Una promesa pendiente

Después de las aventuras con sus compañeros y Leo San Juan, Santiago regresó con él a Puebla tras derrotar al Charro Negro. Sin embargo, la victoria tuvo un alto precio: Leo perdió sus poderes y toda conexión con lo sobrenatural, mientras que Santiago simplemente volvió a su antigua rutina en la Zapatería Rogelio, el negocio que había fundado al mudarse a la ciudad años atrás.

Santiago: Hahh... Sólo han pasado unas semanas desde aquello... Leo parece estar bien, pero puedo ver su dolor por no poder ver a sus amigos nuevamente. Y Tachi... Regresó a sus tierras después de lo ocurrido con... El Charro Negro... Le prometí que recuperaría su memoria... Y no lo cumplí.

Miró su mano, donde un pequeño símbolo permanecía grabado, un recuerdo de la castaña, representando tanto a ella, a Banhi y su amistad... aunque para Santiago, aquello era mucho más profundo e intenso.

Santiago: Cómo la extraño...

Mientras tanto, en la zona norte del país, la espíritu guardiana seguía su rutina diaria, realizando diversas actividades junto a su compañera espiritual o salvando a jóvenes que se perdían en el denso bosque. A pesar de su ocupación, en momentos de quietud se preguntaba cómo estarían sus amigos; los extrañaba profundamente.

El castaño dejó de mirar su mano y comenzó a preparar algunas cosas, llenando una mochila. Estaba fuera de su local, observando su zapatería con una leve sonrisa antes de cerrar las puertas.

Santiago: Me prometí a mí mismo que no volvería a esto... Pero no puedo fingir que esta es una vida. Necesito aventuras, compañía... Y sólo conozco a alguien que me da esa sensación de unidad sin igual.

Santiago pensaba, obviamente, en Tachi, a quien apreciaba profundamente. Estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para ayudarla a recuperar sus recuerdos.

Por esos momentos, la mujer estaba sentada cerca de un río, observando la corriente en posición de loto. Su compañera, Banhi, notó que Tachi estaba inusualmente inmóvil, por lo que se enroscó a su lado y la miró fijamente.

Banhi: Tachi... ¿Sucede algo?. Tú nunca te quedas tan inmóvil en un mismo lugar.

Tachi: ¿Eh?. Oh, no, no te preocupes, Banhi... Estoy bien, sólo me relajo.

Dijo con una leve sonrisa, mientras su mirada seguía perdida en el pacífico fluir del río. No obstante Banhi decidió decirle las cosas como eran.

Banhi: Tachi, debes mantenerte tranquila y seguir con tu labor como guardiana, es posible que ese haya sido la última vez que los veamos, y más ahora que Leo perdió sus poderes para salvar su alma de Yohualtécatl. Hasta tuve que prohibir que fueras a verlo por tu bienestar y el de él.

Al decir eso, ella dejaría escapar un suspiro triste mientras evitaba derramar lágrimas, ya que le había agarrado mucho cariño al pequeño San Juan, fueron tantas aventuras y rápidamente se acabó todo...

En cuanto a Santiago, tras cerrar su zapatería, dejó Puebla, dándole una última mirada antes de suspirar y salir corriendo en la dirección donde sentía la energía de Tachi.

Pues a diferencia de Leo, él no había perdido sus poderes ni habilidades sobrenaturales, ya que su amuleto seguía con él y el Charro Negro no pudo arrebatárselo a pesar de sus tramposas mañas.

Santiago: Voy en camino, Tachi.

Banhi, por su parte, seguía sin estar convencida del aparente "relajado" comportamiento de su compañera. Justo cuando estaba a punto de decir algo, sus palabras se cortaron al sentir una presencia acercándose desde muy lejos en el sur, en dirección a ellas. Sabía a quién pertenecía, por lo que sólo sonrió levemente antes de recostarse para relajarse.

Pasaron casi tres meses. Gracias a sus habilidades sobrenaturales, Santiago había logrado recorrer la distancia en casi la mitad del tiempo que le tomaría a una persona normal. Finalmente, se encontraba en el territorio de la espíritu guardiana, avanzando con calma y expectativa.

