Rahime había tomado dos concubinos más en aquella semana, quería terminar todo para ver nuevamente a Gökhan y a Ruslana.
Amira había sido la mujer que había despertado en su cama aquel día, su nuevo nombre era Havva, una belleza única pero que no le despertaba mucho interes, la noche anterior había recibido a Yusuf, un bellos castaño de hermosos ojos, pero igual que Havva, el tampoco había despertado interés alguno en ella.
—Puedes irte Havva - La joven beso su mejilla y se levantó para irse.
Por más que quisiera no podía calmar su interior, quemaba en deseo y no podía pararlo, quería tener a Ruslana y a Gökhan con ella.
—¡Aghas! - ellos ingresaron —Que se Prepare la siguiente concubina, quiero verla ya.
Aylin despertó a primera hora de la mañana con los gritos de las criadas, el Büyük había bajado al harem a verificar que las concubinas recibieran el té medicinal para calmar sus feromonas.
—Tráeme a la rubia de ojos azules, Rahime quiere verla ya - Aylin siguió gustosamente a la kalfa, fue a los baños a quitarse las imperfecciones y la suciedad, fue al salón de costuras por un hermoso vestido y se peino lo más rápido posible para llegar a tiempo.
Apenas ingreso pudo sentir a Rahime, estaba al borde del colapso y ella sería su ayuda.
Rahime la tomó tan pronto cruzo mirada con ella, pero por más que paso aquella mañana y tarde con Aylin, su calor no desaparecía.
—Puedes irte, llama a la kalfa - Aylin salió de ahí, no paso la noche con su majestad, pero si había sido tomada por ella, estaba segura de que un futuro daría noticias buenas.
—Escuche que su majestad ha llamado al siguiente concubino - Aylin se detuvo —Parece que la bonita rubia que tanto ladraba por grandeza no sirvió en la cama.
—Al menos yo fui a su cama, ustedes pasarán su triste vida sirviendole a todas sus superiores -las mujeres la vieron mal —Pobres tontas.
Aydin había recibido aquel nombre con gusto, era hermoso, pero su belleza era una misteriosa, ocultaba muchos secretos y no dudado en demostrarlo.
Cuando ingreso encontró el ambiente impregnado del olor de su señora, ni si quiera de arrodillo, se lanzó a la cama cuando la mano de Rahime le indico, se dejo tocar y domar por aquella gobernante.
Ruslana se dejo caer al diván, se sentía cansada y caliente, debido a su estado las kalfas habían optado por seperarla de Şahnaz, Ruslana era un peligro justo en aquel momento.
—Quiero ver a su majestad - Ruslana se retorcio en la cama.
—Esta con su harem.
—Ha pasado todo la semana con ellos... quiero verla.
—Pero no te vera, primero irá Gökhan.
—Entonces trae el té.
—No puedes, si te embarazas ese té puede causarte un aborto.
—Malditasea - Ruslana soltó un leve sollozo, por arte de magia la puerta fue tirada de una patada, de ella apareció Rahime, sus ojos estaban prendidos en deseo.
—Ese olor se siente por todo el palacio, Lárgate - la criada se reverencio y salió, le ordenó a todos despejar el harén y darle privacidad.
—Su Majestad, la extrañe - Rahime la beso, Ruslana sintió alivio al sentirla cerca.
Gökhan se paseo en sus aposentos con desesperación, dos semanas habían pasado desde que había visto a Rahime, su deseo por ella estaba aumentado día a día y temía que pronto explotara y sufriera de un colapso.
—Gökhan Damat - el nombrado miro al eunuco —Se nos ha ordenado darte unos aposentos nuevos.
—¿Por qué?
—Es para evitar conflictos - Gökhan asintió —La ikebire te verá pronto.
—Bien, puedes retirarte - el eunuco asintió y salio.
El olor de Rahime se sentía cerca, Gökhan se preparo y perfumo para esperarla, sabía que vendría y así fue.
Rahime estaba enfrente de el con una enorme sonrisa, sonrisa que fue besada por él.
Definitivamente Rahime había encontrado su lugar seguro en Gökhan y Ruslana.
Desde que el imperio se había fundado las mujeres alfas habían tomado el trono por generaciones, eso fue hasta que la abuela de Metap tomó el trono, había sido la única que había sobrevivido de entre sus hermanas alfas, las cuales murieron en la guerra por el trono y la última por una enfermedad.
Debido a que no había una mujer alfa para tomar el trono, Rukiye se había vuelto la primera omega, con ella trajo una dinastia de omegas en el trono, lo que todos consideraron una maldición, eso fue hasta que Rahime nació, Metap mato a sus hermanas y la coloco en el trono al morir.
El Büyük sultes había tenido que ver en las muertes de las hermanas de Rahime, aunque estas eran omegas, no se podía dar el lujo de poner a otra omega en el trono, así que tomó la fatal decisión de matar a las jóvenes.
—Escúchame bien, una alfa tomara el trono luego de Rahime, no importa de quien venga.
—No se preocupe majestad, Gökhan y Ruslana son los que darán noticias antes, son sus protegidos.
—Asegúrate de darles el té a las demás, quiero que las primeras nietas nazcan de ellos dos, no de nadie más.
—Ya nos aseguramos de eso, de todos modos su majestad también tiene la vista en ambos.
—Eso me gusta, envía hoy a Gökhan, luego de un mes podremos enviar a los demás.
—Bien majestad - el eunuco salió.
Rahime observo el increíble paisaje del jardín, había salido a dar un paseo con Ruslana, la joven a su lado le daba sonrisas coquetas de vez en cuando, ambas sonreían alegremente.
—Su Majestad.
—Dime.
—Debería de tomarme aquí - Ruslana la tiro al suelo y se le monto encima —Justo aquí.
—Que atrevida Ruslana, me gusta que seas así.
—Entonces demos paseos todas las mañanas, así podemos hacerlo aquí siempre.
—Y muy codiciosa - Ruslana soltó una risa traviesa —Hoy soy tuya Ruslana, así que procede como gustes.
—Escuche bien lo que dice, no se arrepienta luego.
—No me arrepentiría nunca de dejar que tu me toques como quieras.
—Es grato escuchar eso majestad, es grato que confíe en mi y en mis deseo.
Rahime ya escogió a sus protegidos ¿Cuáles son los suyos?
Mis redes.
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