Mírame

Sus ojos azules se desviaron de la libreta que estaba en la mesa para observar a su compañero que tenía a un lado, hablando más de lo que cualquier otra persona lo hubiera visto hacerlo, intentando explicarle la duda que ella le había preguntado.

A pesar de ser bastante tímido en lo que refería hablar con la gente, en público y ser el centro de atención, realmente se esforzaba cuando Nejire le pedía ayuda con la parte teoría de alguna asignatura. Los tres grandes, solían ayudarse mutuamente en cuestiones escolares. Por eso mismo tenían ese título, eran la excelencia en el tercer grado. Adicional a eso hacían sus prácticas donde destacaba su gran dominio en el manejo de sus habilidades. Mirio solía ser excepcional en cuestiones prácticas, mientras tanto Tamaki tenía una mayor habilidad en cuestiones teóricas. No significaba que no era bueno en combate, realmente lo era, pero él solía prefería las cosas practicas donde no fuera el centro de atención.

Su personalidad tímida e insegura dictaba que fuera de esa forma. Y ni hablar de sus habilidades sociales. Eran terribles. No podía hablar con gente nueva, aun cuando habían ido a los salones de primero para dar una plática a los nuevos héroes, no había podido decir ni una sola palabra. Por eso mismo Amajiki se refugiaba entre sus dos amigos. Nejire recordaba que tuvo que hacer un gran esfuerzo para que él estuviera cómodo a su alrededor. Porque antes solo estaba con Mirio. Hasta que ella llegó y lo obligó a que le hablara hasta que estuvo lo suficiente tranquilo enfrente suyo para mirarla a los ojos.

De alguna forma, a pesar de sus personalidades tan opuestas, Nejire no se dio cuenta cuando había comenzado a sentir algo por su tímido compañero. Su curiosidad despertó con sus orejas puntiagudas, que había tocado sin permiso y provocado un gran sonrojo en el rostro masculino. Al inicio le parecía un poco fastidioso que se avergonzara por cualquier cosa que ella hiciera... hasta que un día, simplemente, ver las mejillas coloradas de Tamaki al intentar sostenerle la mirada fue algo bastante satisfactorio. Y más al saber que era a su causa.

Convirtió en su placer personal evocar esa reacción en su compañero cuando pudiera, sintiendo un cosquilleo en su estómago al lograrlo. De forma normal, al inicio, Tamaki se alejaba con rapidez o retiraba la mano de Nejire con nervosismo, ante sus actos impulsivos. Como tomar un mechón de su cabello o juguetear con su corbata hasta deshacerla. O tomar algo de su comida en el almuerzo.

Hasta que un día, súbitamente, Amajiki dejó de hacerlo. Dejó de apartar a Nejire y poner la distancia entre ellos. Acción que alertó a la fémina e hizo que un sonrojo se formara en sus mejillas. Ella le había dicho que se había hecho mal la corbata, en una tonta excusa para acercarse. Él simplemente se había dejado deshacer y volver a realizar la corbata por la heroína Nejire-chan. Ella no pudo creérselo, y más cuando él simplemente había apartado la mirada, esperando pacientemente. Hadō pensó que había sido alguna casualidad, pero en el almuerzo, mientras comían, ella tomó un par de granos de arroz de la mejilla de Amajiki que se habían quedado ahí en un bocado. Tocó la piel masculina a propósito, retiró los granos y se los llevó a la boca.

Tamaki había palidecido y se había disculpado un momento para ir al baño. Hadō se quedó estupefacta. En ese momento había llegado Mirio quien había visto la escena mientras se acercaba.

―Eso realmente le gustó. ―Nejire no entendió sus palabras, hasta que días después de que aquel comportamiento extraño siguiera repitiéndose lo entendió.

Amajiki había disfrutado ese contacto, fue en ese momento que ella misma reconoció que disfrutaba cada contacto que tenía con su compañero. Siempre su interior se agitaba cuando lo molestaba y más cuando lograba ver ese adorable sonrojo en su rostro. Eso significaba que él posiblemente le correspondía sus sentimientos.

Aquel hecho alteró a Hadō , quien por algún absurdo pensamiento, pensó que era cuestión de tiempo para que Tamaki buscará algún tipo de acercamiento, más allá que solo el ser amigos.

