¿Y si nos besamos?
Los ojos azules de abrieron con pesadez al escuchar el sonido de la alarma a su lado. Parpadeó un par de veces intentando aceptar la idea de que era hora de despertar.
En ese intento vago de reaccionar las imágenes del sueño que había abandonado se repetían en su cabeza: su cabello azulado, aquella sonrisa torcida y tímida, su cuello blanco y aquella mirada índigo. Su corazón se hinchó con fuerza al sentirlo tan cerca y real, anhelando el regresar a ese sueño. Aquella sensación de extrañeza en sus labios que sabía que no la dejaría en paz hasta conseguir el objeto de su interés.
Se levantó de la cama más que con ganas, como obligación. Debía ir a su trabajo en la cafetería.
Una vez que estuvo en el autobús rumbo a la plaza comercial donde trabajaba, dejó salir un suspiro. Nejire Hado siempre era muy segura con lo que quería, algo que se reflejaba en sus sueños gran parte del tiempo. Si ella soñaba con ramen, terminaba yendo a comer a su restaurante favorito. Si soñaba con sushi lo pedía en delivery o gran parte de las ocasiones soñaba con aquellos postres deliciosos que habían abierto en la plaza donde estaba, siendo una clienta recurrente. Sus deseos eran simples y siempre buscaba satisfacerlo. Y tenía que, de lo contrario terminaba de malas o con aquel desazón en la boca que no la dejaba tranquila.
Una vez que llegó a su trabajo se enfrascó en atender a cada uno de los clientes que llegaban con la sonrisa que la representaba, sirviendo cafés negros, mokas, latte o algún sándwich o croissant. Revisó su teléfono cuando vibró en su bolsa y sonrió.
"Te ves tan hermosa"
Justo en ese momento levantó la mirada al escuchar la campana que indicaba un cliente nuevo. Sus labios de curvaron de forma más genuida al descubrir a Tamaki enfrente suyo.
—Hola — saludo Nejire con sus mejillas sonrojadas. —¿Qué se te ofrece?
Él sonrió de aquella forma torcida que hacían que el corazón femenino se detuviera. Tamaki Amajiki, tan apuesto como la primera vez que lo vio cuando fue al cine en sus primeros días trabajando en la plaza y del que se enamoró sin medida al verlo. Él la había atendido en la taquilla y Nejire quedó totalmente encantada. Y él fue su motivación para ir más regularmente al cine durante las siguientes semanas, viendo cualquier película que estuviera en cartelera. Todo para poder hablar un poco con él y crear una especie de amistad entre ellos.
Con eso descubrió aquella timidez que más que algo malo le resultó adorable. Y la motivo a ir más allá, siendo clara con el hecho de que salieran. Al inicio Tamaki se mostró perplejo, quedándose en la taquilla sin moverse cuando ella le dijo que salieran juntos, pensando que era una broma. Pero Nejire volvió a repetirlo en la siguiente ocasión.
Al final terminaron saliendo...pero como amigos. Algo que frustró a Nejire en demasía cuando fueron a comer dumplings, aunque eso le permitió a ambos ser más unidos, saliendo cada semana a algún sitio. Lo que Nejire estaba realmente emocionaba y más porque se mensajeaban a todo momento...pero aún así no era suficiente. Ella no quería una amistad con el Amajiki, desde que lo vio su decisión fue que salieran. Por lo que cuando salieron por ramen, tres meses atrás, ella se lo dijo.
—¿Cómo debería tomar estás salidas? —Contempló su plato de ramen y luego al chico a su lado.
— ¿Tomarte? No entendía a qué se refería. — Me has dicho que querías comer ramen. — El tiempo con Nejire le había permitido conocer aquella peculiaridad de la fémina de que soñaba aquello que quería comer ese día. Por eso terminaba saliendo algunos días entre semanas para saciar el antojo de la fémina.
—Si, ¿cómo debería? ¿Cómo una cita?
Tamaki se atragantó con el caldo de su ramen y tosió. Casi se le salía un fideo por la nariz.
—¿Cita? — Tragó saliva en un intento de deshacerse de aquella sensación de incomodidad en la garganta. — Somos amigos.Tamaki lo dijo más que como algo obvio, con cierta duda.
Aún recordaba a la fémina apareciendo en el cine con frecuencia. A pesar de qué él no siempre la atendía en la taquilla, la había visto en la dulcería, en el puesto de crepas del cine o entrando a alguna sala. Y en algún momento ella sugirió salir. Tamaki le había dado tantas vueltas en su cabeza en ese instante y debido a la gente detrás de la chica de cabellera azulada, ella se fue prometiendo que volvería por una respuesta. Una respuesta a la que Amajiki le dio tantas vueltas... ¿A qué se refería solamente con salir? Cuando se lo comentó a Mirio, él se emocionó moviendo las manos y asegurando que se refería a como una cita, ha que eso explicaría la presencia de ella en el cine con frecuencia. Por supuesto, Tamaki desechó aquella idea con facilidad. No podía ser cierto, porque ¿Cómo alguien como ella podría fijarse en alguien como él? Considerando que había personal más agradable como Mirio o Kirishima que eran amables y seguros en cada palabra que decían. Por eso mismo, cuando Nejire volvió a preguntar aceptó con la idea de que sería como simples amigos. Eso es lo que podría aspirar.
