CAPITULO 6: 30 de Diciembre

30 de Diciembre

Taehyung había celebrado su cumpleaños pocas veces en su vida. Desde que era niño, siempre había sentido que sus padres preferían a su hermana Jennie, quien recibía fiestas llenas de regalos y atención, mientras que su propio cumpleaños pasaba prácticamente desapercibido. Año tras año, Taehyung se encontraba solo, llorando en silencio porque nadie parecía recordar su día especial. Aquellos años fueron duros, y la falta de afecto en su hogar le había dejado una cicatriz emocional profunda. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres lo echaron de casa y tuvo que enfrentarse al mundo por su cuenta. En esos momentos difíciles, conoció a Yoongi y a Jisoo, quienes se convirtieron en sus amigos más cercanos, y aunque sus cumpleaños seguían siendo modestos, al menos ahora recibía un mensaje o un abrazo de felicitación de parte de ellos.

A pesar de todo, Taehyung estaba agradecido por las personas que tenía a su alrededor. Sus amigos eran su nueva familia, y ahora, además, tenía a Cookie, su mascota, que había llegado a su vida hacía apenas un mes, pero ya ocupaba un lugar muy especial en su corazón.

"¡Feliz cumpleaños, Taehyung!"-gritó Jisoo, con una sonrisa radiante en su rostro. "Hoy la vamos a pasar genial. ¡Vamos a quedarnos hasta la madrugada, que mañana es feriado!"-exclamó, alzando su vaso de soju y animando a Taehyung a hacer lo mismo.

"Desestresémonos y olvidemos todos nuestros problemas," añadió Jisoo con entusiasmo, llenando de nuevo su vaso.

Taehyung sonrió, contagiado por la energía de su amiga. Hoy era su cumpleaños, y quería disfrutarlo al máximo. Además, el día había comenzado de manera sorprendentemente buena. Al despertar, encontró un mensaje de Yoongi en su celular, felicitándolo por su cumpleaños. El simple hecho de que su mejor amigo recordara la fecha le llenó de calidez el corazón. Luego, Cookie, que usualmente era un tanto malhumorado, había mostrado una actitud inusualmente tranquila. Parecía que el gato, de alguna manera, entendía que ese día era especial para él; incluso había comido sus croquetas sin la habitual resistencia. Como si eso no fuera suficiente, la señora Kang, su jefa en el restaurante, lo había sorprendido al felicitarlo y darle una cena gratis como gesto de celebración.

Y ahora, aquí estaba, en un bar con Jisoo, celebrando su cumpleaños. El ambiente estaba cargado de alegría y camaradería. Las luces suaves, la música de fondo, el sonido de las copas chocando al brindar... Todo hacía que Taehyung se sintiera por fin en paz con este día que tanto le había costado disfrutar en el pasado.

"¿Sabes? Este año voy a pedir un deseo especial por ti," dijo Jisoo,"Voy a desear que encuentres a un buen hombre, un alfa que te cuide y te ame como mereces, Tae."

Taehyung soltó un suspiro suave, sonriendo con ternura pero sacudiendo la cabeza. "Jisoo, no necesito eso. Créeme. Solía decir que quería a alguien porque me sentía solo, porque no tenía a nadie a mi lado... Pero desde que tengo a Cookie, he descubierto que no necesito a nadie más."

Jisoo frunció el ceño, evidentemente no convencida. "Vamos, Taehyung, Cookie es solo un gato, un ga-to," enfatizó, haciendo gestos con las manos para recalcar sus palabras. "No puede darte lo que una pareja te daría. Sabes a lo que me refiero, Tae. Un beso, una conversación diaria, un abrazo cálido que te consienta y te haga sentir amado. Un alfa que te haga suyo todos los días..." Jisoo sonrió, medio en broma y medio en serio. "Definitivamente, un gato no se puede comparar con el afecto de un alfa."

Taehyung se quedó en silencio por un momento, pensando en las palabras de su amiga. "La verdad, Jisoo, prefiero la compañía de Cookie. Sé que es solo un gato, que apenas se deja acariciar, que tiene un apetito exigente y que se enfada por cualquier cosa que no le parezca bien. Pero, aun así, en su propia manera, él es mi compañía. Sé que no me puede dar todo lo que una pareja podría brindarme, pero a veces, los animales son los mejores compañeros..."

Jisoo se inclinó hacia Taehyung, apoyando una mano en su hombro con suavidad, intentando captar su atención. "Tae, por segunda vez, él es nada menos que un gato," dijo con una sonrisa traviesa en su rostro. "Sabes, tengo un amigo que acaba de mudarse a Seúl. Tal vez podría presentártelo, pero ojo, solo para conocerlo, nada más."

