CAPITULO 9: Fire

Fire

Taehyung había tenido un sueño perturbador esa mañana. En su mente, revivió uno de los recuerdos más dolorosos de su infancia: el día en que sus padres, en un gesto raro y especial, le regalaron un osito de peluche por su décimo cumpleaños. A diferencia de su hermana mayor, Jennie, que siempre recibía atenciones y regalos, para Taehyung esos momentos eran escasos, y por eso aquel pequeño osito marrón rápidamente se convirtió en su posesión más preciada. Para él, no era solo un juguete; era su confidente, su único amigo en las noches solitarias cuando no tenía a nadie más con quien hablar. Ese osito lo acompañaba siempre, y representaba lo poco que sus padres le daban en comparación con Jennie, quien parecía tenerlo todo.

Sin embargo, un día, al regresar de la escuela, Taehyung notó que su osito no estaba en su cama como siempre. Sintió un vacío en el pecho y, desesperado, recorrió todas las habitaciones de la casa buscándolo. Finalmente, llegó al pequeño patio trasero, donde se detuvo en seco ante una escena devastadora: Jennie, su propia hermana, estaba cortando el peluche con unas tijeras, destruyéndolo pedazo por pedazo.

Antes de que Taehyung pudiera reaccionar, ella prendió fuego a lo que quedaba del osito con unos fósforos. La ira y el dolor lo consumieron en un instante, y sin pensarlo, corrió hacia ella, empujándola con todas sus fuerzas, mientras gritaba en desesperación. Sus padres llegaron alarmados por el escándalo, pero en lugar de escuchar su dolor, castigaron a Taehyung severamente por haber empujado a Jennie, quien fue llevada al hospital por la caída. Desde ese día, no solo perdió su querido peluche, sino que sus padres, decidieron nunca más darle un regalo. Aquel pequeño osito, que había sido tan importante para él, quedó reducido a cenizas, y con él, también se desvaneció parte de su inocencia infantil.

Ahora, años después, ¿por qué ese recuerdo volvía en forma de sueño? Tal vez era una advertencia de lo que estaba por venir, un recordatorio de que todo lo que Taehyung amaba siempre parecía serle arrebatado. Pero, al fin y al cabo, era solo un sueño, ¿verdad? Los sueños no son más que eso: fragmentos de memoria, irreales... o eso quería creer.

Sacudido por esos pensamientos, Taehyung se dispuso a salir de casa. Estaba hablando por teléfono con Jisoo.

"Jisoo, ya estoy saliendo, pero..." —dudó un momento, mordiéndose el labio.

"¿Qué pasa, Taehyung? ¿Está todo bien?" —la voz de Jisoo sonaba preocupada al otro lado de la línea.

Taehyung quedó en silencio por unos segundos, mirando al vacío, sintiendo una inquietud que no podía sacudirse. ¿Realmente debía salir? Desde la mañana, algo lo había mantenido intranquilo, aunque no lograba entender qué era.

"No, no es nada. Solo voy a dejarle la comida a Cookie antes de salir. Ya estoy casi listo" —respondió finalmente.

Cortó la llamada y se miró al espejo. Decidió aplicarse un poco de maquillaje y arreglarse el cabello, intentando distraerse de su nerviosismo. Su respiración estaba acelerada, y sus manos temblaban ligeramente. Aunque había tenido citas antes, siempre terminaban de la misma manera: los alfas huían en cuanto lo veían. Eran citas a ciegas, y no podía culparlos del todo, pero esta vez era diferente. El alfa con el que saldría esa noche, un amigo de Jisoo, ya sabía cómo era Taehyung, y aun así había mostrado interés. A pesar de eso, los nervios seguían presentes.

"Cookie... deséame suerte. Hoy saldré con Jisoo y sus amigos, pero volveré temprano" —dijo en voz alta mientras buscaba a su gato. Sin embargo, Cookie estaba recostado en la cama, ignorándolo por completo.

De nuevo con esa actitud.

Desde la mañana, el comportamiento del gato había sido distante, y eso lo inquietaba. El día anterior todo estaba bien. Cookie había sido cariñoso y manso, pero hoy ni siquiera se dejaba acariciar.

"¿Por qué me ignoras? ¿Estás molesto otra vez?" —preguntó con frustración, acercándose lentamente al gato.

Cookie no reaccionó. Seguía acostado de espaldas a él, sin siquiera mirarlo.

