Inaka, el lugar desolado (V)

Aparezco en un bosque con hojas secas, marrones y crujientes. Los árboles de troncos blancos y las rocas son lo único bello de este lugar. Me duele el cuerpo completo y el cansancio es avasallador. Solo ruego que al despertar no me encuentre con David mirándome preocupado. Es la primera vez que pienso en él y creo que lo extraño, también deseo saber cómo esta Pequeño. Debería caminar, pero si esto sigue siendo el reino de los sueños nada tendrá sentido. Entonces, como hacía de chico, comienzo a destruir las hojas con mis manos convirtiéndolas en pequeños pedacitos que abonarán con más rapidez los suelos. Escucho pasos, gruñidos, pero no quiero moverme, creo que me he rendido, que solo quiero descansar. Me recuesto sobre el piso a mirar el cielo anaranjado donde miles de estrellas fugaces pasan como en una competencia. No me dan tiempo de pedir un deseo, creo que tampoco tendría sentido pedirlo, si lo único que quiero es ver a mi familia y eso no sucederá. Resoplo y cierro los ojos, luego los abro, es peligroso en este momento soñar, si es que puede suceder dentro del mundo de los sueños.

—¡Qué gran batalla viví! —le digo a una hoja que viene bajando en forma de zigzag empujada por la brisa casi imperceptible—. No te imaginas todo lo que pueden hacer las protectoras, los dioses, los shinshi, que no sé quiénes son, el guardián y los demonios... ¡Disparaban rayos!, no creo que me creas, sin embargo, sucedió.

La hoja se hace la desentendida, no obstante, se posa en mi pecho y la lluvia de estrellas fugaces dejan de iluminar el cielo. Sopla un viento que hace que mi cuerpo se cubra de hojas y yo sonría. Recuerdo que era apenas un niño y mi padre me llevaba a una zanja cerca de nuestra casa para que yo camine pateando todo lo seco que allí había. Era hermosa esa sensación de que mis pequeñas piernas pudieran hacer elevar las hojas por los aires y que mi felicidad se basara en algo tan inocente. En ese momento existía un perro llamado Manchitas, que siempre nos acompañaba y nos cuidaba. Una tarde de otoño, en ese juego bello e inocente, una serpiente se apareció, yo me quedé tieso. Mi padre se había alejado a hablar con una vecina, la señora Summers, que siempre asumí que estaba enamorada de él. La serpiente serpenteaba de manera extraña, como si estuviera sufriendo alguna descarga eléctrica, y sus ojos tenían una combinación de enojo y miedo. «Los animales nos temen a nosotros» supo decir mi madre cuando me enseñaba biología. Pero no creo que ella me temiera, creo que me quería comer. Manchitas ladraba enfurecido, se colocó entre mí y ese animal venenoso. «Los colores que las víboras tienen marcan el peligro, su veneno y el daño que nos pueden producir», y tenía razón mi madre. Este animal era negro, con anillos rojos, como marcando lo que me sucedería si sus colmillos se enterraban en mi cuerpo.

Manchitas nunca dejó de ladrar, nunca dejó de defenderme. Mi padre nunca se percató de lo que sucedió, hasta que fue demasiado tarde. Hasta que nuestra mascota se movía en el piso de manera extraña, arrojando espuma de su boca y con la serpiente en su cuello. Yo lloré desconsoladamente. Manchitas me defendió dejando atrás su corta vida, dejando atrás a toda mi familia llevándose una parte de mí, mientras mi padre cortejaba a la señora Summers. Llegó tarde para alejarme del cuerpo de mi mascota. Juro que odié por mucho tiempo a Charles, por dejarme solo, por dejar que Manchitas se muriera. Por buscar otra mujer que no sea mi madre.

Dos lágrimas deciden salir de mis ojos, aunque yo les ordenara que no lo hicieran, y humedecen mis mejillas, no puedo evitar recordar a Manchitas. Su enorme tamaño, su pelaje marrón y lunares blancos, su hocico siempre húmedo y sus orejas levantadas como antenas. Era y será por siempre mi mascota preferida, aunque luego llegaron muchos perros y gatos a mi humilde hogar, nadie lo pudo reemplazar.

