Capítulo 24.

Fuera del grupo.

—Les ayudaré —dijo Emily sonriendo—. Sólo quiero que esto termine, ya no lo soporto más, así que ayudaré a que Pablo y Carlos mueran.

María y Camila sonrieron, al igual que los demás.

—¿Eso significa que estamos salvados? —preguntó Amber emocionada.

—Sí, pero aún no cantemos victoria, no será nada fácil asesinar a dos personas —mencionó María nerviosa.

Los chicos se dispusieron a salir de la biblioteca, con solo una idea en la mente, asesinar a Pablo y Carlos, y continuar sus vidas como si Jane jamás hubiera existido.

Grupo: "El Grupo De Jane"

Pablo: Chicos, ¿Están bien?

Emily: Sí, ¿Por qué? ¿Qué pasó?

Pablo: No sé, estuvieron muy serios hoy, aunque está mejor así, Jane sólo viene a anunciar una desgracia.

Amber: Es verdad, mejor deberíamos dejar de hablar.

Pablo: Me parece una buena idea.

Carlos: Eso no cambiará nada, Jane y David seguirán haciendo de lo suyo.

Alex: No olvides a Nat y los otros idiotas.

Amanda: Esos idiotas deberían morir, ellos si se lo merecen.

Emily: Pablo, Carlos, quiero hacerles una pregunta.

Carlos: ¿Qué pasa?

Pablo: Adelante Emily.

Emily: No nada, perdón, olvidé lo que iba a decir, luego les cuento.

Jane: ¿Acaso ibas a decir que estás enamorada de ambos?

Emily: Claro que no.

Amanda; Podría ser eso, nadie sabe.

Amber: Es mejor así, que nadie sepa.

David: ¿Qué ocultan?

Miguel: Nada.

Jane: Siempre han sido unos raros.

Emily: No sé si pueda seguir con esto, no puedo, no puedo, quizá debería quitarme la vida.

Pablo: ¿Qué rayos dices, Emily?

Emily: Es la verdad Pablo, no tenemos oportunidad de salvarnos, ¿Y por qué no hacer yo sola lo que se hará en un futuro?

Pablo: Porque no, aún debemos tener esperanza, no moriremos.

Jane: Ay Pablo, no estés tan seguro.

Nat: ¿Quieres que acabe con Emily antes de que ella lo haga?

Jane: No Nat, de eso me encargo yo.

Pablo: Ella no hará nada, ya basta.

Carlos: Quizá Emily tenga razón, hacer nosotros mismos lo que Jane planea hacer más adelante.

Emily: ¿Por qué no lo haces conmigo, Carlos?

Carlos: No sé, sólo dije que quizá tengas razón, no que quiero hacerlo.

Emily: Deberías pensarlo, es una excelente idea para mí.

Amanda: Tienes razón, ¿De qué sirve vivir si tendrás miedo todos los días?

Pablo: No se trata de eso, se trata de hacer todo lo que esté a nuestro alcance, ya si no funciona y morimos a manos de Jane, al menos moriremos sabiendo que intentamos algo.

Carlos: Me gusta tu pensar Pablo.

Emily: Hay que hacerlo los tres, Pablo, Carlos y yo, por favor chicos, no me dejen sola.

Carlos: Emily, me estas preocupando, iré a tu casa.

Jane: Lo mismo digo, quiero observar todo, en vivo y a color.

Fuera del grupo.

Nat, Lucía y Óscar se encontraban en la habitación de hotel, donde Nat se estaba quedando.

—Muy bien chicos, haremos algo super divertido —mencionó Jane emocionada—. Les gustará.

—¿Iremos a matar a esos tres?

Jane comenzó a negar con la cabeza, luego miró a David y los dos sonrieron.

—Será algo mejor, nosotros iremos por esos tres, ustedes tienen que quedarse aquí, todo tiene que estar cerrado, los traeremos aquí, y los torturaremos.

—¿En serio? —preguntó Óscar emocionado—. Será mi primera vez, estoy ansioso.

—David se acercó a la ventana, luego cerró las ventanas y se dispuso a ir a la puerta, junto a Jane.

—¿Cómo lo hacen? —preguntó Lucía intrigada.

—¿Cómo hacen qué? —Nat interrumpió a Jane, antes de que ella pudiera decir algo.

—Salir de aquí, o sea, ¿Desaparecen y ya están en casa de esos? ¿O caminan? No entiendo.

—Una pregunta muy estúpida, luego tendrás la respuesta, pero ahora, iremos por esos tres.

Los tres chicos, sentados en la cama, asintieron con la cabeza, mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en sus caras.

Jane tomó las llaves del mueble donde estaba la tele y se dispuso a cerrar la puerta. Al salir, sonrió mirando a David.

—Por fin, ¿Lo hiciste?

—Claro que sí, el gas está abierto, esos tres morirán lentamente, sin darse cuenta.

***

Emily se encontraba en su casa, en su mano estaba su celular, justo en la conversación con María.

Mensajes.

María: Se que puede llegar a ser difícil, pero hazlo, es lo mejor para todos.

Emily: No sé, hace un rato estaba convencida, pero ahora tengo mis dudas.

María: Emily, si quieres salvarnos, tienes que llevar a Jane hasta esos dos, ella hará el resto, sola se hará desaparecer.

Emily: Está bien, lo haré.

Luego de fingir tener depresión querer hacer lo que un día Nat intentó, logró lo que quería, Carlos y Pablo se dirigían a su casa, y por lo que pudo leer, Jane también se dirigía al mismo lugar.

—¡Dios! Esto tiene que funcionar.

Emily se dirigió a su habitación, en uno de los cajones de su closet, había un pequeño frasco de sangre falsa.

—Espero no irme al infierno por lo que haré, pero no hay de otra.

Emily rápido corrió a la cocina, donde tomó unas cuchillas que había dejado en la mesa y se dispuso a ir al baño, donde se encontraba la tina, la cual puso a llenar.

Cuando ya estaba al tope, el agua comenzó a caer, ella entró y se dispuso a sentarse, del pequeño frasco salieron unas gotas, las cuales entraron en contacto con el agua, la cual comenzó a cambiar de color.

Una de las cuchillas, la puso al borde de la tina, echo unas gotas de sangre falsa y se dispuso a fingir estar muerta, esperando a Carlos y Pablo.

—¿Qué carajo ocurre aquí? —preguntó Jane al ver la tremenda escena que había armado Emily—. Tú no estás muerta, ¿Qué planeas hacer?

Emily abrió los ojos de golpe al escuchar esa voz, pues no se esperaba que ella llegará primero.

—Yo... No hago nada —dijo Emily demasiado nerviosa.

—Creo que ya sé que quieres —mencionó Jane emocionada—. Quieres que haga que tu muerte parezca suicidio, me gusta la idea.

Jane tomó la cuchilla, antes de que Emily pudiera reaccionar, Jane deslizó está por la mano, haciendo un corte profundo, del cual la sangre comenzó a salir a chorro, mezclándose con el agua.

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