"¿Estás enfermo de nuevo? ¿Te sientes mal?" —preguntó, más preocupado esta vez. Intentó tocar a Cookie, pero el gato se apartó rápidamente, emitiendo un gruñido y dándole la espalda con más firmeza.

Taehyung suspiró. No quería tener otra pelea con Cookie. Desde el inicio, habían tenido dificultades para entenderse, pero con el tiempo, Taehyung había llegado a creer que el gato lo comprendía, al menos en parte. Sin embargo, parecía que, a pesar de todo el amor que Taehyung le demostraba, no era suficiente. "Cookie es solo un gato", se dijo a sí mismo, intentando racionalizarlo. Los gatos no podían entender las emociones humanas, ¿verdad? Pero eso no aliviaba el dolor que sentía cada vez que Cookie lo rechazaba.

"No te entiendo, Cookie. ¿Por qué estás molesto? Ayer todo estaba bien, pero hoy... siempre haces esto. Esta semana te quedarás sin premios, ya verás, gato mimado" —murmuró, frustrado, mientras salía de la habitación, cerrando la puerta con más fuerza de la que pretendía.

Al otro lado de la puerta, Jungkook  miró hacia donde había desaparecido Taehyung.

¿Por qué? ¿Por qué tenía que salir a esa cita con ese alfa que ni siquiera conocía?

Desde la mañana, Jungkook había escuchado la conversación entre Taehyung y Jisoo sobre la cita que tendrían esa tarde. Sabía que no debía importarle, pero no podía evitarlo. "Taehyung solo me necesita a mí", se repetía una y otra vez. Nadie más. Sin embargo, una voz dentro de él contradecía esos pensamientos. Quizás era mejor así. Quizás Taehyung debía encontrar a otro alfa que lo acompañara, alguien que pudiera reemplazarlo. Después de todo, Jungkook tendría que irse pronto, cuando lograra controlar sus transformaciones. No podría quedarse para siempre.

Sabía que Taehyung sufriría cuando se fuera, que lloraría durante días. Pero también sabía que, si Taehyung tenía a alguien a su lado, ese dolor sería más llevadero. Era lo mejor para él. Y, por su parte, Jungkook ya estaba comprometido con Lisa, un compromiso arreglado por su familia desde que él tenía quince años. No había marcha atrás.

"Maldición... Esto es lo correcto" —pensó Jungkook. Todo debía seguir según el plan...

"Mucho gusto, mi nombre es Park Bogum. Jisoo me ha hablado mucho sobre ti. Es un placer finalmente conocerte en persona, aunque debo admitir que ya te había visto antes en el restaurante de la señora Kang", dijo el alfa con una sonrisa amable y segura.

Taehyung sintió un ligero nerviosismo al escuchar sus palabras. "S-sí, Jisoo me mencionó sobre eso. Es un gusto conocerte también, hyung. Espero que podamos llevarnos bien", respondió con una tímida inclinación de cabeza.

La conversación entre ambos fue breve, pero directa. Bogum no tardó en ir al grano, sin rodeos, mostrando una franqueza poco común. "Taehyung, desde que te vi, llamaste mi atención. Mis intenciones no son solo de ser amigos. Quisiera algo más formal entre nosotros. Me gustaría conocerte mejor, y si las cosas salen bien, tal vez algún día podamos ser algo más que simples amigos. Estoy dispuesto a dar ese paso contigo. ¿Tú qué dices? ¿Estás interesado en lo mismo?", expresó el alfa, dejando a Taehyung completamente sorprendido por su sinceridad.

"—E-es muy rápido, e-ehm... déjame pensarlo un poco, por favor —dijo Taehyung, sintiendo cómo sus mejillas se teñían de un suave tono carmesí sin que pudiera evitarlo. La propuesta que había escuchado lo había hecho sonrojar involuntariamente.

Bogum, al notar su reacción, sonrió cálidamente. —Está bien, lo entiendo. Esperaré. Me gustó mucho pasar esta tarde contigo. Me gustaría que lo repitiéramos. Por lo que vi, pareces alguien muy romántico. Cuando terminó la película, no podías dejar de llorar...

—A-ah, sí... —respondió Taehyung, ligeramente nervioso—. Bueno, es que realmente me emocionó mucho ver cómo, después de todo, las dos personas que se amaban finalmente pudieron estar juntas. Lo que hizo el hombre por esa mujer fue... simplemente maravilloso. A veces, el amor nos transforma en personas completamente diferentes, ¿no crees? —añadió con una mezcla de timidez y emoción en su voz.

