CAPITULO 5: Aquella Navidad (Parte 2)
Aquella Navidad (Parte 2)
"¿Hoy saldrás temprano?" preguntó Jisoo, mientras revisaba su reloj y echaba un vistazo rápido al comedor del restaurante.
"Sí, le prometí a Cookie que estaría en casa temprano," respondió Taehyung con una sonrisa suave.
"¿Cookie? No me digas que todavía lo tienes," exclamó Jisoo, con los ojos bien abiertos. "La última vez que vi a tu gato, ¡casi me arranca un brazo!" Jisoo era una de las pocas amigas cercanas de Taehyung, a parte de Yoongi, y su relación había comenzado de la manera más casual posible: se conocieron en un bar donde ambos trabajaban como meseros, y por caprichos del destino, ahora compartían empleo en el restaurante de la señora Kang.
"Que conste que te dije que ese gato está endemoniado," continuó Jisoo con un tono divertido, pero un poco dramático. No era la primera vez que hacía este comentario, y la historia detrás de su advertencia aún la hacía estremecerse. Una vez, Taehyung había tenido que salir urgentemente a buscar un trabajo de turno matutino, y le había pedido a Jisoo que cuidara a Cookie por unas horas.
Jisoo, confiada en que un gato no sería un problema, había aceptado sin dudarlo. Pero en cuanto Taehyung cerró la puerta detrás de él, Cookie se había transformado en una criatura completamente distinta. Para Jisoo, esa experiencia fue casi una batalla campal: Cookie la había acechado, maullando con una intensidad casi demoníaca, y no dejó de arañarla cada vez que intentaba acercarse. Al final, Jisoo terminó refugiada en el sofá, observando al gato desde una distancia segura, rezando para que Taehyung regresara pronto.
"Sabes que Cookie no es tan malo," dijo Taehyung, riéndose suavemente al recordar la historia. "Solo tiene una personalidad... fuerte. Y bueno, no todos los días alguien se enfrenta a un gato con tanto carácter."
"Bueno, de todos modos, ten cuidado con ese gato," advirtió Jisoo, su tono se volvió un poco más serio. "Si su dueño lo abandonó, debió ser por una buena razón..."
"Sea cual sea la razón, creo que nadie debería tratar así a los animales," respondió Taehyung con firmeza. "No importa lo que haya pasado, los animales no merecen ser abandonados."
Jisoo asintió, aunque su expresión todavía mostraba cierta duda. "Tienes razón, pero eso no cambia el hecho de que ese gato casi destrozó mi hermoso rostro con sus garras," dijo, intentando mantener un tono ligero aunque el recuerdo seguía siendo un poco amargo para ella.
"En fin, hoy me quedaré hasta la madrugada," continuó Jisoo, cambiando de tema. "La señora Kang me dijo que no habría problema y, además, me pagará por las horas extras. Necesito el dinero, así que me viene bien."
Taehyung la miró con curiosidad. "¿No saldrás con tu pareja para Navidad?" preguntó, extrañado por su decisión de trabajar en una noche tan especial.
"No hay razón para salir," respondió Jisoo, su voz teñida de un poco de tristeza. "Terminó conmigo anoche, justo antes de Navidad. Qué desgraciado, ¿verdad?"
Taehyung sintió una punzada de empatía por su amiga, pero antes de que pudiera decir algo, Jisoo continuó. "Y además, ya sabes que soy huérfana," añadió con una leve sonrisa, tratando de quitarle importancia. "Ni siquiera tengo una familia con la que pasar la Navidad... Pero no me quejo, al contrario, creo que es lo mejor que me podría haber pasado. Ahora puedo concentrarme en lo que realmente importa y no tengo que fingir que me importan las luces y los regalos."
"¿No quieres pasar la Navidad conmigo?" preguntó Taehyung. Sabía muy bien la historia de Jisoo, y entendía el dolor que ella ocultaba tras su fachada alegre. Jisoo había sido abandonada de bebé en el baño de un hotel, y jamás se supo quiénes fueron sus padres. Creció en un orfanato, pero a los dieciocho años decidió escapar cuando una familia intentó adoptarla. Jisoo no quería una familia, no después de todo lo que había vivido. Era una realidad que Taehyung conocía bien, aunque en su caso, siempre había anhelado algo diferente.
