan, sumergiremos a Orario en la oscuridad, haremos que la luz de heroísmo dentro de los aventureros brille con más intensidad.
— Bien... Pero no mataremos a nadie, ningún inocente merece morir por este deseo egoísta.
— ¿Ahora quien está siendo el ingenuo...? Orario ya era una alcantarilla desde antes que nos exiliaran, sino fuera por la Familia Astrea, el caos reinaría en la ciudad, si nosotros, los aventureros más fuertes del presente causamos tal destrucción, es obvio que el caos reinara.
— Quieres decir que, aunque nosotros no matemos a nadie, nuestros actos causaran el libertinaje de la escoria de la ciudad... Básicamente seremos responsables de los asesinatos causados por esos bastardos.
— Probablemente, intervendremos siempre que podamos, pero no seremos capaces de salvar a todos, lo que queremos hacer manchara nuestras manos, ¿aun así quieres acompañarme?
— Los asesinatos están ocurriendo aún sin nosotros... Orario es una alcantarilla, si no hay un cambio ahora, jamás lo habrá, así que si... Estoy dispuesto a mancharme las manos por el futuro.
— Hagamos esto por un futuro de paz.
— Hagamos esto para cumplir el deseo de nuestros compañeros caídos.
— Hagamos esto por su sueño...
"Hagamos esto para que él jamás tenga que levantar una espada..."
Así fue como las estrellas de esa misma noche, fueron testigos de nuestro ideal, el sueño que ambos queríamos cumplir, nuestra forma de expresar nuestro amor hacia aquella esperanza de nuestras Familias.
Y con eso en mente partimos a Orario...
X.X.X.
"Ya veo... Así que eso paso..."
Frente a nosotros se encontraba la deidad que nos acompañó desde que llegamos a Orario desde hace ya unos años.
Aquel dios llamado Erebus.
– ¿Están seguros de involucrarse en esto? Es un plan estúpido después de todo.
— Lo estúpido es que nos estes preguntando ahora, somos unos marginados esperando morir, y tú eres quien nos encontró – Respondió fríamente la peliblanca.
— Si todos vamos a morir, mejor hacerlo después de dejar algo detrás que cambie el mundo – Agrego Zald.
— Esperen déjenme terminar – Dijo la deidad. – Si somos derrotados o no por Orario, no importa, serán reconocidos por el mundo como pecadores mortales, la gente hablara de ustedes como traidores, ¿Aun así están bien con eso?
— Estas comenzando a sonar molesto, Erebus – Dijo Alfia. – Ya lo decidimos, no estamos aquí con una determinación débil.
— Además, no tengo interés en la fama después de la muerte, lo que más me importa es que estoy dando mi último aliento con satisfacción – Añadió Zald. – "Cuando se trata de espadas, mujeres, e incluso la vida... Deberíamos aprovecharla mientras se pueda" Eso fue lo que dijo mi patético dios – Dijo con una pequeña risa.
— Ah... No puedo recordar cuantas veces ese viejo intento manosearme, lo que es más frustrante es que podría ser al mismo tiempo un buen dios.
— Espera – Interrumpió Erebus. – ¿Permitías que ese patético viejo te acosara sexualmente con éxito? Alfia-kun – Con tono de burla.
— Me defendía con ataques mágicos obviamente.
— Ugh... ¿Cómo se las arregló Zeus para que no lo enviaras de regreso al cielo...?
— Además también le dije a Hera sobre eso.
— ¿Cómo se las arregló para no salir asesinado...? No sé si fue suerte o habilidad...
— Hahah... Por cierto, Alfia, ¿Estas segura de que no quieres regresar con el niño? – Cuestiono Zald.
— Espera Alfia, ¿Tienes un hijo? No tienes para nada la figura de una mujer que dio a la luz un niño, que asombroso.
— No, está hablando del hijo de mi hermana, él es de la línea de sangre de la Familia Hera... Y al mismo tiempo, un descendiente de Zeus.
— Mmmh, así que su padre está en la Familia Zeus, ¿uh?
— Sí... – Contesto Zald. – Un humano con el menor poder entre nuestra Familia, podría ser derrotado por jabalís y niños jugando a ser héroes, descubrimos que dejo embarazada a la favorita de la diosa Hera, todos pensábamos que estaba loco, después de todo estábamos hablando de Hera, yo estaba temblando de miedo por lo que hizo.
— Mmmh, aun cuando tú también eres un ‹hijo› de Zeus.
— Gracias por recordármelo – Dijo arrepentido. – Aun así no soy lo suficientemente estúpido para poner mi vida en riesgo como lo hizo él.
— Jajaja... Ustedes dos hablan tanto acerca de la fuerza de la fuerza de Zeus y Hera, entonces ¿Qué sucede con ese niño? ¿Se encuentra con Hera?
— ... El hijo de mi hermana se encuentra bajo el cuidado de ambos.
— ¿¡Geh!? Mis condolencias para el niño, sin duda hay problemas en casa...
— Solo espero que cumplan los deseos de mi hermana y que ese asqueroso viejo no lo corrompa.
