Capítulo 4
Calle 34, Bahía Aventura
Noviembre 18, 2020
03:53 PM
Los reporteros habían rodeado a Marshall. Y cada uno le interrogaba con el fin de obtener una declaración (o algún comentario pequeño) sobre lo acontecido hacía un par de minutos. Después de todo, se trataba de la noticia del siglo.
—Eres todo un héroe —comentó el reportero, Chuck Wells.
Marshall: Eh....bueno, no es para tanto. Yo solo hice lo que cualquiera hubiera hecho.....
Zuma: Ah, por favor —le interrumpió el labrador—. No seas tan modesto, amigo. ¡Claro que eres un héroe!
Skye: En eso tiene razón, Marshall —convino Skye, volviéndose hacia el can—. De no ser por ti, muchas personas hubieran perdido la vida.
Rubble: ¡Viva Marshall!
Rocky: ¡VIVA EL HÉROE DE BAHÍA AVENTURA!
Ante esto, todos los allí presentes empezaron a felicitar a Marshall, quien se sentía feliz de poder haber salvado el día al menos una vez, pero en eso.......algo interrumpió el momento.
A la escena llegaron unas dos camionetas negras, de las que descendieron personas de traje, y uno de ellos empezó a ordenar a los demás.
?????: ¡Nieman! Quiero que Jeffrey y tú fotografíen la escena y a todos los presentes, y recolectan la evidencia.
Nieman: Si señora.
?????: ¡Tyson! Reúne a los testigos y junto a Beckett tomen sus declaraciones.
Tyson : Entendido, jefa.
?????: ¡Romina! —exclamó. A la par, apuntó a una cámara de seguridad, que yacía ubicada en un poste cercano—. Necesito que consigas los vídeos de esa cámara, talvez haya captado al bombardero.
Romina: A sus órdenes, agente Danville.
Una vez repartido las actividades, la agente Sophie Danville, cuya seriedad era muy evidente, se acercó a la multitud. Y con un tono de voz sumamente apático, dijo:
—¡¿Quién de ustedes es el tal Marshall?!
Al oír eso, los ciudadanos y los cachorros se apartaron del dálmata, dejándolo a la vista. Tras ver a la agente Danville, Marshall se inmutó y tragó saliva.
—Ehhh....Y-Yo soy Marshall —respondió, en un tono titubeante—. ¿Y quién es usted?
La aludida de traje dio unos pasos al frente.
Danville: Déjame presentarme —volvió a decir. Se acuclilló y extendió una pata. El dálmata la estrechó—. Agente Sophie Danville, trabajo para el FBI. Y fui asignada a este caso —el estrechón de pata-mano cesó—. Iré directo al grano —prosiguió, sin cambiar su expresión. A la par, metió una mano en su bolsillo y, a continuación, sacó una libreta y un bolígrafo—. Necesito información. Según los medios, fuiste tú quien halló la bomba. Así que dime, ¿cómo fue qué la encontraste?
Marshall: Bueno, y-yo....—vaciló—, estaba sentado en una banca. Luego, miré abajo de ésta. Fue entonces cuando hallé la bomba y....
Danville: Alto ahí. Espera un momento. ¿Por qué miraste abajo de la banca?
Marshall: Mi collar se rompió —respondió casi al instante—. Así tuve que buscarla abajo de la banca. Fue en ese momento cuando vi la bomba, bueno......la mochila.
Danville: ¿Mochila?
El dálmata asintió.
Marshall: Era una mochila azul —prosiguió el dálmata, mientras hacía memoria—. La abrí parcialmente, y vi unos tubos de metal. En ese momento, pensé lo peor. Así que decidí no tratar de moverla. Luego, usé mi dispositivo de rayos X para ver su contenido y.....
Mientras el dálmata daba su declaración, la agente Danville, por su parte, se aseguraba de anotar todo en su libreta. Y de todo lo escrito, encerró en un círculo la siguiente oración:
<<Mi collar se rompió, así que tuve que buscarla abajo de la banca>>
<<Qué extraño —pensó para sí la Agente Danville—. Es muy raro que haya sucedido eso minutos antes de la detonación>>
Marshall: ......advertí al público para que se alejara. Pero unos segundos después, ocurrió la detonación.
Tras terminar, se alzó un muro de silencio entre ambos. Aquello no perduró.
Danville: Agradezco su colaboración —dijo.
Marshall: Si necesita algo más, solo avíseme.
Danville: Por supuesto.
Aquella mujer respondía con tal frialdad que muchos pensarían que era apática. Poco después, la fémina giró en redondo y se alejó de la multitud. Llegó a su vehículo. Y mientras se subía a éste último, sacó un teléfono móvil y realizó una llamada.
Danville: Avery....—comenzó a decir—. Necesito que investigues a un cachorro de nombre Marshall..........Sí, exacto. Él es quién halló la bomba...........Te lo explicaré cuando llegue. Ahora solo has lo que te dije...........Vale, adiós.
El dálmata, por su parte, nuevamente volvió a ser alabado y aclamado como un héroe. Pero no podía quedarse allí, después de todo, tenía que regresar al hospital con su amigo Chase.
Marshall: ¡Ryder! ¡Cachorros! Ya que los encontramos ahora debemos ir al hospital ¡Chase quedó herido en la explosión!
Rubble: ¡Oh no!
Zuma: Pobre Chase.
Ryder: ¿Y que esperamos? ¡Vamos!
Los miembros del equipo Paw Patrol subieron a sus respectivos vehículos y se dirigieron al hospital en el que se encontraba el pastor alemán, y sin saberlo, el equipo canino era perseguido por la Norfolk Terrier.
.............
