¿Avanzar?
Mi vista estaba fija en la humeante y tibia taza de té inglés que, hace un momento Alix me entregó.
¿Por qué ahora? ¿Cómo detengo esto?
Con cada minuto que pasaba las interrogantes se agrupaban, cómo un cumulo de nubes que anuncian una tormenta.
La rabia, el dolor, la vergüenza; me dominaban. Fui expuesta de la forma más denigrante en televisión.
No se necesitaba ser una genio para ser consciente de la horda de familiares de esos despedidos, que claman que regrese la guillotina y la inauguren cortando mi cabeza.
Esto era un riesgo para mis amigos. Un riesgo que traté de evitar. La "intervención" de Chloe y Sabrina empeoró todo. Había logrado que Bridgette, Alix y Luka se apartaran de mi
¿¡Por qué tenían que mostrar el video de la cafetería!?
¿¡Qué clase de enfermo, quería exhibir eso!?
La puerta de la sala se abrió dejando pasar a Bridgette. Apenas la noté, entre la maraña de cabello que se agolpaba sobre mi cara al estar cabizbaja.
—Convencí a Lowell de que todo está bien, que Marinette tiene dolor de cabeza y por ello lloró. Él y Félix pasaran la noche en el apartamento de Max y Alix—informó, cerrando la puerta tras de sí.
Mi pequeño príncipe; él estaba tan emocionado mostrándome el video que sus compañeros y él habían hecho para mí. Teniendo mi persona muy en alto. Cuando la verdad, es distinta.
Une femme simple et ordinaire, pas la fée qu'on dit que vous êtes.
Una mujer sencilla y ordinaría, no el hada que dicen que eres.
—Lo que está pasando es muy serio. No dudo que la policía venga a pedir declaraciones a Marinette—escuché la firme voz de Marín. Su presencia solo me alteraba.
¿Qué hace aquí?
Controlando a su inestable paciente.
—Si me permiten agregar—Luka intervino—Marinette necesita descansar para que, llegado el momento, ella sepa dar respuestas. Ha soportado tanto en menos de veinticuatro horas—apreté un poco la taza; la comprensión de Luka me conmovió—En tanto, nosotros podemos empezar a buscar respuestas. Yo puedo solicitar ver al CEO de...
—¡No! —denegué de inmediato, sentí la mirada de todos sobre mí, pero mis ojos estaban fijos en Luka. Una muda suplica. Que viera mi estado y recordará lo que le dije a la madrugada...
{Ese que tú decías tratar y conocer. Que era una persona diferente...}
—¿A quién te refieres, Luka? —Marín preguntó.
—No, por favor...— intenté ponerme de pie, el punzón de los cortes en mis piernas me hizo perder el equilibrio. El té cayó sobre mi mano, solté la taza y está se hizo añicos en el piso.
Todo paso tan rápido, que mi mente fue un caos.
—Yo-yo...levantaré esto. Solo yo puedo arreglar esto—pesé al dolor intenso de mis heridas me arrodillé, intentando juntar los pedazos rotos.
—Marinette, deja te ayudó. Luka trae el recogedor, Brid, me pasas el papel toalla... —Alix iba tomar un pedazo de taza y se lo impedí de un manotazo.
—¡He dicho que soy la única que puede enmendar este error! —una intensa desesperación se agrupó en mi pecho. Mis acciones estaban dirigidas a recoger la dichosa taza, pero mis palabras evocaban el problema con el CEO de Gabriel's, trayendo a mi mente sus advertencias y reclamos—puedo con esto, no necesito que me ayuden, no quiero que se involucren.
—Marinette—las frías manos de Marín sujetaron mis manos, frenando mi desesperada acción por hacerme con los pedazos rotos—mantente en el presente—murmuro—esto pasará, voy a ayudarte a lograrlo...
—No, si intervienen esto empeorara. Nada va a detenerlos, ni a Chloe, sus seguidores o a él. Se volverá cada vez más complicado...—cerré mis ojos, estaba imaginando todos los escenarios donde mis amigos se veían afectados por mis enemigos. Sus carreras, sus familias, sus sueños.
Ils perdraient tout et à cause de moi.
Perderían todo y por mi culpa.
—Marinette, estoy contigo, no voy a dejarte—la voz de Marín se mantenía en un tono conciliador—respira con calma, hasta ser capaz de hinchar tú abdomen con cada inhalación.
—Ellos van a irse contra ustedes—repetía fuera de mí, no podía calmarme, un sudor frio bajo por mi frente, comenzaba a respirar por la boca. Las paredes parecían cerrarse y todos los caminos que se agrupaban en mi mente, solo conducían a la desgracia.