Bogum lo observó con curiosidad, inclinándose ligeramente hacia él. —¿Ya amas a alguien, Taehyung? —preguntó el alfa, su tono cargado de interés.

Taehyung, sorprendido por la pregunta directa, se quedó pensativo por un momento. —E-ehm... la verdad, nunca he amado a nadie en ese sentido. Bueno, aparte de mis padres, claro... Aunque, ahora que lo pienso, sí hay alguien a quien amo mucho. Y es a Cookie, mi gato —respondió con una sonrisa, sintiendo una calidez especial al hablar de él.

—Ah, sí, lo recuerdo. Jisoo me ha hablado bastante sobre él. Me dijo que no paras de hablar de Cookie, y que lo tratas como si fuera tu propio hijo —comentó Bogum con una leve risa, observando cómo los ojos de Taehyung se iluminaban al hablar de su mascota.

—Más que eso... —continuó Taehyung, perdiéndose momentáneamente en sus pensamientos—. Lo encontré cuando unos hombres lo habían tirado dentro de una bolsa de basura. Lo llevé a casa, lo curé y estuve a su lado mientras se recuperaba. Pasamos juntos uno de los momentos más felices de mi vida. Aunque sea gruñón, y discutamos a veces como si fuéramos dos personas con opiniones diferentes, Cookie ha robado mi corazón por completo. Aunque no lo sepa, él me ha ayudado de muchas formas. Es mi soporte, y no puedo imaginar qué haría si algo le pasara.

Bogum lo escuchó atentamente, y en un gesto inesperado, acarició suavemente la cabeza de Taehyung. —Sabes... me gusta mucho cómo hablas. Las personas que logran tener una conexión tan profunda con sus mascotas suelen ser las que más vale la pena amar. Tienen un corazón bello, y tú lo tienes, Taehyung —dijo con sinceridad.

El omega se sonrojó aún más, sintiendo cómo su corazón latía más rápido por las palabras del alfa. —G-gracias —murmuró, avergonzado y confundido por la cercanía de Bogum.

—Ya es hora de irnos. Jisoo y su novio deben estar esperándonos —dijo Bogum, levantándose con calma. Sus ojos se posaron en los de Taehyung, intensos pero amables—. Espero volverte a ver pronto. Eres un omega especial...

Las palabras de Bogum resonaron en la mente de Taehyung mientras el alfa le ofrecía su mano. Justo cuando se disponía a aceptarla, un pensamiento invadió su mente de manera repentina y clara, como si alguien estuviera susurrándole al oído:

No me gusta cuando lloras...

El recuerdo lo golpeó como una ráfaga fría. Esos sueños... Jungkook. No era posible. . ¿por qué ese pensamiento seguía persiguiéndolo?

—E-eh... tal vez podamos ir más despacio... —murmuró Taehyung, tratando de sacudir esos pensamientos confusos.

Bogum asintió con comprensión. —No te preocupes, puedo esperar. Esperaré hasta que finalmente pueda sostener esas hermosas manos tuyas —dijo con una sonrisa suave, sin dejar de observar a Taehyung con una mirada que mezclaba paciencia y afecto.

Taehyung, sin poder evitarlo, sintió una nueva ola de nerviosismo. Si Bogum seguía comportándose así, tal vez pronto lograría robarle completamente el corazón... pero, aún así, esos pensamientos sobre Jungkook seguían inquietándolo.

Rayos...

El dolor volvió con una intensidad que Jungkook no había experimentado antes. Cada centímetro de su cuerpo parecía arder desde adentro. Jungkook apenas podía respirar mientras su cuerpo iniciaba una dolorosa transformación. Esta vez el proceso era lento, mucho más lento que las veces anteriores, y cada segundo parecía una eternidad. Podía sentir sus huesos quebrarse y reformarse, estirándose y torciéndose en ángulos imposibles. El dolor lo atravesaba como cuchillos que desgarraban su carne desde el interior. ¿Por qué esta vez era más agónico? ¿Qué estaba ocurriendo?