Se dio cuenta, un mes más tarde, de que había sido una pésima idea. Tamaki Amajiki era el hombre más tímido, reservado e inseguro que había conocido en toda su vida. Jamás nunca nada iba a pasar si de él dependiera. Se había reprendido mentalmente por haber pensado que eso funcionaria. Era absurdo, había sido en extremo ingenua.

Por lo que en ese momento sus "interacciones" se limitaban a encontrarlo de vez en cuando observándola con fijación y poniéndose nervioso al ser descubierto. Compartir el almuerzo o de él buscándola en la salida para caminar a los dormitorios. A pesar de que eran cosas sencillas, Nejire sentía un golpe en su pecho al ver a Tamaki buscándola, esperándola fuera del salón o cuando la había acompañado en el festival escolar sin despegarse de ella en ningun momento. Había estado en primera fila para ver su demostración. Se había elevado en el cielo con ayuda de su poder, a pesar de estar nerviosa, todo se tranquilizó cuando miró a Tamaki observándola con fijación y una ligera sonrisa en los labios.

Nejire se había sentido tan encantada ese día, de como él le había aplaudido, preguntándose si él la vería tan hermosa como todos los demás chicos de la escuela le habían dicho cuando ganó el concurso. No le interesaba lo que los demás chicos habían pensado, solo quería saber lo que Tamaki pensaba. Y sabiendo que no lo diría sin más, lo había interceptado mientras caminaban a su habitación, aun con la corona puesta y las flores en sus brazos.

―Amajiki-kun ¿cómo me veo?

El aspirante a héroe se había inmutado en ese momento, sin poder decir nada. Nejire había insistido una y otra vez, aunque él intentó alejarse, el héroe quimera permaneció callado. Si Tamaki la conocía lo suficiente sabría que no lo dejaría en paz hasta que lo dijera. Hasta que finalmente, con él acorralado en la pared, cubriendo ligeramente su rostro con su mano y mirando al suelo, dejó salir una única palabra.

―Hermosa. ―Esa sola palabra había enloquecido el corazón de la fémina.

Eso había pasado una semana atrás, las cosas habían regresado a la normalidad y Tamaki parecía más tranquilo que los primeros días donde evitaba verla. Tal vez por recordar la vergüenza de ser presionado hasta que dijera aquello que tanto quería escuchar.

Nejire no era reconocida por su paciencia, carecía de ella. Aunque estaba consciente que al sentir cosas por él, tendría que aprender a hacerlo. Por eso mismo, a pesar de que pensaba que ese hecho desencadenaría alguna situación entre ellos, se frustró al ver como todo regresó a la normalidad. Ellos hablando con normalidad, Tamaki huyendo de su mirada de vez en cuando o encontrando como la miraba fijamente entre clases. Se sentía estancada y que no habría ningún tipo de avance jamás. Esa era la forma de ser de Tamaki, lo sabía, debía esperar. A menos que ella hiciera algo al respecto.

Era casi imposible que él diera un paso, bien, ella no tenía ni un problema en darlo. A pesar de que cualquiera pensaría que era espontanea e impulsiva, cuando se trataba de Tamaki, sentía el nerviosismo revolotear en la boca de su estómago. Él le hacía sentir demasiado, a pesar de que no compartían más que miradas, eso era suficiente. Con sus mejillas sonrojadas, sus labios temblorosos y su postura insegura, Tamaki Amajiki influía demasiado poder en Nejire. Pero estaba dispuesta a dejar eso atrás para forzar un tipo de avance.

Observó de reojo los labios masculinos moverse, su reciente adicción ocular, solía verlos con más frecuencia de lo que quisiera. No podía entender nada de lo que decía, estaba atrapada entre el movimiento de la piel y la voz grave del masculino, tan distante de su personalidad insegura. Le gustaba tanto escucharlo hablar, aunque no lo hacía tanto como quisiera.

Respiró profundamente y sin más se levantó del sillón atrayendo la mirada masculina encima al ser tan abruptamente. Con una sonrisa divertida se colocó enfrente, sentándose a horcadas en sus piernas. Fue consciente de como el cuerpo masculino se tensó en extremo, paralizándose por completo. Nejire sonrió divertida ante esa reacción, le gustaba causar cosas en él tanto como él podía provocar en ella.