En ese momento, la guardiana dormía sobre una gran roca, habiendo cumplido con sus tareas diarias. Banhi, aún despierta, sintió la llegada de Santiago y se deslizó hacia Tachi para despertarla.

Banhi: Tachi, despierta... Ha llegado una sorpresa.

Tachi: Mmm... ¿Qué sorpres—...?.

De golpe, Tachi sintió la presencia del castaño y se levantó de inmediato, estando muy alerta mientras su compañera estaba a su lado.

Tachi: Banhi... ¿Tú también lo sientes?.

Banhi asintió con una sonrisa, y Tachi, emocionada, colocó a su compañera sobre su cuello antes de salir corriendo hacia la presencia que sentía. Claro que Santiago, tras recorrer tanto camino, dejó su mochila en el suelo y se acercó a un lago. Se quitó la ropa hasta quedar en ropa interior y se lanzó al agua para limpiarse el sudor y la mugre de su cuerpo.

Santiago: Hahh... Ya me hacía falta esto, jeje.

El bosque del norte era pacífico y abundante en vegetación, reflejando la constante protección de la guardiana.

Santiago: Je, hermoso... Sin duda, esto es gracias a ella. Estas tierras reflejan a quienes más las cuidan.

Después de pronunciar estas palabras, cerró los ojos y se quedó inmóvil dentro del agua, pero mientras él se relajaba, Tachi y Banhi se dirigían al lago, guiadas por la presencia de Santiago el cual estaba tarareando una ligera canción.

Santiago: Mmm...

El ambiente estaba lleno de una paz inconfundible; sólo se escuchaba el susurro del viento. De repente, Santiago abrió los ojos levemente y vio una figura borrosa sentada a un costado del lago, completamente inmóvil, como si lo estuviera acechando.

Santiago: Jejeje... Hola Tachi.

Diría sin moverse de su lugar con una sonrisa notoria en su rostro, y en un un abrir y cerrar de ojos, Tachi se lanzó sobre él, abrazándolo con entusiasmo. Estaba radiante de alegría al verlo a pesar de haberse mojado los 2 por el lago.

Tachi: ¡Santi!.

Santiago: Tachi, jeje, ¡Qué gusto verte!

Fue lo que dijo estando igual de emocionado, devolviendo el abrazo a pesar de estar casi desnudo y mojado.

Tachi: ¡Whaw, cuánto tiempo!. ¿Qué te trae por aquí, alguna leyenda que detener?.

Preguntó con curiosidad mientras lo miraba de cerca, sin mucho respeto por el espacio personal. Banhi, por otro lado, observaba la interacción desde la orilla del lago, claramente divertida por la inocencia de Tachi.

Santiago: Jeje, no, para nada es eso... Simplemente me sentía solo, y quise venir a verte. Buscar tu compañía me ha devuelto el espíritu aventurero que tanto extrañaba.

Lo había dicho con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Tachi: Aww, ¿Entonces sólo viniste a visitarme?. ¡Eres tan amable y generoso, en verdad gracias!... Era algo que necesitaba.

Santiago le sonrió, acercándose a su mejilla para darle un beso suave y cuidadoso.

Santiago: El sentimiento es mutuo, Tachi.

Su sonrisa era de oreja a oreja y Tachi respondió con una gran sonrisa y, finalmente, le dio algo de espacio.

Tachi: Me da mucha alegría saberlo.

Santiago entonces miró a la serpiente Banhi, mostrándose con una expresión que la extrañaba un montón.

Santiago: Es un gusto verte también, Banhi.

Banhi: El gusto es todo mío, guardián de los felinos. Me alegra ver que no te olvidaste de mi querida Tachi.

Santiago: Je... ¿Cómo olvidarla?. Pasamos por tantas cosas que sería un insulto hacerlo.

Banhi: Jeje, en eso tienes razón... Sería un completo insulto.

Santiago: Y además... Tengo que cumplir una promesa.

