Capítulo 3: Los rivales siguen aumentando...

[Día #3]

Había llegado el tercer día y todos ya estaban preparados para dar el primer paso en conquistar a Bakugou, claro está... todos menos cierto chico frío que parecía ignorar a todo el mundo y centrado en algo sumamente importante.

—¿Qué le pasa a Todoroki-kun? —preguntó Midoriya al ver cómo su amigo parecía absorto en sus pensamientos al estar escribiendo con gran concentración en una libreta.

—¡El muy sabandija está planeando algo para quedarse con Bakugou! —respondió Mineta con rencor.

—En realidad creo que todos ya tenemos algo planeado para quedarnos con él... —intervino Sero.

Conforme seguían conversando, más alumnos se les unían y presumían sobre su estrategia para ganarse el corazón del joven explosivo, el cual parecía estar también en su propio mundo e ignoraba todo lo de su alrededor.

—Yo aún no tengo un plan... —murmuró Izuku y todos se le quedaron viendo con una sonrisa victoriosa—. ¡¿Q-Qué?!

—Un rival menos —sentenció Ochako apretando un puño con alegría.

Lo que no sabían era que los enemigos iban a ir aumentando... sobre todo hoy día.

—Bueno —inició el profesor, el cual recién había llegado para comenzar la clase—, hoy día tendremos un entrenamiento en conjunto con la clase B.

Todos se quedaron de piedra al ver cómo los alumnos de esta entraban por la puerta y que lo primero que hacían era posar sus miradas en Katsuki.

—Maldición... —murmuró Kirishima al ver cómo Tetsutetsu analizaba con satisfacción a Bakugou.

—Oh no —añadió Kaminari al observar cómo Monoma miraba al chico explosivo para luego dedicar una sonrisa de superioridad al resto de la clase.

—Serán grupos de cuatro —informó Aizawa—. Vamos —finalizó dando a entender a todos que bajasen al patio.

[Reunión #2]

—¿Y bien? —interrogó Iida—. ¿Cuál es el plan?

Todos los del A, a excepción de Bakugou que los miró con extrañeza, se habían adelantado y bajado a gran velocidad para formar un círculo y discutir lo que harían a continuación.

—Pensemos —dijo Yaoyorozu y todos se quedaron en silencio mientras cerraban los ojos y dubitaban.

—¡No va a dar tiempo! —exclamó Ashido.

—Bakugou-chan nos está mirando —añadió Tsuyu señalando al susodicho que ya se encontraba en el patio y observaba con el ceño fruncido a todos sus compañeros.

—¡Los del B también tienen como objetivo a Bakugou! —intervino Kaminari con preocupación.

—Los rivales siguen aumentando... —murmuraba Midoriya para sí mismo.

—En estos momentos hay que trabajar como una clase unida y colaborar para eliminar otros obstáculos... —decía Iida mientras se ajustaba sus gafas.

—Y una mierda —interrumpió Todoroki—. Yo trabajo solo —sentenció con decisión y se alejó de aquel grupo.

Nadie sabía qué era lo que Shouto tenía planeado, pero parecía ir en serio. La mente de aquel chico era un enigma para todos; sobre todo desde que se enamoró de Bakugou.

—¡¿Qué le pasa?! —se quejó Minoru.

—Tal vez Todoroki sea más peligroso de lo que esperamos... —comentó Jirou.

Una molesta voz totalmente reconocible hizo que aquella pequeña reunión finalizase rápidamente y que todos se separasen al notar la presencia de un verdadero enemigo.

—¡Pero qué tenemos aquí! —exclamó Monoma mirando con desprecio a los del A—. ¡JAJAJAJA! ¡¿En serio piensan que tienen una oportunidad?! ¡¿No es gracioso?!

Pero un golpe en el cuello le hizo callar. Kendou había llegado para controlar al problemático chico.

—Disculpadle —dijo la chica de cabello naranja—. Es muy iluso y cree que tiene oportunidad con Bakugou —finalizó con una sonrisa nerviosa y se retiró llevando a rastras al desmayado joven.

Una voz más grave les hizo darse cuenta de que Aizawa ya había llegado y que era el momento de formar los grupos.

—Decididlo rápido —ordenó.

Luego de que Itsuka dejase a Monoma en un rincón apartado, se acercó nuevamente junto a su clase hacia los del A.

—Bien... —dijo Kendou al intercambiar miradas con el resto de sus contrincantes.

—¡Me pido a Bakugou! —interrumpió Tetsutetsu levantando la mano.

—¡¿Qué?! ¡Yo también quiero con Bakugou! —añadió Kirishima al ver las intenciones de su amigo de hierro.

—¡Silencio! —exclamó Yaoyorozu—. Todos queremos con Bakugou-san, pero hay que decidirlo de manera correcta.

—¿Piedra, papel o tijeras? —sugirió Kaminari.

Y así fue como ambas clases estuvieron un buen rato jugando a eso para elegir quienes estarían en el equipo de Katsuki, el cual seguía mirando con enfado a ambas clases.

—¡¿Qué mierda está ocurriendo?! —gritó totalmente alterado al ver cómo desde hacía rato le excluían.

—¡N-Nada! —respondieron todos separándose velozmente y fingiendo como si no hubieran estado haciendo nada.

Justo habían determinado a los tres ganadores que estarían en el equipo de Bakugou, y aunque hubo mucha decepción por parte de los perdedores, así habían quedado en decidirlo.

—¡Bakugou, es un gusto estar en tu equipo! —exclamó Ashido con una sonrisa.

—¡D-Demos lo mejor de nosotros! —añadió Uraraka.

—¡Bien! —incluyó Kaminari acercándose hacia el chico explosivo.

Mina, Ochako y Denki habían resultado vencedores, pero lo que no esperaban era lo que diría Bakugou a continuación.

—¿Por qué mierda tengo que hacer equipo con tres más? Se supone que es de cuatro, pedazo de inútiles —dijo dejando ver al sujeto que se hallaba detrás de él.

—Hey —saludó Monoma posando su mano en el hombro de Katsuki y mirando con superioridad a los atónitos alumnos.

—¡NO TOQUES! —reclamó Bakugou haciendo que Neito retirase su mano.

Se quedaron sin palabras.

—¿Cuando has...? —Kendou parecía estupefacta.

El que Monoma haya logrado convencer a Bakugou para estar en su equipo era una sorpresa para todos. Se suponía que estaba desmayado en un rincón, a lo lejos.

—¡¿Y BIEN?! —gritó Katsuki—. ¡¿CUANDO COMENZAMOS CON ESTA MIERDA?! —prosiguió alterado; al parecer ya quería que empezase el entrenamiento.

Kaminari, Ashido y Uraraka intercambiaron miradas dándose a entender que uno de ellos estaría fuera del equipo del chico explosivo.

[Querido Diario #4]

Tengo la duda existencial de qué se supone que hizo Monoma para que Bakugou-kun aceptase estar en su equipo. Seguro que utilizó algún truco sucio, porque no me lo creo.

—Kendou.

[…]

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