Hadō pegó sus labios a la oreja contraria, acariciando con la nariz el lóbulo de la oreja masculina. Ese acto desató un estremecimiento debajo suyo. Ella sonrió y se fascinó del olor corporal contrario. Siempre pensó que Tamaki podría oler tan suave y dulce, considerando su personalidad. Contrario, su aroma era tan atrapante y fuerte, dominante, similar a la brisa agitada del mar. Ella se sentía agitada por esas olas del mar, con el estomago revuelto y la calidez que emanaba del cuerpo contrario alcanzar su propia piel.

Nejire fue consciente de como los brazos masculinos pasaron encima de sus piernas, sin tocarla. Se echó para atrás para poder tener una mejor visión del hombre. Tenía hacía abajo el rostro, ocultando su mirada. Aquel hecho le frustró al no poder ver la expresión que podría tener. Nunca había estado tan cerca de él para poder olerlo o sentirlo de esa forma. Estaba encantada pero ¿él estaba incomodo? ¿O que estaría pasando por su cabeza?

Levantó su mano izquierda y con ayuda de su dedo índice y pulgar tomó la barbilla masculina, empujándola hacia arriba para alzar el rostro. Al inicio estaba tan rígido que una ligera presión no fue suficiente.

―Mírame, Amajiki-kun.

Al decir esas palabras su resistencia se suavizó y pudo elevar el rostro, hasta que pudo verlo en totalidad, enlazando su mirada con la de él. El tono incandescente en las mejillas, la boca en una mueca nerviosa y los ojos pequeños, con un mar de emociones presentes.

Tamaki escuchó su interior gritar al sentir el cuerpo femenino encima suyo. Al inicio pensó que era un tipo de sueño, magnifico. Sin embargo, cuando sintió el aliento golpear su oreja notó que era real y tenía a Nejire Hadō encima de él. Todo su cuerpo reaccionó estremeciéndose en totalidad, sintiendo sus piernas derritiéndose y sin fuerzas. El aroma femenino, el calor corporal, su aliento y la posición, todo era demasiado para él. Si una sola mirada de la chica lo derretía entre clases, algo como eso era demasiado. Pensó que se desmayaría en cualquier momento, pero se obligó a sí mismo a permanecer ahí, disfrutando de aquel acercamiento. A pesar de su piel erizada, las palpitaciones desquiciadas de su pecho y como el aire se habían atorado en sus pulmones. Su rostro ardía con intensidad y más aún cuando sintió los dedos sujetar su barbilla elevándola. No podía verla, no dejar que lo viera o sería tan evidente todo lo que le ocasionaba. Sintió todo su organismo derretirse al escucharla hablar en su oreja. Y sin más, se dejó llevar, encontrándose con aquellos orbes azules que tanto le gustaban.

Nejire sintió su pecho golpear con violencia al encontrar esa mirada ten reveladora. Sintió su rostro caliente y sus ojos bajaron hasta ver los labios presionados del chico, en una mueca. Sin poder resistir más, se acercó reclamando esos labios que tanto la habían tentado durante todo ese tiempo, sin apartar la mirada del par de orbes azul oscuros del héroe quimera. Lo vio deshacer la mueca que hacía y entreabrir los labios. Una calidez abrumante llenó su estómago ante el contacto y lo besó lentamente, embriagándose del sabor masculino.

Eran mucho más suaves de lo que había pensado, tan dulces y hechizantes, fue consciente de las manos tímidas rodeando su cintura. Ella rodeó el cuello del chico y lo besó con el corazón en la boca, entregándose a ese sabor sin igual. Tamaki Amajiki, era tan cálido, tan encantador y extremadamente dulce, era demasiado.

Nejire Hadō había esperado tanto, tan pacientemente, pero había valido la pena la espera. 

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Es demasiado facil entender/suponer los sentimientos de Tamaki conforme a Nejire, al ser un chico tímido, es sencillo de alguna forma. El problema sería la personalidad particular de Nejire, al ser tan infantirl y de que aveces parece distraida. En esta historia plasmé lo que a mi perspectiva ella pensaria  sobre Tamaki y como serían sus sentimientos. 

Quedó tan dulce que muero de amor  

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