"N-no, Jisoo," murmuró Taehyung.

"Solo lo conocerás, nada más," insistió Jisoo, manteniendo una expresión ligera, como si la idea fuera tan inofensiva como conocer a un nuevo vecino.

El tiempo pasó volando, y con él, se fueron varias botellas de soju. Los minutos se convirtieron en horas mientras ambos amigos se sumergían en la conversación y en la bebida. Taehyung comenzó a sentir cómo todo a su alrededor daba vueltas. Su cabeza le dolía con fuerza, pero a pesar de todo, se sentía sorprendentemente bien, tal vez demasiado bien, considerando lo mucho que habían bebido.

"Jisoo, eres una buena amiga... hip," balbuceó Taehyung, intentando mantenerse erguido mientras su visión se nublaba un poco. "Graaacias por este día," añadió con una sonrisa adormilada, dejando escapar una risa entrecortada.

"Cualquier cosa por mi omega favorito," respondió Jisoo, su voz teñida de cariño. "La próxima semana te presentaré a mi amigo, ya verás, Tae, este año conseguirás una pareja. Es más, si quieres, para ese día puedo cuidar a tu gatooo, pero tendré que llevar mi equipo de seguridad. Ese tu gato es un peligro total," dijo Jisoo, riendo a carcajadas mientras levantaba su vaso para un brindis imaginario.

"¿Quién, Cookie? ¡Nooo, él es el gato más lindo del mundo! ¿Puedes creer que me dejó acariciarlo en Navidad? Y también me permitió darle un besito. Es muy tiernooo," dijo Taehyung con una sonrisa amplia, recordando con nostalgia ese momento especial. "Además, últimamente he notado algo extraño... puedo sentir un aroma en él..."

"¿Quéeee?" exclamó Jisoo, ya bastante ebria, con las mejillas sonrojadas por el alcohol y una risa burbujeante en los labios. "¡Oye, todo en ese gato es raro! No te lo había dicho porque no quería asustarte, pero tiene un comportamiento muy extraño. La otra vez intenté echarme en tu cama, y empezó a arañarme sin piedad. Ese gato es muy territorial. Y no solo eso, Tae, te juro que sentía que entendía cada cosa que le decía a la perfección. Es como si pudiera leer mi mente o algo así. ¡Me dio escalofríos!"

Taehyung sonrió, aunque algo confundido. "Cookie es un gato especial," dijo, intentando encontrar una explicación lógica en su mente embotada por el soju. "Su anterior dueño debió entrenarlo mucho... pero hay algo que no termino de comprender. Cookie es un gato muy inteligente, demasiado inteligente, ¿por qué su dueño lo abandonaría? No tiene sentido."

Jisoo, sin apartar la vista de su vaso, comentó con un tono despreocupado: "Te dije que te deshicieras del gato."

"¡Jisoo!" exclamó Taehyung, herido por la sugerencia.

"¡Ay, ya, solo lo decía de broma!" respondió Jisoo, agitando la mano para restarle importancia a su comentario. Luego, adoptó un tono más serio, aunque el alcohol aún nublaba su juicio. "Pero, quieras que te diga algo, ten cuidado con tu gato. Una vecina me contó que últimamente han estado encontrando gatos muertos por aquí. Todos envenenados, y todos, casualmente, eran gatos negros."

"¿Qué?" preguntó Taehyung, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

"Puede que sea una secta, no lo sé. El mundo está cada día más raro, especialmente aquí en Corea," dijo Jisoo, su voz bajando un tono mientras sus ojos se entrecerraban con suspicacia. Luego, levantó la mano con entusiasmo, llamando al camarero. "¡Mesero, más bebidas por favor!" Luego se giró hacia Taehyung con una sonrisa despreocupada. "Y hablando de cosas raras, ¿te imaginas si encontraran muerto a Jeon Jungkook? Sería un caos absoluto."

Taehyung, con una expresión sombría, murmuró: "Sé muy bien lo que pasaría... El mundo entero colapsaría," dijo, con un toque dramático que el alcohol amplificaba.

"¡Yo quería ver la boda de Jungkook y Lalisa!" exclamó Jisoo, haciendo un puchero como una niña pequeña a la que le han quitado su juguete favorito. "Eran como el príncipe Carlos y la princesa Diana, realmente muy bellos juntos. Pero, ahora parece que ni siquiera habrá boda."