"No, Tae," respondió Jisoo, negando con la cabeza. "Si regreso a tu casa, estoy segura de que tu gato me echaría a patadas, o a arañazos, más bien. No quiero arriesgarme. Estoy bien así, de verdad. Además, ya te dije, estaré trabajando y eso me mantendrá ocupada. Pero te prometo algo," añadió con un destello de entusiasmo en su voz. "Te acompaño para tu cumpleaños, ¿te parece? Está cerca, ¿verdad? Ese día beberemos hasta desmayarnos, y yo invito las copas."
Taehyung no pudo evitar sonreír ante la propuesta. "Jisoo, te he dicho varias veces que no es necesario que me regales algo por mi cumpleaños," dijo, aunque en el fondo agradecía el gesto.
"Déjame hacerlo esta vez," insistió Jisoo, con esa terquedad que Taehyung conocía tan bien.
"Está bien," cedió él finalmente, sabiendo que no podría convencerla de lo contrario. "Gracias, Jisoo. Será un cumpleaños inolvidable, gracias a ti."
"Oye, más bien," continuó Jisoo, "sé lo mucho que te encanta la Navidad. ¿Por qué no regresas a casa ahora? Yo cubriré el resto de tu turno, y más adelante me devolverás el favor." Le lanzó una sonrisa cálida, que Taehyung agradeció profundamente.
Eran ya las nueve de la noche, lo que significaba que podría pasar más tiempo con Cookie si se iba ahora. La idea de estar en casa, en compañía de Cookie, lo llenaba de felicidad.
"Gracias, Jisoo," dijo el Omega, profundamente agradecido. Con rapidez, se quitó el uniforme, y con mucha cautela, se aseguró de que la señora Kang no lo viera. Luego, salió del restaurante y se dirigió a su casa con el corazón ligero.
Por fin estaría con Cookie.
Cookie finalmente se había rendido con la estúpida polera. No había remedio, por más que lo intentara, no podía quitársela. Además, aunque no lo admitiera abiertamente, no era tan mala. En Corea era invierno, y aunque Jungkook solía ser un alfa fuerte y resistente, ahora, en el cuerpo de un gato, había experimentado el frío de una manera que nunca antes había sentido. Tal vez por eso pasaba tanto tiempo durmiendo en la cama de Taehyung, aprovechando el calor que emanaba de las mantas y, de paso, impregnándose del suave aroma a lirios que flotaba en las sábanas.
Pero, a pesar de todo, la polera seguía siendo humillante. No había forma de que pudiera reconciliar su orgullo con la idea de estar vestido de esa manera, por mucho que el invierno azotara las calles de Seúl.
Cookie escuchó el sonido familiar de la puerta abriéndose. Taehyung estaba de vuelta. Si no quería que le pusieran esa maldita gorra navideña, tendría que darle a Taehyung una bienvenida como lo haría cualquier gato normal. Pero, ¿cómo se supone que debía actuar? ¿"Miau"? Jungkook casi se estremeció solo de pensarlo. Normalmente, solo emitía esos sonidos cuando las cosas no salían como él quería o cuando estaba molesto. Pero ahora, ¿qué se suponía que debía hacer para recibir al Omega de una manera que no solo evitara la gorra, sino que también lo complaciera?
"Vaya, Cookie, parece que sigues ignorándome..." comentó Taehyung con una sonrisa juguetona en el rostro. "Tal parece que no aprendiste tu lección. Será mejor que cambies esa actitud antes de la medianoche." Se inclinó un poco hacia el gato, sus ojos brillando. "Si te preguntas por qué llegué temprano, fue gracias a Jisoo. ¿La recuerdas? Mi amiga que te cuidó antes de que consiguiera el trabajo en el call center. Y para nada fuiste amable con ella."
¿La beta? Esa chica que se la pasaba gritando como loca... Ja. A Jungkook no le importaba lo más mínimo lo que Taehyung dijera sobre esa chica; ella había sido un inconveniente en su momento, nada más.