Ataque de ansiedad.
—Puedes superarlo...—susurró.
—Esto es más fuerte—quería que mi mente se quedara en blanco, pero las imágenes no se iban, todo era caos para mis amigos.
—Eres más fuerte que tus pensamientos. Mantente en el presente—repitió, como si de un credo se tratara. Esta vez, seguí sus indicaciones, comencé a respirar lentamente. No había ingerido mis benzodiacepinas y eso complicaba las cosas—continua así, lo estas logrando, no te agobies. Respira lento y pausado—la calma iba llegando de a poco, no porque pensará que esto tenía solución, tenía miedo a este tipo de ataques y sus consecuencias, cualquier cosa era mejor que lidiar con esto—lo estas consiguiendo, Marinette.
Levanté la vista, encontrándome con su inexpresiva mirada grisácea. Agaché la cabeza de nuevo, mi aspecto debía ser lo que le sigue de vagabunda. Marcas en mi rostro, ojos hinchados.
Su novia debe ser una mujer hermosa, alguien mucho mejor que tú.
—Lo has logrado—su felicitación me sonó tan monótona. De un psiquiatra guiando a una tipa inestable— ahora necesito que respondas unas preguntas sobre tú medicación. Te ayudaré a sentarte en el sofá.
—Déjame ayudar—Luka tomó mi brazo izquierdo y con cuidado, ambos me ayudaron a incorporarme.
Lo único que provocas en ellos, es compasión, a nadie le atrae una persona tan insípida y enferma.
—Estoy bien—pronuncie débilmente, parecía que de un momento a otro iba quedar sin voz. Tenía la garganta reseca.
—Iré por agua—Marín se levantó y Luka quedó conmigo.
—Lamento haberte hecho preocupar de esa forma...olvidé por un momento lo que me dijiste ayer, sobre, él—habló en un susurró, mientras al fondo, Marín conversaba con Bridgette y Alix—no volverá a ocurrir.
—Gracias, Luka—no sabía que agregar, solo quería cerrar mis ojos y despertar de esta pesadilla.
—Aquí tienes—Marín me extendió un vaso con agua y se sentó a mi lado, cargando su maletín médico—necesito respondas unas preguntas sobre tu ultima medicación—asentí con la cabeza, concentrada en Alix y Luka levantando los pedazos de la taza—por favor, se honesta con tu respuesta, es importante.
—Lo sé—musité.
Fue así como comenzó el metódico interrogatorio, mientras le respondía en automático: ¿Cuál fue la benzodiacepina que ingeriste? ¿a qué horas? ¿la dosis? ¿has comido? Procederé a inyectarte una cantidad "x" de este medicamento con nombre impronunciable que te sirve para que te mantengas adoctrinada a: "todo estará bien, si te mantienes drogada"
La apatía te comienza a dominar, qué sentido tiene continuar.
—¿Cómo te sientes? —cuestionó Brid, le vi entre la maraña de cabello que estaba frente a mi rostro. Ella retiró este a un lado con una horquilla.
El cambio en su expresión de preocupada a dolida era suficiente para darme a entender, que mi aspecto era terrible.
—Supongo, que estoy bien—soné un poco irónica, aunque esa no era mi intención.
—Entiendo—murmuro ella. Se irguió y puso sus manos a la cintura—¿Cuándo pensabas decirme que esto estaba pasando? —Bridgette se dirigió a su hermano mellizo, que guardaba los medicamentos—¿¡Esperabas a que una tragedia pasara para que me diera cuenta!?
—Brid, no seas dura con tu hermano—Alix intervino—nunca imaginamos que ocurriría algo como esto...
—Oh, es mi error—dramatizó ella con su mano en su pecho—porque esperaban que una mimada malcriada, cómo Chloe, iba a dejar en paz a Marinette, con—fingió pensar—el poder del dialogo—Alix, no respondió, desvío su vista a otra dirección—¿son conscientes de lo serio que es? ¡Esos malnacidos de la cafetería, humillaron a Marinette! ¡Su vida estuvo en peligro!
—Bridgette, entiende. Alix y yo, solo estábamos respetando la petición de Marinette. El no involucrarte—Marín explicó, situándose frente a su hermana—ahora las cosas han cambiado, puedes ayudarla, Chloe no se espera que alguien apoye a Marinette.
—Las cosas cambiaron porque alguien subió ese video a las redes ¿Qué hubiera pasado de no ser así? —Inquirió Brid.
Me mantenía al margen de la discusión. No sé si por lo sedada que me dejó el medicamento que me inyecto Marín o, porque estaba harta de todo esto.
—¿Marinette? Responde—Brid estaba frente a mí. Parpadeé extrañada que todos ahora me veían.
