-Despertar-


Adrien

Me desocupé de Chloe y Sabrina. Las dos lerdas que no pueden ni con su existencia. Una vez libre retomé el resto de mis actividades: salir a correr, limpiar mi desorden y tomar una ducha. No estaba de ánimos para continuar en mi château así que una vez paro de llover, salí a caminar al centro de París.

Tenía mil euros adicionales en mi cuenta, en algo iba gastarlos.

Mimetizarme entre los transeúntes no era tarea sencilla, dado mi aspecto físico. Por eso optaba vestir discreto; una chaqueta de mezclilla azul con forro polar, camiseta negra, jeans grises y unas vans monocromáticas. Oculté mis ojos tras las gafas de aviador.

Suspiré pesado al ver a donde me han traído mis pies. Metí mis manos dentro de mi chaqueta. Le di un vistazo a la tétrica edificación al otro lado de la calle.

La ex mansión Agreste.

La verja del frente estaba corroída, el patio lleno de hojas que el viento había traído de los árboles aledaños. Ventanales y puertas rotas; paredes manchadas de horrendos grafitis. De todas las propiedades de mi familia, este fue el único bien que no recuperé, mejor dicho: no me interesó recuperar.

Avisté frente al portón, el puñado de feos osos de felpa, flores, tarjetas y cartas con contenido cursi; dirigidas o bien a mi madre o a mi padre, por parte de sus fans ignorantes.

Ellos no conocieron a la drogadicta, ni al hipócrita mujeriego.

La culpabilité vous ramène à la maison La culpa te trae a casa—. Reconocí esa mordaz voz.

—Lo mismo digo—le miré por el rabillo del ojo. De pequeños hasta la adolescencia éramos primos idénticos, pero al crecer eso cambio.

Él era tan hermético y huraño.

—Tengo interés en la propiedad—prosiguió con voz neutral—en cambio tú, eres presa del remordimiento.

—¡Tú y tía Amelie dejaron sola a mi madre! ¡Dignos imitadores de Pilato! —Lo confronté—tuvieron el descaro de aparecer en su funeral...—él mantenía la vista al frente, con sus manos entrelazadas a su espalda; eso me enfureció— solo para insultarme y culparme de su suicidio.

—Te dolió que te dijéramos la verdad.

—¡Félix, mírame cuando te hablo! —le tome del brazo con brusquedad. Él no opuso resistencia y me sostuvo la mirada—¡ustedes se avergonzaron de relacionarse con ella, al verla en tan misero estado!

—Adrien—se zafó de mi agarre y sacudió la manga de su chaqueta. ¡idiota! — buscas desesperadamente eximirte de culpas—repudiaba su actitud desabrida—tanto te cuesta admitir que ella se quitó la vida por tu obsesión de hacerte con la empresa de tú padre...

—El gran Félix Graham, ha hablado—ironicé, alzando las manos al aire—porque claro está, tú estabas de principio a fin con nosotros, para saber toda la historia.

—Deja de ser tan infantil.

—¿Ahora soy infantil? No que era un hacedor de suicidios. Escuché que hay una especie de religión que se dedica a incentivar a las personas a matarse. ¿Crees que tenga potencial para ser uno de sus miembros activos?

Tu es un parfait idiot Eres un completo idiota—su mirada lacerante no tenía efecto en mí y sabía que eso lo sacaba de sus casillas.

—No más que la hipócrita de la tía Amelie—Félix apretó sus puños a los costados—que se echó a llorar sobre el féretro de su hermana, cuando en su vida le ofreció un hombro en el cual llorar. Déjame adivinar ¿remordimiento?

Él avanzó a zancadas hacia mí, era seguro que nos iríamos a los puños, igual que la última vez que nos vimos.

—¡Félix! —El mencionado paro en seco a centímetros de mí. Ambos giramos el rostro a la derecha, buscando al dueño de esa voz rasposa.

De pie frente a la salida de la estación subterránea estaba un chico de cabello negro y ojos celestes, cruzado de brazos. Su mirada inexpresiva nos escrutó a ambos.

¿Este quién es?

Mi primo se acomodó su chaqueta negra y se apartó de mí.

—Estas avisado, Adrien. Compraré la mansión Agreste—caminó unos cuantos pasos hacia el extraño, Félix me vio por sobre su hombro.

