Capítulo IV.


Luego del almuerzo, con Ginny comenzamos a caminar fuera del castillo, ya que había sol y no era un día tan frío.

—Bien, entonces, cuéntame, ¿cómo te enamoraste de Harry Potter? —dijo Ginny sonriendo, como si hubiera descubierto lo más divertido del mundo.

—Querida Ginny, ya te he dicho que no estoy profundamente enamorada de Harry —hago una voz dramática, como si estuviera leyendo un poema —, no me ha hechizado en cuerpo y alma, no bajaría la luna solo para verlo reír, ni nada de esas cosas que dices.

Ginny se hecha a reír muy fuerte y yo no puedo evitar hacerlo también.

—¿Estás segura? ¿y por qué te preocupa tanto qué te pondrás esta noche?

—Eso no me preocupa.

—Pero a mi sí, tenemos que buscar el atuendo perfecto para el elegido —dice pícaramente.

—Solo me pondré mi pijama y haremos la tarea en la sala común. Aunque, pensándolo bien, podría ponerme algo de labial, y peinarme bien, y ¿qué perfume debería usar? ¿crees que le guste el que uso? Es decir, ¿huele bien? ¿huelo bien? No es que me importe que le guste —.Ginny me mira con una sonrisa burlona.

—Hueles riquísimo, princesa. Y es genial que dejes de ser una aburrida y te pongas a planear tu cita.

—Que bueno, gracias, pero no es una cita, princesa. Aunque, como ya que sé que no te rendirás, admitiré que él es un poco lindo.

Ginny da un grito y empieza a saltar sacudiendo las manos. Unos Ravenclaw se dan la vuelta y nos miran.

—No, es que le ha salido Dumbledore en su rana de chocolate y está emocionada. Lo siento.

Tomo a Ginny del brazo para irnos de allí, luego nos miramos y comenzamos a reír a carcajadas. Es lindo tener una amiga después de tanto tiempo.

—Entonces no perdamos el tiempo, vamos a hacer un plan para que lo conquistes. Mira, sentémonos aquí en el césped.

Saca de su mochila un pergamino y una pluma, luego anota:

"Plan para que Rose Michelle Pestch conquiste a Harry James Potter, tengan hijos y que yo sea la madrina (obvio que al salir de Hogwarts, los embarazos adolescentes no entran en este plan).

—¿Qué tanto escribes? —le pregunto.

Ella da vuelta el pergamino para enseñármelo. Yo empiezo a reír y me tapo la cara con la mano, que vergüenza.

—Bien, paso 1, em..., déjame pensar. Ah, sí, "la cita", por algún lado tenemos que comenzar —.Se pone a anotar como loca.

—Muy bien, ¿pero yo qué puedo hacer? Los chicos invitan a las chicas a las citta, y no al revés, entonces depende de él, no de mi.

—Pestch, que anticuada. Comprende esto, los chicos son estúpidos, no se dan cuenta de las señales, así que tendrás que invitarlo tú.

—¿Yo? ¿Invitarlo? No, no, jamás podría -dije enérgicamente.

—Sí, tú puedes, solo menciónale que hay un lugar que amas en Hogsmeade, y que debería ir contigo la próxima vez así se lo enseñas.

—Wow, eres increíble para estas cosas, y obvio que serás la madrina. Digo, no, él no me gusta... Como sea.

—Claaaro, no te gusta —dijo la pelirroja arrastrando las letras.

—¿Qué tienen ahí? —habla Dean, que llega con Seamus y Neville.

Ginny esconde el pergamino en su túnica.

—Nada, no tenemos nada, Dean —digo con una sonrisa muy grande, fingiendo demencia.

—Bien, ¿podemos sentarnos?

—Eh..., sí, claro —contesto.

La verdad es que yo estaba enojada con ellos, pero tengo que ayudar a Ginny con lo de Dean. Para mi mala suerte Neville se sienta al lado mío y yo trato de mirar para otro lado.

—Dean, ¿sabías que a Ginny le gustan mucho los deportes? —.Ella da una mirada amenazante, a lo que le devuelvo una sonrisa burlona.

—No, no lo sabía. ¿Quidditch?

—Sí, amo el Quidditch.

Ellos se ponen a hablar de sus equipos favoritos, y Seamus comienza a pelear con Ginny por algo del juego que no entendí.

—Rosie —dice Neville en voz baja.

