✰ 8. OPINIONES
Cuando para de llover se hace fuerte una mujer
No vuelvo a llorar
Cuando te fuiste - Aitana y Natalia Lacunza
—Buenas tardes, Cenicienta. No esperaba para nada que me llamases —saludó, juguetón—. Puedes hacerlo más veces, si quieres.
Celia, cuya respiración agitada por la tensión del momento aún no terminaba de extinguirse, intentó expresarse de la manera más tranquila posible. Era la primera vez que escuchaba la voz de Pablo en vivo y en directo desde que se conocieron. Hasta ahora todo había sido mensajes y audios. Sin embargo, estaba demasiado afectada como para sufrir por dar una buena impresión.
—Sí, es que... Perdona, acabo de discutir con un amigo... Bueno, amigo no, con un imbécil.
—¿Qué ha pasado? ¿Estas bien? —El tono risueño del muchacho pasó a sonar preocupado.
—Sí, sí... O sea, no, es que... Joder, no sé ni por dónde empezar.
—Vale, tranquila. Relájate primero, no hay prisa, me lo puedes contar cuando quieras.
Intentó respirar profundamente, pero era como si en lugar de calmarse se sintiera más ansiosa que antes.
—¿Crees que soy una calientapollas?
Lanzó la pregunta como un dardo envenenado y Pablo, claramente sorprendido, no supo qué decir por espacio de tres segundos en los que la fortaleza que Celia había proyectado hacia Carlos hacía unos minutos, poniéndolo en su sitio de un golpe, se desvanecía como el vapor en el aire. Los ojos azules le volvieron a arder y se esforzó por reprimir el llanto.
—No —dijo finalmente—. No entiendo por qué me haces esa pregunta. ¿Quién te ha dicho que lo eres?
—Al parecer una buena parte del alumnado de mi clase piensa que lo soy. —Esbozó una mueca mientras hablaba.
—Pero ¿qué has hecho para que piensen eso?
Celia frunció el ceño molesta y levantó la voz.
—¡Nada! ¡Dios mío, no he hecho nada! No debería haberte llamado, pero quería saber qué pensabas... Quería que me dijeras que el sábado no te lo parecí.
—Tranquila, Celia, estoy de tu parte. —Pablo sonaba acelerado, como si quisiera corregir el error de percepción que su pregunta pudiera haber causado en la chica—. No pienso nada de eso. La otra noche creí que querías besarme, pero cuando te fuiste me di cuenta de que interpreté mal las señales. Un malentendido lo tiene cualquiera.
—Es que no las interpretaste mal. Yo también quería que me besaras, pero temí parecerte una tía fácil y me entró el miedo, salí corriendo... ¡Yo qué sé, no lo vi claro!
—Celia, para ya. —la interrumpió él—. No pienso nada de eso, te lo juro. ¿Por qué iba a estar hablando contigo si no?
Ella suspiró, sintiendo que sus lágrimas desaparecían ante la opinión de Pablo.
—Es verdad. Gracias...
—No hay que darlas. Quien vaya diciendo eso de ti es un idiota, no vale la pena llorar por una panda de burros.
Celia se pasó la muñeca por las ojeras, limpiando los restos húmedos que todavía brillaban bajo la luz de las farolas de la Avenida Blasco Ibáñez.
—Por cierto, cambiando de tema, debes tener un mensaje de Marcos, no sé si lo has mirado.
—No, no he mirado el WhatsApp en toda la tarde —se excusó ella—. ¿Es importante?
—No te preocupes. Ha propuesto quedar mañana para tomarnos algo después de cenar, ¿te apuntas?
—Claro, sí... —respondió, ida. Le había sentado bien escuchar de la boca de Pablo que tenía una opinión positiva de ella, pero no conseguía que la indignación por las palabras de Carlos desapareciese por completo—. ¿Quiénes?
—Bueno, la idea es que Dani y tu amiga Sara se vean. Parece que esos dos no saben tontear solos y necesitan ayuda —comentó, divertido.
—Es que Sara es tímida —la justificó Celia.
—Dani también. Por eso vamos a quedar. Para darles el ambiente necesario para que se vean sin quedarse en silencio uno al lado del otro.
—Es una buena idea.
Escuchó la risa de Pablo al otro lado de la línea. Sonaba como la de un niño, sincera.
—Son adorables —dijo—. Parecen dos adolescentes.
—Sí que es verdad. —Celia se dio cuenta de que ella también sonreía.
—¿Contamos contigo?
—Claro.
—Genial. —Y tras una pausa—: Porque tengo muchas ganas de volver a verte.