Apretó los ojos, tratando de controlar el sufrimiento. El tiempo pasaba tan lentamente que la tortura parecía interminable. Los maullidos de Cookie resonaban en el pequeño cuarto, pero poco a poco, esos sonidos felinos se convirtieron en gritos desgarradores, ya no de un gato, sino de un hombre. Jungkook abrió los ojos solo para encontrarse tendido en el suelo, desnudo, temblando de agotamiento. Su cuerpo, cubierto de sudor, estaba tan húmedo como si hubiera corrido un maratón. El dolor todavía latía en cada músculo y articulación, su columna vertebral especialmente le hacía sentir como si fuera perforada con mil cuchillos al mismo tiempo.

Intentó moverse, pero su cuerpo no respondía. Las transformaciones anteriores siempre habían sido rápidas, dos o tres minutos como mucho, pero esta... esta estaba durando demasiado. Cada vez que intentaba sentarse, el dolor en su espalda se intensificaba, como si algo estuviera rompiéndose de nuevo dentro de él. Jungkook se mordió el labio para no gritar, pero fue inútil; un gemido de agonía escapó de su garganta. No podía dejarse vencer. No ahora. Pronto serían las ocho y Taehyung estaría por llegar. No podía permitir que lo viera en este estado.

"—No, no —pensó desesperado, luchando por mantenerse consciente—. Debo salir de aquí..."

Lo intentó de nuevo, esta vez con más esfuerzo. Logró ponerse de rodillas, pero su cuerpo temblaba tanto que al intentar levantarse, cayó de nuevo con un golpe sordo. La frustración y el miedo lo inundaban. Rayos... Se dijo a sí mismo que debía ser más fuerte. Había sobrevivido a este tipo de dolor antes, podía hacerlo otra vez. Pero antes de que pudiera intentarlo de nuevo, el suelo bajo él vibró ligeramente. Jungkook frunció el ceño, confuso. ¿Había sido eso un pequeño temblor?

No... algo no estaba bien.

Fue entonces cuando el olor acre de gas llegó a su nariz. Su instinto se activó de inmediato. Fuego. Sus sentidos, aunque debilitados, captaron el peligro inminente antes de que los gritos de otras personas en el edificio confirmaran sus sospechas. Un incendio. Jungkook forzó su cuerpo a reaccionar, pero el dolor aún lo mantenía atado al suelo. Aún así, sabía que no había tiempo que perder.

"Mierda..."

Taehyung había comprado un filete en su camino de regreso a casa, emocionado después de haber pasado una tarde maravillosa con Jisoo y sus amigos. Había sido un día de buenos momentos, y ahora lo único que deseaba era llegar a su apartamento, preparar la comida favorita de Cookie y disfrutar de su compañía. Algo en el aire hacía que este día se sintiera especial; quizás era esa sensación de paz que lo invadía después de una tarde relajada, o tal vez era simplemente la alegría de imaginar a Cookie, ansioso por recibirlo. Aunque aún guardaba cierto resentimiento por cómo Cookie lo había estado ignorando ese día, en el fondo solo quería verlo. Estaba deseando contarle todo lo que había pasado durante el día, hablarle de sus emociones, de lo feliz que se sentía. La sonrisa que adornaba su rostro mientras caminaba hacia la parada del autobús parecía inquebrantable, una sonrisa que ningún inconveniente podría borrar.

Sin embargo, esa alegría que llenaba su corazón comenzó a desmoronarse cuando el autobús lo dejó en su parada y, a lo lejos, divisó el resplandor de las sirenas de los bomberos. Una columna densa de humo negro se elevaba hacia el cielo desde la dirección de su edificio. El terror lo invadió de inmediato, sintiendo como una alarma silenciosa resonaba en su cabeza.

Algo andaba mal. 

Sus pensamientos se nublaron y sus pies empezaron a moverse por sí solos, corriendo con una desesperación creciente. Su corazón, que momentos antes latía tranquilo, ahora golpeaba con fuerza en su pecho, los latidos ensordeciendo el resto de los sonidos a su alrededor. El miedo lo envolvía como una marea imparable, y su mente se enfocaba únicamente en una cosa: 

Cookie.  

Llegó a la entrada del edificio completamente sin aliento, y lo que encontró fue una escena que solo había visto en sus peores pesadillas. Las llamas devoraban todo a su paso, extendiéndose rápidamente por cada rincón de la estructura, mientras las personas huían aterrorizadas, algunas tosiendo y otras en estado de shock. Los gritos de pánico resonaban por todas partes, las ambulancias estaban alineadas, atendiendo a los heridos, mientras los bomberos luchaban desesperadamente por contener el fuego. La magnitud del desastre era abrumadora, pero Taehyung no podía procesarlo. 