¿De qué me perdí?
—Me repites la pregunta.
—Te pregunte que paso en el Philharmmonie. Ibas tras aquella enojona chica con el Ladybug—. Había olvidado ese detalle, la violinista del vestido Ladybug.
—Bridgette no creo que sea buen momento...
—Guarda silencio Luka—ordenó—algo pasó luego que Alix y yo le perdimos la pista a Marinette, cuando fue tras esa mujer. ¿acaso ella te lastimo? —regresó su atención a mí.
No fue esa chica, fue el Demonio Agreste.
Era tan simple de expresar, pero las consecuencias de hacerlo podrían ser muy caras. Bridgette y su sentido de la justicia irían tras él, pero alguien tan poderoso económicamente, destruiría su carrera. Como Chloe lo hizo conmigo.
—No tiene caso—en cambio, llevaría esta conversación a otro rumbo—no importa lo que suceda. Lo que soy ahora; un saco de depresión ataques de ansiedad y pánico; no desaparecerá. Ni porque las cosas, milagrosamente se solucionen ¡La Marinette soñadora y entusiasta que era tú vecina, no volverá nunca! —era una verdad absoluta, para mí lo es—Actuando pésimo, cometiendo errores, llena de inseguridades. Eso no va a cambiar—replique.
—Un ambiente más tranquilo, lejos de toda esa mierda te permitirá sanar—Bridgette refutó, pero no estaba en mis planes retroceder.
—Hace unos minutos, dijiste que estaba bien rendirme. Respeta mi decisión.
—Lo dije porque nosotros estaremos al frente, peleando por ti.
—No se los pedí y tampoco quiero que lo hagan.
—¡Pero qué mujer tan terca! Ni pienses que después de ese video me quedaré de brazos cruzados.
—¡Deja de creer que puedes solucionar todo Bridgette!
—¡Cállense las dos! —Alix alzó la voz, fúrica. Dejándonos mudas de la sorpresa. Ella se situó en medio de nosotras—No hay enemigos entre nosotros, pero si continuamos de esta forma, pronto los habrá.
—Tenemos un punto de vista muy distinto entre todos, respecto a lo que está pasando—Luka secundo a Alix. Me crucé de brazos, aun sentada en el sillón, Bridgette hizo lo mismo, recargando su peso en su pierna derecha—Primero, lo importante. ¿Cómo inició este problema contra Marinette? Marín y Alix lo saben, sin embargo, Bridgette y yo, no.
—Luka tiene razón, ellos no tienen el panorama completo—alegó Alix, viendo a Marín—si queremos tomar una decisión, todos debemos saber lo que paso—se giró a mi—No puedes pasar un día más con esta carga emocional tu sola.
—Puedo mostrarles el expediente de Marinette, pero ella es quién debe autorizarlo—agregó mi psiquiatra. Que caso tiene que, de el aval, si parece que todo mundo tiene acceso a esa información.
El Demonio Agreste de algún modo, obtuvo ese expediente.
—¡Sesión del recuerdo! —grité. Todos los presentes me vieron extrañados, Marín cambio su mirada a sombría—el expediente solo tiene las cosas de forma técnica. Pero lo que viví...tiene que ser narrado por mí. De esa forma, entenderán porque me niego a que intervengan.
—He de negarme a llevarla a cabo—mi psiquiatra entraba a escena—no estas en condiciones.
—Bridgette es abogada y como tal, está solicitando dicha información para fines legales. Por supuesto que se debe abordar la sesión del recuerdo—defendí, sin tener conocimientos sobre el tema de leyes y esas cosas. Marín estaba cabreado, su mirada asesina estaba fija en mi—la sesión no será para mi expediente, será para tener el panorama completo de este caso ¿no es así Bridgette?
—Ella tiene un punto...—secundo Brid.
—Marinette no está en condiciones—Marín estaba necio con eso.
—No voy a estarlo nunca, si todos quieren decidir por mí. Esta parte me corresponde, voy a contar lo que paso así estes de acuerdo o no—me plante.
—Marinette—Marín me nombró con autoridad en su voz, aun así le mantuve la vista—narrar los acontecimientos no es tan sencillo en una sesión del recuerdo—es solo decir lo que paso, ni que fuera la gran cosa—pasa que, la memoria es selectiva, recordaras lo que tiene más significado para ti. Es aquí donde entra a escena el olvido—¿ah?
—¿Qué significa eso? —Luka cuestionó, igual de desconcertado que el grupo.