Aunque el salir con ella fuera del trabajo le permitió comprobar que aquella chica era realmente encantadora. Con aquella sonrisa dulce y luminosa, su risa agradable, además de poder hablar con ella sobre cualquier cosa. De alguna forma su timidez disminuyó a su lado y ella parecía tan interesada en lo que tuviera que decir... que aquel sentimiento que al inicio despertó por el físico femenino, se incrementó a algo más profundo. Por lo que esperaba ansioso cada salida con Nejire, aunque fueran solo amigos.
O eso es lo que había pensado, pero ahí tenía a la fémina mirándolo penetrantemente.
—¿Amigos? — Ella repitió sus palabras.
Amajiki simplemente asistió, aquel sentimiento rasposo en su garganta, por lo que tomó el vaso de agua que tenía enfrente y dio un sorbo.
—Yo no quiero que seamos solo amigos. —Ella jugueteó con sus palillos, un poco nerviosa, algo que la desconcertó. — Yo deseo mucho más.
Él se atragantó aún más cuando escuchó aquello y su corazón se agitó violentamente. Nejire sujetó su antebrazo, obligándolo a mirarla.
—Yo...cuando te pedí salir no me refería a plan de amigos, yo realmente quería que saliéramos con la idea de formalizar algo. — Mencionó atrapando los orbes índigo contra los suyos. — Tú... me gustas, lo has hecho desde que te vi y quiero estar contigo.
El rostro masculino cambio de diferentes tonalidades de rojo al escuchar aquellas palabra y su corazón latió a punto de salirse ¿Había escuchado mal? Pero la mirada cálida y con decisión le hizo comprender que estaba hablando en serio. Su voz se extravió y la vergüenza lo invadió por completo. ¿Ella lo quería?
—Tu...¿Quieres estar conmigo? — Nejire lo vio con indecisión.
Siempre había obtenido lo que quería pero si aquel chico tímido la rechazaba, no tenía ni idea de que hacer, lo quería tanto que no podría pensar en un escenario donde todo esto desapareciera. La indecisión la abrumó.
—Si, si quiero. —Respondió Amajiki con la voz entrecortada.
Y aquello definió el inicio de su relación, de eso habían pasado tres meses. Dónde de mensajeaban más o iban al departamento del otro para pasar el rato juntos o comer juntos. Además que se habían besado un par de veces, solo un par en esos tres meses. Algo que Nejire había disfrutado tanto la primera vez que todo su cuerpo de estremeció, a pesar de que había sido algo leve, debido al nerviosismo de Tamaki. Él no tenía experiencia y no es que ella tuviera mucha pero cuando ella se acercó el simplemente de quedó quieto y presionó sus labios contra los suyos y luego guio los labios torpes a moverse un poco. Aquello casi hacia que Tamaki se desmayada, sin embargo, después de aquella ocasión se repitió un par de veces más, solo un poco más profundas. Hasta en alguna ocasión él se había inclinado y la había besado mientras esperaban el autobús a casa. Nejire no podía estar más enamorada.
Por lo que verlo ese día, yendo a verla antes de entrar al trabajo, su corazón se agitó.
—Un café late — Esa era la excusa de Tamaki de estar ahí.
Ella se giró para preparar el pedido, dándole un vaso más grande y mas crema batida, hasta que se lo entregó.
—¿Hoy saldrás tarde? — Preguntó Nejire un poco ansiosa, recordando su sueño.
—No, a las cinco estoy libre.
—Pasaré a verte cuando salga. — Mencionó Nejire, solo faltaban dos horas.
Tamaki simplemente asintió y salió de ahí cuando clientes entraron a la cafetería.
Una vez que Nejire salió deñ trabajo se quedó con las ganas de ver al Amajiki al encontrar el cine lleno, ante el estreno de una nueva película. Por lo que salió de ahí, avisando a Tamaki que se había ido. Llegó a su casa realmente ansiosa, dando vueltas en la cama, con las imágenes en su mente. Presionó los labios frustrada, no podía seguir alargando aquello. Por lo que tomó su móvil y tras dudarlo un poco tecleó.
"He despertado con antojo de dumplings."
Esperó pacientemente mirando la pantalla. Tal vez estaba ocupado, tenía demasiada gente ese día. Se dejó caer en la cama boca arriba, tarareando una canción en su mente. El móvil en su mano vibró y lo levantó para leer su respuesta.
"Los llevaré."
