Capítulo 8
Durante el fin de semana evité toda compañía a excepción de Neal, pero, por lo visto, a nadie le importo, ni siquiera a mamá. Kile vino un par de veces pero ni el estaba de humor, ni yo. Una vez anunciados los nombres, la Selección ya era una realidad. Sabía que se acercaban días ajetreados y eso me estresaba.
El lunes antes de que aterrizaran las candidatas al palacio me reencontré con la humanidad. Hice de tripas corazón y entré en la sala de mujeres. La señorita Marlee estaba ahí; igual de alegre y sonriente. También estaba la señorita Lucy, hablando con mi mamá y mi hermana. Después de escucharla llorar en el pasillo pensé en muchas formas de ayudarla. La única que pensé fue en regalarle un perrito pero Neal dijo que sería una mala idea. Un perro no remplaza 18 años de tener una hija. Después pensé. Prácticamente le estoy dando un poco mas de tiempo con su hija, ya que no se puede ir del palacio a menos que yo lo diga.
En cuanto crucé el umbral, las cuatro me saludaron y me invitaron a unirme a ellas. Me senté y la señorita Lucy me tomo de la mano.
—Quiero disculparme por como reaccionó mi hija el día del Report y también explicarme. —Traté de decirle que no debía disculparse de nada pero no me dejó hablar —La razón por la que se quiere ir no eres tu. Lleva bastante tiempo sopesando la idea de mudarse y, con el corazón en la mano, pensé que pasar un tiempo fuera, cerca de la familia de Aspen, bastaría para quitarle esa idea de la cabeza... pero no fue así. La inspiró mucho que Kile quisiera seguir con su vida aparte y ahora quiere hacer lo mismo. No soportaría vivir lejos de ella.
—Tarde o temprano, ella tomará una decisión y no quedará mas opción que aceptarla. Sabes que la adoro pero si es lo que quiere no podemos detenerla —aconsejó mamá, lo cuál me pareció gracioso teniendo en cuenta que a ella no le importaba mucho lo que yo quisiera.
—Pero no lo entiendo. Josie —miró a la señorita Marlee —Ella nunca se ha planteado irse.
Mi hermana rodó los ojos y pensó lo mismo que yo Por supuesto que Josie jamás se iría del castillo. Solo que a mi me daba igual y a ella le molestaba.
—Lo sé, y le ruego a dios que jamás lo haga, ya sufrí lo suficiente cuando Kile comenzó sus viajes, si, viene a quedarse una temporada, pero no es lo mismo.
—Pero no puedes obligarla a quedarse. —insistió mamá. Después sirvió una taza de Té y la dejó frente a mi. Hice una mueca y la aparté de mi con discreción. Odio el Té.
—Lo sé. Ya hablé con ella y está decidida, también está un poco molesta con Aspen aunque no lo admita.
—¿Por qué esta molesta... —mi pregunta fue interrumpida por el sonido de unos tacones.
Mi tía May apareció de repente en la sala; parecía recién sacada de una revista de moda. Me levanté y la alcancé.
—Alteza —saludó.
—Cállate.
Soltó una carcajada y me abrazo. Cuando nos separamos me tomo de los hombros.
—Caray. Cada vez estás mas alto. —Apretó mis brazos varias veces y una sonrisa cruzó su rostro — y también mas fuerte. —negué con la cabeza y las mujeres en la mesa soltaron risitas —Pero no vine a hablar de eso. Quiero saberlo todo sobre la selección ¿Cómo estás? Me fije en las fotografías. Algunas son realmente guapas. ¿Ya te has enamorado?
—Qué va —respondí —Sabes que no soy un hombre de una sola mujer —bromeé y escuché a mamá y a mi hermana resoplar.
—Bueno, dales unos días
La tía May era así. Cada vez que venía al palacio tenía un nuevo amor. Ella si me entendía y jamás me juzgó por mis aventuras del pasado. De hecho, siempre me pedía que le contara. Puesto que nunca había sentado cabeza, solía tratarnos, a los cuatro hermanos y a mis dos primos Astra y Leo, como si fuéramos sus hijos.
Volví a sentarme cuando mi hermana la abordo con un chillido de emoción y un fuerte abrazo. Hablaron un poco y después se sentaron—¿Cuanto tiempo estarás por aquí? —preguntó mamá.
—Me marcho el jueves. Ya lo sé ¡Me voy a perder lo mas divertido! —lloriqueó haciendo pucheros —Pero Leo tiene un partido el viernes por la tarde y el recital de Astra es el sábado. Les prometí que estaría allí. Está haciendo grandes progresos —comentó a mamá —se nota que es hija de una artista.
Compartieron una sonrisa.
—Ojalá pudiera asistir. —se lamentó mamá.
—¿Y por qué no vamos? —sugerí con falsa indiferencia.
La tía May me miró perpleja —Eres consiente de que esté fin de semana tienes planes, ¿Verdad? ¿Grandes planes? ¿Planes que te cambiarán la vida.