—Si recordásemos todas las impresiones sensoriales, todo lo aprendido o experimentado por igual, en realidad sería no recordar—sigo perdida ¿¡que rayos!? —Abstraer, llegar a conceptos generales exige olvidar. Desechar información que no necesitamos y consideramos menos importante. Si todos ustedes se han quedado en la luna con dicho concepto. Es porque no tienen la mínima idea de lo compleja que es la mente y cómo ciertos recuerdos pueden ser cambiados por un recuerdo impostor o que incluso Marinette, tenga un ataque de pánico o ansiedad, por el simple hecho de rememorar un acontecimiento que marco su vida. En una sesión del recuerdo, si cualquiera de esas tres cosas pasa, debo detener todo, porque puede ocasionar daños serios en su mente. No se trata si se le viene en gana contar las cosas o no. Como su psiquiatra, le estoy aconsejando que esto, no traerá nada bueno, si se fuerza a hacerlo.
—Por favor, puedes realizar la sesión y parar cuando lo consideres necesario. Nosotros respetaremos eso—Alix se unió a la causa y me sorprendió que lo hiciera—. Guía a Marinette en esta sesión, por favor—repitió en un ruego y me sentí rara, ella abogaba por mí, aún con nuestras diferencias recientes. De hecho, ella a estado preocupada todo este rato.
—Marinette lo hace con la intención que ustedes se retracten. No he pasado por alto eso—Marín me vio de manera acusatoria.
—De igual forma se comprometerá a respetar nuestra decisión de continuar o no con la defensa de su causa ¿estás de acuerdo Marinette? —ahora Brid me cuestionaba, los mellizos Wang dan miedo cuando establecen límites.
—Si, me comprometo a respetar lo que decidan,
Pareces política en campaña, mentirosa.
—Fin del asunto—Brid sacudió sus manos—Tengo que retirarme a ver cómo está Lowell y si Félix esta cómodo...
—¿Te vas?
Que ironía, esta madrugada los echabas a patadas de la casa y ahora quieres que se queden.
Mi subconsciente tenía rato de estar callado, era mucho pedir que se mantuviera así por más tiempo.
Soy lo que niegas expresar a viva voz.
—Acabo de decir la razón del porque—rio Brid y puso su mano sobre mi hombro, bajé mi cabeza por la vergüenza de preguntar lo obvio—Mi hermano dice que debes descansar, así que hazlo. Lowell querrá verte mañana, está muy preocupado por ti.
Sonreí débilmente, mi pequeño príncipe, animándome esta tarde, dándome grandes lecciones de vida con sus sencillas palabras, y yo sin poder asimilarlas.
—Iré con ellas—Luka habló está vez—acomodaré algunos pendientes para estar libre mañana.
—No es necesario—me apresuré a excusarme, él debe querer salir con su novia y esas cosas, no perder la mañana con una loca como yo.
—Quiero apoyarte Marinette, así decidas dar pelea o no. Somos amigos y para eso estamos—sonrió gentil, se me hizo un nudo en la garganta.
Luka, est un ange sur terre.
Luka, es un ángel en la tierra.
—No entiendo, está mañana los corrí, fui grosera y demás...Aun así todos ustedes...—apreté mis labios, la culpa llegaba a mí. Aunque era para protegerlos, nada quita que fui cruel con ellos.
—Sabemos lo que paso, gracias al cobarde que subió el video en las redes—Alix respondió, estaba junto a la puerta—no te sientas mal por ello, pasabas por algo muy fuerte.
El lugar se quedó en un silencio extraño. Alix era amable conmigo, pero yo no me sentía con la capacidad de perdonarle el que supiera las cosas que me esforcé en ocultarle, todo porque Marín se las comunicaba. Podían haberme dicho que se contaban todo lo que decía en mis sesiones, estuve cargando una culpa innecesaria por creer que le mentía a ella.
¡Aterriza Marinette, todos se marchan excepto uno!
—¿Todos se irán? —Tenía la esperanza que Alix dijera que iba a acompañar a Luka y Brid a la salida y regresaría.
—No todos—exclamó Brid tomando su cartera y las llaves de su auto—Marín se quedará contigo. Quedas en manos del experto—bromeo viendo a su hermano mayor—tú y yo aún tenemos una plática pendiente—se dirigió a él.
—Márchate de una vez—Marín rodo sus ojos grises y reposó los antebrazos en la cerámica del comedor.
Todos se despidieron y al cerrar la puerta fui consiente de algo.
¡Marín y yo estamos solos!
¡Maldición!
Adrien
Me encontraba recostado en mi cama, con el brazo cubriendo mis ojos.
¿Existe algo peor que la resaca a los 29 años?
Sí, una puta compra compulsiva de miles.