Nejire sonrió ante esa respuesta y que aquello que quería e insinuó saliera, que él fuera a verla. Por lo que espero ansiosamente durante las siguientes horas. Hasta que la puerta sonó tres veces y Hado casi saltó de la cama, caminando hacia la puerta, hasta abrirla, descubriendo aquella cabellera y ojos índigo tan profundos. Aún recordaba como al inicio él evitaba su mirada por los nervios, algo que desapareció cuando empezaron a salir y ganar aquella confianza entre ellos, aunque aún en los últimos tiempos como amigos él se mostraba más seguro y sus ojos se encontraban más frecuentemente.
En esos tiempos él la miraba de tal forma que le quitaba el aliento. Amajiki levantó su mano dejado ver una caja de delivery e ingresó cuando Nejire se lo permitió. Él fue hacia la cocina, en búsqueda de un poco de agua después de aquel viaje hasta ahí.
Nejire contempló cada uno de sus movimientos, la forma despreocupada de caminar, aquel suéter holgado negro y su pantalón de mezclilla. Se veía tan bien, aunque ella siempre pensaba eso de él. Su cabello despeinado, sus largas pestañas y sus labios haciendo contacto con el vaso de agua y su manzana de Adam moviéndose al tragar. Él se detuvo y la miró sonriendo y fijádose de la mirada penetrante de su novia.
—¿Sucede algo? — Ella simplemente negó. — Levantó una ceja, absorto. ¿Sé había confundido? Nejire se detuvo enfrente suyo, tomando la bolsa que tenía entre sus manos.
—¿No tenías antojo de dumplings?
— No, realmente no.
Tamaki la miró confundido ¿Entonces...porque le había pedido aquello? Nejire estaba tan...extraña, podía sentir los ojos azules totalmente fijos en él desde que llegó y eso lo ponía nervioso ¿Acaso estaba enojada? ¿Había hecho algo malo? Tragó saliva, un tanto nervioso. Intentó ordenar las palabras en su mente y la manera de decir las cosas, de arreglar lo que estuviera mal.
Nejire lo contempló fijamente, encontrándose con esos orbes indigo profundos. Sus ojos azules se centraron en su cabello despeinado, su manzana de Adam, las clavículas que se asomaban de su ropa y finalmente contempló sus labios.
Tamaki dio la vuelta, dándole la vuelta, absorto sobre que podría haber hecho mal, caminando hacia la mesa, intentando pensar, tal vez..
— ¿Y si nos besamos?
Los labios de Tamaki Amajiki era lo que había soñado ese día. Aquello de lo que tenía antojo. Aunque más precisamente de él, de todo él. Por lo que había usado esa tonta excusa para traerlo ahí y poder estar juntos. Pero si tenía que esperar que la cosas fluyeran para besarse... no podía soportarlo.
Además que con Tamaki debía ser directa o él no entendería.
Amajiki se tropezó con la mesa al escuchar aquella pregunta. El dolor subió por su pierna y se dejó caer en el suelo, se había golpeado el dedo pequeño de pie. Nejire se arrodilló enfrente suyo, asegurándose que no se hubiera pasado nada más grave, pero solo había sido el golpe.
—Lo siento, creo que lo he soltado sin más. — Levantó la mirada para verlo. — Pero con Amajiki debo ser clara. — Se llevó un dedo a la barbilla con aire pensante. — Aunque no lo he sido cuando te dije de que tenía antojo.
Él la vio divagar hasta que el dolor desapareció de su pie y las ideas vinieron a su mente. Entonces... ¿Ella quería besarlo? Tal idea aceleró si corazón pero el verla con aquellos ojos brillantes e impacientes entrando enfrente suyo, lo guío a inclinarse y presionar sus labios contra los suyos, en un dulce beso. Su corazón agitado y sus manos sudando ante su iniciativa. Se alejó cuando transcurrieron unos segundos, viendo a la mujer enfrente suyo, con una frase escrita totalmente en el rostro.
"¿Eso es todo?"
Nejire era en ocasiones muy fácil de comprender, aunque para Tamaki no sabía si eso era del todo bueno, porque lo llevaban a pelear con su timidez. Sus besos siempre habían sido de esa forma e ir más allá...
La besó de nuevo y ella rodeó su cuello, acercándose más hacia él, sentándose en su regazo. Tamaki intentó guiar el beso pero Nejire estaba realmente ansiosa, por lo que lo profundizó aún más, demandando más de él. Tamaki escuchaba su propio corazón en sus orejas al sentir aquella sensación tan agradable, por lo que rodeó la cintura femenina.
Nejire degustó de la calidez y suavidad de los labios masculinos, mucho más de lo que había soñado, él sabía tan bien. Aunque ella en tantas ocasiones hubiera querido llegar a algo mucho más... intenso, de alguna forma él tenía suficiente autocontrol para detenerla. Aún así estaba dispuesta a aceptar todo lo que él le ofreciera...
Nejire se entregó a la calidez embriagante que Amajiki le ofrecía, disfrutando plenamente del antojo de aquel día y sabiendo que aquello se repetiría hasta que Tamaki dejara de controlarse.
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