— Jeje, lo que pides es imposible – Contesto Erebus. – Alfia, dime una cosa, ¿Qué es lo que amabas de tu hermana? Tu jamás has amado a nadie o al menos no lo he visto o escuchado, así que tu hermana debió ser especial, ¿Era tan problemática como tú? ¿O era tan poderosa como tú?
— No, mi hermana era incluso más débil y frágil que yo, ella ni si quiera podía salir de la sede.
— Mmh...
— Era un persona común y corriente, además de ser extremadamente torpe y sin talento alguno.
— ¿Estás bien diciendo eso? – Pregunto Zald.
— Por supuesto, después de todo es mi culpa... Dentro del vientre de nuestra madre le quite todo el talento al que mi hermana gemela tenía derecho... Vergonzosamente estoy hecha del talento de dos personas, ser llamada el Monstruo del Talento era inevitable.
— ¿Entonces que fue lo que...?
— El no poseer ningún talento, la llevo a tener algo tan puro... Bondad – Interrumpiendo a Erebus. – Ella era realmente débil, pero todos la amaban, incluso Hera, la mujer más difícil de adular estaba tratando desesperadamente mantenerla con vida, su cuidado le dio el gran regalo de estar con su hijo un poco más de tiempo...
— Para que puedas decir eso... ¿Estuviste en el día de su muerte?
— Sí... Ambos estuvimos ese día – Respondió Zald.
— Ella realmente sabía cómo recibir amabilidad y devolverla, era esa clase de chica normal y encantadora... Por eso la amaba, nadie hubiera podido desafiar la bondad y pureza de Meteria.
— Ya veo... Nunca la conocí, pero incluso alguien tan directa como tú puede transmitir su bondad en palabras, era realmente una buena chica...
— Lo era...
— ¿Qué dices Zald? ¿Nos cuentas del padre del chico?
— Él era el protegido de mi Dios, era un pervertido al nivel de Zeus-sama, era tan absurdamente cobarde que siempre era el primero en huir si algo salía mal.
— Jajaja... Suena como alguien divertido.
— Bueno, no puedo negar que era alguien divertido, pero también era devoto cuando se trataba de rescatar a los demás.
— ¿Entonces no era tan cobarde después de todo?
— Lo era, pero jamás dejaba a un compañero herido atrás, en cuanto lastimaban a alguien, él se asustaba e iba por su cuerpo, arrastrándolo mientras huía, suena ridículo, pero eso salvo a más de uno, en muchas ocasiones, era un pervertido y un cobarde, pero era el cobarde más valiente que conocí.
— Jajaja... Eso no tiene sentido, pero lo entiendo.
— Lo sé – Riéndose ligeramente.
— Bien, antes de todo, una última pregunta, Zald, Alfia, ¿Qué esperan encontrar tras esta batalla?
— Espero un futuro en donde los héroes de Orario puedan vencer a la calamidad que destruyo nuestras Familias – Respondió Zald.
— Ellos traerán esperanza al mundo, el mundo será un lugar pacifico donde el hijo de mi hermana no tenga que empuñar una espada – Agrego Alfia.
— ¿Y si el niño termina haciéndolo? Después de todo la sangre de su padre y madre corree por sus venas – Cuestiono Erebus. – ¿Y si se viera envuelto en la batalla decisiva del destino del mundo?
— Esa es una pregunta tonta Erebus.
— Sí... La respuesta es bastante obvia.
"Queremos que lo héroes estén a su lado cuando llegue el momento."
Dijeron al unísono.
— Deseamos que el niño se fortalezca con las lecciones aprendidas por los demás héroes – Añadió Zald.
— Que el niño aprenda innumerables lecciones, supere obstáculos... Y se convierta en un verdadero héroe – Agrego Alfia.
— Él puede que sea tan rápido como su padre, ayudando a cambiar el futuro al salvar a una víctima en problemas.
— Él puede que sea tan amable y bondadoso como su madre, su bondad podría limpiar las lágrimas de las personas y traerles sonrisas.
El dios observo a ambos mortales, deseando y esperando lo mejor de aquel niño.
Las palabras de un amor tan puro como el de ellos, hicieron temblar el corazón de la deidad.
— Ya veo... Siento un poco de lastima por el niño...Siendo forzado a aceptar un amor de personas que están dispuestas a morir por su futuro.
— Basta... No quiero escuchar nada más... Estoy determinada ahora mismo.
— Bien, pero no puedo simplemente quedarme callado después de todo lo que acabo de escuchar, así que escuchen una última petición... Alfia, Zald, si sobreviven, quiero que pasen el resto de sus días con ese niño, concédanle este deseo egoísta a este dios inútil.
— Eso haremos, pero nuestra determinación es fuerte – Dijo el pelirojo.
— Así es... Estamos dispuesto a traer la desesperación y seremos los peldaños de la esperanza.
"Que magnifico."
Pensó la deidad.
"Estas personas son dignas de elogio, pero a cambio, estoy a punto de mancharlas con barro y hacer que las etiqueten como pecadores."
