Proteger

Mentiría si digo que tengo ganas de salir corriendo de este lugar.

Al ingresar al edificio de Gabriel's las miradas se centraron en mí. Por inercia, me enfoqué en el pasillo que conduce a la cafetería. Repiqueteo mis dedos sobre mis caderas.

Da la vuelta, no tienes nada que hacer aquí.

Se supone que, enfrentar mis miedos me hará más fuerte...comienzo a dudar de esa afirmación.

¡Son tonterias! Por supuesto que tengo miedo. Aquí sucedieron tantas cosas ¡No soy una maquina!

Tampoco es que tenga más opciones. Aunque el incidente en mi contra es noticia de boca de todos. Ninguna de las casas de moda a las que postulé, me ha llamado para trabajar con ellos.

Gabriel's es mi única opción.

Avancé por el lobby con la cabeza en alto. Directo al cubículo de la recepcionista.

No quiero que mi alter ego Honey sea conocido por la prensa, así que, para mostrarme como Marinette, opté por un estilo más recatado, de colores sobrios, llevando mi cabello atado a un moño bajo. Mi vestido de falda plisada de corte "A" color azul marino, con un cárdigan blanco de cuello redondo y medias blancas con zapatos azules. Es un atuendo decente para esta evaluación.

—Buenos días—saludé a la chica de cabello rosa y ojos marrones.

—Buenos días, bienvenida al Atelier de Gabriel's ¿En qué puedo ayudarla?

—Este...soy Marinette Dupain Cheng, me citaron para una evaluación de trabajo, con el CEO y el Diseñador en jefe.

—Claro. Permítame un segundo—Marcó un numero en el conmutador—Voy a anunciarla, para que la persona asignada la guie a la sala de reuniones.

Por favor, que no sea el tarado de Agreste.

¿Marinette? —Di medía vuelta al reconocer esa voz.

—Señora Anarka, que gusto...

—¡Dime Anarka! —corrigió y me dio un fuerte abrazó que me dejó sin aire unos segundos—¡Mírate, te ves hermosa! —Me sonrojé por su alago—Mireille y yo, estábamos muy preocupadas. Tanto que, fuimos a visitarte a tú casa y no te encontrabas.

—Este...muchas gracias por su cumplido. Estoy mejorando y por lo de mi casa...estoy viviendo en un apartamento—Lo siento, pero necesito paz. No puedo dejar saber a otros donde me encuentro—Queda muy lejos de aquí. La prensa asediaba mi casa y tuve que mudarme.

—Esos buitres carroñeros y amarillistas—protestó.

—Marinette Dupain Cheng—una tercera voz nos interrumpió—Acompáñame.

Al darme la vuelta, me encontré con la mujer que vi antes de ser entrevistada por Agreste. La misma que se burló de mí, cuando la máquina de limpieza falló.

Menos mal que no eres rencorosa.

—Con permiso Anarka. Hablamos más tarde—. Me despedí en cuanto la mujer de lacia cabellera platinada, comenzó a avanzar. Troté un poco para darle alcance.

Me siento tonta por ir detrás de ella.

¿Será una modelo? Algo es seguro, no es la asistente de Agreste ¡Aah! Porque no enviaron a Ondine, ella si es una dama en cuanto a modales y trato.

Subimos al ascensor sin cruzar palabra. Es más, ella nisiquiera me dirige la mirada. Veo su reflejó en las paredes metalizadas. Es esbelta, se nota que tiene buen gusto para vestir. Esa falda de cintura ancha a la rodilla, le ajusta bien en sus curvas. La blusa con holanes en el escote, le favorece a su amplió pecho.

Mi atuendo no se compara para nada al de ella. ¿Qué tal que evalúan el outfit? Estes vestido no se ajusta a los estándares de la marca. Si este tema vale el setenta y cinco por ciento de la evaluación. Estoy perdida si fracaso en algo tan básico. No debí elegir este outfit...

Mis manos están temblando, me estoy desesperando de estar encerrada. Tengo que respirar... ¡Tengo que controlar mi respiración!

Recargué mi espalda en la pared. Cerré mis ojos y puse mi mano en mi abdomen.

Respira, lento y con calma.

Lo que acabo de decir, no ha ocurrido, no puede afectarme lo que aún no pasa. No tengo control sobre eventos futuros. El presente es lo único que puedo controlar.

Repetí en mi cabeza, aliviando la molesta sensación de sentirme sofocada. Escuché las puertas del ascensor abrirse.

Olvidas que, no estamos solas.

Abrí mis ojos, asustada, para encontrarme con la mirada por sobre el hombro de la esbelta mujer.

—Es...estaba calmando mis nervios—Sonreí avergonzada por la situación. La altiva mujer, regresó su atención al frente.

—Llegamos al lugar de la reunion—Salió del ascensor y la seguí—Este piso es para la elaboración y creación de perfumes, cosméticos y la Prêt-à-porter del área comercial de Gabriel's.

Toda la vergüenza se esfumó, al vislumbrar el exterior del pasillo. Antes había visto está sección, pero por mi mal humor de ese entonces, no aprecie lo impresionante que es. Fui hacia una de las vitrinas que estaba en una de las oficinas. En el interior se apreciaba una pared de color negro, con estantes caoba, llena de frascos de distintas fragancias.

Percibí varios aromas en el ambiente, comencé a estornudar por la molestia que me causaba.

Esa habitación es dónde los especialistas evalúan las fragancias. Los laboratorios para su elaboración están detrás de la puerta del fondo—explicó—Será mejor que continuemos, tú nariz está muy roja.

Soy alérgica a las mezclas de aromas—Saqué un pañuelo de mi bolso, para cubrir mi nariz—De manera individual no son un problema.

Mi debilidad en la alta costura es el área de perfumes. Fue uno de los cursos que más se me complico en los estudios.

La galante mujer no me dijo nada, continuo su camino y yo detrás. Nos encontramos con varios empleados vistiendo chaquetas blancas de laboratorio. Para mi suerte, nos alejamos un buen tramo de la sección y mi nariz pudo respirar en paz.

