La Montaña Escondida (XV)
Me despierto cubierto por mi manta y con Pequeño lamiendo mis pies. El sol impacta sobre el parabrisas sucio y dentro de mi vehículo el calor es agobiante. El cielo esta limpio de nubes, la brisa que solo acaricia mis pies baboseados es acogedora y saber que ya no habrá más peligro, por el momento, hace que me relaje.
—Pensé que no despertarías —dice sonriente David—. Vinimos a buscarte y te vimos dormir con una sonrisa y nos dio pena despertarte.
En su mano tiene un sobre amarronado y me lo acerca.
—Esto te llegó, lo dejó un hombre y se fue.
—¿Dijo de quién se trataba? —me destapo, salgo del vehículo sonriente, pero a la vez nervioso.
—No, y tampoco pregunté. ¿Estás metido en algún problema?
—No que yo sepa —me alejo para abrirlo.
—¡Aquí te esperamos! —dice David con voz jovial.
Abro el sobre con sutileza y mis manos temblorosas. Dentro hay una hoja con olor a libro nuevo y al verla, está en blanco. Pero misteriosamente aparece una palabra detrás de otra.
Querido Luke:
Te pido disculpas por no mostrarme en este momento, y por ponerte en peligro con Meraquel, no era lo que tenía planeado. Sé que deseas conocerme y por ahora a través de mi hermana, Mort, sabrás toda la verdad. En este momento te pido que protejas a los mundos que creé para salvar a lo que más amaba. No quería que tu familia falleciera en el accidente e hice todo lo posible para que no sucediera, pero no alcanzó y tienes todo el derecho a odiarme. Solo te pido que antes acabes con los demonios y que sepas que no te dejaré solo batallando contra La Orden. Todos, pero todos, perecerán en el olvido y los tres mundos, de una buena vez, conocerán la paz absoluta.
Zor.
La carta vuelve a quedar en blanco y una gota de sudor cae sobre la hoja que comienza a desvanecerse en cenizas y deja en su lugar una medalla. Es de plata, redonda y tiene un dibujo. Es extraño, parece una X formada por varitas dentro de un triángulo con llamas. La guardo en mi bolsillo y me doy vuelta sonriente, David no debe sospechar de nada.
—¿Todo bien Luke? —pregunta nervioso.
—Sí, nada de qué preocuparse, es de una chica que conocí hace un tiempo.
—¡Te has enamorado! —exclama con una gran sonrisa.
—No —niego incómodo.
—Está bien, no te preguntaré más. Queríamos saber con Pequeño si querías venir con nosotros a un lugar.
—¿A dónde? —los miro sorprendido.
—El lugar no importa, sino que vengas.
—¿Por qué el misterio?
—¡No puedo hacerte esto! —sonríe—. Queremos que vivas con nosotros, he comprado una casa en las colinas.
—¿Una casa en las colinas? —pregunto con mis ojos humedecidos.
—Sí —afirma acercándose— y con Pequeño no queremos vivir solos, no conocemos el lugar como tú lo conoces.
—¿Esa casa es...? —no puedo terminar de preguntar, las palabras mueren en mi garganta.
—Tendrás que descubrirlo tú, no puedo decirte todo —me muestra unas llaves que hacen el sonido metálico mientras las mueve sonriente—. ¡Vamos! ¡Muero de gana por mostrarte lo que he hecho mientras tú dormías!
La verdad no entiendo nada, es incompresible lo que está sucediendo. Quiero asumir que el hogar que él nombró en la colina, es mi hogar, el que me vi obligado a abandonar. Donde algunos aromas se mantienen en el aire, donde en mi habitación están dibujadas las líneas de mi crecimiento. Donde la tumba de Manchitas se oculta detrás de enormes pastizales... Tendré un hogar, una familia...
—¿Cómo hiciste para...?
—¿Para convencer a tu tío? —me coloca su mano en mi hombro—. Sencillo, Luke, solo debía darle lo que quería y ¡Voila! Desapareció como por arte de magia. Nunca fui bueno para dar sorpresas y quería que te enteraras de otra forma que había comprado tu hogar, pero no pude hacerlo.
—Yo... no —intento hablar y me cuesta horrores— sé cómo agradecértelo.
—No necesitas hacerlo, tú, desde que llegaste me cambiaste la vida. Yo estuve a punto... Bueno, no quiero hablar de cosas feas, es momento de disfrutar de un gran triunfo. Ahora, dime, ¿qué soñabas mientras dormías? —me pregunta mientras comenzamos a caminar sonrientes.
—No creerás todo lo que sucedió en mi sueño, solo te diré —lo miro con seriedad combinada con tristeza— que soñé con mi madre.
—Entonces —me mira y me da una palmadita en la espalda— tenemos todo el camino para que me hables de ella.
Lo agarro de la mano y me siento protegido. Dimos vuelta a la esquina dejando detrás todo mi pasado oculto en la chatarra y mirando el futuro con una sonrisa de victoria. Hoy nadie me quitará a mi nueva familia. Mi viaje recién comienza y acabaré con cada demonio y hechicero que intente destruir mi mundo.
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