Celia se sonrojó y esbozó una de esas sonrisas de enamorada en silencio. Inocente y, de pronto, tímida, respondió:
—Yo a ti también.
—Pues hasta mañana, Celia Pedraza. Tengo que colgarte, he de llamar a Iván antes de que se vaya al gimnasio.
—¿A Iván? —Vaya, casi se había olvidado de él—. ¿También va a venir?
Su momentánea felicidad tembló en cuanto Pablo pronunció el nombre de su vecino e imágenes discutiendo en el umbral del patio, antes de marcharse cada uno a su casa, se aglomeraron en la mente de Celia como una película de terror. Se le caía la cara de vergüenza de pensar en el trato que le había dado a Iván después de que la acompañara a casa. Creía que se había excedido.
—Sí, esa es la idea. Aún no se lo he comentado, pero imagino que sí. ¿Por?
—Por nada, nada. Me parece genial. En serio —mintió, insegura—. ¿Le ha pasado algo últimamente? ¿Esta enfermo?
Iván, tan desaparecido de su subconsciente durante esos cinco días, asomó en su recuerdo a través del pensamiento de que en todos esos días no habían coincidido en el ascensor. Qué raro. Normalmente siempre lo hacían a primera hora de la mañana, cuando cada uno marchaba a las clases de su respectiva facultad. Él con su gabardina negra y una mochila verde oscura, y ella con su abrigo marrón claro y bolso a juego. Celia había llegado a pensar que ese era un ritual mañanero imposible de evitar, acostumbrándose al rostro atractivo y somnoliento de Iván que le delataba como un mal madrugador.
—No que yo sepa. ¿Por qué lo peguntas?
—Es que no he coincidido con él esta semana. No es lo común, siempre llamamos al ascensor a la misma hora por las mañanas. Tenemos horarios parecidos.
—Quizás se lo hayan alterado —sugirió con indiferencia Pablo—. No tengo ni idea.
—No importa, era curiosidad.
—Perfecto. —El chico hizo una pausa en la que Celia intentó pensar en alguien que no fuera su vecino. Tenía la sensación de que Pablo tenía telepatía o sospechaba de su cuestionable interés en Iván, pero finalmente él se despidió con normalidad—. Nos vemos mañana, Cenicienta. Lo estoy deseando.
—Y yo.
La conversación terminó con un pitido que indicaba que Pablo había colgado, pero Celia seguía sosteniendo el móvil en su oreja, digiriendo la realidad y maldiciéndose a sí misma por crearse tantos enemigos en tan poco tiempo. Se detuvo a mitad de camino, dudosa, y antes de seguir el recorrido de vuelta a casa marcó el número de Rebe.
—¿Celia? ¿Estás bien? No he parado de llamarte desde que te has ido, estaba muy preocupada... —dijo su amiga a trompicones—. Carlos es un estúpido, lo he tirado de casa en cuanto te has marchado, aunque jura que se arrepiente una barbaridad por todo lo que te ha dicho y que se quería disculpar contigo en cuando pudiera...
—No importa, no le des más vueltas... —la cortó Celia—. Estoy bien.
—¿Hablabas con él ahora? Me salía todo el rato que comunicabas.
—No, era el chico de la fiesta.
Rebeca enmudeció y procedió a lanzar un silbido bastante sensual.
—Mi chica no pierde el tiempo, ¿eh? Bueno, cuéntame, ¿qué tal?
Carlos pasó a un lugar secundario cuando Celia se volcó en explicar a Rebeca, con todo lujo de detalles, la verdad sobre aquel sábado en la discoteca, que empezaba a parecerle una noche maldita. Le habló de Pablo e Iván, reconociendo que ambos la atraían pero que Iván le producía una desconfianza que no encontraba cuando hablaba con Pablo. Él era sincero, amable y la trataba con cariño. Lo cierto era que no compartían gustos en casi nada, pero parecía interesarse por todas las aficiones de ella. Le dijo que pintaba, y quiso ver sus dibujos. Le habló de sus películas y series favoritas, y Pablo confesó que le encantaría ir al cine con ella alguna vez y conocer todo ese mundo interior suyo. De todos los chicos que había conocido Celia, ninguno había mostrado tanta implicación en ella, sin propuestas indecentes o coqueteos fuera de lugar. A Rebeca le pareció que, de ambos, Pablo era el príncipe azul de su amiga.
Afortunadamente esta el Principe Azul para hacer sentir mejor a Celia. ¿Qué opináis de esta conversación? ¿Os ha gustado el papel de Pablo en el conflicto?
Y además, ¿que sospecháis que pasará en el bar con Iván? Os leo 👀
Recordad que si os esta gustando la historia podéis darle a la ⭐️
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