Nos detuvimos frente a una puesta ancha de cristal escarchado. Al parecer separa las secciones en este piso.

—Está es el área de reuniones de este piso. Es donde te evaluaran—informó, al mismo tiempo, pasó su tarjeta para desbloquear el acceso.

Adrien

Después de lo ocurrido este fin de semana, me siento diferente; mis energias estan repuestas, para retomar el mando de Gabriel's. Extrañaba vestir trajes a medida.

Tengo que reconocer que no imagine que, salir a explorar con una sabelotodo que viste cute, le daría un giro extraño a mi vida.

Cuando regresé a mi casa después de ir al cementerio. Me dio curiosidad investigar un poco sobre la depresión.

Honey dijo padecer esto, tras el abandono de su ex.

Leí los artículos médicos relacionados al tema y, mientras más me sumergía en la información, no pude no relacionar ciertos síntomas, con el comportamiento de mi madre. Ella estuvo lidiando sola con una empresa que no pudo dirigir, soportando el dolor de una traición y el luto a la vez.

Fuera de eso, tengo la idea de que quién introdujo a mi madre a las drogas. Se trataba del mal nacido de su segundo esposo. Él le proveía de los venenos, hasta que la abandonó. Rumores dicen que está en la banca rota y se la vive mendigando en la calle.

Sin embargo, prefiero enfocarme en mis negocios que, andar buscando vengar a los muertos.

Hablando de negocios, "La rata Dupon" será evaluada por Armand, el diseñador en jefe. No le tengo nada de fe a que esto cambie el resultado. Nisiquiera he pensado el cargo que le asignaré, si aprueba.

Lo dudo al cien por ciento.

—Los artesanos que protestaban por menos horas de trabajo, alegando que se hiciera un desfile al año, desistieron de su propuesta—informaba Armand, al tiempo que colocaba un maniquí para la prueba.

—Significa que las fechas de la semana de la moda de ambas temporadas ¿Se mantendrán?

—Si, Adrien. Tengo a los artesanos trabajando a todo lo que da para el desfile de enero. Pasa por el atelier más tarde, para que supervises los avances.

Durante los cambios que la empresa afrontó, en seguridad y personal, el atelier no paro sus labores. Respetando las horas designadas para mantener a Gabriel's dentro de la Haute Couture.

—Buenos días—Ambos nos centramos en la entrada, donde Winter ingresó, acompañada de "La rata Dupon"

En cuanto su mirada se encontró con la mía, pasó de maravillada a desafiante.

Que me da que, saldrá de la prueba llorando.

—Buenos días, Winter—Saludé cuando estaba frente a ellas. Sonreí por compromiso—Señorita Cheng ¿Su abogada no va a acompañarla?

Esa gata rabiosa, que ni se muestre.

—Buenos días, Joven Agreste—. Su mirada no luce vacía, pero si rara. Mesclada con su desabrida actitud y vestuario—Bridgette no se presentará, pero revisará el contrato...

—De aprobar, claro está—rebatí—No hay que adelantarse al resultado.

—Por supuesto. No perdamos tiempo y comencemos ¿Le parece? Joven Agreste.

Nos desafiamos con la mirada.

La rata desayuno, insolencia.

—Buenos días—Armand se situó en medio de nuestra guerra silenciosa—No nos han presentado. Soy Armand D'Argencourt.

—¿Usted es el diseñador de Gabriel's? —El semblante de ella cambio de cara larga a, una de admiración—Es un placer conocerlo—Sin dudar, extendió su mano—Su trabajo en las pasarelas es sorpendente—Aduladora.

Marinette.

Pensaba que estaría únicamente con el engreído Agreste y la tipa amargada ¡Es un alivio que un profesional de la moda esté en la evaluación!

—Tonterías, señorita Cheng. Cumplo con mi trabajo, haciendo lo que me gusta.

—Sabe mi nombre—¡Oh, que emoción!

Media humanidad sabe tú nombre.

—Todos en esta sala sabemos de usted. Por eso estamos interesado en descubrir, que es capaz de hacer.

—Es cierto...yo...—La risita fastidiosa de Agreste se dejó oir. Me corté, no sabía que responder.

Estás dejando una mala imagen.

Primero permítame presentarle a las personas que, evaluaremos su trabajo—Habló Armand. Me sentía cómo pez fuera del agua—Ella es Winter Lawless, directora general de Gabriel's—La orgullosa mujer, no cambió su despectiva mirada—Adrien Agreste, el CEO de Gabriel's—Presumido— Y mi persona, Armand D'Argencourt, diseñador en jefe del Atelier—El diseñador me empujó con delicadeza por la espalda, para llevarme a dónde estaba un maniquí, al lado de una mesa de trabajo, con distintas telas y pedrería fina sobre está—Aquí está su área de trabajo para la evaluación. Tiene las indicaciones en este papel de lo que tiene que hacer—Indicó—Tenga en cuenta que, deberá seguir las normas establecidas por la Haute Couture, para elaborar la prenda y sus detalles. A partir de este momento, tiene dos horas para completar la evaluación.

Armand se retiró, a una pequeña sala al lado, dónde Winter y Agreste, estaban bebiendo café. Regresé mi atención a lo importante; los materiales y las instrucciones. Seré evaluada por dos personas que esperan a que me equivoque y una neutral.

Claro, si no es que te odia ya, por hacerle perder el tiempo. Es el diseñador en jefe y tiene que, estar supervisando el atelier y no a ti.

Agarré las instrucciones, las leí detenidamente: Debo elaborar un bolero con holanes en las solapas, y decorarlo con una aplicación de rosas y perlas en la parte superior derecha.

Sin temor a equivocarme, la Haute Couture exige la costura a mano.

La tela es organza...tengo pedrería fina...las rosas debo armarlas para crear la aplicación. Necesitará un forro para que se sostenga sin problema.

Fallarás no puedes con esto. Diseñas para niños, esto es las grandes ligas ¿Qué harás cuando tengas un ataque de panico? O de ansiedad. Retrasaras a todos.

Mi subconsiente tiene razón, no puedo con esto, es mucho trabajo...