—Haz lo que quieras—le dije. Di media vuelta y me alejé de esos dos. Unas cuadras adelante saqué mi móvil y le marqué a Ondine.

—Buenas tardes, jove...

—Deja las formalidades, contacta a mi abogado y mi agente de bienes raíces.

—¿El motivo? —por eso ella era mi eficiente asistente.

—Voy a comprar la mansión Agreste.

Marinette

Utilicé medio bote de acondicionador para domar mis enmarañados cabellos. Antes de salir del baño, apliqué sobre mi rostro un corrector y una base para ocultar las marcas en mi rostro, además de las notorias ojeras. Quede tan blanca que parecía un fantasma.

¿Fantasma? Parece que te pusiste toda la harina disponible en el mundo.

Lo sé, soy consciente que un corrector y una base no es lo ideal para cubrir imperfecciones, pero no tenía todo mi maquillaje en el tocador. Tampoco sabía cuánto tiempo había ganado Markov, bien podía salir de la ducha y encontrarme a Lowell esperándome.

Prefiero parecer una donita espolvoreada de harina, a preocuparlo por mostrar un rostro demacrado.

Para cubrir las marcas en mis brazos y los cortes en mis piernas, use un pantalón amplio y un sweater celestes. Sin embargo, algo que no podía ocultar, era el punzante dolor al caminar; las heridas no habían cicatrizado y con la humedad se abrieron.

Mejor tomó una manta y cubro mis piernas, así Lowell no notará nada si estas supuran.

Salí del cuarto de baño refregando una toalla sobre mis húmedos cabellos, al levantar la vista me sobresalte al ver a Bridgette apoyada sobre mi escritorio. Tenía que mantenerme fuerte frente a ella, hacerle creer que no me arrepentía de lo que le dije.

—Me repugna verte de nuevo—sus mordaces palabras fueron una daga a mi corazón. Soy consciente que yo estoy fingiendo, pero ella, no lo hace—Lowell a insistió en verte, pesé a que traté de convencerlo de lo contrario—Bridgette se irguió, me tensé—Abriré la escotilla y dejaré pasar a mi hijo—su tono era amenazante. Me mantuve firme, mostrando una máscara de indiferencia—te advierto. Marinette—ella se desplazó hacia la puertilla sin apartar su afilada mirada de mi—Le haces daño a mi hijo y te juro que volveré tu vida un infierno.

No pude evitar soltar una triste risita, mi vida ya era un infierno, que otra cosa podía hacer contra mí. No iba a retroceder en mi objetivo.

Lowell tiene que odiarme y eso no va a cambiar.

—Corta el rollo y hazlo pasar de una buena vez—le indiqué—entre más pronto sea, más rápido se marcharán de mi hogar—Bridgette me barrio con la mirada, negando con la cabeza.

Estaba perdiendo una gran amiga, lo admito, más no me arrepentía de librarla de cargar con una culpa injusta.

Di media vuelta para recostarme en el diván, estaba muy agotada, el hambre y la tensión acumulada estaban pasando factura. Bridgette abrió la escotilla, la escuché dulcificar su voz. En cuanto me senté y cubrí mis piernas con una sábana, vi entrar a mi pequeño príncipe.

—¡Marinette, Marinette! —el pequeño de cabello rubio y ojos verdes corrió hacia mí, vuelto loco de contento—¿Cómo estás? ¿ya te encuentras mejor? Marinette, te extrañé tanto—sin dejarme responder, me abrazó por la cintura. Acaricie sus dorados cabellos en respuesta.

—Lowell, tu tía no está del todo bien—capte su indirecta—recuerda que está muy enferma. Te puede contagiar de sus dolencias— Bridgette era muy cruel cuando quería.

—¿Tienes varicela? —. Sonreí de boca cerrada ante su inocente pregunta—no te preocupes por contagiarme. A mí me dio a los siete años—Lowell se irguió, su curiosa mirada se enfocó en mi rostro—¿por eso llevas mucho maquillaje? Descuida, las erupciones desaparecerán. Te dejaran pequeñitas cicatrices—hizo su fleco a un lado, mostrando un pequeño y casi imperceptible hoyuelo—¿tienes fiebre? —acercó su mano a mí con la intención de tocar mi rostro. Bridgette se situó entre medio nuestro, depositando con fuerza la bandeja de comida sobre mis piernas. Hice una mueca de dolor, cuando mis cortes resintieron el impacto—Marinette ¿te duele algo? —consultó Lowell, sus verdes y tiernos ojos me vieron preocupado.