Escucho un ladrido, me levanto y detrás de un árbol se asoma un perro idéntico a Manchitas, él me mira con su lengua hacia un costado y corre a mi encuentro, golpeándome y haciendo que me caiga de espaldas. No deja de lengüetearme y llenarme de saliva. No pienso pedirle que se detenga, pero comienza a desvanecerse en cenizas, y nuevamente quedo solo. Detrás del mismo árbol aparece una mujer, con una túnica amarilla y una capucha que cubre su cabellera color avellana, sus ojos anaranjados me miran con cierta alegría y es acompañada con una leve sonrisa. Da un salto, levitando unos segundos y luego cruza sus piernas sentándose en el aire y comienza a descender hasta quedar a mi lado. Yo quiero hablar, pero no sé qué decir.

—Nunca pensé que vendrías aquí, pero parece que Hícari siempre elije este lugar cuando esta en apuros. —Su voz, parecida a la de mi madre, es como un susurro tierno.

—Perdón, pero no sé quién eres —muevo negando con mi cabeza.

—Por supuesto que no lo sabes —sonríe con dificultad—, aún no has madurado. Me presento, soy la princesa Tai, la protectora de la mente y la razón. No quería que nuestro encuentro se diera tan pronto, no antes que todas tus protectoras estuviéramos juntas.

—Lo sé, Sunshine me salvó de Edaxnios e Ingnisute y está en la cárcel de...

—Ergatus, en las afueras del Regnator —dice completando la frase—, un lugar impenetrable y mi amiga descansa en la cámara de las penumbras, en la zona céntrica de Ergatus.

—¿Podremos salvarla? —pregunto rompiendo una hoja.

—Sí, con tu ayuda, por supuesto —reconstruye la hoja con su mano.

—Pero... yo no soy poderoso —bajo la mirada.

—Lo eres —me agarra la mano.

—¡Basta! —grito y me coloco de pie—, no quiero que sean condescendientes conmigo, les pido que se detengan. Todos saben lo debilucho que soy, y los demonios también, por eso a cada momento buscan devorar mi alma.

—No lo eres —dice con calma como subestimando lo que siento—. Ellos, los demonios, quieren hacerte sentir débil, porque así será fácil derrotarte. Te diré sin rodeos las cosas: todas las protectoras tuvimos un pasado humano y nada agradable. Nuestros cuidadores, a los que llamamos padres, fueron asesinados por los demonios, como seguro Azura te enseñó en su pasado.

—Un terrible pasado —digo angustiado.

—La verdad que sí —afirma mientras niega con su cabeza—. En la guerra santa todo lo que sucede y sucederá, será completamente terrible, de eso estoy segura. Lo que sucedió con mis cuidadores, guerreros legendarios, no es digno de recordar.

—Nadie quiere recordar la muerte de nuestros seres queridos.

—Como sabes, los cuidadores de Azura eran el guerrero legendario del norte, Nort, la guerrera legendaria del sur, Rus. Mis cuidadores eran el guerrero legendario del este, Tees y la guerrera legendaria del oeste, Seote. Sunshine creció en completa soledad y su poder se expresó en el último eclipse solar que se presentó en el mundo de los sueños. Ella es una de las mejores. Nunca te olvides de que Sunshine te salvó, arriesgando su vida.

»Tendría que haber nacido un cuarto protector, el único hombre, pero como sabes, eso no sucedió. Sería el único nacido del amor de Nort y Rus. Fue asesinado por...

—Fue asesinado por Hokori —interrumpo molesto.

—Exacto, algún día tendrás que enfrentarlo. —Su voz se escucha enojada.

—Por supuesto que estoy enojada —sonríe—, pero no quiero vengarme, solo quiero que su alma desaparezca y cuidar a las almas puras.

—¿Por qué piensas que yo lo haré? —pregunto con sorpresa.

—Porque es tu destino, así de simple —responde con firmeza y dulzura—. Tus padres se sacrificaron para que eso sucediera.