{Me avisas si el ogro de tu entrevistador te acepta}

De forma inesperada, recordé el mensaje de Emmerich. Me provocó una leve sonrisa; pronto recordé todo lo que fui capaz de superar en estos días. Mis amigos me apoyaron siempre, lo dieron todo, para que yo tenga está oportunidad.

No estudié tres años en Central Saint Martins, para intimidarme con una prenda.

Determinada a asumir el reto, fui por una bata y barbijo. La alta costura se rige de reglas, porque cada prenda es una obra de arte, para mostrar el alcance y poderío de los emporios de la moda.

Voy a demostrar que estoy a la altura de sus exigencias.

Elegí las agujas y organicé mi mesa de trabajo. Para sumergirme en mi trabajo.

Adrien

—¿La contratarás? —Winter inquirió. Armand se había apartado para supervisar a "La rata Dupon"—Esa chica no está bien—prosiguió—En el ascensor, estaba murmurando cosas, se recostó en la pared mientras su respiración era, irregular...no sé, cómo explicarlo.

—No puedo oponerme. Estoy siguiendo las reglas establecidas por el Consejo de Trabajo y la abogada de la rata.

—¿Rata? Le llamaste así, cuando te pregunte por la compra de la ex mansión Agreste.

—Actualmente: "Las ruinas de La Rata Dupon"

—Si, olvide que le diste esa propiedad en compensación. Esa chica solo traerá problemas de contratarla. No parece estar del todo bien.

—Entonces no hay de que preocuparse. Si lo que Chloe y Audrey pregonan es cierto, ella terminará haciendo el ridículo al final de la prueba. Si reprueba no hay contrato.

Por esa razón, no me he molestado en acercarme a ver su trabajo. Es obvio que terminara en desastre. Además, con lo delicada que es, ira a llorarle a su gata protectora.

Para que le recete otra compensación monetaria.

El tiempo transcurría, así que me dediqué a responder correos y dar asignaciones, mientras Winter se entretenía organizando mi fiesta de cumpleaños, con ella a cargo, no tengo que perder tiempo en trivialidades.

—El tiempo se ha terminado. Manos fuera de la prenda—anunció Armand, checado la hora en su reloj de cadena—Señorita Cheng, sitúese al lado de la mesa de trabajo.

Esto significa que debemos revisar. De mala gana me levanté del comodo sofá, al igual que Winter.

Una pérdida de tiempo.

Armand fue el primero en revisar el bolero con aplicación de rosas y per...

¡No es posible! ¡No, esto no puede ser!

Las puntadas son finas y uniformes. Los cortes del bolero se ajustan al maniquí, elaboró los pétalos de las rosas ella misma, cuidando los pliegues y forma de la flor. Añadió hojas y tallo con encaje, dejando las perlas de tal manera, que se asemejan al rocío.

—¡Estoy impresionado! —Exclamó Armand. La susodicha estaba igual que yo. De no creer—Sin embargo—. Esa palabra fue musica para mis oidos. Aquí viene el adios, junto a la humillación...—Tiene detalles que corregir. Una nimiedad, si me permite decir.

—Por el contrario, me encantaría escuchar sus observaciones. Son importantes para mejorar mi técnica.

Su cordialidad me da nauseas.

Para mi desagradable sorpresa, Armand le explicaba cuáles eran sus fallas y cómo podía corregirlas, cosa que no hace con cualquier persona.

¡Este hombre cobra por asesoría más que yo!

—A este paso, él la aprobará. No tendrás de otra que, incluir en la planilla a "La Chica problema"—murmuró Winter cerca mío.

Adrien, tiene el puesto indicado para que pueda pulir y mejorar su técnica, señorita Cheng—Pregonaba Armand.

—Te aseguro, que nos perjudicará—Continuaba Winter por lo bajo. Mientras mi diseñador en jefe, le daba alas a "La rata Dupon"

—A menos que trabajé para Le Débogueur (El Depurador)—Le respondí en voz baja.

—¿Él? Ese tipo no tolera ni siquiera su sombra, menos aceptara que...—Winter enmudeció, ató los cavos de mi idea.

Determinado a terminar con esta obra de caridad, avancé hasta donde estaba Armand y la rata.

—Armand tiene razón, no hay porque perder más tiempo. Él ha aprobado su desempeño señorita Cheng—Le sonreí con el camuflaje más elegante de cortesía barata—La llevaré a su nueva área de trabajo.

—Bien, mi trabajo aquí a terminado. Señorita Cheng, es bueno contar con una profesional que posee un estilo de diseño y ejecución, excepcional. Mejoré su técnica y quizás, se convierta en parte del personal de mi atelier, para una próxima colección.

—¡Muchas gracias! Por supuesto que corregiré mis errores y mejoraré—Responde con un exceso de énfasis. Armand se despidió y se retiró hacia al atelier.

—Acompáñeme, señorita Cheng—Con galantería, le mostré la salida—La llevaré a conocer a la persona que estará auxiliando en su cargo. Puesto que su nivel de conocimiento ha impresionado al propio diseñador en jefe.

—¿No tenía que firmar primero? —Cuestionó.

—Primero tú abogada debe revisar el contrato, que le fue enviado—Expreso Winter, sin despejar la vista de la pantalla de su celular. Me gusta lo honesta que es, al mostrar su desagrado por "La rata Dupon"—En cuanto lo apruebe, te lo enviaran a tú área de trabajo. Me marcho, tengo cosas que hacer—Mi amiga se acercó a mí y me besó cerca de la comisura del labio.

Marinette.

Lo que me faltaba, caerle mal al jefe y a su novia.

¡Nada de eso es relevante! ¡Fui aprobada por el diseñador en jefe!

Incluso se tomó el tiempo de darme consejos para mejorar ¡Fue un aprendizaje de primera, que no desaprovecharé! Daré lo mejor para defender mi puesto.

—Andando.

Agreste dio la orden. Salimos al pasillo y creí que iríamos por el área de perfumes, así que, con mi brazo cubrí mi nariz. Para mi fortuna, él se dirigió por otro sector, rumbo al ascensor.