—¿Si? —digo sin mirarlo.

—¿Podemos hablar luego, en privado?

—Estoy ocupada hoy. De hecho, ahora tengo que ir a alistarme.

—Bueno, y ¿en otro momento? —dice algo decaído.

—No lo sé, en otro momento veré. Ginny, ya me voy.

—No, voy contigo, espera.

Agarra sus cosas y nos vamos.

—¿Pasó algo? —dice en voz baja mientras caminamos.

—No, solo que debemos elegir el atuendo.

—¡Sí! Casi lo olvidaba, vamos —dice contenta.

Luego de elegir la ropa y bañarme, bajo para buscar a Harry. Espero que no se de cuenta de cuánto me preparé, porque moriría de vergüenza.
Lo encuentro en un sillón, junto a Ron Y Hermione. Cuando me ven, los dos últimos se dan una sonrisa cómplice.

—Bien, nosotros nos vamos. Que te diviertas, Harry —dice Ron, riéndose pícaramente.

—No van a divertirse, deben terminar el trabajo, Ronald.

—Ay, eres tan aburrida. Vamos —

—Adiós chicos —digo antes de tomar asiento junto a Harry. Él me mira.

—¿Quieres que salgamos a la terraza?, para concentrarnos más.

—Claro —.Él me da la mano para ayudar a levantarme.

—Dame, yo lo cargo.

Él agarra mi mochila.

—Gracias Harry, eres todo un caballero —le digo sonriendo.

—No es nada, Rosie.

Nos sentamos en el piso de la terraza.

—Bu... —.Iba a hablar pero me interrumpe.

—Te ves bien, Rosie —dijo Harry nervioso.

—Ay, gracias. Me puse lo primero que encontré. Tu también te ves bien, Harry.

Ambos nos sonreímos y luego nos quedamos en silencio.

—Ah, con respecto al trabajo, pensé primero poner la definición de licántropo, luego sus principales características, y por último hablar de la posición mata lobos. ¿Qué te parece?

—Sí, es genial.

—Bien, ya lo remarqué en mi libro, ¿quieres que lo dicte así lo copiamos?

—Sí, adelante.

—Bien, la palabra licántropo viene del griego, pon entre paréntesis: "likos", dos puntos, "lobo", un guión, y "antropo", dos puntos, "hombre".

Así seguí dictándole a Harry hasta que nos cansamos. Luego comenzamos a hablar.

—¿Estás nervioso por el partido de mañana?

—Algo, pero no por las personas que lo vean, ya estoy acostumbrado a eso y al equipo, sino porque me da nervios no saber si vamos a ganar o no, me pone un poco ansioso.

—Entiendo, yo no podría dormir, me pasa cuando tenemos examen, solo quiero que pase y ya.

—Sí, entiendo. Es mucha presión y solo quieres que acabe.

—Exacto.

—Ah, por cierto, te traje esto —.Sacó un sándwich de su bolsillo. —Es que no te vi en la cena y supuse que tendrías hambre.

—Ay, eres muy amable, había olvidado cenar. Muchas gracias.

—Por nada, come. De ahora en más siempre traeré uno en el bolsillo por si te lo olvidas —dice y me sonríe.

—Genial, así si tengo hambre, que siempre tengo hambre, solo te lo pediré.

—Claro.

—Harry, me da curiosidad. ¿Por qué no le pediste ayuda a Hermione para el trabajo?Ella es mejor que yo.

—Ambas son muy buenas, excelentes. Pero es solo que me caes bien y quería pasar un rato contigo.

—Ah... Entonces podemos pasar el rato cuando quieras, tu también me caes bien.

Ambos sonreímos y nos ponemos a mirar el cielo. De pronto me distraigo y comienzo a mirar Harry. Yo podría jurar que él tenía los ojos marrones, pero son celestes, nunca lo había visto bien. Luego él me mira.

—Lo siento, Harry. No quería incomodarte. Es solo que nunca había visto bien tus ojos, tienen un color muy lindo.

—Gracias. Todos me dicen que son como los de mi madre.

—¿De ver... -No termino de hablar porque alguien me interrumpe.

—Mi Rosie, aquí estás. Tengo tu dibujo —dice Dean, siendo muy inoportuno.

—Hasta luego —dice Harry, levantándose rápido. Lucía algo molesto.

—Adiós, Harry. Descansa —digo en voz baja, queriendo matar a Dean.

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