Todo lo que le importaba en ese momento era Cookie.

Las bolsas que llevaba en las manos cayeron al suelo, olvidadas en medio del caos. Sin pensarlo, intentó avanzar hacia el edificio en llamas. —"¡Cookie!"— repetía sin cesar, su voz llena de desesperación. Intentaba abrirse paso entre la multitud, decidido a entrar al edificio.

De repente, sintió cómo una mano firme lo detenía. Un bombero lo sujetó con fuerza por el brazo, impidiéndole avanzar. —"No puedes entrar"— dijo con voz firme, manteniéndolo alejado. —"Es demasiado peligroso. El fuego ya ha cubierto todo el edificio."

Pero Taehyung no escuchaba razones. Sus ojos estaban desbordados de lágrimas y su mente solo podía pensar en Cookie, atrapado en algún lugar dentro de ese infierno de llamas. —"¡No, por favor! Mi gato está ahí, tengo que salvarlo. ¡Cookie me necesita!"— gritó, tratando de liberarse de la mano del bombero.

—"No puedo dejarte entrar. Si lo haces, no saldrás vivo. Las llamas están fuera de control."

Pero para Taehyung, nada importaba más que Cookie. —"¡No lo entiendes!"— gritó, su voz desgarrada por la angustia y la impotencia. —"Por favor... déjame ir. Por favor..."— Las lágrimas ahora fluían sin control, cayendo pesadamente sobre sus mejillas. 

El bombero, consciente del peligro que corría, lo sujetó con más fuerza. Desde su perspectiva, permitir que ese joven omega entrara al edificio sería una sentencia de muerte. No había posibilidad de que alguien pudiera sobrevivir en ese entorno. Pero Taehyung estaba ciego de dolor. En un breve momento de distracción, cuando uno de los compañeros del bombero lo llamó, vio su oportunidad. Con un rápido movimiento, logró zafarse del agarre y corrió directamente hacia el edificio, ignorando los gritos que lo llamaban a regresar.

El calor era insoportable, las llamas lamían las paredes y el humo lo envolvía en una nube tóxica que hacía difícil respirar, pero Taehyung siguió adelante, subiendo las escaleras con desesperación. Sus pulmones ardían, sus piernas temblaban, pero su voluntad de encontrar a Cookie lo mantenía en movimiento. El cuarto piso, donde estaba su departamento, ya estaba envuelto en llamas. Las paredes ennegrecidas y los muebles en cenizas eran una prueba del desastre que se había desatado.

—"¡Cookie! ¡Cookie!"— gritó con todas sus fuerzas, pero no hubo respuesta. Aún guardaba una pequeña esperanza, una diminuta chispa de fe de que Cookie hubiera encontrado alguna forma de escapar. Quizás no todo estaba perdido. Pero entonces lo recordó.

Todas las ventanas y puertas estarán con seguro, Cookie no quiero que salgas afuera, me da miedo que te suceda algo...

Caído de rodillas en el suelo, Taehyung se sintió abrumado por la realidad de la situación. Las lágrimas fluían sin cesar mientras el humo se hacía más denso, dificultando su respiración. Podía oír gritos a lo lejos, pero todo se sentía distante, como si estuviera en un sueño. 

¿Cómo había llegado a este punto?

El humo comenzaba a nublar su vista, y sentía que el aire se le escapaba. En un último esfuerzo por mantenerse consciente, vio algo en el suelo: un pequeño peluche, un juguete que el tenia guardado para Cookie. A pesar de las llamas que consumían todo, ese peluche parecía milagrosamente intacto. Lo tomó con manos temblorosas, lo abrazó contra su pecho, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro antes de que el cansancio y la falta de oxígeno lo vencieran.

Mientras sus ojos se cerraban y el mundo se desvanecía a su alrededor, un único pensamiento cruzó por su mente: Su hermana tenía razón. No sabía cuidar aquello que más amaba.

🌟

Holaaa lo siento por no actualizar 😞 la universidad me mantuvo ocupada estas semanas , pero regreseee y esta vez vengo con ganas😌, faltan dos semanas para que inicien mis exámenes así que está semana trataré de avanzar un poco en los capítulos 😉
Díganme qué les pareció el capítulo😚

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