El cubículo estaba solo. Me tensé, desde el momento que las puertas se cerraron. Me incomoda estar a solas con él.

Si intenta hacerte daño, le metes una patada en las bolas.

¡Por fin me sugieres algo coherente!

Porque, si te mata, me mata a mí también.

Muy chistosa.

—¿Cómo le va con su tratamiento? —Me dirigió la palabra, acompañado de su mirada altiva sobre su hombro.

Cómo si le importara.

—Bien, va muy bien—respondí. Él no dijo más, regresó la vista al frente.

Doy gracias a que la musica del ascensor, evite que estemos en un amargo silencio. El cubículo se detuvo y las puertas se abrieron... ¿Qué?

—Ni de broma bajaré.

—¿Por qué? —Soltó una fastidiosa risita.

—Este es el estacionamiento ¿Qué pretende? —Sujeté con fuerza las correas de mi bolso.

—Llevarte a tú lugar de trabajo.

—¿Lavando coches? Como que el chiste de las humillaciones está perdiendo su gracia.

—¿Humillar? Tremendo ego que se carga. Lavar autos deja buen dinero, si se hace un buen trabajo. Por supuesto—Dio un paso para evitar que las puertas se cerraran—En esta ocasión, no es el caso. La persona que apoyará cómo asistente tiene su atelier en esta zona. Acompáñeme y lo comprobará—Alzó las manos al salir por completo del ascensor.

Con desconfianza, salí del cubículo. Este es el estacionamiento subterráneo, es un espacio bien iluminado con algunos coches al fondo. Di un brinco, al girar a un costado; donde se aprecia una especie de edificación simple, con ventanas polarizadas.

Las casas abandonadas tenían mejor aspecto que esto.

¿Un atelier? ¿Eso es un atelier?

Agreste avanzaba sin responder a mis preguntas. No lo pensé mucho y decidí correr para seguirle el paso. Nos detuvimos frente a la puerta, él deslizó su tarjeta magnética para darnos acceso al recinto.

—Adelante—Se apartó con su sarcástica sonrisa.

Cautelosa avancé. El lugar estaría en total penumbra de no ser por una fuente que decora la entrada y está iluminada por luz artificial tenue. Es un detalle llamativo, pero no suaviza el pesado ambiente que produce, este sitio: Paredes color purpura y negro, que suprimen cualquier rayo de luz, hacia el interior.

Me abracé a mí misma en busca de calor, porque el aire acondicionado, está a punto de nevada.

—Hace mucho frio—Resalté lo obvio, con un ligero castañeo de dientes.

—Buenos días, Ferguson—Habló Agreste de repente. Con la mirada fija hacia el oscuro pasillo. Al fondo, se escuchan unos pasos aproximarse.

¡Avanza en nuestra dirección!

Si me detengo a analizar: tiene un atelier en el estacionamiento subterráneo, se mantiene en la penumbra...

¡Es un enano mitológico minero ermitaño de las profundidades del averno!

¡Me cortará la cabeza por invadir su territorio!

—Buenos días, Adrien. Le dije a tú asistente que las propuestas estarán listas el próximo lunes.

Mi piel se erizó por esa voz de trueno.

—No estoy aquí por eso. Pero ya que lo mencionas ¿Cómo vas con ello?

Mientras ellos conversan. Observó al morador del averno. Tendré que alzar bien alto el mentón si tengo que hablar con él. Es más alto que Agreste, por una cabeza.

Tiene la barba negra y trenzada hasta la clavícula. Cejas pobladas y ojos negros. Calvo y de piel pálida, con líneas de expresión marcadas, es delgado. Se ve bastante mayor, sin lucir viejo. Usa camisa de vestir con arnés de cuero en el pecho. Pantalones a medida y botas de combate, en tonos oscuros.

¡Tiene una especie de anillo en forma de garra, sobre su dedo índice!

—Quedo más tranquilo al saber que no tienes inconvenientes. Casi lo olvido. Te presento a la señorita Marinette Dupain Cheng—Agreste se hizo a un lado.

Por no prestar atención, no me di cuenta cuando habían dejado de hablar.

Al verme expuesta, el aterrador hombre centró su mirada sobre mí. Me oteo de pies a cabeza, con actitud juzgadora.

—Mucho gusto...—Tome el valor de decir ¿Mencionaron su nombre? ¿Cómo se llama? En busca de respuestas, vi a Agreste, que me ignoró por completo.

—Mi nombre es Ferguson Cooper—Di un respingo cuando él respondió.

—Mucho gusto señor Fer...

—Ferguson es el diseñador encargado de la linea para clientes privilegiados—interrumpió Agreste—Personas importantes que nos encargan colecciones exclusivas para su uso.

Atónita vi al misterioso diseñador. Había escuchado que las casas de moda de alto prestigio tienen una selecta linea de clientes privilegiados.

—¡Impresionante! —¡Está la oportunidad que estaba buscando! —Es un honor que me permita ser su asistente...

—¿Por qué? —Se dirigió a Agreste sin tomarme en cuenta.

—Armand la elogió. En fin. Tengo que irme; los dejaré para que se pongan al corriente.

—Esperé ¿No va a presentarme con el resto del personal? —Ruego que no sean tan antipáticos cómo el vikingo gótico.

—Yo soy el personal de toda el área—Asustada, lo escuché responder.

Oh no, esto no puede ser cierto.

Juleka de recursos humanos le avisará cuando enviará el contrato para la firma. Con permiso—Agreste se marchó.

Di media vuelta en cámara lenta, al sentir la pesada mirada de Ferguson.

—Yo...—Mantén la calma, que él, es tú superior—Disculpe ¿Cuál será, mi espacio de trabajo?

—Sígueme—Dio la vuelta y avanzó por el tenebroso pasillo. No alcancé a dar cinco pasos, que tropecé cayendo sobre la alfombra—Fíjate donde caminas—advirtió sin voltear, siguió su camino. Me levanté incomoda por el golpe en las rodillas.

Tuve que apoyarme en la pared para conseguir avanzar en la oscuridad. Mis ojos poco a poco se acostumbran a la tenue iluminación que se vislumbra al fondo. El final del pasillo me condujo a un espacio muy amplio: con máquinas de costura antiguas, maniquís y varios estantes inmensos que cubrían cada rincón de este sitio.

