Capítulo 3: El Velo de las Sombras


La oscuridad se cernía sobre Alex mientras avanzaba con cuidado por los pasillos de la mansión del Gremio de las Sombras. Las luces seguían apagadas, y solo la tenue luz de la luna que se filtraba por las ventanas iluminaba su camino. Cada ruido, cada susurro del viento, hacía que se sobresaltara, y la sensación de que estaba siendo observada la perseguía constantemente, como si las mismas sombras que la rodeaban fueran sus ojos atentos.

Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta. ¿Qué pruebas más tendría que superar para obtener la verdad del Gremio? ¿Cuáles eran los secretos que se escondían detrás de sus frías paredes? Y sobre todo, ¿qué relación tenía ella con esta misteriosa organización?

Mientras caminaba, Alex encontró una puerta entreabierta. La curiosidad pudo más que la cautela, y decidió adentrarse. En la habitación, encontró estanterías llenas de libros antiguos, pergaminos y artefactos extraños. El lugar parecía ser una especie de biblioteca oculta, donde los susurros de los antiguos textos llenaban el aire con un eco tenebroso.

Entre los libros, un pergamino llamó poderosamente su atención. Estaba cuidadosamente enrollado y sellado con un sello antiguo, como si guardara un conocimiento prohibido. Con un presentimiento, Alex lo tomó y desenrolló lentamente. A medida que sus ojos recorrían las palabras, descubrió que era un registro de antiguos miembros del Gremio, y una lista de nombres que se remontaban a siglos atrás, nombres que habían quedado sepultados en el olvido y la oscuridad.

Uno de los nombres llamó poderosamente su atención: "Katherine Smith". La joven hacker no podía creer lo que veía. ¿Acaso ese era el nombre de su madre? ¿Era posible que su familia estuviera conectada con el Gremio de las Sombras desde tiempos inmemoriales?

Antes de que pudiera asimilar esa revelación, un ruido resonó en el pasillo cercano. Alex se ocultó detrás de una estantería, con el corazón latiendo con fuerza. Un grupo de sombras se movía en silencio, avanzando por el pasillo. Eran miembros del Gremio, y estaba segura de que la estaban buscando, como si supieran que alguien había profanado sus secretos más oscuros.

Con agilidad, Alex se deslizó fuera de la habitación y continuó su escape. Era como si la mansión misma estuviera conspirando contra ella, con pasillos sinuosos y puertas que parecían cambiar de lugar como trampas mortales. Cada paso era una carrera contra el tiempo, sabiendo que cada segundo que pasaba aumentaba el riesgo de ser descubierta y quedar atrapada para siempre en las garras de la oscuridad.

Finalmente, después de evadir a los guardias del Gremio, Alex llegó a una puerta que la llevó a una amplia sala subterránea. Ante sus ojos se abría un escenario que desafiaba toda lógica: una especie de laboratorio donde se mezclaban artefactos tecnológicos con elementos místicos y mágicos. La atmósfera en la sala era densa y cargada, como si el aire estuviera impregnado de un poder ancestral.

En el centro de la sala, una figura encapuchada se encontraba concentrada en un complejo ritual. Era una mujer, y la energía que desprendía era poderosa y desconocida, como si estuviera invocando fuerzas arcanas que iban más allá de la comprensión humana. Parecía estar canalizando fuerzas inimaginables, y su presencia llenaba el lugar con una sensación abrumadora de presagios oscuros.

Con cuidado, Alex retrocedió, pero un crujido bajo su pie la delató. La mujer giró en su dirección, y sus ojos se encontraron con los de la joven hacker. Un escalofrío recorrió la espalda de Alex, sintiendo que estaba frente a una fuerza que no podía comprender, una presencia que parecía provenir de los abismos más profundos del universo.

La mujer se acercó lentamente, sin decir una palabra. Alex se sentía atrapada en su mirada, incapaz de moverse. La figura levantó una mano y parecía estar a punto de pronunciar algo, pero en ese momento, un ruido estruendoso sacudió la mansión, como si los mismos cimientos del lugar estuvieran temblando con el peso de la antigüedad y los secretos que guardaba.

Algo había sido activado en algún lugar de la mansión, y la mujer se volvió con rapidez. Sin decir una palabra más, se alejó rápidamente, dejando a Alex desconcertada y asombrada por la fuerza que emanaba de ella. Aprovechando la oportunidad, la joven hacker se escurrió por una puerta lateral, escapando del laboratorio misterioso, pero con una sensación de que había sido testigo de algo que desafiaba la lógica y la cordura humana.

A medida que avanzaba, la mansión parecía cobrar vida a su alrededor. Luces parpadeantes, sombras danzantes y extraños murmullos llenaban el aire, como si la casa misma estuviera respirando y latiendo con una vida siniestra y oculta. Era como si cada piedra y cada rincón guardaran secretos ancestrales y horrores insondables.

Finalmente, Alex llegó a una puerta doble que se abría a un majestuoso salón. En el centro de la habitación, una figura imponente la esperaba. Era el Maestro del Gremio, y su mirada era penetrante, como si pudiera leer el alma de Alex y descifrar los oscuros pensamientos que la atormentaban.

"Has superado una prueba difícil", dijo el Maestro con una voz profunda y resonante, una voz que parecía resonar desde los abismos de la eternidad. "Pero el camino hacia la verdad es largo y lleno de peligros. Aún tienes mucho por descubrir, y cada paso que das te adentra más en el corazón de la oscuridad".

Alex se enfrentó al Maestro, sintiendo la fuerza magnética de su presencia y la mirada que parecía atravesarla como un cuchillo afilado. "No me detendré hasta que conozca la verdad", afirmó con determinación, aunque su voz temblara ligeramente ante el poder que tenía ante sí. "Incluso si eso significa enfrentar todos los misterios y peligros que se esconden en las sombras más profundas de este mundo".

El Maestro asintió con aprobación, su capucha cubriendo gran parte de su rostro, lo que le confería un aire aún más tenebroso e impenetrable. "Eres valiente, Alex Smith. Pero el velo de las sombras es profundo, y una vez que te adentras en él, ya no hay vuelta atrás. Prepárate para lo que está por venir, pues el destino de Umbra y el tuyo propio están entrelazados en formas que aún no comprendes, y las respuestas que buscas podrían llevarte a la locura o a la perdición".

Con esas enigmáticas palabras, el Maestro se dio la vuelta y desapareció en las sombras del salón, dejando a Alex sola en medio de la oscuridad que la rodeaba. La sensación de misterio y tenebrosidad se intensificaba con cada instante que pasaba, como si todo su ser estuviera siendo absorbido por la infinita negrura de aquel lugar prohibido.

Sus pasos resonaron en el silencio ominoso mientras se preparaba para enfrentar el próximo capítulo de su desafiante travesía, sabiendo que había cruzado un umbral que la llevaría a un viaje lleno de peligros, revelaciones y secretos oscuros que podrían cambiar el destino de la metrópolis de Umbra y el suyo propio, para siempre. Y mientras se adentraba en la oscuridad más profunda, la joven hacker se preguntaba si estaría lista para afrontar la verdad y si su determinación sería suficiente para enfrentar los horrores que aguardaban en las profundidades del Velo de las Sombras.


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