Con la gracia que todavía podía mantener, Cookie se movió hasta la mesa, saltando ágilmente a una de las sillas y sentándose con un aire casi regio. Esperaba que Taehyung entendiera la indirecta y le sirviera la cena de inmediato.
"¿Quieres comer ya? No, no, la cena se come después de la medianoche." Taehyung negó con la cabeza, reprendiéndolo con suavidad. Antes de que Jungkook pudiera procesar lo que estaba pasando, el Omega lo levantó de nuevo y lo llevó consigo al pequeño dormitorio.
Jungkook comenzó a sentir una creciente incomodidad. Sabía muy bien lo que estaba por suceder: Taehyung se cambiaría de ropa frente a él. A lo largo del tiempo que habían convivido, Jungkook, por respeto, había evitado mirar cuando el Omega se desnudaba. No es que no hubiera tenido oportunidades; cada noche, cuando Taehyung llegaba a casa cansado del trabajo, se cambiaba de ropa sin importarle la presencia de Cookie. Pero Jungkook, que aún conservaba su dignidad humana, siempre apartaba la mirada o le daba la espalda, evitando cualquier situación embarazosa.
Ver a Taehyung desnudo en esas circunstancias era algo que Jungkook no podía permitirse, no solo porque era un hombre atrapado en el cuerpo de un gato, sino también porque, en el fondo, sabía que era una violación a la intimidad del joven Omega. Mientras Taehyung comenzaba a desabotonarse la camisa, Jungkook giró la cabeza bruscamente, fingiendo un súbito interés en una pelusa en el suelo. Aunque su situación era ridícula, una parte de él seguía aferrándose a la poca decencia que le quedaba.
"Cookie, ¿puedes creer que este mes bajé un poco de peso?" comentó Taehyung, mientras se quitaba la ropa para meterse a la ducha. "Jisoo también me lo dijo. Supongo que tener dos trabajos te agota de alguna manera, ¿no crees?"
Jungkook, sabía la verdadera razón detrás de la pérdida de peso del Omega. No era solo el cansancio de los dos trabajos, sino que Taehyung apenas comía. El Omega estaba tan ocupado que rara vez se sentaba a disfrutar de una comida completa. Y cuando lo hacía, se alimentaba de golosinas como galletas de chocolate, su debilidad. Jungkook lo sabía porque cada noche, cuando Taehyung regresaba a casa y él fingía que estaba dormido, el joven siempre traía consigo un paquete de esas galletas y lo comía antes de finalmente irse a dormir.
Taehyung no cuidaba bien de su salud, pero siempre se aseguraba de que Jungkook comiera bien. Aunque había días en los que el Omega apenas probaba bocado, nunca faltaba comida para él. Al principio, a Jungkook no le importaba. ¿Por qué le habría de importar si el Omega comía o no? Pero con el paso de las semanas, había comenzado a preocuparse por él, aunque nunca lo admitiría ni a sí mismo.
"Jisoo me recomendó una crema para tratar las espinillas que tengo en el rostro," continuó Taehyung, observándose en el espejo con una expresión pensativa. "Tal vez pueda comprarla... cuando me paguen el próximo mes..." Sus palabras se fueron apagando, y su mirada se volvió algo triste. "Aunque, ¿sabes, Cookie? Creo que ni siquiera eso borrará el hecho de que soy un Omega poco atractivo para los demás..."
Taehyung sonrió con melancolía, susurrando las últimas palabras como si apenas se atreviera a pronunciarlas. Pero Jungkook, con sus sentidos agudizados, las escuchó perfectamente. Pero como siempre no dijo nada.
Las siguientes horas parecían esfumarse como el humo en una noche de invierno, dejándole a Taehyung la sensación de que los momentos felices siempre se desvanecían demasiado rápido. Después de la ducha y ya vestido, entre risas y conversaciones triviales, el Omega decoraba galletas de chocolate, involucrando a Cookie en sus preparativos navideños. Aunque el gato intentaba mantenerse indiferente, terminó con un delantal diminuto atado alrededor de su cuerpo felino, mientras Taehyung insistía en que no se ensuciara. El Omega incluso lo hizo presionar su patita en una galleta, dejando una pequeña huella en la masa dulce, como un sello de su improbable colaboración.
