Capítulo 6


En el despacho habían dejado treinta y cinco cestas distintas, repletas de los datos personales de diez mil personas distintas. Los sobres estaban bien sellados para así proteger el anonimato de las señoritas. Traté de aparentar emoción por el bien de las cámaras, pero sentía que en cualquier momento, comenzaría a rodar los ojos o hacer comentarios listillos. Peor aun, sentía que vomitaría en alguna de aquellas cestas.

Sería una buena forma de reducir el numero de pretendientes.

Papá apoyo una mano sobre mi hombro —De acuerdo, Caleb. Ahora acércate a cada cesta y escoge un sobre. Estaré a tu lado. Medida de que los vayas escogiendo, dámelos. Los abriremos en el Report de esta noche, en vivo y en directo. Así de fácil.

Para ser algo sencillo, me estaba resultando bastante abrumador. En una de esas cestas esta la persona con la que posiblemente pasaré el resto de mi vida. Le dije a papá que tendría sus tres meses, pero no se a quien engaño realmente, creo que principalmente a mi. En el fondo sé que terminaré casándome con una de estas 35 chicas. Respiro y me obligo a enterrar todos esos pensamientos bien profundo en mi mente. Es mejor pensar que mi plan de deshacerme de todas funcionará.

—Así pues, ¿Elijo cada sobre? —murmuré, confiando en que las cámaras no estuvieran grabando en este momento.

El me miró y me dedicó una minúscula sonrisa —es un privilegio que yo nunca tuve —susurró.

—¿Qué quieres decir?

—Luego. Ahora ve —volvió a susurrar y con la mano me invitó a entrar en aquel salón abarrotado de pilas y pilas de inscripciones.

Cogí Aliento. Podía hacerlo. La expectativas de la gente me traían sin cuidado; Yo tenía un plan y debía aferrarme a el aunque las posibilidades no estuvieran de mi lado. Saldría de esto ileso, sin ninguna mujer a mi lado.

Entonces ¿Por qué te estas ahogando? "Cierra la boca" pensé.

Me aproximé a la primera cesta cuya etiqueta leí que todas las participantes eran de Clermont. Saqué un sobre, los flashes de las cámaras me cegaron y las pocas personas que estaban en el salón aplaudieron. Mamá abrazó a Eady, emocionada; me hizo una mueca sin que nadie mas se diera cuenta. La señorita Marlee suspiró aliviada. Fue entonces cuando noté que la señorita Lucy no había aparecido. Osten tampoco pero eso no me sorprendía. Kaden si estaba aquí y observaba con interés.

Utilicé un técnica diferente con cada cesta. De una, escogí el sobre de la parte superior. En la siguiente enterré el brazo y pesqué otro sobre. Los testigos se emocionaron cuando llegué a Carolina, la provincia donde mamá había crecido; cogí dos sobre, los sostuve durante unos segundo y luego devolví uno al azar a su correspondiente cesta.

Entregué la última inscripción a mi padre y, acto seguido, recibí otra avalancha de aplausos y flashes. Fingí una sonrisa de felicidad y emoción. Guiñe un ojo a mamá y ella sonrío aun mas. Los reporteros se escabulleron para comenzar a redactar los artículos. Eadlyn y Kaden abandonaron la sala entre bromas, y mamá se despidió con una beso en la frente antes de irse. Papá y yo comenzamos a hablar, aunque no tenía mucho que decir.

—Lo has hecho de fábula —me felicitó en cuanto nos quedamos a solas. Su asombro era genuino —Hablo en serio, entiendo mejor que nadie que esto puede ser estresante, pero has estado perfecto. Te manejas muy bien ante las cámaras. Aun mejor que tu hermana.

—Si, soy bueno fingiendo —papá hizo una mueca y en seguida me arrepentí —Dijiste que tu no habías escogido las inscripciones ¿Cómo es eso? —traté de cambiar el tema de conversación pero al parecer este también era uno malo.

Tragó saliva —Ya conoces a grandes rasgos la historia de cómo conocí a tu madre. Sin embargo, hay detalles que hemos preferido guardar en un cajón. Te cuento esto porque creo que te ayudará a darte cuenta de la suerte que tienes.

Asentí, aunque no sabía qué dirección tomaría esta conversación.

El respiró profundo —Mi selección no fue una farsa, pero no estuvo lejos de serlo. Mi padre se encargó de elegir a dedo a todas las participantes; seleccionó a jovencitas con quienes se podían establecer alianzas políticas, familias influyentes o con un encanto natural capaces de hacer que todo el país besara el suelo por el que caminaban. El rey sabía que la selección tenía que ser variada para parecer legítima, así que añadió a tres cincos para disimular. Las que caerían enseguida, pero así la gente no sospecharía que todo era una pantomima.

Me quedé completamente inmóvil—¿Mamá?

—Se suponía que debía descartarla casi de inmediato. Te seré sincero. Mi padre trató de persuadirme para que la eliminara enseguida. Y fíjate en ella ahora. —De pronto su expresión cambió —Aunque jamás lo hubiera imaginado, el pueblo la adora como reina, incluso mas que a mi madre. Ha dado a luz a hijos fuertes, hermosos e inteligentes. He sido feliz gracias a ella. —De forma distraída jugueteó con los sobres —No sé si el destino existe o no. Pero, a veces, aquello que llevamos años anhelando aparece por la puerta, decidido a eludirte, a huir de ti. Y, sin embargo, al final te das cuenta de que siempre hay alguien para ti.

Hasta entonces jamás había tenido motivos para dudar de la historia de amor de mis padres. Pero después de ori a mi papá confesar que mamá ni siquiera era una opción, y a ella revelar que no pretendía entrar a formar parte de la selección, me pregunté como se las había arreglado para terminar juntos.

Por la expresión de mi padre, intuí que ni siquiera él se explicaba como se habían enamorado.

—Lo harás bien —dijo con orgullo,

—¿Qué te hace pensar eso? Sabes como me siento respecto a todo esto.

—Eres clavadito a tu madre... si, te pareces mucho a mi físicamente pero tu forma de ser es mas parecida a la de ella. Eres un chico decidido. Y mas importante todavía, odias el fracaso.

No se porque has decidido que para ser rey debes ser frío y distante de todos, pero veo a través de ese muro que has construido, Caleb. Esto funcionará, a menos que tu lo impidas.

Estuve a punto de decírselo, de contarle todo mi plan sobre hacer que esas chicas quisieran marcharse. Pero tal vez el tiene razón, tal vez esto en verdad salga bien. Pero la simple idea de estar atado al alguien que apenas conozco y que no estoy seguro de si en verdad la conozco me aterra y aun mas, me disgusta.

—Estoy seguro que todo saldrá bien —dije.

Papá puso su mano en mi hombro y sonrío —Cómo siempre.


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