Este sitio contrastaba con el estilo minimalista del edificio principal. Estantes polvorientos, muebles y mesas rústicos con paredes de ladrillo visto.

—No imaginaba un lugar tan increíble—Exclamé, maravillada con todos los implementos del rubro de la confección antiguos. Ferguson no respondió, estaba en su mesa de trabajo, cortando unas telas—¿Usted se encarga de los diseños? —Se mantuvo con la boca cerrada—¿Hay algo en lo que pueda asistirlo?

—No.

—Pero...me dijeron que seré su asistente.

—Entonces guarda silencio. Tú parloteo me desconcentra.

¡Que grosero!

No me quedaré todo el día callada y sin hacer nada. Necesito demostrar que soy de utilidad o me despedirán.

—Este...disculpe. Algo tengo que hacer—Insistí. Él se enderezó y se dio la vuelta para verme a la cara, con actitud repelente.

Si te acuerdas de que aquí, nadie podrá escuchar tus gritos.

Mejor debí quedarme callada.

Ve al piso de suministros textiles. Pide que te den un rollo de terciopelo verde—Extendió su mano, tenía un papel. Me acerqué prudente a tomarlo. En cuanto lo tomé, él regreso a su trabajo.

—¿Dónde queda suministros?

—Pregunta en la recepción.

Ok, esto es una tarea, así que mejor me pongo en marcha.

Salí a trompicones del atelier y usé el ascensor para llegar al primer piso.

—Disculpe ¿Dónde queda suministros textiles?

—Piso diez—informó la recepcionista, entregando unos paquetes al mensajero. Le agradecí y corrí hasta el ascensor. Me colé entre el grupo de gente que se aglomeraba para subir.

Es de mala educación, pero tengo prisa.

Presioné el piso diez y esperé un largo rato, porque el ascensor se detenía a cada tanto, para bajar a los empleados. Todo mundo anda muy apurado, así que, cuando llegué a mi destino, bajé sorteando el mar de personas dentro.

Los ventanales que rodean los pasillos brindan una iluminación natural, que aviva los colores que decoran este piso. Lo que me preocupo, fue toparme con varias puertas y corredores que asemejaban un laberinto. La gente corre con muestrarios y documentos.

—Perdone—Un tipo me ignoró—Disculpe, donde...

—Tengo prisa.

¡Esto es imposible!

Busqué un cubículo de información para guiarme, porque no entendía el mapa guía en la entrada. Pero no encontré nada similar.

Mi primera tarea y estoy fracasando.

¿Marinette? —Una voz familia me nombró.

—Rosita—Encontrarme con ella me trajo alivio—¡Qué bueno que estes aquí!

—Lo mismo digo, Marinette ¿Cómo estás? ¿Trabajas en esta área? ¡Sabía que reconocerían tú talento!

—Bueno...no trabajo en esta área. Perdona, es que...necesito ayuda. Me enviaron por un suministro de tela y no encuentro donde solicitarlo.

—Ya veo, haberme dicho antes. Ven, te llevaré a despacho.

—Muchísimas gracias.

Nos adentramos entre varios pasillos de no ser por ella me habría perdido. Ella desbloqueó algunos accesos con su tarjeta de empleada. Por fin llegamos al área de despacho de suministros. Me decepcionó un poco, pues solo había una ventanilla.

Quizás ahí se hace la solicitud.

—Disculpe—Rosita y yo, nos paramos frente a la ventanilla, donde una chica estaba sellando unas facturas—Necesitaba un rollo de terciopelo—Le iba a pasar el papel con el pedido, pero ella interrumpió.

—¿Trabajas aquí?

—Si...

—Préstame tú tarjeta de identificación.

—¿Tarjeta de identificación? No tengo una...apenas hoy entre a trabajar.

—¿Puede usar mi tarjeta? —Rosita consultó a la recepcionista, que aceptó. Le di las gracias con ojos de borrego.

—¿Traes el nombre y código de la tela? —Me apresuré a extenderle el papel; ella lo leyó y de la nada, comenzó a reir a mandibula batiente.

Rosita y yo cruzamos miradas, extrañadas por la jocosa y exagerada risotada.

—¿Qué es tan gracioso? —Inquirí, incomoda porque otros empleados se acercaron a la mujer y se rieron igual o peor que ella, cuando les dejó ver el papel.

—¿Sabes leer? —No me dio tiempo a responder, mostrando el papel en cuestión.

Terciopelo cod. 3.1416

Al terminar de leer, me sentí la persona más estupida del universo.

—No necesitas venir a solicitar el material aquí, basta con que llames por la linea directa, para que lo enviemos—Informó uno de los empleados, en medio de carcajadas. Le devolvió la tarjeta a Rosita—Lee el manual, antes de tomar órdenes.

Me aparté de la ventanilla, humillada por no haber revisado ese dichoso papel. Es obvio que Ferguson lo hizo para deshacerse de mí.

—Marinette, no sabía que había una linea directa—Rosita me dio alcance—Fueron unos groseros. Como si ellos no estuvieron de este lado antes.

—Gracias por ayudarme. Nos vemos después, tengo que ir a leer el manual—No tenía animos de hablar con nadie. Me alejé de ella en cuanto salimos de los pasillos y fui directo al ascensor. Me daba lo mismo espera para subir.

Me siento fatal.

Lo siguiente fue en automático: Pasé a la recepción tras bajar al primer piso. Pregunté en que piso estaba el taller de Ferguson. La empleada me vio con compasión y me indico el número, seguido me entregó una tarjeta temporal, para acceder.

Llegué al oscuro y frio atelier.

—Disculpe el código que me...—Sobre su mesa de trabajo tenía extendido un rollo de terciopelo verde. Fue una bofetada de guante blanco—¿Sabe dónde puedo leer el manual de la empresa? —Sin verme, señaló una computadora en una sombría esquina—Gracias.

Ni te molestes en leerlo, es obvio que eres una buena para nada.