Más tarde, Taehyung encendió la televisión, y mientras decoraban un pastel con crema chantillí y fresas, Cookie no pudo evitar participar, aunque fuera solo como espectador. Observó con algo de incredulidad cómo el Omega lloraba desconsolado frente a un dorama porque la protagonista no terminó con el amor de su vida. Desde el punto de vista de Jungkook, todo era completamente ridículo, pero había algo en la pureza de esas emociones que resultaba... encantador, tal vez incluso un poco gracioso. Taehyung, con su corazón en la manga, no ocultaba nada, y en su dolor, había una especie de inocencia que Jungkook no podía ignorar.
Después de que las galletas y el pastel estuvieron listos, Taehyung los llevó al sofá, donde ambos se acurrucaron para disfrutar de una película navideña. Compartieron los dulces en silencio, inmersos en la calidez de la compañía mutua. Era un simple acto de celebración, pero para Taehyung, era mucho más que eso. En su corazón, agradecía la compañía de Cookie, su silencioso pero constante compañero. A medida que la noche avanzaba, y el reloj marcaba la medianoche, los dos se acercaron a la ventana para admirar los fuegos artificiales. Las luces multicolores explotaban en el cielo, reflejándose en los ojos brillantes de Taehyung, que contemplaba el espectáculo con una sonrisa llena de esperanza.
Jungkook, por otro lado, experimentaba una mezcla de sentimientos que no terminaba de comprender. ¿Así se sentía la Navidad? Se preguntó a sí mismo, observando cómo las chispas iluminaban la oscuridad. Había algo en esa noche, algo en la forma en que Taehyung lo hacía sentir bienvenido y querido, que le tocaba una fibra sensible, una que él creía haber olvidado. Cuando los fuegos artificiales finalmente se apagaron, los dos volvieron al interior, donde compartieron la cena. Taehyung saboreaba sus tallarines rojos con satisfacción, mientras Cookie, o más bien Jungkook, disfrutaba de su filete, aunque lo que verdaderamente apreciaba era la atmósfera de calidez y afecto que Taehyung había creado.
Para Taehyung, esa Navidad era un día que nunca olvidaría. Aunque su familia no estuviera presente, no se sentía solo. Tenía a Cookie, su compañero fiel, el gato que había planeado tener a su lado para siempre. No importaba que su vida no fuera perfecta, o que sus sueños de encontrar un alfa y formar una familia parecieran lejanos. En ese momento, todo lo que Taehyung deseaba era la felicidad que Cookie le brindaba.
"Mi deseo, Cookie, es ser feliz junto a ti este año. No necesito nada más," dijo Taehyung con una sonrisa suave. "Siempre soñé con tener un alfa que me amara y formar una familia, pero ahora sé que eso no es lo importante. Lo importante eres tú. Aunque a veces seas un gato gruñón y poco amable, sé que en el fondo me aprecias, y eso es todo lo que me importa. Como te dije la primera vez que te vi, siempre cuidaré de ti."
Con esas palabras, Taehyung le dio un beso en la cabeza a Cookie antes de dirigirse a su cama. Jungkook, por su parte, no dijo nada. ¿Qué podía decir? A pesar de su experiencia, de haber probado los labios de muchos antes, este gesto, tan simple y puro, lo dejó desconcertado. No porque fuera un beso en sí, sino porque venía de Taehyung. El Omega había tocado una parte de su corazón que Jungkook no quería reconocer. Sacudió la cabeza, intentando ignorar esos sentimientos que comenzaban a brotar dentro de él. No podía permitirse albergar sentimientos por ese Omega, no cuando estaba atrapado en el cuerpo de un gato, sin saber si alguna vez podría escapar de esa situación. Pero, en el fondo, sabía que algo en él ya había cambiado, y eso lo inquietaba más de lo que quería admitir.
Que creen que suceda en los próximos capítulos??😚🫢❣️
Prepárense para el capítulo 6 les tengo una pequeña sorpresa 🫢❤️
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