—No, Lowell. Estoy agotada, cansada de...—las palabras se atoraron en mi garganta. Quería finalizar con todo esto de una vez, pero el verlo ahí tan preocupado por mí, ser consiente del daño que estaba por hacerle.

¡No puedo!

Cuando te vayas él sufrirá. Evítale eso.

—Come antes que se enfrié—la voz neutral de Bridgette me regresó al momento—te dejaré un rato con ella, Lowell; debo terminar de empacar—deposito un beso en la coronilla de su hijo—si pasa algo bajas y me avisas ¿entendido? —me limité a verlos.

Si había logrado que mi vieja mejor amiga me odiara como lo hace ahora, puedo con Lowell.

Luego de un breve intercambio de palabras, madre e hijo. Bridgette abandonó la habitación, no sin antes lanzarme una mirada de advertencia.

— Vraiment, ça ne fait pas mal ?¿En serio, no duele? —cuestionó de nuevo.

—Estoy bien, Lowell. ¿Qué tal va el colegio? —le cambie el tema—¿Ya eligieron la obra de fin de año?

—Antes de responder, quiero que comas. Mi padre siempre dice que; enfermo que come no empeora—"El grosero Graham" y sus creativas frases.

—De acuerdo, pero respondes ¿eh? — él asintió enérgicamente. Llevé una cucharada de avena con mermelada de fresa a mi boca, masticando despacio. El alimento era delicioso, sin embargo, yo no tenía apetito, las yagas en mi boca no habían sanado y mi mandíbula dolía con cada movimiento. Si hacia esto, era para generar confianza al pequeño príncipe.

Para darle el tiro de gracia.

—Ya pasaron las audiciones para la obra de fin de año—comenzó a relatar, buscando algo en su mochila de super héroes favoritos.

—¿Para qué papel audicionaste?

—Para el ángel Gabriel...aunque, obtuve el papel del pastor que recibe su mensaje.

—¡Eso es inaudito! —protesté, casi tirando la avena—¡tienes experiencia, estas en el club desde los cinco años! ¡hasta te pareces al ángel ese! —pronuncié enfadada.

—Marinette, no pasa nada—le miré atónita por su respuesta. Lowell sacó su Tablet con funda de color purpura. Él esbozó una tierna sonrisa, mientras buscaba en el menú táctil de su dispositivo—voy a esforzarme por hacer bien mi papel. En el escenario todos somos importantes.

Me quedé callada procesando sus palabras; su optimismo me molestaba, se estaba conformando con tan poco, es decir, al caso diría dos líneas de dialogo ¿Por qué esforzarse? Nadie notaria si se equivoca al pronunciarlas, su participación sería irrelevante.

Similar a ser la ordenanza en una importante casa de modas, donde por más que me esforzará, jamás sería tomada en cuenta.

—Por cierto—su animada voz me regresó a la conversación—le insistí a mamá que me permitiera verte—sus mejillas se tiñeron de un tenue sonrojo—quería mostrarte el audiovisual que el grupo de teatro y yo, hicimos para la feria de arte. El tema era sobre alguien a quien admiramos.

Lo que me faltaba, ver un video sobre lo grandiosa que es Bridgette o "el grosero Graham".

—Adelante—disimulé mi tono apático.

—Se que usas un seudónimo para tus creaciones—enarqué una ceja ante la mención del tema. Lowell sostuvo su Tablet frente a mí, con el video en pausa a una distancia prudente—espero no te moleste que lo cambiamos—presionó el botón para reproducir el video. Sin darme tiempo a indagar al respecto.

—¿Existe la magia? —preguntaba a la cámara una de las compañeras de Lowell, portando el uniforme de la prestigiosa escuela de mi pequeño príncipe. La pequeña se encogió de hombros y la escena cambio.

Ella es capaz de crear princesas—apareció otra alumna, vistiendo uno de los vestidos que diseñe para la obra de Cenicienta.

—...crea caballeros—seguido de un compañero de Lowell, usando la armadura que hice para la obra; El Rey Arturo.

Crea magos, príncipes, ángeles, demonios, policías, ladrones, guerreras...— cada personaje que mencionaban iba acompañado de la imagen de un alumno portando dicha prenda diseñada...por mí.