"Aun así, están rebosantes de esperanza brillando como una estrella."
"Con estos dos, estoy a punto de ir a buscar lo héroes que buscan lo que es justicia."
"Creo que Orario o mejor dicho el mundo... Un día lograra su ideal."
"Él mundo es pequeño, pero está extendiéndose sin fin, realmente lo amo junto con los mortales en él..."
— Muy bien, en nombre de Erebus, declaro que desde hoy somos toda una malevolencia inevitable, el mundo sabrá de nosotros como una absoluta maldad, ¡Un símbolo de ofensa! ¡Aun así, como un dios siempre alabare sus grandes logros!
"Estamos dispuestos".
— Por nosotros – Reprocho con una sonrisa. – Bien, ahora vamos a prepararnos para presenciar el nacimiento de un héroe para la siguiente generación.
El tiempo paso tan rápido como en un pestañeo...
Siete años habían pasado desde que dejamos al hijo de mi hermana.
Orario era una zona de nadie, las familias hacían de todo para aguantar nuestra organización, siendo la ‹Familia Astrea› la principal fuerza con la que luchábamos.
Era un caos inmenso, pero...
Esas luces heroicas comenzaron a encenderse.
Yo misma pensaba de mi como una prueba para héroes, solo un héroe de verdad podría derrotarme.
Y esas chicas de la ‹Familia Astrea› eran eso...
Zald peleo ferozmente con los ases de la ‹Familia Freya›, mientras que yo me encargue de algunos miembros de la ‹Familia Loki› y la ‹Familia Astrea›.
Poco a poco nos acorralaron, esos héroes que creamos eran lo que esperábamos, aún si solo son artificiales.
Estoy segura de que en algún momento se volverán reales... Solo necesitan el sonido de la campana de esperanza.
"Bell... Solo te necesitan a ti."
Antes de darme cuenta el niño se había vuelto mi esperanza, para que estos héroes artificiales que creamos se volvieran unos genuinos...
Me vi obligada a caer en la Dungeon, pensando en todo lo que paso en los diez meses que pase con ese niño y mi hermana.
Si tuviera que decirlo...
"Fui Feliz..."
Fue lo últime que pensé antes de perder la conciencia.
.
.
.
.
.
.
.
"Quiero que lo cuides con el mismo cálido amor con el que me cuidaste a mí..."
Ese recuerdo de las palabras de mi hermana me hizo despertar, solo para darme cuenta de que estaba en un carruaje, huyendo a toda velocidad de varios ejecutivos de Freya.
"¿Qué está pasando...?"
Pensé para mí misma.
"¡Alfia! ¡Toma las riendas!"
— ¿Zald...? ¿Qué sucede?
— No hay tiempo para preguntas, la poción que le di al caballo no es suficiente para mantenernos alejados de un level 6, nos alcanzara en unos segundos.
— ¿Por qué huimos? ¿¡Qué ocurre!?
— Se acabo, Astrea mando a Erebus al cielo, pero lo logramos, creamos "héroes", ¿Recuerdas lo que le prometimos a ese dios tan testarudo?
— Si sobrevivíamos regresaríamos con el niño...
— Eres su tía, yo no tengo relación sanguínea con él, distraeré a Ottar y a los demás lo suficiente como para que escapes, vive y cuídalo, por todos los miembros de la Familia Zeus – Sonriendo.
— Espera, estás gravemente herido, ¡No duraras mucho!
— ¡Entonces superare mis limites! ¡Es mi forma de mostrarle mi amor a ese niño!
— Za...
Antes de que pudiera terminar de pronunciar su nombre, él salto para batirse en duelo con el aventurero frente a nosotros...
Seguí sus órdenes y continue hacia delante...
Era un día de lluvia, cuando decidí no voltear atrás.
Era un día de lluvia cuando decidí ir con el único familiar que me quedaba.
Era un día de lluvia... Cuando llore por última vez.
— Fin —
Bueno hasta aquí el prólogo e inicio de este nuevo Fic, espero que me acompañen a lo largo de este nuevo proyecto.
A decir verdad es mi primera colaboración individual y además es con alguien tan agradable como lo es Anggael11, siendo sincero estoy emocionado jsjs.
Vayan a ver su perfil de Twitter, lo pueden encontrar como @Anggael11, aquí les dejo una muestra de su trabajo.
(Tiene mucho antojo, pero para ver esas vayan a su perfil 7u7)
Por cierto, cambie mi estilo de escritura, pero espero que todo se haya entendido bien.
Quería que esta primera parte fuera un poco emotiva, no sé si lo haya logrado pero di lo mejor de mí.
Y bien, ¿Qué les pareció el prologo? Esto apenas va empezando ;)
¡Gracias por darme un poco de tu tiempo y leer este fic, en serio lo agradezco! Si te gusto por favor deja tu voto o algún comentario, eso anima mucho a seguir escribiendo, una disculpa por cualquier error ortográfico y recuerda pasarte por el twitter de Anggael11, sin más que decir muchas gracias por leer.
Escrito y editado por Pepeabra 06
Ilustrado y supervisado por Anggael11
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