Una vez que arribaron al Hospital General Bethesda, una enfermera se les acercó y les habló:
Enfermera: Buenas tardes —saludó educadamente—. ¿En que puedo ayudarles?
Marshall: Vinimos a ver a nuestro amigo —respondió el dálmata—. Su nombre es Chase. Mi amiga Skye y yo lo trajimos aquí hace un par de minutos, y luego los médicos se lo llevaron al quirófano.
Enfermera: Un pastor alemán ¿cierto?
Skye: Sí, exacto —dijo ahora Skye. En su tono de voz, podía advertirse cierto grado de consternación—. ¿Cómo está?
Enfermera: Aún está en cirugía —respondió serenamente—. Pero les avisaré en cuanto salga.
Marshall: Muchas gracias.
A Ryder y a los cachorros no les quedó nada más que esperar hasta obtener noticias sobre el pastor alemán. El tiempo pasaba muy lento, los minutos parecían eternos. Todos guardaban silencio...uno que no perduró por mucho tiempo.
La Norfolk Terrier se acercó al dálmata y puso una pata sobre su hombro.
N. Terrier: Marshall —comenzó a decir.
Marshall: ¿Eh?....¡Ah, Hola! —saludó, volviéndose hacia ella—. Oye, lo siento mucho.....
con todo esto me olvidé de ti.
N. Terrier: Es entendible, no te preocupes.
Tras volver a ver a la Norfolk Terrier (cuya presencia despertaba curiosidad), la cockapoo se acercó al dálmata.
Skye: Por cierto, Marshall —comenzó a decir Skye—. ¿Cómo se llama tu amiga?
Marshall: ¿Eh? Ah, claro. Jeje. Bueno, Skye. Te quiero presentar a......
—¡Familiares de Chase Schülze! —exclamó una voz carrasposa. Se trataba de un doctor—. ¿Se encuentran aquí los familiares del pastor alemán Chase Schülze?
Ryder: ¡Aquí! —levantó la mano para captar la atención del médico. Éste último se les acercó—. Sea breve, doctor. ¿Cómo se encuentra mi cachorro?
Doctor: ¿Puedo hablar con usted a solas? No creo que sus otros cachorros soporten escuchar lo que tengo que decirle.
Aquello despertó cierto grado de consternación en Ryder.
Ryder: E.Esta bien —respondió finalmente.
Los cachorros vieron como el doctor y Ryder se alejaron de ellos. El primero empezaba a decirle algo Ryder, y aunque no se encontraban tan lejos, los cachorros no pudieron escuchar nada de dicha conversación.
La charla duró unos cuantos minutos. Para cuando terminó, el doctor se retiró. Ryder regresó con sus cachorros, con una mirada triste en su rostro.
Nadie dijo nada. Al menos no en ese momento. El dálmata se acercó a su líder y preguntó:
—¿Qué te dijo, Ryder? ¿Cuál es el estado de Chase?.
El chico no contestó. Solo le miró. Era bastante obvio que intentaba no llorar. Pero no lo logró. Pasado un par de segundos, les contó a los demás lo que él doctor le había informado.
Los cachorros no podían creerlo, la tristeza empezó a consumirlos. Tras estar así por unos dos minutos, la enfermera que los atendió regresó y les dijo:
—Despertó —los allí presentes le vieron—. Chase ya despertó. Y quiero verlos a todos.
Ryder: O-Okey —musitó—. Dígale que entraremos en un momento.
Enfermera: Esta bien —dijo ella para regresar nuevamente a la habitación de Chase.
Ryder: Cachorros, de-debemos ser fuertes por Chase. Ahora nos necesita más que nunca. No importa lo que pase, lo ayudaremos a salir adelante.
Rubble: Pobre Chase —musitó, en un tono triste.
Rocky: Aún no puedo creer esto.
Zuma: Y no sabemos como se pondrá cuando sepa que....que....
Marshall: Ya oyeron a Ryder —dijo el dálmata, captando así la atención de sus amigos—. Debemos ser fuertes para Chase.
Todos hablaban excepto la cockapoo, quien no paraba de llorar en silencio. Pero decidió calmarse. Se limpió las lágrimas. Y tras levantare de su asiento, se volvió hacia su amigos y dijo:
—Vamos a verlo.
El resto de los Paw Patrol asintieron. Luego, se dirigieron a la habitación del pastor alemán. La cockapoo entró primero, seguida por Marshall, Ryder y los demás.
Chase parecía estar bien. Estaba recostado en su cama. Y tras ver a sus amigos, esbozó una leve sonrisa.
—Me alegra que estén bien —dijo el pastor alemán. Pero nadie dijo nada en respuesta. Solo se limitaban a mirarle.
Confundido, y extrañado por esto, el cachorro policía le preguntó a su amigo manchado:
Chase: Marshall, ¿qué sucede?
Pero no obtuvo respuesta alguna. A continuación, el can centró su atención en Skye.
—Skye ¿Qué sucede? ¿Por qué nadie habla?.
La cockapoo juró que no lloraría, pero no lo logró, y además de eso, abrazó fuertemente al pastor alemán, quién estaba más confundido de lo que ya estaba.
Chase: Skye...... —le pone una pata en su cara para limpiarle las lagrimas—, ya no llores por favor. Ahora díganme ¿qué sucede? ¡¿pero qué?!
El cachorro trató de ponerse de pie, pero no lo logró, lo cual le preocupó demasiado
Chase: Amigos, ¿Por qué......por qué no puedo ponerme de pie? ¡¿Porque no siento mis patas?! ¡Díganme por favor que sucede!
Al oír dicha petición, el dálmata juntó todas sus fuerzas, se le acercó a su amigo y le dijo:
—Chase, tú.......... los doctores dijeron.........dijeron que tú......
[1541 PALABRAS]
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