Capítulo V

Eres muy mala en esto de fingir que nada pasó

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Fay

   La enorme águila volaba a toda velocidad, sus gigantescas alas batían al viento y el aire que salía de ellas acariciaba mi rostro y me alborotaba el cabello.

   Graznó haciendo un molesto eco que sentí inclusive dentro de mi cabeza.

—Las alas de la verdad— susurró una voz en mi interior

—¿Alas de la verdad?— cuestioné, sin embargo no recibí nunca una respuesta

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   Desperté en mi cama completamente sudada y con un sobresalto inmenso.

  ¿Qué había sido ese sueño?

  ¿Por qué no podía recordarlo?

   Tenía un pequeño sentimiento de deja vú y un extraño malestar en la espalda desde la mañana.Seguro había dormido en una posición incómoda la noche anterior.

   Me levanté e hice algo que no había hecho nunca, esperé el desayuno en la cama.

   En cuanto la empleada del palacio se fue, procedí a comer sin parar, era como si me hubiese poseído un hambre voraz e incontrolable, lo cual era inusual dado que no solía comer demasiado.

   Al acabar de comerme literalmente todo lo que habían traído del palacio aquella mañana de invierno, sentí una necesidad imperiosa de darme un baño helado, sentía como si me estuviese quemando por dentro, tenía un calor abrasador que amenazaba con consumirme.

   Algo más raro aún con el frío que hacía esos días y más en el bosque, donde casi no entraba el sol por las tupidas ramas y copas de los árboles.

   Me desnudé con rapidez y entré al agua sin percatarme de nada más.Era tan refrescante y deliciosa.El estado de relajación al que estaba llegando era casi mágico, hasta que escuché las ramas moverse a mi espalda.

—Sé que estás ahí Lucien— dije luego de soltar un bostezo

—Buenos días a ti también Fay— rió

—¿Es divertido espiarme?— cuestioné alzando una ceja y luego me sentí tonta al recordar que estaba dándole la espalda

—Pues, no te negaré que la vista es fabulosa

—Deja de verme, estoy desnuda— comenté medio dormida— pareces acosador

—Lo sé, y tú deberías salir del agua porque pareces estar a punto de quedarte dormida, además te va a dar una hipotermia con el frío que hace, sal del río Fay— me regañó

—No me regañes, no eres quién para juzgarme cuando andas de mirón— me burlé

—No veo que te moleste mucho que ande de mirón— comentó divertido

—La verdad no me importa— bostecé de nuevo

—Fay, si no sales del agua iré a sacarte así que mejor vístete y vámonos— advirtió en tono serio

—No te atreverías— balbuceé

—¿Me estás retando?

—¿Y si es así qué harás?

—Si lo que quieres es que te toque solo dilo y deja de inventarte excusas— rió

—Engreído, saldré yo sola— bufé mientras me desperezaba

—De acuerdo

—Date la vuelta— crucé los brazos sobre mi pecho aunque el agua me daba por la cintura

—Como usted ordene Princesa— se burló nuevamente

—Lucien, no te responderé

  Luego de secarme subimos al castillo para poder entrenar, aunque antes debía cambiar mi ropa por algo más práctico, dado que un vestido no era lo más adecuado.

  Tenía sueño, demasiado, mis párpados estaban sumamente pesados, solo me apetecía dormir hasta el día siguiente.No quería entrenar, añoraba mi cama.

   Obligando a mi cuerpo a responderme, visto que él no se mandaba solo, bajé las escaleras cual zombie para encontrar a Lucien muy entretenido hurgando entre mis libros.

—¿Qué se supone que haces?— alcé una ceja

—Estoy quemando tus libros—, comentó sarcástico

—Muy divertido— reí leve y me senté en el brazo del mueble en el que se encontraba él

—Para ser alguien que tiene prohibido amar tienes demasiados libros románticos.

—Hey, si no puedes vivirlo al menos toca imaginarlo, además son hermosas— sonreí

—No son hermosas, de hecho son pura fantasía, desde que estoy aquí sentado no me he topado con una que sea realista— argumentó

—¿Para qué necesitas que sean realistas?

—No lo sé.¿De qué nos sirve creer en cosas vanales e inexistentes?Cuando nos demos un buen golpe de realidad solo dolerá más el hecho de saber que siempre vivimos pintando castillos en el aire— se encogió de hombros

—¿Y qué te hace pensar que es malo soñar?En mi opinión, la realidad ya es lo suficientemente cruda y dolorosa, si buscamos eso mismo en los libros no nos quedaría esperanza a la cual aferrarnos, porque aunque no te des cuenta, al final del día, ella es quien te mantiene vivo y cuerdo, la esperanza y solo la esperanza.

