La habitación sin tiempo (VII)
El mar ruge al golpear contra las rocas que salen de él como la cima de una montaña a punto de hundirse. La espuma blanca de la marea llega hasta mis pies descalzos y el cielo tiene varios tonos de naranja. La arena esta húmeda y se hunde a cada paso que doy, me detengo para observar la plenitud de este bellísimo lugar. Es un lugar pacifico, donde todos los pesares puede irse cada vez que el mar se retrotrae para volver con más fuerza. Azura, esta sentada cabizbaja y arroja pequeñas piedras que hacen un sonido sordo al golpear el agua. Quiero decirle que lamento lo que vivió, lo que sufrió, pero no puedo hacerlo. Nada de lo que salga de mi boca remendará su alma lastimada.
Unas gaviotas revolotean cerca de nosotros y las miro con admiración, nunca había venido al mar. Me acerco a Azura y mientras la miro oculto mis pies en la arena.
—No era necesario que me llevaras a ese lugar —digo con angustia.
—Todo lo que sucede tiene un por qué, todo lo que vivirás de aquí en adelante ya está predestinado en la profecía y aunque quieras nunca podrás escapar. Lamento que tuvieras que vivir de esa manera la muerte de mis padres. Pensé que intervendrías...
—Algo dentro de mí me indicó que no lo hiciera... Pero espera un momento. —Me coloco a su lado y le agarro la mano. Ella aún sigue siendo esa niña que sufre—. Si todo ya está predestinado por qué siguen buscando que algo cambie.
—Luke —se suelta y se coloca de pie, mueve sus manos y el mar retrocede, quedándose quieto, no ruge, solo hay silencio—. Cuando te conocí no veía la realidad, solo entendía que la profecía se cumpliría, hiciera lo que hiciera, pero me hiciste dudar que todo sea real. Acabo de silenciar los oídos de los que no tienen que escuchar, y ahora te diré todo, no me interesa si Dorothy piensa que hablo de más, aquí, tú tienes que cambiar la profecía.
»Ya te he contado la historia de Edaxnios y Akuma, de las cuatro esferas y de los demonios —afirmo con mi cabeza—. Pero Dorothy no te quiso contar qué sucedió luego de la batalla entre Hícari, Edaxnios e Ingnisute. Las tres protectoras se ocultaron en la cueva de Ninam —se coloca de frente al mar, mueve sus manos de izquierda a derecha y en la lejanía aparece una cueva oscura, un árbol al costado y el sol brillante arriba. El mar desaparece por completo—. Fue su peor época. Sabían que si salían serían derrotadas con facilidad, tres contra ocho, no era justo. Los demonios volaban buscando acabar con lo único que debilitaría el gran poder del guardián, ellos presumieron eso, pero era totalmente falso. El poder, tú poder, viene de tu alma y tus protectoras te ayudarán en tu camino. Pero... —se silencia, me mira con ojos humedecidos—, si alguna de nosotras muere... Nada sucederá, podrás seguir batallando contra el mal de la misma manera. Sin embargo, si tú mueres, se cree que no habrá ninguna reencarnación más y el mal caerá como un manto de muerte y desolación.
»Hícari volvió herido, sin un brazo y balbuceando. La protectora antigua de la luz, Mágniza, logró curarlo e Hícari descanso por una década. La cueva, por cierto, podía ocultar el poder y Ninam, un monstruo mitológico, estaba de nuestro lado. La verdad, no había ninguna solución que no fuera el exterminio eterno de las protectoras.
»En una noche de invierno, cuando la entrada a la cueva estaba cubierta de toneladas de nieve y Mágniza creaba conjuros nuevos, apareció Akuma. Sí, lo sé, él estaba muerto, pero era sabio, sabía que le iba a suceder y guardó algo de su poder en una pequeña caja dorada, que le permite aparecer en momentos en que se lo necesita. Sin embargo, Akuma, ya no es poderoso, ya no puede luchar, pero puede ayudar. Nos ayudó a crear el mundo de los sueños y mantenerlo seguro aunque... Bueno, no importa que lo sepas en este momento. —Azura baja las manos, la cueva desaparece y el mar vuelve en silencio—. Sé que Dorothy te dijo que los sueños fueron creados por Edaxnios, pero lo que él creó un medio para absorber almas; el mundo de los sueños lo creamos las protectoras con ayuda de Akuma, como te dije. El mundo de los infiernos y pesadillas, conocido como Jigoku, es donde lamentablemente tú tendrás que batallar contra los demonios hasta que tu poder florezca y crees tu propio campo de batalla. Este Jigoku está formado por grandes anillos que encierran a otros anillos más y más pequeños, dejando el último, como un sector completamente desconocido. Cada lugar, cada Jigoku, está protegido por los demonios y sus súbditos y tu tendrás que... Mejor dejo que lo sepas más adelante, no quiero que comiences a preocuparte por lo que en este momento no es importante.