Hace dos horas compré las ruinas de la Mansión Agreste. Porque no existe otra forma de llamar a ese caserón que se cae a pedazos y está completamente vandalizada. Con sus horrendos peluches y cartitas bobas y cursis al frente.
¡Se supone que salí a gastar mil euros, esa era la jodida idea!
Todo iba bien, hasta que el imbécil de mi primo apareció, reprochando lo que desconoce. Claro, ellos hicieron tanto por mi madre, que se libran de culpa.
—¡Malditos pretenciosos, ojalá les parta un rayo, Graham de Vanily!
—Sueño con el día, que no maldigas a nadie—Winter apareció por la puerta de la alcoba. Levanté un poco mi brazo para verla, traía puesto un traje ejecutivo negro y tenía el cabello recogido en un elegante moño.
—De quel salon funéraire êtes-vous? ¿De qué funeraria eres?
—Muy chistoso—dejó su cartera sobre el taburete baúl—de no ser por mi intervención, habría sido el funeral de Gabriel's—comenzó a desatar su moño, mientras se veía por el espejo de cuerpo completo en la cabecera de la cama—Le expliqué a los responsables de la Haute Couture, porque las piezas que faltan para el spring- summer, serían completadas por otros artesanos. Gracias a que cinco de los despedidos, estaban en el atelier principal.
Olvide eso.
Una vez una pieza comienza a ser trabajada por un artesano, está debe ser terminada por el mismo.
—Si estás aquí tan tranquila, es que hiciste un buen trabajo. Recétate un bono por tu buena labor—regresé a cubrir mis ojos con mi brazo.
—Tal vez lo haga—guardo silencio y di gracias por ello...—será una semana difícil. Se acercan esos días, y...
No, no quiero tener presente a esa cobarde. Rematando su "regalo" con aquella frase.
"El Lobo siempre será el malo, si Caperucita es quién cuenta la historia"
—Tengo en mente varias formas de entretenerme y pasar el rato—indiqué, sin dejar mi postura—por ejemplo. Qué tal si hago un programa desmantelando las ruinas que acabo de comprar.
—¿Ruinas?
—Mejor aún, algo más extremo. Limpiar todo, como si fuera un maniático de los productos de limpieza. Subo estos videos con la leyenda "Limpiando, antes que el techo me caiga encima" Puedo apostar que limpiaría mejor que "la rata Dupon"
—¿Rata qué? Adrien...
—Podría monetizar esos videos. La gente pasa horas viendo a otros fregar el piso
—¡Adrien! —Winter me zarandeó por los hombros—¿¡De qué ruinas hablas!?—no aparte el brazo de mis ojos.
—¡Felicidades, tendrás la primicia! ¡Soy el nuevo dueño de las ruinas de la Mansión Agreste...! ¡Yeiii!
—¡Qué diablos! ¿Compraste la mansión Agreste?
—Lo acabo de decir, Winter.
—Juraste que nunca estaría en tus activos.
—Félix quería comprarla y por joderle la adquirí.
—¿Félix Graham? ¿en París? —asentí—tiene años de no poner un pie aquí. ¿Qué hace en la ciudad?
—Comprando mansiones malditas. Quizás le da por ser un caza fantasma. Con algo de suerte, hasta atrape a las almas en pena de Gabriel y Emelie.
—Adrien—suspiró cansada—deja de hacer eso.
—¿Hacer qué?
—Decir tonterías para evadir—no respondí—comprendo que los días que vienen son aún difíciles para ti. Te hará bien hablar de cómo te sientes. Soy tú amiga y estoy para ti—detesto que sea condescendiente, detesto que se compadezca—Podemos ver qué hacer con la mansión. Si la compraste con tus fondos o los de la empresa. Puede servir para Gabriel's ¡Mejor aún, que te parece si salimos a algún lado!
—¿Quieres hacer algo por mí?
—Así es...
—Déjame solo.
Me incorporé sin verla y salí de mi alcoba. Por este año, quería tener un mes que no hiciera alusión a mi madre. Estaba cansado de lidiar con esto.
Que todos recuerdan su muerte como algo trágico, cuando ella, fue una cobarde.
Marinette.
Mi grácil huida de la cercanía de Marín, cuando todos se fueron, se vio frustrada por las heridas en mis piernas. Había pasado todo el tiempo sentada, que, al levantarme de un impulso, los cortes se abrieron.
—Te dolerá un poco, pero sirve para que cicatricen pronto—aplicó el gel sobre los cortes.
—¡Duele! —protesté, sin poder levantarme del diván de mi habitación, al que Marín me trajo en volandas.
—Tranquila, solo un poco más y termino.
Qué casualidad, Marinette, es lo mismo que dijo; cuando estabas de piernas abiertas bajo él.