—Al parecer eres bastante soñadora Fay

—¿No lo sabías?Creí que te dedicabas a acosarme— me burlé

—La verdad eso no lo decía en los libros

—¿Hay libros acerca de mí?— cuestioné

—Al parecer eres la única que no lo sabe, lo cual es irónico visto que hay miles de teorías acerca de tu personalidad, tu magia, hay incluso quienes creen que no eres real.

—Pues al parecer soy la única persona en los cuatro reinos que desconoce su propia vida, no sé si sentirme halagada o asustada— reí quitándole peso a la situación

—Piensa que tal vez estás mejor así, al menos aquí te mantienes a salvo.Fay, no importa lo que cuenten de ti o todas las leyendas que se inventen, jamás pierdas eso por favor, eres la persona más pura, fuerte, noble y hermosa tanto por dentro como por fuera que conozco, eres un diamante en bruto.La maldad que hay afuera solo arruinaría un corazón como el tuyo— dijo sin apartar su intensa mirada de la mía

—¿Y si quisiera conocer el mundo?— cuestioné

—El mundo es un lugar oscuro y hostil, sin embargo tiene muchas cosas buenas, prometo que un día, te enseñaré el mundo y verás de lo que hablo, eso sí, no pienso dejar que nada ni nadie destruya tu luz— sonrió

—¿Lo prometes?

—Lo prometo

—¿Por el meñique?— alcé mi dedo con una sonrisa

—Por el meñique y por siempre— dijo entrelazando su dedo con el mío

   Me mordí el labio inferior con tanta fuerza que casi lo hice sangrar.Él no dejaba de observarme con esa expresión de voy a leerte el alma y yo no podía apartar mis ojos de los suyos.

  Comenzamos a acercarnos despacio, el espacio entre nuestros rostros era casi inexistente.

  Mi corazón latía desenfrenado y lo sentí a punto de saltarme del pecho en cuanto su nariz rozó la mía.Mis labios cosquilleaban, una sensación de emoción comenzó a crecer en mi pecho y cuando el esperado contacto llegó, las mariposas de mi estómago comenzaron a revolotear a un punto en el que casi creí que saldría volando por su culpa.

   Sus labios se movían con suavidad y ternura sobre los míos, casi temerosos de una reacción negativa por mi parte, sin embargo lo dejé hacer.

  En cuanto fui capaz de adaptarme a su ritmo le cedí completamente el control.Sujetó mi rostro con una mano mientras me acariciaba la mejilla con el pulgar.

   Lo sentí sonreír sobre mis labios un segundo en el cual nos separamos para respirar y sin sopesar demasiado las consecuencias, esta vez fui yo quien se adelantó a besarlo con ganas.

   Él correspondió sin vacilar un solo solo segundo y aquello hizo mi corazón latir una milésima más rápido, si es que eso era posible.

   Estuvimos así por largo rato, ni siquiera recuerdo bien cuanto tiempo fue, solo sé que cuando nos separamos y me miró a los ojos supe que estaba perdida, porque más que nunca estaba segura de que definitivamente me estaba enamorando de Lucien.

   Mordí mi labio inferior de los nervios y no pude evitar dejar escapar una pequeña sonrisa tímida, sin embargo tosí para disimularlo e intenté sin éxito fingir que nada había pasado.

—¿Entrenaremos hoy?— cuestioné dando vueltas por la estancia cual trompo

—Eres muy mala en esto de fingir que nada pasó.¿Te lo han dicho alguna vez?—rió

—Pues no, para tu información eres la única persona con quien he hablado más de tres palabras sin que salga corriendo

—Ya, sigues intentando despistarme, para tu mala suerte, soy experto en este juego Fay— espetó burlón

—¡Arg!¡Está bien!¡No estoy enamorada de ti!¡Pero sí me gustas!— grité enfadada— ¡Y odio eso!Se supone que no debe ser, no debes gustarme, debo repeler cualquier sentimiento romántico que quiera acercarse a mí.

—¿Pero por qué Fay?No lo entiendo.¿Por qué?

—¡Porque estoy diseñada para eso Lucien!¡No puedo amar, porque si lo hago, el mundo será meras ruinas y todo será mi culpa!¿Sabes acaso cuánto desearía ser normal?¿Te has puesto a pensar en las ganas que tengo de salir de aquí, de ver el mundo, de hablar con la gente sin que salgan corriendo?

—Podrías hacerlo— susurró

—¿Qué cosa?

—Salir, podrías hacerlo sabes.Podríamos ir juntos, con mi magia, te haría invisible y podríamos escapar, irnos lejos de aquí, a donde no nos encuentren nunca y ser felices.

—Es irónico que no creas en cuentos de hadas, porque justo ahora hablas como si la vida fuese uno.Al final soy más realista que tú.