"Sí, ellos se veían muy bien juntos," murmuró Taehyung, sus pensamientos volviendo al momento en que se anunció la boda entre Jungkook y Lalisa. Recordó cómo los dos jóvenes irradiaban felicidad, cómo se miraban ,como si no existiera nadie más en el mundo. Aquella rueda de prensa, donde habían compartido su historia de amor, estaba grabada en su mente. Hablaron de cómo su romance había florecido en los pasillos de una universidad en los Estados Unidos, donde ambos habían coincidido mientras obtenían sus doctorados. Su relación había comenzado en secreto, pero el amor entre ellos había sido tan fuerte que, habían decidido hacerlo público.

"Admito que... envidio a Lisa," confesó Taehyung, su mirada fija en el vaso de soju que sostenía entre las manos. "Lisa es amada por su familia, culmino su licenciatura , luego fue a Estados Unidos para obtener su doctorado, habla cinco idiomas... Y además, es directora de las empresas Park. Es hermosa, apoya a organizaciones benéficas, y se comprometió con Jeon Jungkook, uno de los hombres más ricos de Seúl, tal vez del mundo. La admiro. De verdad, lo hago."

Jisoo sonrió suavemente, dándole un sorbo a su vaso antes de responder. "Hay personas que nacen en una cuna de oro, personas afortunadas desde el momento en que llegan a este mundo. Son las que parecen tener toda la suerte del mundo a su favor... Pero, a veces, el destino puede ser muy cruel con otras personas,"

Ambos amigos sabían bien a qué se refería Jisoo. A veces, el destino parece privilegiar a algunos mientras trata con dureza a otros. Hay quienes tienen todas las oportunidades de la vida desde antes de nacer, y otros cuyo camino está marcado por desafíos que parecen insuperables. Sin embargo, a pesar de las adversidades, uno siempre debe mantener la esperanza y seguir luchando por lo que realmente desea alcanzar.

"Espero que encuentren a Jeon," susurró Taehyung,"Yo... ahora soy feliz. Encontré a Cookie, y créeme, Jisoo, él es todo lo que necesito en este momento."

Jisoo lo miró con una sonrisa tierna, comprendiendo el peso de sus palabras. "Tae, nunca perdiste la esperanza, y eso es admirable. Pero," agregó con un tono más ligero y divertido, "igual deberías conocer a ese amigo del que te hablé. No pierdes nada con intentarlo."

Ambos rieron suavemente, conscientes de que, aunque el destino puede ser cruel, a veces lo mejor es reírse de sus ironías y encontrar alegría en las pequeñas cosas de la vida.

Jungkook estaba furioso. El reloj marcaba las tres de la mañana, y Taehyung aún no había regresado a casa. Sabía que su turno terminaba a las doce en punto, así que no entendía dónde podía estar. Al principio, la preocupación había comenzado a carcomerle, pero rápidamente la había reprimido. "No debería importarme," se repetía mentalmente, una y otra vez, tratando de convencerse de que la situación no tenía nada que ver con él. Sin embargo, conforme pasaban las horas, su frustración solo aumentaba. ¿Por qué no podía simplemente ignorar lo que hacía Taehyung? No tenía ninguna razón para estar tan pendiente de ese omega. Habían pasado la Navidad juntos, sí, y había sentido una conexión inesperada, pero eso no significaba que debiera preocuparse tanto. Sin embargo, a pesar de repetírselo desde la una hasta las dos de la mañana, su ansiedad crecía con cada minuto que Taehyung no aparecía. ¿Dónde demonios se había metido?

El pensamiento de que hoy era el cumpleaños de Taehyung no dejaba de rondar en su mente, lo que solo añadía más leña al fuego de su inquietud. Lo sabía porque había visto un calendario en la habitación de Taehyung, donde el día 30 estaba marcado con un círculo rojo. "Mi cumpleaños" decía, y Jungkook había asumido que el omega llegaría temprano para celebrarlo, quizás incluso junto a él. La posibilidad de que le hubiera pasado algo empezó a tomar forma en su mente, pero no podía salir. Como siempre, las ventanas y las puertas del departamento estaban cerradas, y él, en su actual forma, no podía hacer nada al respecto. La frustración era palpable, porque no era capaz de abrir una puerta ni mucho menos una ventana para salir de ese pequeño departamento. Estaba atrapado.

A medida que el reloj avanzaba hacia las tres de la mañana, la desesperación se asentaba con fuerza dentro de Jungkook. Pero justo cuando sentía que la ansiedad lo ahogaba, escuchó el sonido de unas llaves girando en la cerradura. Era Jisoo, la beta, que entraba al departamento cargando a Taehyung en brazos. El omega estaba evidentemente ebrio y apenas podía mantenerse en pie.