Diría volviendo su mirada hacia Tachi y tomando su mano. La serpiente recordó al instante la promesa que Santiago había hecho meses atrás, por lo que sonrió y se enroscó para relajarse mientras los observaba. Tachi, por su parte, lo miraba tranquilamente.

Santiago: ¿Lista para recuperar tus recuerdos, Tachi?.

Tachi: ¿Uh?... ¿D-De verdad aún recuerdas... Esa promesa?.

Sus ojos se iluminaron como estrellas al escuchar sus palabras, pues estaba llena de emoción siendo compartido por el moreno.

Santiago: Por supuesto que sí... No hay nada más importante para mí ahora. Se me hace cruel e injusto que no tengas tus memorias más preciadas... así que haré todo lo posible por ayudarte.

Se notaba todo el cariño y la determinación del mundo en sus palabras, cosa que emocionó de sobremanera a Tachi.

Tachi: ¡Ay!. ¡Gracias, Santi!.

Exclamó con alegría, lanzándose nuevamente sobre él para abrazarlo. Esta vez, ambos quedaron bajo el agua durante unos segundos.
Santiago la miraba con mucho aprecio, sin duda Tachi había ganado un lugar especial en su corazón. Correspondió su abrazo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

Santiago: (Aún no me lo agradezcas... no he hecho nada todavía).

Fueron sus pensamientos, recordando cómo el Charro Negro le había amenazado con la memoria de la espíritu, así que se puso determinado dejando en claro que no siempre el camino fácil era la mejor opción. Después de un rato, ella salió del agua y lo ayudó a salir también, para que pudiera tomar aire. Luego se dirigió a la orilla para exprimir su cabello.

Tachi: Bueno, te dejaré disfrutar del agua, jeje.

Santiago: Jeje, tú tranquila, Tachi, ya terminé de lavarme.

Dijo levantándose y acercándose a la orilla para secarse con una toalla que había traído desde allá. Banhi los observaba tranquilamente y decidió bromear un poco, así que su mirada tranquila se volvió una de picardía junto a una sonrisa de la misma naturaleza.

Banhi: Oye Tachi... ¿No crees que Santiago se ve bastante saludable físicamente?. O sea, por el amor de Dios, no está nada mal.

Lo dijo con un tono chistoso, riéndose levemente con malicia.

Tachi: ¿Mmm?.

Ante la pregunta, Tachi solo optó por mirarlo fijamente. Santiago se estiraba levemente los brazos y las piernas, sintiendo el dolor en sus músculos por no haber descansado desde su llegada.

Santiago: Agghh... Qué fastidio, este dolor por no descansar mi viaje es realmente molesto.

La nativa, sin saber bien por qué, desvió la mirada rápidamente hacia otra dirección antes de responder a su compañera.

Tachi: Definitivamente se ve saludable.

Apenas terminó de hablar, la risa estruendosa de la serpiente resonó, fascinada por la inocencia de su amiga.
Santiago, observando de reojo la situación, comprendió el juego de la serpiente. Mientras la miraba, no pudo evitar sonreír aliviado; la pureza de Tachi le fascinaba. ¿Cómo podía una mujer tan antigua y única ser tan inocente?. Ese era un misterio que lo intrigaba.

Santiago: Hmm, bien, es hora de cambiarnos de ropa.

Se acercó a su mochila y se puso ropa cómoda y apta para la vida en la naturaleza, dejando más de su cuerpo al descubierto para estar en mayor contacto con el entorno.

La serpiente, aún riendo, se quedó sin aliento, agotada de tanto reír.

Banhi: ¡Jejeje!. Ay, Tachi, pareces una niña.

Tachi: Waw... ¿Por qué lo dices, Banhi?.

Banhi: Tengo mis razones, jeje.

Luego de eso, Santiago se acercó a Tachi, tocándole el hombro suavemente y llamando su atención exitosamente.

Santiago: Bueno... ¿Me mostraría este lugar Tachi?. Sería un placer ser guiado por ti esta vez, jeje.

La castaña ante sus palabras se emociona brevemente, mirándolo con una gran sonrisa.