Mi corazón comenzó a ser invadido por una cálida sensación.

No te ilusiones, seguro es sobre su maestro de teatro.

Mi subconsciente tenía razón, debo dejar de ser tan ilusa...

Ella tiene el don de crear estos fantásticos atuendos a través de su magia.

Todos los integrantes del club de teatro aparecieron en escena, la cámara enfoco a Lowell que vestía un atuendo de samurái.

Ella es un hada, Nuestra Hada de las Costuras

Dijeron al unísono. Mi vista se empaño, las lágrimas brotaron, pero esta vez no eran de tristeza o causadas por el miedo. Eran de felicidad, estaba tan conmovida.

Ils m'admirent ! ¡Me admiran!

—Marinette ¿te molesto que cambiáramos el nombre? —negué—entonces, ¿Por qué lloras?

—Al Hada le quitaron sus alas —solté sin pensar—le arrancaron su magia...

Les fées ne tirent pas leur magie de leurs ailes. Las hadas no obtienen su magia de sus alas—. Levanté el rostro, Lowell tenía una sonrisa sincera—un hada pierde su magia, cuando dejan de creer en ella.

Mi pequeño no comprendió el porqué de mi comentario, ni tampoco se dio cuenta del peso que sus palabras tenían en mí. Lo abracé, y le dije gracias no sé cuántas veces. Estaba rota, derrotada y humillada, decidida a rendirme, pero...

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

El tiempo junto a Lowell paso. Una vez me recompuse, estuvimos hablando de sus estudios, de sus pasatiempos y sobre su reciente viaje en compañía de su abuela, al final, él se quedó dormido en el diván.

No fui capaz de romperle el corazón, no después de ver aquel video, donde ellos admiraban a el Hada de las Costuras. A este punto no sabía que hacer, me encontraba de pie junto a la escotilla, procesando todo. Al principio estaba atormentada por todo lo que paso, segura de alejar a todos para que no fueran afectados por mi culpa. Luego del video, estaba confundida.

Abrí la escotilla, bajé con cuidado las gradas, soportando el dolor de las heridas en mis piernas y el malestar de la falta de benzodiacepinas.

Rétracter ou continuer ?¿Retractarse o continuar?

Descendí lentamente, me detuve a la mitad de las gradas, apoyándome en el pasamanos. En la cocina, se encontraban Alix y Bridgette juntó a Max, preparando la cena, Luka acomodaba las maletas de mis...conocidas frente al televisor, mientras Markov jugaba en línea en la pantalla.

No podía hablarles como si nada.

La puerta principal se abrió, por ella ingresaron, "el grosero Graham" y...

¿Qué hace él aquí?

Que no es obvio, viene a cobrar la cuota de su "paciente" Eso es lo que una enferma como tú, es para él.

—¿Dónde está Lowell, Brid...? —preguntó el Londinense. Pronto sus ojos escrutadores repararon en mi presencia. Me quedé de piedra, el color de su iris y el de su cabello me recordaron al Demonio Agreste. Un miedo serval me recorrió completa.

— ¡Están hablando de Marinette en la televisión! —gritó Markov, subiendo el volumen del aparato. Todos incluyéndome, fijamos la vista hacia la pantalla.

El video que se ha hecho viral y, evidencia la decadencia de la humanidad al mostrar a un grupo de diseñadores, agrediendo a una jovencita en la cafetería de la prestigiosa empresa Gabriel's...

Se me heló el corazón. Quería gritarle a Markov que apagara eso, o en su defecto, correr y hacerlo yo misma. Pero estaba aterrada, paralizada en mi sitió. Todos presenciaron el video. Yo no podía procesar porque alguien filmó aquel acto tan cobarde y lo compartió en redes sociales.

¿Cuál era el afán de exponerme de esta forma?

Fue gracias al joven Agreste que Marinette salió bien librada—explicaba Mireille, desconociendo que ese mismo hombre, me había hecho pedazos con sus mordaces palabras y su trato brusco.

—Chloe Bourgeois se pronunció al respecto y subió este video a sus redes sociales.

¡Esto no puede estar pasando!

Mi novia y yo, vimos el video que unos "presuntos fans nuestros" han subido a las redes, donde están agrediendo a Marinette Dupain Cheng—se llevó una mano a la boca, acallando un sobreactuado sollozo. Mis nervios se crisparon.

