4. Fiesta de Máscaras
I'm in love with the shape of you... We push and pull like a magnet do
Alec POV
Alec odiaba este tipo de eventos. Su jefe les llamaba un buen negocio, Alec les llamaba un montón de ricos creídos.
Ese era el baile anual de antifaces, con el pretexto de la caridad. Pero la realidad era que la recaudación ya había sucedido, ahí simplemente se reunían para felicitarse entre ellos mismos y desperdiciar un montón de dinero que pudo ir a la caridad. Una botella de champaña en ese lugar valía lo casi un cuarto de lo que se había juntado.
Esa noche le había tocado ir con Simon Lewis, un reportero, quien no dejaba de pelear con su antifaz que le movía los lentes.
– Intenta acomodarlo en tus lentes, – Alec le decía, tomando un trago de su champaña. Sabía que, por su rápido metabolismo, Alec podía tomar casi lo que quisiera, pero por apariencias y por el trabajo, debía solo dar pequeños tragos.
– Esto no funciona, – Simon contestó. frustrado.
Finalmente decidió quitarse el antifaz, y tirarlo a la basura. Alec realmente quería hacer lo mismo y tirar el antifaz, encontrando este evento tonto, pero Isabelle se la había prestado y sabía que ella le mataría si no se la devolvía. Era un bonito antifaz negro con plateado, con adornos y un hilo de terciopelo.
Alec solo se encogió de hombros. Y comenzó a tomar fotos de la gente rica en el lugar.
– Podrías convertirlo en un comentario mordaz, sobre la hipocresía de los ricos en esta ciudad, ya sabes la máscara con la que se ocultar sus rostros. A Jameson probablemente le encantaría, – Alec le dijo, él no era bueno dando palmaditas en la espalda. Pero Simon realmente era un buen reportero y Jameson amaba cuando los artículos eran agresivos y atacaban gente.
Simon respiró profundamente. – Quizá, – dijo, sonriendo. – ¿Crees tener suficientes fotos para ese gran artículo? –
Alec revisó su cámara. Algunas fotos de la alfombra roja, algunas de los ricos ya un poco tomados, pero no sentía que tuviera la foto correcta.
– La champaña ya se les está subiendo un poco, supongo que puedo conseguirte algo bueno, – dijo Alec, levantando nuevamente la cámara.
Tomó varias fotos del mesero aburrido, viendo como pasaba una señora con un vestido que probablemente le costaría más de un año de salario. Y así continua, ahora que sabe el enfoque del artículo, es más sencillo buscar las fotos correctas.
Se encontraba tomando una foto a un poco tomado alcalde, cuando algo llamó su atención.
Parpadeó varias veces para estar seguro que veía correctamente a la persona de la foto. Conocía ese cabello oscuro suave, esas puntas en su cabello de color plateado que combinaban con su traje negro, con adornos rojos velvet que usaba. Conocía esos labios que usualmente le sonreían de forma coqueta. Quizá sonaría un poco acosador, pero conocía la forma de esas piernas en esos pantalones ajustados.
Su rostro estaba medio cubierto. Como siempre, pero en lugar de una máscara negra con brillo que normalmente usaba, ahora usaba una máscara roja con adornos negro. Haciendo zoom a la cámara notó sus hermosos ojos maquillados.
El Gato Negro estaba en la fiesta, lo que solo significaba una cosa: hoy algo iba a ser robado.
– ¿Alec? – Simon chasqueó sus dedos frente a él. –¿Me escuchas? –
Bueno, significaba dos cosas. Algo iba a ser robado y Alec iba a estar demasiado distraído.
– No, lo siento, ¿qué pasó? – Alec dijo, bajando la cámara que colgaba de su cuello. No pudo evitar recorrer la habitación con la vista.
– Te decía que deberíamos dar una última vuelta, y luego irnos a casa, – le dijo, mirándole curiosamente.
Alec asintió sin mirarle, aun escaneando la habitación. – Suena bien. Aunque creo que me quedaré un poco más. No te preocupes, te mandaré las fotos a tiempo, – le dijo, finalmente viendo a Simon.
Simon le sonrió, agradecido. – Siempre lo haces, – le dijo, y después de un segundo, preguntó. – ¿Estás bien? Pareciera que viste algo raro en una foto. –
Raro no sería como lo describiría. Atractivo, seductor, quizá peligroso, si, pero raro no. Nunca raro.
Alec solo negó. – Estoy bien. Solo vi una mala foto, no pasa nada. –
Simon le miró por otro segundo, pero decidió creerle y dar su última vuelta por el salón.
Alec levantó la cámara una vez más, caminando por la habitación, como un fotógrafo normal lo haría en su trabajo, tomando fotos. Pero en realidad solo buscaba al Gato.
Se detuvo en el bar, para tomar unas fotos del barman recibiendo la orden de una ridícula y compleja bebida de un hombre con un traje caro. Otra para la historia de Simon.
Al revisar la última foto, nuevamente notó al Gato al fondo de ella.
– Un wisky en las rocas, – una suave voz, que Alec reconoció inmediatamente, habló casi al final de la barra.
