TODO PASADO FUE MEJOR

"No le digas a mi madre dónde me encontraste. Júramelo Juan". Me había dicho aquello en un tono que jamás le había escuchado: uno de súbita firmeza; y estaba acompañado de una mirada penetrante y amenazadora "¿Alma  agresiva, instintiva?" Una faceta nueva para mi. La chica con la que me topé en el aeropuerto de Incheon no era la que estaba enfrente mío; no, al contrario, era una desconocida. Luego del accidente, había surgido una nueva personalidad, que solo su madre la conocía... hasta hoy.

Le prometí que Maura no se enteraría, pero le mentí. Su madre necesitaba saber que el ex esposo de Alma se volvía a cruzar en su camino.

Así es, había reconocido a Kim Namjoon. La madre de Alma me lo había mostrado una vez en una imagen que encontró en un buscador.

"Este es el tipo que estaba casado con mi pequeña. La hizo sufrir muchísimo y no quiero que vuelva a toparse con ella". Las palabras de Maura retumbaban en mi cabeza. "Mi hija, ahora, está bien como está. Lamento de corazón que haya perdido el embarazo; pero nada es porque sí" Aquello sonaba muy duro, pero era real y necesario... principalmente para mi. Había despertado nuevamente mi amor  por Alma.

¿Cómo podía suceder? Simplemente, ella fue mi primer amor de adolescente; un amor cargado de tardes con aroma a Riachuelo, enseñanzas en español y en coreano, despedidas amargas y un olvido de décadas. Alma, a pesar de haber perdido solo sus recuerdos más recientes, también se olvidó de mi, de su primer novio.

Por eso es que, cuando me senté a su lado en la sala de preembarque en el aeropuerto, mis ojos no daban crédito a lo que veían: Alma Kang (ahora Uribe) me sonreía con amabilidad y un poco de tristeza.

Mi corazón la había reconocido antes de que cruzaramos miradas. Mi cuerpo temblaba tanto que, creo, ella confundió emoción con temor.

"Do you speak english?" Su voz sonó como el trinar de miles de pájaros en un amanecer perfecto.

Asentí y ella comenzó a charlar conmigo, descubriendo al final, que ambos teníamos el mismo destino.

Fue en ese momento en donde se atrevió a preguntar " ¿sabes español?" Y en mi fuero interno explotaron fuegos de artificio. "¡Me va a reconocer! Cuando le hable en porteño empedernido, se abalanza sobre mí" Era tan grande mi excitación y mi expectativa, que me precipité a hablar en el perfecto idioma del Río de la Plata. Lo amargo de esto fue ver cómo mis expectativas se derrumbaban como castillo de naipes.

"¡Oh! Hablas perfecto el español, y más para ser originario de aquí" soltó sin preocupación y sin memoria. Reprimí mi desilusión y preferí seguir como si nada.

Le conté la historia que yo creía ella ya sabía y que, sin embargo, borró de sus días. Se sorprendió y festejó saber que habíamos vivido tan cerca uno del otro... ¡qué ironía! Ella no se percataba de lo cercanos que fuimos.

La conexión se extendió lo que duró el viaje. Pensé que todo se terminaría, y Alma tuvo la grandiosa idea de que compartamos el siguiente viaje; esta vez, en un taxi, tan solo treinta minutos y así volver al lugar que nos había reunido cuando jóvenes. Acepté sin vacilar e hicimos seña al primer auto que vimos. Lo que jamás pensé es que esa media hora se convertiría en tres años de tenerla a mi lado y sin lograr que en su mente vuelva a dibujarse mi forma. Aún así, tengo fe en que podré lograr que sus sentimientos me correspondan y así, paulatinamente, volver a sembrar en su interior aquel cariño inmenso de nuestra adolescencia, truncada por la amnición y egoísmo del señor Kang.

Sé muy bien que Kim Namjoon es un obstáculo difícil de sortear... pero no imposible. Si Goliat fue vencido por el golpe asestado de una simple piedra arrojada por David, ¿por qué yo no podría vencer a Namjoon?

Este es el momento preciso de traicionar la confianza de Alma (por su bien) y ponerme cpmpletamente del lado de su madre. Es mi oportunidad de recuperar a la mujer que el tiempo, la distancia y el olvido me robaron.

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