Me encogí de hombros —No me preocupa perderme esos planes.
—¡Caleb! —me reprendió mamá.
—¡Lo siento! Pero esto es agobiante, prefiero las cosas tal y como están ahora. —"o hace dos años" pensé.
—¿Dónde están las fotografías?
—En mi habitación, tiradas por algún lado o posiblemente en el escritorio de Neal. Le dije que aprendiera los nombres por mi.
May alzó la mano y llamó a una doncella. —Querida ¿te importaría subir al dormitorio del príncipe y traernos los formularios de inscripción de las candidatas? Están en alguna parte muy posiblemente en el escritorio del joven Neal.
La doncella sonrío e hizo una reverencia. Presentí que en cuanto los tuviera en sus manos les echaría un vistazo.
—Permíteme que te recuerde tía May, un par de cosas. Uno, esos formularios son confidenciales; y, dos, aunque no lo fueran, no te van las chicas. —bromeé.
Mamá casi escupe su Té. Mi hermana se echó a reír al igual que Marlee. La señorita Lucy se limito a soltar una risita. La tía May me mira con una ceja alza y conteniendo una sonrisa.
—No le tomen el pelo —protesto la señorita Lucy —Estoy convencida de que lo hace con la mejor intención.
—Gracias, Lucy. No lo hago por mi, ¡Sino por Caleb! —juró —Entre todas le ayudaremos a adelantar un poco el trabajo. Deberíamos llamar a Maxon y a Carter a que ayuden... ¡oh! y también a Aspen.
Mamá se río —No creo que Aspen sea la persona que buscamos para esto.
—Si, definitivamente mi marido no debería estar aquí.
May las miró confundida. No puedo creer que no lo sepa. Según ella vio el Report y eso. Marlee fue a que la saco de su confusión.
—Mavi es una de las participantes, ¿recuerdas?
La compresión llegó a sus ojos —¡Oh mi dios! Es verdad. La pequeña Mavi. Recuerdo esa vez que pegó tus zapatos al suelo — dijo mirándome y de pronto soltó una carcajada —estas tan muerto.
Eadlyn concordó con ella y yo rodé mis ojos. Todas comenzaron a hacer comentarios sobre todas las veces que Mavi me molestó cuando era solo una niña y bromas sobre un celoso y papá protector general Ledger.
Cuando terminaron mamá se quejó —De todos modos no es así como funciona, no podemos ayudarlo —dio un sobo a su té con cierto aire de suficiencia.
La señorita Marlee soltó una tremenda y ruidosa carcajada. —Mira quien habla ¿acaso debemos refrescarte la memoria.
—¿Qué? —pregunto Eadlyn atónita. ¿Cuántos detalles de su fabulosa historia no habían ocultado? —¿A qué se refiere?
Mamá dejo la taza sobre la mesita y levantó una mano para defenderse.
—La noche antes de que comenzara la selección, me encontré con su padre por accidente y, para su información —dijo, aunque miro a la señorita Marlee —Podría haberme echado por ello. No era precisamente impresión que pretendía causar.
Comencé a reírme pero Eadlyn estaba helada. —Mamá, ¿puede saberse cuantas normas te saltaste a la torera? —exclamo Eadlyn.
Miró hacia el techo y guiño un ojo, como si estuviera contándolas con la mente. —De acuerdo ¿Saben que? Vean las fotografías cuanto quieran. Me rindo.
Mi tía sonrío hacia mi emocionada. La doncella regreso después de un rato con los formularios y fotografías, y las dejo sobre la mesa. La señorita Marlee no tardo ni dos segundos en coger un puño de solicitudes, lo cuál me sorprendió bastante. La segunda en tomar su puño fue la tía May y la tercera fue mi hermana. Mamá no toco ni una fotografía pero si asomo su cabeza par ver. La señorita Lucy resistió mas tiempo, pero al final se unió a todas.
—ah, esta promete —dijo mi tía May y me mostró una fotografía. Contemplé a la joven de mirada penetrante. Tenía el pelo rapado de un lado y mostraba una sonrisa brillante.
—Braeden Trains, diecinueve años, de Summer.
—Es... linda —dijo mamá medio insegura. La chica era guapa de una manera ruda, se veía por el brillo en sus ojos que no era para nada una dama.
—Bueno, a la vista está —añadió May —Y con un apellido como Trains, apuesto a que su familia es de Sevens. Según lo que dice aquí, está estudiando primero de publicidad. Eso significa que ella, o su familia, es de ideas fijas.
—Cierto —coincidió la señorita Marlee —toda una hazaña.
Aparté un par de formularios para darles un vistazo. Todas eran lindas pero ninguna llamaba mi atención lo suficiente como para querer leer todo el formulario.
—Y bien, ¿cómo estas? —me preguntó la tía May. —¿Ya está todo listo?