"No te preocupes, Jisoo. Estoy bien, de verdad," murmuraba Taehyung, haciendo un débil intento por enderezarse y mantener la compostura, aunque sus movimientos eran torpes y descoordinados.

"Está bien, Tae," respondió Jisoo mientras lo ayudaba a entrar y cerraba la puerta tras ella. "Nos vemos mañana. Cuídalo Cookie" añadió con una sonrisa.

Una vez que Jisoo se fue, Taehyung se dirigió hacia Jungkook con una sonrisa amplia, claramente bajo los efectos del alcohol. "¡Oh, Cookie! Mi lindo y hermoso gatito, ¿cómo la pasaste hoy? ¿Me extrañaste?" preguntó con una voz arrastrada, agachándose para acariciarlo con manos temblorosas. "Mírate, estás tan lindo como siempre. Hoy te has portado muy, pero muy bien. ¿Sabías que hoy es mi cumpleaños? Quería pasarlo contigo, pero le prometí a Jisoo que saldría con ella a beber, y no quería romper mi promesa," explicó, con las mejillas ruborizadas y una risa nerviosa que escapaba de sus labios entre las palabras.

Jungkook lo observaba en silencio, impactado por el estado en que se encontraba Taehyung. El omega estaba tan borracho que apenas podía mantenerse en pie, "Por favor, que no haga ninguna tontería," pensaba mientras lo seguía con la mirada, su corazón latiendo rápido ante la incertidumbre.

"Es hora de dormir, Cookie. No te preocupes, celebraremos mi cumpleaños mañana," dijo Taehyung mientras se tambaleaba hacia su cama.

"¡Oye!" exclamó Taehyung con voz agria, notando cómo Jungkook se había dado la vuelta. "¿Por qué siempre te volteas cuando te hablo? Eso es muy maleducado."

Jungkook permaneció en la misma posición, sus músculos tensos, sin emitir un solo sonido, como si la queja de Taehyung no lo afectara. Pero el omega no se dio por vencido.

"¡Ven aquí!" dijo, tomando a Jungkook en brazos con una fuerza inesperada. Después de apagar las luces, Taehyung se dejó caer en la cama, acurrucándose junto al gato. Sus ojos, aunque medio cerrados, se encontraron con los de Jungkook, Taehyung amaba los ojos de Cookie, parecían dos pequeñas estrellas . "No me sigas ignorando, Cookie. Cuando me ignoras, mi corazón duele, así que no lo hagas más," susurró, con una sinceridad que el alcohol hacía imposible de ocultar.

¿Ignorar?, se pregunto Jungkook. Se suponía que él no soportaba estar cerca de otras personas, que no le gustaba que lo mandaran, que odiaba que le dijeran qué hacer. No soportaba que nadie tuviera control sobre él, que alguien intentara dominarlo. Siempre había sido él quien dominaba a los demás, quien movía las piezas en el tablero de su vida. Para Jungkook, las personas eran simples peones, juguetes desechables que podía utilizar a su antojo y luego dejar de lado cuando ya no le servían. Pero eso había sido antes... ahora, él era el que estaba atrapado, reducido a ser una mascota. Y no cualquier mascota, sino la de un omega que, desde el principio, había considerado cobarde, despistado, incapaz de valerse por sí mismo. Un omega que no debería importarle en absoluto. Y aun así... ¿por qué se preocupaba por él?

Solo había pasado un mes desde que comenzó a vivir con Taehyung. Había intentado escapar varias veces desde que se recuperó, pero no había podido. Convertido en un gato, su visión del mundo exterior era limitada, y para colmo, no conocía en absoluto la zona donde vivía Taehyung. Estaba perdido, y aunque lograra escapar y encontrarse con su familia, ¿cómo rayos les explicaría su situación?

"Cookie, a partir de mañana me aseguraré de cerrar bien las ventanas," dijo Taehyung con voz somnolienta mientras acariciaba suavemente al gato. "Jisoo me contó que últimamente han estado matando gatos y no quiero perderte, Cookie. Eres muy especial para mí. Haces que mis días ya no sean tan aburridos... haces que mis días sean menos tristes de lo que eran antes."