   Soltó una risa amarga

—Una cosa es ser realista y otra es ser pesimista, pero está bien Fay, si tú quieres que las cosas sean así, así serán, voy a irme, no volverás a saber de mí— afirmó y sentí mi corazón arderme en el pecho mientras me daba la espalda

—Lucien— susurré al borde de las lágrimas y lo sostuve de la mano

—Si quieres que me quede solo debes pedirlo Fay, lo haré, haré todo lo que quieras, pero necesito que me lo pidas, o de lo contrario no soy quién para ejecutar.No me corresponde decidir por ti y tampoco te quiero presionar, pero si no estás dispuesta a correr riesgos jamás tendrás vida propia y eso es algo que debes entender— no pude ver sus ojos, más no fue necesario, podía adivinar su expresión a la perfección.

   Estaba dolido, frustrado, triste, confundido y todo eso era culpa mía.Me sentí inmensamente mal, no solo por él, sino por mí también.

  ¿Por qué no podía amar con libertad?

  ¿Dónde estaba escrito que no tenía derecho a ser feliz?

   Estaba cansada, demasiado cansada, así que no sopesé demasiado mis palabras cuando hablé.

—Quédate, quédate conmigo

    Giró la cabeza con rapidez y me miró con los ojos como platos.

—¿En serio?— cuestionó temeroso

—Demasiado en serio— afirmé sonriendo

   Me abrazó con tanta fuerza que por un segundo creí que me asfixiaba, sin embargo poco me importó y correspondí a su gesto con igual entusiasmo.

—Lucien— susurré

—¿Sí?

—Me estás asfixiando— reí leve

—Lo siento— se rascó la nuca divertido y yo sonreí— ¿Quieres entrenar hoy o te vas a entregar a la pereza?

—Mmmmm, a decir verdad tengo ganas de hacer nada por hoy.¿Te apuntas?

—De acuerdo, de cualquier modo, hoy no podía quedarme mucho rato aquí, tengo cosas que hacer y deberé irme luego así que... seamos perezosos por un día.

—Perfecto

   Nota mental:Preguntarle qué tantas cosas hace fuera de aquí, es que a decir verdad no sé mucho de Lucien, es un completo misterio la mayoría de su vida.Además, siempre decía que tenía cosas que hacer, hacía tiempo tenía ganas de averiguar qué tan importantes eran.

   Llevábamos un buen rato acostados en el césped intentando adivinar formas en las nubes.No sé en qué punto de la tarde me quedé profundamente dormida y Lucien me cargó hasta mi habitación.

   Cuando desperté vi a mi lado una rosa violeta con una nota.Sonreí ante el gesto y abrí el papel.

   Hasta mañana, hermosa Fay

   Pasé de Princesa a hermosa, ese es un gran avance.

   Me levanté aún con algo de sueño, pero luego de estirarme un poco este se aplacó, de cualquier manera iba a cenar e irme a la cama de nuevo.

   Sentí otra vez el ligero malestar en la espalda e intenté hacer tronar mi cuello, de seguro había dormido en una posición incómoda.

—¿Princesa Fay?— escuché la voz de la doncella del palacio y volví a la realidad

—Pase— sonreí

    La muchacha se adentró en la habitación con algo de miedo, más no lo demostró demasiado, dejó la bandeja y algo sumamente inusual sucedió.

    Ella me habló

—Princesa Fay, se encuentra usted bien—indagó

—Sí.¿Por qué?— cuestioné

—No lo sé, es que, su piel está más pálida de lo normal y sus ojos, ya no son azules, pareciera que se oscurecen de a momentos.

—No he notado nada extraño— fruncí el ceño pensativa— Gracias por preocuparte, veré qué sucede.

—De acuerdo, me retiro si me permite

   Asentí y luego de que salió me levanté de la cama a mirarme.Al observar mi reflejo en el espejo pude confirmar el comentario de la doncella.

   Esa no era yo.La chica del espejo en verdad era mucho más pálida, sin embargo sus mejillas eran rojas y tersas cual manzanas, pero lo más notorio en su rostro, eran los ojos, de un violeta tan intenso que parecía hasta irreal.

   Toqué mi rostro por puro reflejo y pude apreciar a la perfección mis facciones, sí, la verdad me veía sumamente extraña.

   Una punzada en la espalda mucho más fuerte que las anteriores me hizo doblarme hacia adelante del dolor y casi instantáneamente me quité el vestido para revisar.

   La sorpresa no me cabía en el cuerpo al notar sobre mis omóplatos una especie de espina de color oscuro saliéndome de la piel.Palpé la zona con cuidado y noté que dolían al tacto.Por eso me molestaba el vestido hoy, ya que era cubierto en esa zona.

   Lo peor de todo era que yo sabía a la perfección lo que me estaba ocurriendo y no es que fuese algo bueno, o al menos no en mi situación, porque las alas de la verdad estaban comenzando a salir y con ellas, mi profecía se comenzaba a cumplir.

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