—Lo sé, hubiera preferido que...

—Te lo dijeran, lo sé, te querían proteger —completa mi pensamiento, y no me gusta—. Perdón no quiero leer tus pensamientos, pero no puedo evitarlo.

—Tendré que acostumbrarme —digo con una leve sonrisa.

—Luke, te llamaré por tu nombre, eres sabio y fuerte, no te atrevas a esconder ese fuego que está creciendo en tu alma. Sé que estás enojado y decepcionado, sin embargo, te ayudaré a canalizar esas emociones para que puedas batallar como el guardián legendario.

—¿Guardián legendario? —pregunto con sorpresa.

—No es momento de decírtelo, solo tienes que aprender todas las técnicas para acabar con la guerra santa.

—Lo intentaré —responde sin estar seguro, pero algo me dice que confíe en la princesa—. ¿Dónde estamos?

—En Inaka, solo que esta zona es el lugar donde convive la vegetación y los animales, en un combinación perfecta. Dorothy, al saber que estaba poseída, te llevó a un lugar seguro, creó los vidrios protectores y me resguardó a mí también que estaba descansando. No te preocupes —me lee los pensamientos—, nadie vendrá aquí. El shinshi de la discordia y el demonio Yoru Ikari no son rivales para mí. Pero si me sorprendían descansando me hubieran asesinado. En este bello lugar tus deseos se llevan a cabo, extrañabas a Manchitas y por eso apareció. No... no aparecerá tu familia, porque mi poder no llega al lugar donde ellos estan.

—¿Dónde estan? —Una tristeza me invade y se me entierra en el centro del corazón.

—Encerrados en la esfera de la repetición, en el centro del palacio de cristal donde vive Edaxnios. Tu familia repite continuamente el momento del accidente, su dolor, su desesperación.

—¿Puedo liberarlos? —Pregunto transformando mi tristeza en un profundo enojo.

—Sí, pero no volverán a la vida, ellos ya no están... —dice con tristeza.

—¿Por qué se encuentran allí? —Quiero llorar.

—Por protegerte hasta el final. ¿Recuerdas el cerrar los ojos cuando tengas miedo? Era una forma de llegar aquí, solo que tu madre no te enseñó cómo usarlo pero nos envió una señal para que te encontremos, como hizo Sunshine, las dos veces. Sé que estas triste por tus pérdidas y podrás darle a tu familia el descanso que se merecen, pero no ahora, no estás preparado.

—Pero no quiero que mi familia siga sufriendo, ¡no puedes pedirme eso! —exclamo furioso con mi voz apagada.

—No quiero que mueras, solo eso, y que nuestros sacrificios sean en vano —Su ojos anaranjados presentan un brillo por donde puedo ver una galaxia y dicen la verdad.

—Esta bien —digo resignado—, ¿me puedo ir a casa?

—Aún no, pronto lo harás. Sé que te preocupa David pero en tu mundo nadie notará nada porque el tiempo aquí corre de otra manera. Un día aquí, es un minuto en tu mundo, dos meses aquí, una hora allá, y así.

—Comprendo, ¿entonces por qué no puedo volver?

—Porque debes hablar con él antes —señala una roca.

Detrás de ella aparece un animal parecido a un lobo, un poco más grande y su pelaje celeste brillante. Su aura es blanca con llamas celestes y sus ojos amarillos. Algo verdaderamente asombroso, mientras se acerca, su cola larga se menea de un lado a otro. Se coloca cerca de mí y yo no puedo evitar acariciar su cabeza suave y esplendorosa.

—Mi nombre es Okami —su voz es suave y acogedora—, una de las mascotas salvadoras de Hícari, como Igniscan. A diferencia de mi amigo, yo puedo hablar porque tengo una ínfima parte del alma de Hícari. Cuando me creó con el conjuro adinventionem, todo le salió mal por su inexperiencia y por lo tanto parte de su alma se fusionó con la mía. Mi misión es protegerte y ayudarte como lo hacen las protectoras. Como te habrás dado cuenta cada demonio tiene sus mascotas perversas y a veces, para vencerlas necesitaras de mí o de Igniscan.