Jungkook lo escuchaba en silencio, su mente atrapada en un torbellino de emociones contradictorias. "Especial para mí". ¿Cuántas veces había escuchado esas palabras de labios de diferentes hombres y mujeres? Cientos de veces. Y sin embargo, esta vez sentía que era diferente. Tal vez porque Taehyung no se lo estaba diciendo al heredero de una gran fortuna, sino simplemente a Cookie... el gato que había encontrado en un basurero, al que había alimentado y cuidado hasta que se recuperó. La mascota que amaba y protegía, el confidente al que le contaba todas sus inseguridades y secretos. Las palabras de Taehyung sonaban distintas porque eran sinceras, nacidas del corazón, dirigidas solo a Cookie, no al Jeon Jungkook que él había sido.

Ahí, en ese momento, Jungkook comprendió algo doloroso. Esas palabras eran solo para Cookie, el gato, y no para él. No debía confundir las cosas... pero entonces, ¿por qué sentía que algo dentro de él se rompía? ¿Por qué le dolía tanto?

"Cookie, también celebraremos tu cumpleaños," murmuró Taehyung, ya sumido en la somnolencia. "Lo celebraremos juntos, el próximo año, solo los dos. Lo celebraremos el día que te encontré..."

Jungkook lo miraba fijamente, sus ojos felinos clavados en él, mientras Taehyung se desvanecía en el sueño. El omega, ya entre sueños, sonrió suavemente y susurró: "Buenas noches, Cookie..."

En sus sueños, Taehyung se encontraba en un lugar que parecía a la vez extraño y familiar, una realidad que, aunque diferente, lo envolvía con una cálida sensación de déjà vu. Estaba en su cama, rodeado de la suavidad de las sábanas, pero no estaba solo. Un hombre lo abrazaba con firmeza pero con ternura, alguien a quien solo había visto una vez en su vida, pero sobre quien había escuchado innumerables historias. Era Jungkook, el alfa que había vislumbrado a lo lejos en un auditorio, el mismo hombre que había despertado en él un enamoramiento fugaz hace muchos años. ¿Cómo era posible que estuviera en su cuarto, sosteniéndolo con tanta cercanía? El sueño se sentía tan real, tan tangible, que Taehyung no pudo evitar sentirse abrumado por la mezcla de emociones que lo invadían.

Mientras seguía inmerso en ese mundo onírico, Taehyung, casi sin pensar, levantó la mano y, con la delicadeza de quien no quiere romper un hechizo, tocó suavemente el rostro del alfa dormido. Sus dedos recorrieron la suave curvatura de sus mejillas, delinearon sus párpados cerrados y rozaron sus labios. El rostro de Jungkook era impresionante, una combinación perfecta de dureza y suavidad. Su cabello negro caía en mechones sueltos sobre su frente, enmarcando sus facciones con un aire de misterio. Su piel, pálida y tersa, contrastaba de manera exquisita con la oscuridad de su cabello. Si alguien hubiera despertado a Taehyung en ese momento y le hubiera preguntado qué estaba sintiendo, habría dicho que, por segunda vez en su vida, experimentaba esa extraña pero maravillosa sensación que surge cuando te sientes profundamente atraído por alguien, cuando el simple acto de estar cerca de esa persona te hace sentir emociones que no puedes describir con palabras.

Los minutos pasaron en un suspiro, pero en el sueño, cada segundo se sentía eterno. Taehyung, con el corazón latiendo acelerado, volvió a cerrar los ojos, dejando que su cuerpo se acurrucara aún más en los brazos de ese hombre que solo existía en su mente. Inhaló profundamente, llenando sus pulmones con el aroma que tanto le gustaba: un olor a chocolate amargo, tan único y tan embriagador que parecía formar parte de la esencia de Jungkook. En ese instante, todo parecía encajar, como si el universo se hubiera alineado para darle ese momento de paz y felicidad.

Pero, como ocurre con todos los sueños, este también tenía que llegar a su fin. Cuando Taehyung volvió a abrir los ojos, la realidad lo golpeó suavemente. Ya eran las once de la mañana, y junto a él, en lugar del hombre de su sueño, estaba Cookie, durmiendo, acurrucado contra su costado. Taehyung suspiró, sabiendo con certeza que lo que había experimentado no era más que un producto de su mente. Solo había sido un sueño, pero uno tan vívido y lleno de emociones que no podía evitar sentirse un poco más confundido al despertar.

Y por el lado de Jungkook un fuerte dolor empezó a apoderarse de su cuerpo cuando quiso levantarse.

Si fue un sueño?? 🫢

Creo que dos capítulos más para que Jungkook tenga una conexión más fuerte con Tae y de ahí el drama ...prepárense para lo que viene😉❤️
Muchas gracias por las mil vistas y sus comentarios , prometo entregar una buena historia 🥹

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