Me senté en el modesto cubículo y agradecí quedar a espaldas de él. Para llorar en silencio, mientras leo la visión y misión de Gabriel's.

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

¿Cómo estuvo tú día? —Cherry Hair me preguntó, al salir del estacionamiento subterráneo. Tras finalizar mi nefasto primer día.

—Bien. Firmé el contrato que Brid aprobó.

—¿En qué área estás? —Maniobraba el volante, por los callejones para evitar el tráfico.

—Estoy...de asistente para el diseñador de la linea exclusiva de la marca.

—¡Oye, felicidades! Al llegar a casa le llamaremos a Brid y el resto para contarles ¿Qué tareas hiciste en tú puesto?

Ser una fracasada.

—No mucho, apenas estoy leyendo el manual de cómo funcionan las cosas en el edificio y, en el área que me encuentro. Tengo que conocer la empresa para hacer bien mi trabajo.

—Conocer tú lugar de trabajo es importante ¿Qué tal la hora del almuerzo?

—Bien, almorcé liviano. Por los nervios del primer día y eso.

Por qué no le cuentas que almorzaste en el estacionamiento, por miedo a entrar a la cafetería.

—Con los días te acostumbraras a la rutina. Te prepararé una...

—Dormiré un rato. Tanto leer me dejó exhausta.

—Ok, pero el trayecto a casa es corto. Una ventaja de vivir en el centro.

Me reí por compromiso de su comentario. Fingí dormir lo que duró el recorrido, al llegar a nuestro destino entramos por la cocina. Cherry Hair quería hablar más del tema, pero me excusé diciendo que tomaría un baño para después cenar y hablar un rato.

Al entrar a la habitación, no sé por qué, me dio por enviar un único mensaje.

Honey_5:45pm: Fui aceptada.

Le dí enviar y dejé el celular sobre la mesa. Escuché que timbró una notificación, sin embargo, no quiero responder, solo quiero meterme en la bañera.

El tiempo transcurrió con calma, para las nueve de la noche ya había cenado; conversé un rato más con Cherry Hair de su día. La videollamada con mis amigos no se realizó. Todos estaban ocupados y yo los comprendí.

Sus mensajes de apoyo eran suficiente para mí.

Así es más facil sostener la mentira.

Me disponía a ir a dormir. Agarré el celular para programar la alarma de rutina, porque siempre, una pesadilla termina por despertarme. Mientras revisaba me encontré con la notificación de mi número secundario y desplegué el chat.

Emmerich_5:46pm: El ogro te contrato.

Su mensaje me hizo mucha gracia.

Adrien,

Salí de la ducha después de treinta minutos de un relajante baño. Estaba exhausto. Estuve todo el día ocupado con los pendientes de la empresa y el atelier.

Tuve que traer varios informes a casa para revisarlos. Con tantos cambios; es complicado acoplarme a la nueva rutina de inspecciones por parte del Consejo de Trabajo y los nuevos empleados.

Al menos la rata no fue un inconveniente. Le doy tres días para que se harte de Ferguson.

Tiene puntos por obstinada.

Mi celular vibró en el buró, lo tomé, mientras me secaba el cabello con la mano libre.

Honey_ 905pm: No respondí antes, porque estaba ocupada. Sí, él ogro me contrato, fue un día difícil ¿Cómo estás? ¿Qué tal estan tus animos, después de lo que hablamos el sábado?

Debo reconocer que, ella es muy considerada. Sin embargo, llama mi atención la palabra "difícil".

Me recosté sobre la cama para responderle.

Emmerich_9:07pm: Aun estoy procesando lo que pasó con mis padres. El ajetreo de mi día mantuvo mi mente dispersa del tema. Tú día estuvo difícil ¿Por qué?

Honey_9:08pm: Una mente ociosa, piensa cosas malas. Estar ocupado en un punto a favor. No quiero minimizar lo que sientes, es que, a veces es abrumador y es mejor tomarlo con calma.

Comenzamos a chatear de cómo ella se sintió en su primer día. He leído un poco sobre la depresión: decia que, en ocasiones, sufren bajones emocionales que los hacen estancarse; no porque ellos quieran, sino porque su trastorno los limita. A medida leo lo que Honey escribe en sus respuestas, notó algo de resignación.

Está conforme a no avanzar más allá de su zona de confort en su trabajo. No, la palabra no es conformismo, es otra cosa. Pero, por mensajes no nos entenderemos. Mis hipótesis están basadas en lo que interpretó de su redacción, además, estoy muy relajado después del baño.

Emmerich_10:45pm: ¿Podemos vernos mañana a las seis treinta de la tarde?

Honey_10:46: ¿Urbex nocturno? No creo poder. Llego a casa a las cinco y media; me voy a la cama temprano, porque debo trabajar al día siguiente.

Excusas Honey, henos aquí desvelados en el chat.

Emmerich_10:48pm: No haremos urbex. Iremos a dar la vuelta a los suburbios de París. Prometo regresarte sana y salva.

Honey_10:49pm: Ok, confió en tú palabra.

Emmerich_10:45pm: Nos vemos mañana a las seis treinta, dónde siempre. Descansa.

Con eso finalicé el chat. Mi cabello ya estaba seco; así qué, me quité la bata y me metí a la cama a dormir.

Marinette

Al día siguiente, perezosa me levantó. No tengo animos ni de hacer calentamiento, o algún otro tipo de ejercicios. Me siento fatal. Tampoco es que pueda faltar, apenas y he comenzado, cómo para estar pidiendo permisos.

Otro día para lamentar.

Creo que no debí chatear hasta tarde con Emmerich...no puedo negar que fue ameno hablar de lo que me aqueja.

Así no preocupó a Cherry Hair, ella ya ha hecho demasiado por mí.

Tomé el celular y vi que eran las cuatro de la mañana... ¿Una notificación de mis padres? Me apresuré a abrir el chat.

Mamá_4:02am: Hola corazón, espero estes bien. Acabamos de regresar del crucero. Nos avisas cuando podemos marcar.

Me quedé un rato analizando el mensaje. Ellos preguntaran por mí y él...Tendré que decirles que ya no estoy con él.