—Comprendo —digo titubeando, la verdad, cada vez estoy más confundido.

—Entonces —continúa—, yo estaré a tu lado y cuando me necesites tendrás que llamarme con tu mente, diciendo: Okami te necesito. Y llegaré, puedo cruzar dimensiones y Jigoku no es problema para mí. Si deseas te cuento lo que sé.

—Por favor —digo un poco nervioso.

—Como sabrás el mundo de los sueños fue creado para salvar a la humanidad y que los demonios tengan alimento, devorando almas, por la eternidad. Pero como existe el bien, existe el mal. Y cuando la luz desaparece, aparece la oscuridad. El conjuro de la creación del mundo de los sueños tuvo una falla creando el mundo de las pesadillas, el Jigoku, conformado por ocho infiernos, donde conviven los demonios y cada uno es rey en ese lugar especial. Cada infierno es un anillo que encierra a un anillo más pequeño... y así se forma la estructura del Jigoku.

»Edaxnios no quería que existiera el mundo de la pesadillas porque pierde el control sobre lo que hacen sus demonios, pero creo que mucho no le interesa. Mientras Edaxnios controle a Coelum, todo seguirá igual. Ya conociste a los Shinshi, y sabrás que son poderosos, no obstante, no podrán contra ti cuando puedas liberar tu poder. Luke, quiero que sepas, que solo no podrás vencerlos, pero habrá momentos en que lo estarás y deberás combatir contra todo lo que te aqueja. Para batallar contra los demonios tienes que liberar tu mente, tiene que ser blanca como la nieve y fría como la copa de la montaña más alta, porque desconcentrarte en una batalla podría ser tu fin.

»Tu poder, el que crece día a día en tu alma, se debe a todas las vidas que tuvo Hícari y sus reencarnaciones, sin embargo, tenemos dudas de cuáles fueron las verdaderas reencarnaciones dado que ciertos guardianes y guardianas, carecían de poderes. Según la profecía, solo hay tres guardianes, uno eres tú, otro es una mujer y el tercero es el verdadero Hícari.

—Un momento —me apuro en decir—, entonces ¿qué sucede con Marcus y con toda su historia de traición que me han dicho desde un comienzo?

—Nunca debes apurarte en obtener todas las respuestas —responde con tranquilidad y un poco de soberbia—. Aún no sabemos si es cierta la historia de traición y si todo lo que sucedió desde ese momento es verdadero. Asumimos hace poco que nos quieren hacer correr como un perro tras su cola, en círculos, sin sentido, para ocultarnos la verdad. Sin embargo, tenemos un as bajo la manga y cuando todo se destape, lo sabremos. Te ruego paciencia, ¿sí?

—Está bien —manifiesto resignado.

—No quiero desprestigiar a las guardianas como Naita que batalló ferozmente pero fue traicionada por..., bueno no importa en este momento. Tampoco de los otros treinta que lucharon con todas sus fuerzas, sin embargo, parece que todo lo que sucedió fue solo un engaño. No obstante, lo importante es que el guardián, sea quien sea, tiene el poder de usar todos los conjuros, los de luz o los de la oscuridad, y que su cuerpo no se vea afectado. Si una protectora utiliza el conjuro Mort sortir, que es el conjuro oscuro de muerte, su alma desaparecerá. También tienes el poder de crear las armas más variadas, levitar, volar, salta tan alto, más de lo que puedes imaginar y hacer cosas tan maravillosas como crueles. Y si cruzas el umbral de lo necesario a lo perverso, terminarás como Marcus, y es ahí donde tus protectoras ingresan a ayudarte. Yo te ayudaré en el campo de batalla. Por el momento es lo único que puedo decirte, ¿tienes alguna pregunta?

—Sí —afirmo inseguro—, ¿por qué los padres de Hícari vivían dentro de Akuma?

—Misterios de la vida —comienza a desaparecer.

—Espera...

—Nos vemos pronto Luke —desaparece.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top