—Es creo— murmuré y me encogí de hombros —Ah... realmente no recuerdo mucho de lo que se hizo pero se que ya está todo. Neal se hizo cargo de lo que faltara de mi aprobación.
—Se te ve emocionadísimo— bromeó May y me dio un suave golpe con el codo.
Alce una ceja hacia ella —Supongo que estas enterada que nada de esto ha sido mi idea.
—¿Qué quieres decir, querido? —pregunto la señorita Lucy confundida.
—Por descontado, todos tenemos los dedos cruzados; queremos que Caleb encuentre a alguien especial, a una chica que merezca la pena. —empezó mamá con perspicacia —Pero, mientras eso ocurre, aprovecharemos estos mese para elaborar un plan que calme el malestar de la población por la eliminación de castas.
—¡Ames! —exclamó May —¿Tu hijo es un señuelo?
—¡No!
—Si, mas o menos eso soy.
La tía May me sobo la espalda para consolarme. Miré a mamá y vi la culpa en sus ojos. ¡Demonios! Suspiré.
—Tampoco sufriré tanto. Digo, 35 chicas solo para mi —pongo mi sonrisa engreída —Algo bueno debe de salir —mentí. Miré a mamá y ella me dedicó una sonrisa de agradecimiento.
—Tarde o temprano habríamos tenido que buscar a la pretendiente adecuada. Además, la Selección no es un vinculante. Caleb llegó a un acuerdo con Maxon; si no se enamora, adiós y mucho gusto a todas las chicas. Dicho esto, Caleb, como miembro de la familia real, está cumpliendo su cometido, creando un poco... de diversión.
—Y como eso no se le da bien a el— comentó mi hermana.
—Así se calmaran los ánimos y nosotros podremos tantear el terreno. Y me atrevo a decir que ya está funcionando.
—¿A si? —pregunté.
—¿No has leído los periódicos? —chilló Eadlyn —Te has convertido en la estrella del país. Los medios locales ya han comenzado a entrevistar a las candidatas y muchas son las provincias las que ya han organizado una fiesta con la esperanza de que su chica sea la elegida. Las revistas han comenzado a hacer sus apuestas con sus favoritas. Anoche vi un reportaje donde decía que las chicas había formado un club de fans...
La interrumpo —Dios Eadlyn, desde cuando lees los chismes —me quejé y ella me lanzó una fea mirada.
—Es verdad —confirmó la señorita Marlee. —Que Mavi vive en el palacio ya ha dejado de ser un secreto.
—¿También se han enterado de que no tiene intención alguna de participar? —espeté irritado y en seguida me arrepentí por la mirada de la señorita Lucy, no era su culpa y era obvio que le apenaba un poco todo esto.
—No, nadie sabe eso— se río mi hermana —Tu preciosa fama de ser irresistible para todas sigue intacta.
—Es bueno saberlo —le seguí el juego y me recosté en la silla con una sonrisa. Todas las mujeres me miraron mal y continuaron con sus chismes.
Mire los formularios detenidamente y fruncí el ceño —Qué raro —comenté —No pretendo parecer critico y todo eso pero miren —les mostré el formulario —Ya encontré 3 faltas de ortografía y todavía no lo acabo de leer.
Eadlyn ahogó un grito —¡A esa la eliminas enseguida!
Mamá me arrebató el formulario —Quizá estaba nerviosa.
—Seguro que era eso —me burlo y May se ríe entre dientes.
—No seas tan duro, cariño. Ellas deben estar muertas de miedo. —Me devolvió el formulario y lo sujeté con un clip a la fotografía de una chica con cara inocente y una cabellera rubia de rizos salvajes.
La tía May volvió a tomar otro formulario y lo examinó con detenimiento por tanto tiempo que me entra la curiosidad.
—No sabía que tu hija hablara tantos idiomas —dijo May mirando a la señorita Lucy —Ni que tocaba el piano. Y mucho menos que pintaba ¡Oh mi dios! Tampoco sabía que estaba estudiando Negocios Internacionales. Eso es impresionante.
La señorita Lucy se sonrojó. —Si, ella es muy lista.
—Y muy hermosa —dijo la señorita Marlee.
—Y toda una dama— termino mi madre y me guiñó un ojo.
Le arrebató el formulario a May. No es posible que haga todo eso. Jamás la he visto o escuchado tocar el piano. Leo toda la hoja. 5 idiomas, Habilidades artísticas y mas bla, bla, bla. Josie debió escribir todo esto. Me fijé en la fotografía que esta sujetada en la parte superior. Su largo cabello color chocolate pasa por sus hombros. Está sonriendo, sus mejillas ligeramente rosadas y sus ojos marrones brillan con cierta travesura. Esta, no es la Mavi a la que estoy acostumbrado; la que siempre esta con su nariz metida en algún libro o va descalza por los jardines llena de lodo.
Alcé la mirada y todas me estaban viendo con sonrisas raras. Relajé mi expresión y lancé el formulario a la mesa con el resto. —como sea. —murmuro.
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