Nosotras estamos indignadas con este tipo de actos tan cobardes—Sabrina tomó la palabra, en tanto consolaba a Chloe—entendemos que las acciones de Marinette para con nuestra relación, no fue la más correcta, pero eso no significa que deseemos que tomen la justicia por su propia mano.

¡Asquerosa hipócrita! Me hiciste aceptar todo con la promesa de no continuar con las difamaciones, y en cuanto baje la guardia, me apuñalaste la espalda.

—Felicitamos a Gabriel's por tomar la decisión de despedir a estos malos elementos y que las autoridades pertinentes tomen cartas en el asunto. Eso demuestra el lado humano que la empresa tiene, y nos tranquiliza saber que se procedió de la forma justa y correcta.

¿Justa, correcta? ¿Justo es que su CEO me humille y agreda?

Marinette—Chloe habló viendo directamente a la cámara—A pesar de que intentaste dañarnos a Sabrina y a mí de la peor manera. No te deseo el mal, es más te invito a que reflexiones si es prudente regresar a tú trabajo. Dentro de la empresa podrán protegerte, pero fuera de esta, estarás expuesta. Por tú bien, es mejor que te tomes un tiempo, hasta que las cosas se calmen y puedas continuar en otro lugar, que no tenga relación al Diseño de modas...

¡No te bastó haber acabado con mi carrera! —Mi garganta ardió, estaba temblando y llorando de la impotencia y la rabia que las palabras de esas dos me provocaban —¡¿Porque insisten en lastimarme de esta forma?!¡que más necesitan para dejarme en paz! Yo ya no tengo nada ¡Me lo quitaron todo!

—Marinette... ¿por eso actuabas de esa forma, esta madrugada? —Luka habló, pero no me atrevía a verlo, cerré mis ojos y negué.

—¡No te involucres! Saldrán perjudicados si no se alejan de mi—pronuncie entre lágrimas, con la voz rota. Llevé mis manos a mi cabeza, negando una y otra vez—ellos no se detendrán...

—¿Marinette? —la voz de Lowell—¿qué le pasa a Marinette? ¿Por qué está llorando?

—Félix—dijo Bridgette. Él subió las gradas para ir con su hijo.

Mi pequeño príncipe, en este mundo, un hada con las alas rotas necesita más que fe para continuar.

Je suis un lâche qui n'a plus la force de se battre Soy una cobarde que ya no tiene fuerzas para luchar...—Sentí unos brazos rodearme, su tacto me estremeció.

— Has sido muy valiente llevando esta carga— la voz de Bridgete era suave. Comencé a hipear, mi cuerpo temblaba preso del pánico— Llorar y rendirse está bien —me abracé a ella, consumida por la angustia— nunca más estarás sola—me apretó más a su cuerpo—seremos tus refuerzos, pelearemos a tu lado.


Nota de la autora:

Tiempo sin leernos por estos lados invocadores e invocadoras.

Marinette ya no está sola, el barrio la respalda.

Este es uno de los capítulos que deseaba mostrar, me conmovió escribir, por el hecho que refleja que está bien rendirnos y aceptar que hay cosas que se salen de nuestras manos, sin embargo, podemos apoyarnos en otras personas, para encontrar otra solución.

Que, en las pequeñas cosas, están las soluciones a eso que tanto nos agobia. Por ello el dialogo con Lowell, donde se muestra el porque el nombre de este fanfic y que marcara un antes y después en la vida de Marinette.

"En el escenario, todos somos importantes"

Por su parte también se mostró la relación de Adrien y Félix, estos primos que para nada se llevan bien. De no ser por Marín, se van a los golpes. La familia materna de Adrien lo culpa del suicidio de su madre, él tuvo que enfrentar muchas cosas solo, y de paso cargando con esas acusaciones.

Chloe gasto mil euros para solucionar un problema, pero esto, sin querer, le dio aliados a Marinette.

¿Qué sucederá ahora que los secretos comienzan a revelarse?

Muchas gracias por el apoyo a esta historia, se que es muy compleja, por el tema de los trastornos que se están tocando, pero es necesario que tengan todas las cartas sobre la mesa.

En comentarios les dejo el vinculo de la playlist de El Hada de las Costuras en Spotify y pronto haré una en youtube. 

Sin más que decir, nos leemos luego.

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