¡No recuerdes eso, por favor!
—Acabé.
Como olvidar que fue ahí, cuando nombraste a tu ex.
—¿Marinette? —desvié la mirada de mi psiquiatra.
—La medicación me tiene un poco desorientada. Gracias por curarme.
Recordar esa parte, me puso mal. Se supone que debía disfrutar estar con otra persona. No sentirme culpable por ello. Pensando en alguien, que no se preocupó por mí.
—Mantén tus piernas descubiertas para ventilar las heridas y sanen pronto—baje un poco el largo del suéter, me había retirado los pans cuando él noto que cojeaba.
—No vayas a contarles sobre los cortes—pedí en un hilo de voz—en especial a Alix, ella ya tiene muchas preocupaciones sobre sus hombros—Marín guardaba los medicamentos que uso para desinfectar las heridas. Sé que noto que son autoflagelaciones.
—En caso de emergencia, es Alix quien ira al frente—comenzó a explicar, levanté mi rostro, él estaba de pie frente a mi—los médicos le preguntaran que paso y en base a ello, administran los medicamentos correctos—abrí mis labios para refutar, Marín situó su dedo índice delante de estos para silenciarme—Es comprensible que quieras ocultar detalles de los sucesos a Alix. Sin embargo, ella ha guardado tus secretos y su actitud no ha cambiado para contigo, aun sabiendo que le ocultabas información. Ella continúa ayudándote—él retiró su dedo, cediéndome la palabra. Pero no fui capaz de decir nada.
Recordé el día que me molesté con ella. Alix estaba entusiasmada con mi nuevo trabajo, estaba fijando una estrategia para que alcanzara mi cometido. Si yo no le hubiera cuestionado y juzgado, tal vez, las cosas serían más fáciles ahora.
El peso de la culpa cayó sobre mí. Me sentía tonta, me distancie de ella, sin escuchar sus razones.
—Siempre arruinó lo que otros hacen por mi—balbuceé.
—No, Marinette. Estabas agotada, cansada de todo lo que te está pasando—Marín se inclinó un poco, frente a mí, tomó mis manos y le vi avergonzada—No voy a juzgarte y tus amigos tampoco lo hacen. Estamos aquí para ayudarte, parando todo para apoyarte.
—Incluso, dejar a tu novia—hablé sin pensar. Marín me escrutó con su inalterable mirada, aparte mi enfoque de él.
No me digas, te estas ilusionando con imposibles.
—No quise decir eso, disculpa—aparté mis manos de las de él— hablabas de apoyo y...
—¿De dónde sacaste que tengo novia? —cuestionó risueño, cosa que era muy rara en él.
—No tiene importancia—contesté irritada—eres mi psiquiatra, no sé supone que debes estarme interrogando por los cortes en mis piernas.
—Lo dijiste en un principio, no estamos en una sesión formal, ahora estas frente a Marín a secas, no ante tu psiquiatra—se cruzó de brazos y se irguió. Me dolía el cuello por tener que elevar mi cabeza para verlo—Mi mayor preocupación en estos momentos es saber quién te dejo con esas marcas en las manos y rostro, encima te orillo a recurrir a la autoflagelación.
—Porque asumes que esa persona fue la causante de que me cortara—Marín es observador, pero no hasta este punto.
—Cuando llegué de Corea esta mañana, Alix me contó lo que paso. Lo que más llamó mi atención, fue el hecho que ibas tras una chica que usaba un Ladybug. Luego te perdieron el rastro. Gracias a Max, rastrearon tú móvil y dieron con tu paradero. Vinieron a buscarte y te encontraron con un aspecto demacrado, tu maquillaje corrido...—Marín guardo silencio, su cara tenía una expresión de horror—Debemos ir a la policía si esa persona...
—¿¡AH!?—él cree que...
Si, que Agreste cruzo la línea.
—¡No, en absoluto esa persona no cruzo el límite! —me exalté, un escalofrió me recorrió completa, recordando la aterradora situación con Balthazar la primera vez que pedí trabajo, siendo consciente de lo vulnerable que soy cuando el pánico me bloquea.
Si Agreste o alguien se lo propone... ¡no quiero ni pensarlo!
—Tranquila, no quise incomodarte—. Me abracé a mí misma y de no ser por las benzodiacepinas, tendría un ataque de pánico en estos momentos—puedes contarme lo que paso o, a Alix. Incluso a ese chico, el que es buena persona...Luka ¿cierto? —asentí, al parecer él piensa que fui abusada.