Estoy cansada de evadir decirles la verdad.

Con las dudas asaltando mi cabeza, fui a la cama de Cherry Hair, porque necesitaba apoyo para no retractarme y hablar con mis padres.

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Hablar con mis padres, fue una purga emocional. Ayudo mucho que Cherry Hair estuviera conmigo, para no quebrarme. Fue difícil por la reacción de ellos: culpa, frustración y arrepentimiento. Aun así, accedieron a darme un tiempo para poder visitarlos a futuro en Londres y respetaron mi decisión de no venir a Paris.

Todo es un desorden, no tengo cabeza para recibirlos en mi estado tan voluble. Minutos después me preparé para ir al trabajo.

La jornada en mi laboral fue...peor que ayer. Terminé de leer el manual y le informé a mi superior que tomaría un descanso, a lo que no respondió.

Cuando regresé él estaba cosiendo unas piezas de tela en el maniquí.

—¿Puedo asistirlo?

—No.

—Yo...

Anda, dile algo, para que te envié a buscar una engrapadora hasta la fábrica de otro país.

Después de lo de mis padres, estaba muy sensible, así que mejor no le di vueltas y fui por un trapo al compartimiento de limpieza. Al menos podía ser de utilidad limpiando.

Resumen de este día en el trabajo...FATAL.

Adrien.

Cuando llegué a mi oficina, Ondine ya me esperaba con agenda en mano, leyendo las horas y nombres de las personas con las que debía reunirme. Para una posible colaboración con la marca; era obvio que iba a rechazar una gran parte de las propuestas, porque Gabriel's no hace trato con compañías de baja calidad.

No tuve un solo minuto de paz en todo el día, incluso aprobar celebraciones temáticas en boga para los resorts de Italia. Revisar y autorizar compra de insumos para abastecer el inventario de materiales del atelier.

Winter apareció muy poco en mi oficina, nada más para consultarme por artículos para la fiesta de cumpleaños. No me emociona en absoluto ese tipo de cosas, accedo a participar en dicha celebración, para atraer a personas importantes y negociar o acordar reuniones con ellos. Para disimular la verdadera razón, Winter invita a uno que otro empleado de alto rango dentro de la empresa.

Además, de que otra forma puede mostrar el poder adquisitivo que tengo cómo CEO. Mantener la reputación cómo el Demonio de Paris.

Sin embargo, hay algo en este día, que lo convierte particularmente, distinto. Por eso me esmeré en terminar todos los pendientes para ir a casa temprano y cambiar mi ropa para salir.

Caracterizarme cómo Emmerich en tiempo récord.

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Al dar las cuatro de la tarde, me encontraba finalizando mi jornada. Gracias a mi bebé, estuve en media hora en mi château. Tomé una ducha y me vestí con una camiseta beige, sudadera naranja y comandos verde oscuro. El camuflaje perfecto. Agarré mis gafas y las llaves y fui por la motocicleta para partir rumbo al centro.

—Hola, me da gusto verte—Honey tenía puesto un overall dress azul con holanes, una blusa blanca manga larga, medias blancas, zapatos, boina y bolso rosa. Con su cabello azul y mechas lila suelto.

Es hermosa.

Hola, lo mismo digo ¡Anda! —Le lancé el casco—A donde nos dirigimos, está a quince minutos de aquí.

—¿Puedo saber cuál es ese lugar? —Dijo, asegurando el casco.

—Le Parc de Bagatelle.

—Suena interesante.

Dicho esto, partimos hacia nuestro destino. Elegí ese lugar porque es acogedor y tranquilo para conversar. Rodeado de hermosas rosaledas, huertos y el castillo Bagatelle.

Para cuando aparcamos, antes de entrar, compramos unas crepas saladas para comer, mientras caminábamos por los pintorescos senderos de Le Parc de Bagatelle.

—Paris me sigue impresionando cada vez más. Tiene muchos lugares maravillosos.

—Hay muchos parques que, por estar lejos del centro, son menos visitados.

—Eso veo—Noté su estado de ánimo apagado. Normalmente es una urraca graznando de la emoción—¿Cómo llevas lo de tus padres? —Aun así, es consciente de lo que aqueja a otros.

Otra vez no se está priorizando.

—Desde el día que conversamos, notó cosas que antes no evidenciaba. Estoy asimilando que no tendré las respuestas de todo, respecto a qué pasó para que terminara consumiendo drogas. Olvidé mencionar que ella se casó de nuevo y que su pareja le proveía de esos venenos. No sé qué fue de esta persona, he escuchado rumores que tiene una vida miserable. Nada que me importe de este.

—¿Has pensado ir a terapia? Es un golpe duro ser consciente de las cosas, así de repente.

Ya veo, cuando Honey está desanimada, le da por ser directa.

Interesante.

—Mencionaste que vaya un día a la vez. Tampoco estoy desesperado, digamos que, estoy asimilando mi perdida. Consiente del dolor y de lo que implica.

—Entiendo.

Apagada y antipática ¿Es lo que produce la depresión? O es mera indiferencia.

Ven—La tomé de la mano y la conduje a uno de los jardines, para sentarnos en una banca, delante de un muro de arbustos—¿Me dirás que pasa contigo?

—No pasa nada...

—Estás muy callada. Cosa rara en ti, porque cada que visitas un lugar nuevo, hablas maravillas del sitio y quieres visitar cada rincón de este.

Honey apartó la vista de mí, su fleco ocultó sus ojos. Sus manos apretaban su falda.

—Fui contratada y ya van dos días en los que me siento inútil—su tono es neutro—Me aplicaron una novatada el primer día. Me entregaron un código erróneo para solicitar material...se supone que debo reírme, mientras los otros empleados lo hacen; porque me estaban humillando.

—Las novatadas son el pan nuestro del primer día de much...

—Estaba ilusionada—Su voz se quebró—Porque iba a ser útil para mi supervisor. No me hizo la menor gracia que me denigrara de esa forma—Se notaba su frustración—Sabes...para cuando regresé a su espacio de trabajo, él tenía sobre su mesa el mismo material que me envió a buscar.