El Gato estaba parado a unos metros de Alec, frente a la barra, con sus perfectas uñas dando golpecitos en el taburete. Alec pensó que nunca había visto sus manos sin los guantes y las largas garras que usaba para escalar edificios.
Intentó no mirar, para no ser notado. El Gato no le reconocería, pero aun así debía tener cuidado. Alec pudo notar que debajo de la camisa negra abierta de dos botones, sobresalía un poco el traje de Gato Negro.
Alec se giró inmediatamente, cuando los ojos del Gato comenzaron a escanear la habitación.
No podía decidirse entre presentarse con como un fotógrafo, o correr y cambiarse de traje para detener al Gato de robar lo que fuera que fuera a robar.
El barman le preparó su bebida, y el Gato le sonrió, agradeciéndole. Se alejó del bar y Alec le siguió con la vista. El Gato continuaba escaneando la habitación, buscando algo o a alguien, probablemente su objetivo de la noche.
Con su trago en la mano fue a la pista, no bailando realmente, pero moviendo sus caderas al ritmo de la música de forma sensual, deslizándose suavemente a través de la gente, a veces rozándoles un poco, quienes solo le veían de forma encantadora.
Y Alec entendía el porque. Pero también pudo notar como su traje ya no le ornaba tan perfecto al cuerpo, ese deslizamiento a través de la gente era un truco de robo de carteras. Alec simplemente sonrió, dejándolo pasar. Esta noche ese no era su trabajo.
Ve como finalmente el Gato llega a una gran ventana de vidrió, donde se reflejaban las luces de la noche sobre su hermosa piel.
Alec se moría de ganas de acercarse. De pedirle un baile. Pero no podía arriesgarse a que el Gato reconociera su voz, de que viera su verdadero rostro. Su identidad secreta era algo que había logrado mantener durante tantos años, siendo su hermana y su madre las únicas dos personas que la sabían.
Y aun no estaba del todo seguro si podía confiar en el Gato con eso. Las cosas habían cambiado bastante entre ellos desde que se habían conocido. Alec confiaba en él y se había relajado un poco en cuanto a los crímenes que cometía. El Gato le había hecho sentir mucho más vivo de lo que Alec se había sentido en muchos años.
Pero no podía olvidar que al final del día, el Gato era un ladrón, y que darle su identidad secreta podía salir mal para Alec.
Pero eso no le impedía fantasear, sobre tener al Gato entre sus brazos en la pista de baile.
Levanto su cámara, tomando fotos de la forma en que el Gato se recargaba en la ventana, para poder verificar la hora. Y después la bajó.
9:43, suficiente tiempo para editar las fotos que Simon necesitaba y luego darse una vuelta por la ciudad.
Vuelve a mirar hacía el ventanal y nota que el Gato ya había desaparecido. Probablemente a realizar el gran robo de la noche. Alec sabe que como su deber al menos debería intentar detenerle. Siempre llevaba el traje con él. Mete su mano al bolsillo de su pantalón, sintiendo la máscara.
Estaba a punto de buscar un lugar para cambiarse, cuando el alcalde y una mujer mucho más joven que él, llena de diamantes, pasan golpeando a Alec, haciendo que su cámara resbale. Alec logra atraparla antes de que caía al suelo, gracias a sus reflejos arácnidos. Les mira mal, pero la parejita no hace más que reírse de él e ignorarle para continuar con su camino, como si su cámara y él no valieran nada.
No puede esperar leer el artículo de Simon. Y tampoco puede evitar pensar que quizá se merezcan ser robados. Así que saca la mano de su bolsillo, mirando una última vez el gran salón, y toma la decisión de irse.
Guarda su cámara en su estuche, antes de que algún otro rico borracho tropiece contra él, y se va. Que les roben.
Sale a la calle, feliz de respirar aire fresco. Mira al techo del edificio, donde logra vislumbrar una pequeña figura negra deslizándose entre el techo, con gran agilidad, llevando en la espalda una escultura de oro.
Alec suelta una pequeña risita.
Y a la mañana siguiente sonríe aun más al leer la sarcástica historia de Simon sobre el evento de la noche anterior, donde también se menciona que en el mismo evento ocurrieron una serie de pequeños robos, y que un artículo de gran valor había desaparecido de la bóveda del lugar.
Ya hay nueva traducción!!
– Sabía que tenía razón sobre ti, Alexander, – Magnus dijo, suavemente
Alec Lightwood trabaja para la compañía de su familia Industrias Lightwood como jefe del departamento de construcción. Siempre ha intentado hacer lo correcto, incluso consiguió la novia correcta, Lydia Branwell, hija de uno de sus más grandes clientes. Pero una noche cambiará todo, cuando conozca al excéntrico Magnus Bane, dueño de la Compañía Bane, en un evento.
De alguna forma Magnus ve cosas en Alec que ni el mismo sabía que existían, y una vez que despierten, la vida de Alec Lightwood no volverá a ser la misma.
Y recuerden visitar AO3 para leer las adaptaciones que Wattpad me eliminó, y nuevas adaptaciones:
https://archiveofourown.org/users/loove1995/works
Copiando y pegando el link o buscando en google "archiveofourown loove1995"
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