—No paso nada—expliqué, antes que esto escalara nuevos niveles—quien me hizo esto. Solo me agredió de manera verbal...cuando trate de escapar, me sujetó y me insultó...culpándome de todo lo que paso en la cafetería. Antes que digas algo—Marín respiraba lento y pausado, estaba enojado—Es injusto, lo sé...pero no quiero decir quién fue. Al igual que Chloe, es una persona poderosa, económica y socialmente. Es de esos que va por ahí dañando a otros, porque pueden comprar a quién sea, para que este a su favor—Marín desvió su rostro, con el ceño fruncido, vi sus manos hechas puños—Por eso he insistido en que declinen de ayudarme. Bridgette es un alma justiciera, si va contra esta persona, perderá todo...
—No des por sentado los hechos.
—Piensa en Lowell, no merece ver a su madre consumida...como lo estoy yo.
—Mañana ellos te escucharan, si cambias la versión de los acontecimientos detendré la sesión—enunció con voz firme.
—No lo haré, no hace falta.
—Si ellos deciden ir contra Chloe y está persona, tú deberás estar conforme—no estoy de acuerdo con eso—Lo harán—se aclaró la garganta—corrección, lo haremos, aún a costa de las consecuencias. Queremos protegerte. No mereces las injusticias que estás pasando.
¡No, está batalla está perdida!
¡No más!
—Es tarde—me mostré indiferente a su explicación—tengo que ir a descansar para estar lista, mañana domingo...—¡Oh, no! —¡me olvide de la cita con la psicóloga Aurore!
—Hablé con ella cuando recién llegué. Reprogramó la cita para el sábado a las nueve de la mañana—suspiré aliviada—veo que cambias de tema, dos podemos jugar a eso ¿Por qué supones que tengo novia? ¿celosa?
—Una cosa es cambiar de tema—me incorporé, el gel aliviaba un poco el ardor de las heridas—y otra es irte por la tangente. No estoy celosa y, eres un alma libre. Vete con quién tú quieras—vi con pesar las gradas que llevaba a la litera.
¿Qué pensaba mi padre cuando mando a construir esas escaleras? Nunca se imaginó que su hija podía tener lesiones que le impidieran subir.
De pronto, mis pies abandonaron el suelo, Marín de nuevo me cargo con cuidado, fue tan repentino que mantuve la vista fija en mis manos, porque seguro estaba roja como un tomate.
Me llevó con cuidado hasta arriba. recostándome en la mullida cama. Mi cabeza descansó sobre la almohada. Marín situó sus brazos a los costados de mi cabeza.
Juro que escuché el palpitar de mi corazón, parecía que estaba en mi garganta. Mi mente se quedó en blanco, él tenía la mirada fija en mí, las palabras no salían de mi boca, en realidad no sabía que decir.
—Descansa, Marinette—su voz profunda y la forma en como dijo mi nombre, me alteraron en todos los sentidos. Inclinó su rostro y de inmediato cerré mis ojos, apretando fuerte los parpados. Sus labios se posaron en mi frente—estaré al pendiente de ti—pronunció, apartándose. Acto seguido lo escuché bajar las escaleras.
Me envolví con las sábanas por completo. Mis mejillas estaban calientes, sin duda estaba sonrojada. Mi corazón latía desbocado. Sonreí como boba y cerré mis ojos.
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Olvidé el pequeño detalle que mi vida no era normal, que la acción de Marín me puso en perspectiva. Yo aun no superaba a mi ex, o más bien, temía que, ante una acción romántica, de inmediato las comparaciones con él surgieran. Si quería algo serio, debía desaparecer todo rastro de amor y cariño a mi ex.
Tal como prometió, Marín estuvo al pendiente de mí. Cuando desperté por culpa de mis tan ya conocidas pesadillas, él vino con una taza de leche tibia y galletas para que me tranquilizara. Mientras comía la merienda, él conversaba conmigo sobre lo que trato mi pesadilla, me hizo bien hablar de ello. Tanto que, por primera vez, pude conciliar el sueño.
Quizás podría haberle contado lo que paso con el Demonio de París, pero eso era caso perdido. Tal como lo dije, Chloe y él, son personas poderosas. Se salen siempre con la suya y sus víctimas debemos inclinar la cabeza; tragarnos el odio y el rencor que ellos provocan a su paso.
El Hada de las Costuras será un bonito recuerdo para Lowell. Ella nunca más usará su magia.
•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••
—¿Te sientes mejor, Marinette? —Lowell me examinó con sus grandes y tiernos ojitos verdes—¿Te dolía mucho la cabeza? Estabas llorando.
—Si, la migraña es capaz de eso—estaba con el corazón roto y el orgullo por el piso. Y tú viniste con palabras que inspiran, más no resultaron conmigo—Lamento que vieras eso—el negó con su cabeza.