Quizás esto fue un detonante cómo lo indicaba el texto que leí.

—¿Cómo te hace sentir? —Formulé la pregunta, que recomendaba en estos casos.

—Que no estoy lista.

—¿Lista para qué?

—Par este trabajo. Es que...si no puede deducir que eso era una novatada ¿Qué haré cuando sea algo serio? Una orden inmediata, un trabajo que entregar contra reloj. No estoy lista para un cargo tan importante, no tengo lo que se necesita para esto.

Aunque ella no menciona el cargo, entiendo a lo que se refiere.

No estarás lista, si no consigues experiencia—Noté un estremecimiento en sus hombros, aun no levanta el rostro—¿Estudiaste para el cargo que te asignaron?

—Si, pero no es lo mismo. Hace un año que no ejerzo como es debido. Si trabajo para clientes pequeños, pero no para las grandes ligas—Repiqueteo sus zapatos sobre la baldosa—¡Es frustrante! Tengo la oportunidad y me aterra. Mi superior no me toma enserio, no hago más que estar callada todo el rato, viéndolo trabajar.

—Has probado decirle...

—Le he dicho que si puedo ayudarlo en algo y me manda a callar al rincón. Hasta él se dio cuenta, que, no valgo cómo profesional.

Parece que se estuviera compadeciendo, pero, por sus acciones, se nota que esta asustada, frustrada, con una nula confianza en sí misma.

Las oportunidades no llegan en bandeja de plata—Fui directo—Debes demostrar de que estás hecha, a personas que probablemente, llevan años ejerciendo.

—No sé si estoy lista—condicionó.

Has contado que terminaste tú carrera y que un error te hizo enfermar y complicar las cosas—Le refresqué la memoria, de lo que me dijo en el ático el otro día—Por la mirada de incredulidad que me das, veo que ahí está tú problema.

—Si, es uno de los motivos—Por unos segundos, me vio, pude ver la angustia en su mirada—Tengo miedo a fallar—Apartó su rostro para enfocarse en el piso.

—Pasaste la evaluación para ser contratada—Ella asintió, estiré mis brazos para dejarlos detrás de mi nuca—Pero te has topado con alguien que parece que, no acepta novatos ¿Eres una novata?

—Por supuesto que lo soy.

—Trabajas para pequeños clientes, que si bien no estan probablemente a la altura de tú nuevo cargo, son una base que sustenta tú experiencia y conocimiento. Lo que no puedas hacer, lo irás aprendiendo o en su defecto, corrigiendo. Pero para conseguirlo, debes demostrar que eres la persona que tú superior necesita. Tienes que alzar la voz y reclamar esa oportunidad.

—¿Si fracaso?

—¿Y sí no? Si demuestras que estas dispuesta a aprender a, trabajar para corregir tus fallos y avanzar—Honey me ve atónita—Estás tratando tú padecimiento, un día estarás mejor, pero mientras eso ocurre, deber sortear este desafío y mantenerte firme—Antes que refutara proseguí—Eres una persona muy curiosa, atenta ¡Podría pasar minutos diciéndote la increíble persona que eres! Sin embargo, falta que te lo creas, que lo vivas.

—Emmerich... ¿Eso piensas de mí?

—Si. De otra forma, no te hubiera invitado a ser parte de mis expediciones.

A Honey le cambio la cara, sonrió de boca cerrada, sus ojos lucen diferente...parecen tener un extraño brillo.

El sonido de una notificación me distrajo. Saqué este para encontrar un mensaje de Winter, acordando ir a la prueba de pasteles y banquete de la fiesta.

Le marcaré después, porque me acabo de percatar por la hora, que Le Parc de Bagatella está por cerrar.

—Eres una agradable compañía—Añadí, mientras me ponía de pie y guardaba mi celular—No sentí el tiempo pasar. En fin, debo regresarte sana y salva al punto de encuentro.

—Si...por supuesto—Honey no dijo más, esa rara sonrisa no se le borra del rostro.

Un día me acostumbraré a sus repentinos cambios de humor.

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

Conduje de regreso en la motocicleta, cómo no era u tramo largo, Honey decidió viajar en la parte de atrás, abrazando mi cintura. Ojalá este de buen ánimo.

Esa lucha consigo misma no le hace bien.

—Hemos llegado—Descendí de la motocicleta y le ayudé a bajar—Dudo mucho verte antes del fin de semana.

—Oh, descuida, te veo hasta entonces—Dijo. Eso me sonó a despedida asi que di la vuelta para sentarme y llamar...—¡Emmerich! —Ni bien giré, Honey se abalanzó para abrazarme por el cuello, mi reacción fue abrazarla para que no cayera—¡Muchas gracias! —Su muestra de afecto, era cálida y reconfortante—Gracias por decirme lo que piensas de mí y, por darme valor.

Es extraño, su gratitud me hace sentir raro.

Un día a la vez—conseguí decir. Ella se apartó y la ayudé a bajar.

Resentí que se rompiera esta...extraña atmosfera.

—Un día a la vez—pronunció. Su sonrisa es preciosa—Avísame cuando estes en casa—Dicho lo anterior, salió corriendo por las calles de siempre.

Dobló la esquina y no la vi más...

Aun así, no dejó de sonreír cómo un idiota.



Nota de la autora:

Hola invocadores e invocadoras. Por fin puedo decir, que este es el final del segundo arco de El Hada de las Costuras. Gracias a mi Beta reader que me ayudó a organizar las ideas.

Adrien le está moviendo el tapete, esa veinteñera de vestimenta cute XD.

Este fue uno arco de muchas emociones y situaciones que llevaron al borde a nuestros protagonistas. Usando alter egos para escapar de la rutina y caminar libres sin el asedió de la prensa. Eso nos lleva a la duda que asalta está dinámica tan curiosa entre ambos...

¿Qué pasaría, si descubren quién está detrás de ese alter ego?

Pronto les daré a conocer el nombre del tercer arco, con su respectiva ilustración.

¿Qué les depara a nuestros protagonistas?

Muchas gracias por su paciencia, apoyo y recomendaciones de mi fanfic.

Nos leemos pronto. 

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