»Como te decía —me mira con una sonrisa y chasquea sus dedos haciendo aparecer una varita negra con punta amarilla. Su estructura es brillante, parece firme y tiene dibujado un pequeño lobo, siendo su cola, el final de la varita—. Akuma apareció y con su sabiduría les enseñó el camino a los protectores. «Queridos hijos e hijas, han batallado como héroes y creen que han sido derrotados, pero no... Eso no sucederá, no mientras la llama de Akuma, las protectoras y el guardián, estén encendidas. Quiero darles más compañeros para la guerra eterna, que durará hasta el día que nazca el guardián en el que nadie confía y con su sacrificio hará que Edaxnios duerma en la eternidad de Jigoku. Este guardián será el último y deberán protegerlo con su vida». En esencia esa fueron las palabras sabias de Akuma. Todo cambió, todo fue diferente y con un movimiento de sus manos creó ocho esferas violetas, cuatro azules y dos doradas. Cada una tenía una misión, un poder, una pieza que buscaría acabar con tanta desolación. Las esferas violetas eran las protectoras futuras y dentro de ellas estaba yo. Nuestra misión era proteger y entrenar a los guardianes que llegarían luego de Hícari, como sucedió con Marcus y contigo. No obstante, Akuma le brindó a Mágniza el poder de dividir esas esferas las veces que fueran necesarias cuando el alma de Hicarí renaciera, lamentablemente nunca lo logró y el gran Dios sabio siempre lo supo, por esa razón nosotras, las últimas tres que quedamos, podemos vivir más de lo normal. Yo tengo... Bueno, nunca me gusta decir mi edad —Su sonrisa no demuestra felicidad.
»Las esferas azules eran los guerreros y guerreras, dos hombres y dos mujeres, que deberían ser distribuidos por el mundo, cada uno en un punto cardinal para luego encontrarse entre ellos. La esencia de esa separación era la dificultad de ser encontrados por los demonios. Sus misiones eran cuidar a las protectoras, permitirles crecer hasta que su poder se exprese y entregar sus vidas, si fuera necesario. Mis padres cometieron el error de enamorarse, casarse y olvidarse de entrenar. Asumieron que pasarían desapercibidos pero eso no sucedió, y... Bueno, cumplieron con su misión. Jack y Summer, no eran sus nombre verdaderos, se llamaban: Nort mi padre y Rus mi madre. Su pecado fue querer vivir como los humanos, nada más que eso —Me da la espalda, y acerca sus manos a su rostro
»Las doradas son de los reyes, Kingu, el rey del palacio flotante del mundo de los sueños. Y Mirú, la reina que todo lo ve. Su reino yace en las montañas oscuras en la zona prohibida del mundo de los sueños y es la creadora absoluta de todas las profecías. Solo una profeta entrenada por Mirú o el guardián pueden ir a hablar con ella. Los reyes serán tus consejeros y te iluminaran el camino. Sin embargo, a Mirú no le agradan los guardianes desde la traición de Marcus.
»Volviendo a la historia, luego que Akuma desapareciera, dejando las esferas, y Edaxnios furioso por la aparición de su hermano, se libró una de las peores batallas... Solo la protectora del tiempo Razua, mi maestra, e Hícari, que despertó a tiempo, pudieron escapar, con todas las esferas. Los demás, todos, murieron de las peores maneras y en un profundo dolor. Por mucho tiempo, Razua e Hícari, vivieron en silencio, creando todo lo que les indicó Akuma y que Mágniza pudo enseñarles antes de su muerte.
»Cuando yo nací de una de las esferas, la primera en abrirse, Razua vio mi poder y quedo completamente sorprendida. Había nacido la nueva protectora del entorno y el tiempo, y descubrió que mi poder superaba el de todos. Ella me llevó con Nort y Rus, para que me cuidaran, de la misma forma que sucedió contigo y tu familia. Ese viaje lo realizó sola y por esa razón fue asesinada por Eriko, el demonio del amor, en una batalla desleal. Antes de morir, Eriko le prometió que si le decía mi paradero, ella no moriría. Por supuesto que eso no sucedió, por eso viste que otro demonio, Hokori, fue a buscarme para destruirme antes de que mi verdadero poder se exprese. Por suerte, mis padres, lograron ocultarme en lugar secreto que no puedo decírtelo. En ese lugar aprendí todos los conjuros, ya sea de ataque o de defensa. Logré comprender el poder de los humanos y saber que mi única misión es acabar con Hokori... Lo sé, no puedo hacerlo, no se me tiene permitido aniquilarlo, pero ya no me importa.
—Entre los dos acabaremos con Hokori —digo buscando acompañarla en el dolor—. Es lo que yo quiero hacer con Edaxnios.
—No fue Edaxnios —niega mirándome con tristeza.
—Pero si... —la miro perplejo.
—A su tiempo sabrás toda la verdad..., no es momento que quieras vengarte de alguien que te supera, tu poder tiene que crecer y con Dorothy lo lograremos. Luego salvaremos a Sunshine y buscaremos a la princesa Tai. En conjunto planearemos la ofensiva contra todos los demonios.
—¡Necesito saber la verdad! —exclamo furioso.
—¡NO ES MOMENTO LUKE! ¡Ya cálmate!
Estoy furioso, no quiero que me sigan ocultando la verdad.
—En serio —dice Azura con calma—, prometo decírtelo en su momento. Ahora tienes que concentrarte en otras cosas, enojarte no devolverá a tu familia, ni a la mía.
—Esta bien —indico molesto—, haré lo que tú digas.
Azura chasquea los dedos y aparezco en la habitación sin tiempo de nuevo y Dorothy me mira enojada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top