—Insistí en verte y tú necesitabas descansar. Eso no fue correcto de mi parte—lamentó, haciendo una reverencia—lo siento.
Lowell pertenece a la aristocracia de Londres, los modales y gestos como estos, son parte de su etiqueta.
—Disculpa aceptada, caballero—le devuelvo la reverencia—ahora que iras de paseo, descansaré para estar bien. Cuando regreses y tengamos que despedirnos—Lowell se iría junto a sus padres a su país, sus vacaciones habían finalizado.
—¡Antes que lo olvide! —soltó de repente—Ayer que caminaba con mi padre por el centro, vi esto en un aparador—sacó una pequeña caja de terciopelo rosa—la señora que me lo vendió dijo que era un amuleto de protección—extendió la cajita para que la tomara.
—Lowell, cielo. No es necesario...
—Por favor, Tómalo—me vio con su carita tierna
¡Cómo decirle que no a este querubín!
Agarré la cajita y eso lo hizo sonreír de forma dulce. Se notaba que lo entregaba de corazón, así que, sin más, abrí el empaque.
¡Esto es hermoso!
—¡Dios, que bello collar! —abracé a mi príncipe, él se rio y correspondió mi abrazo. El collar era un camafeo con un hada sentada sobre una rosa. Muy bien tallado.
—Eres nuestra Hada de las Costuras, con una magia increíble. Te quiero mucho, Marinette.
El corazón me dio un vuelco. Podía esto hacerme cambiar de parecer, sin embargo, no podía arriesgar la felicidad de mi pequeño príncipe.
—Gracias, Lowell. Yo también te...
—Lowell, se hace tarde y las filas son tediosas en los museos—la apática voz del "grosero Graham" me interrumpió—¿cómo puede la gente vivir en un lugar tan pequeño? Un minuto más aquí y tendré claustrofobia.
Tan sutil, como siempre.
Félix avanzó hacia nosotros y por inercia me separé de Lowell y retrocedí dos pasos. Su cabello y color de ojos me recordaron al Demonio Agreste.
Tienes miedo de encontrarte otra vez con él.
Lowell se despidió de mí, ajeno a mi reacción con su padre. Mi pequeño príncipe colocó aquel hermoso collar en mi cuello. Le volví a agradecer. Sentí la hostil mirada de Félix, pensé que cuestionaría mi actuar. Pero él paso de largo de mi, para salir con su hijo de la casa.
—¿Estás lista? —Marín se situó a mi lado. Por reflejo, envolví el camafeo con mi mano.
—Lo estoy, el momento ha llegado—había tomado mis medicamentos en orden y descansado lo necesario. Caminando firme, para que los demás no se dieran cuenta de las autolesiones en mis piernas.
Estaría sola con Marín guiando la sesión en el diván de mi habitación. Luka, Alix, Max y Bridgette, estaban en la sala, con la pantalla encendida del televisor, donde se proyectaría la sesión, gracias a Markov, que transmitiría en vivo.
Una vez me acomodé en el diván, Marín se sentó cerca.
—Cuando gustes.
—Bien—tomé aire y lancé un profundo suspiro.
Es tiempo que sepan, lo que sucedió.
Nota de la autora:
Hola mis invocadores e invocadoras. Tanto tiempo sin leernos por este lado. La larga espera amerita una explicación.
El Hada de las Costuras en un fanfic que aborda temas muy delicados, vistos desde la perspectiva de Marinette una chica con depresión y Adrien, un hombre que solo conoce el poder sin importar el precio.
Para que estas dos perspectivas sean congruentes según sus puntos de vista, requiere mucho, pero mucho esfuerzo mental y por ello tuve que recurrir al apoyo del mismo Beta Reader de Sehnsucht Nach Dir. (collab con mi esposo), para darle sentido a lo que le sigue a EHDC.
Ponerlo al tanto de la trama y a donde apunta todo esto, llevo meses...es el único que sabe el final.
Ahora que ya todo está en sintonía, me resta más que agradecer lo pacientes que han sido, y que aprecian el esfuerzo de está humilde escritora.
Me conmueve leer sus testimonios en los comentarios, lo identificadas/os que se sienten con Marinette. La depresión es real, no se toma a la ligera, no se puede controlar "poniéndole ganas" y las cosas, no cambian de la noche a la mañana. Es un proceso de mucho apoyo para poder sanar, tanto profesional y familiar, incluyendo amistades.
Este capitulo es dedicado a ustedes lectoras y lectores, gracias por continuar aquí, gracias por su apoyo♥ Les dejo en comentarios la Playlist en youtube de este fanfic así como en Spotify
Próximos capítulos. El origen de una depresión.
Nos leemos muy pronto.
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