Tachi: ¡Por supuesto!. Será un honor guiarte por este bello bosque.

De inmediato tomó la mano de Santiago, comenzando a caminar con alegría, en cuanto al moreno se le vería feliz, contagiado por la emoción y alegría de Tachi, ya que no pudo evitar sonreír. Sin duda, ella era alguien increíble y pura. Así comenzó el recorrido. Tachi lo llevó a los lugares más impresionantes y hermosos del bosque, hablándole con entusiasmo sobre ellos y señalándole varias cosas.

Santiago observaba y escuchaba con atención y asombro, disfrutando cada palabra de la castaña. Notaba que no le había soltado la mano en todo el tiempo. De vez en cuando, Banhi lanzaba uno de sus clásicos chistes que Tachi no comprendía, pero Santiago reía constantemente de los chistes de Banhi, mientras seguía prestando especial atención a Tachi, maravillado por su conocimiento y entusiasmo.

Luego de unas cuantas horas, llegaron al lugar donde Tachi y Banhi solían descansar. Era una zona con un gran y frondoso sauce llorón. Tras sus hojas, se alzaba una gran roca donde Tachi solía descansar.

Tachi: Hmm... Bueno, aquí es donde vivo con Banhi... Ya que tengo una gran conexión con este árbol, jiji. Este árbol no estaba aquí antes, pero algo hizo que creciera, y ahora es increíblemente grande y hermoso.

Santiago: Je, es un lugar maravilloso, se nota que está muy bien cuidado.

Aunque ella no recordaba cómo había crecido ese árbol, su origen estaba relacionado con la propia muerte de Tachi; el árbol había surgido de los restos de su cuerpo, convirtiéndose en su tumba, lo que explicaba la conexión que sentía con él... Fue en ese lugar donde había sido torturada y asesinada por los colonizadores hace 160 años.

Santiago miraba el árbol con asombro, pero también sentía que su origen era perturbador y oscuro, lo que hizo que su expresión se volviera seria e incómoda brevemente, notando como las hojas del árbol llegaban hasta el suelo. Tachi entonces se dirigió hacia su roca y se recostó pacíficamente en ella.

Tachi: Siéntete como en casa... Puedes hacerte una cama con hojas de árbol si lo deseas.

Ante dicha invitación e idea, él quedó algo pensativo, para finalmente reaccionar y mirar a la castaña.

Santiago: Ah, sí, sí... Claro. Jeje, sería una buena idea.

Dijo acercándose a unas hojas, rápidamente creando una cama colgante muy resistente y cómoda.

Santiago: Bien... Jeje.

Tachi: Bueno, ya es tarde, jiji... Lo mejor será descansar.

Banhi: Ustedes duerman sin preocupaciones, cualquier cosa los despertaré.

Santiago: Gracias, Banhi. La verdad, no he dormido bien desde que emprendí este viaje, así que estoy exhausto.

Dijo antes de acostarse en su cama improvisada, acomodándose y cerrando los ojos lentamente.

Santiago: Bueno... Descansen chicas, duerman bien...

Bosteza, listo para dormir.

Tachi: Buenas noches, Santi.

Sonriendo tranquilamente, Tachi cerró los ojos y finalmente se quedó dormida. Mientras ambos descansaban, Banhi se apartó, transformándose en una forma más humana para moverse con mayor facilidad por el entorno.

Banhi: (Bueno, ya es hora de tomar un paseo).

Mientras tanto, en las sombras, unos ojos rojos brillantes emergían en el interior del lago donde Santiago se había limpiado, tomando la forma de un cocodrilo.

Anku: Mmm... Qué lugar tan interesante.

El cocodrilo saldría del agua, pata abruptamente ser rodeado por unas sombras cambiando de aspecto a uno más humano.

Anku: Hmm, mucho mejor.

Se acomodaría brevemente su sombrero enorme, para así el joven se desplazará por el bello paisaje, aunque era de noche eso le gustaba más, la luna y su brillo era incomparable sintiéndose inspirado empezó a cantar como si no hubiera un mañana.

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