CAPÍTULO 14: Ella
Ella
-Ya pasó más de tres días, y Taehyung nunca contestó mi mensaje -resopló Jennie, visiblemente frustrada.
-Sigue siendo el mismo testarudo de siempre, pero no te preocupes -respondió Hajoon, sentándose a su lado-. Ese cretino regresará tarde o temprano. No tiene adónde ir. La última vez que lo vi, estaba trabajando en un restaurante ambulante. ¿Puedes creerlo? Sigue siendo el mismo fracasado de siempre. No ha logrado absolutamente nada en la vida. Tiene un trabajo que no vale para nada, y el lugar donde vivía... ¡era repugnante! No sé cómo podía soportar algo así.
Hajoon hizo una pausa y continuó:
-Ya te lo he dicho antes, Taehyung siempre vuelve. No tiene otra opción, es un alma perdida que siempre acaba necesitando ayuda. Siempre lo ha sido, y no va a cambiar ahora.
-Como un cachorrito necesitado de amor -respondió Jennie con un tono despectivo mientras jugueteaba con su teléfono-. Pobre... nunca tuvo suerte en la vida. Dejar la carrera de economía fue una de las decisiones más tontas que pudo haber tomado. Si no lo hubiera hecho, su situación sería muy diferente ahora. Al menos tendría un futuro medianamente estable, pero parece que a Taehyung le gusta hundirse en su propia miseria.
-Ese niño siempre trajo problemas, nunca soluciones -afirmó Hajoon con severidad, cruzando los brazos-. Siempre ha sido una carga para esta familia. Y ahora que su departamento quedó arruinado, somos tu padre y yo quienes tenemos que mantener. Es otro gasto más para nosotros, como si no tuviéramos ya suficientes preocupaciones. Nos hemos sacrificado tanto por ti, y ahora tenemos que ocuparnos de él también.
Hajoon se levantó con lentitud, caminando hacia el comedor, pero antes de salir de la sala, se giró hacia Jennie.
-De los dos, Jennie, tú siempre fuiste la hija de la que me siento orgullosa. Siempre supiste lo que querías y luchaste por ello. El sacrificio que tu padre y yo hicimos por ti ha valido la pena. Espero que cuando te cases con Doyun, recuerdes todo lo que hicimos por ti y lo recompenses. Sabemos que harás que esta familia siga brillando.
-Descuida, mamá -respondió Jennie con una sonrisa satisfecha-. Todo lo que consiga con este matrimonio será para ustedes también. Doyun es un buen alfa, y ha estado comprándome todo lo que quiero desde que se convirtió en director ejecutivo. ¿Puedes creer que me dijo que nos iríamos a Hawái para la luna de miel? ¡Es tan romántico! No puedo esperar a que llegue el día de la boda. Estoy tan emocionada por todo lo que nos espera juntos.
-Todos lo estamos, querida -contestó Hajoon con orgullo-. ¿Ya terminaste con los preparativos de la boda?
-Sí, todo está listo -dijo Jennie, enderezándose en su asiento-. En tres semanas estaré casada, y con eso mi vida estará completamente realizada. Lo tendré todo: un buen esposo, una buena vida... todo lo que siempre soñé. Es una pena que mi hermanito no haya tenido la misma suerte. Tal vez debería ayudarle a conocer a alguien. ¿Viste cómo estaba la última vez que lo vimos? Era un desastre.
Hajoon soltó una risa.
-Definitivamente, Taehyung no heredó los genes de la familia Kim. Es un omega desastroso. Pero bueno, al menos sé que, cuando tu padre y yo seamos ancianos, él será quien nos cuide. Créeme, no va a encontrar a ningún alfa que lo quiera. No con ese aspecto.
-Es verdad -dijo Jennie, suspirando con aire derrotado-. Nadie querría a un omega como el. Que lástima...
Y no estaba mintiendo. Desde que era niña, Jennie siempre supo que era diferente a su hermano, y lo confirmó cuando entró a la escuela. Siempre elogiada por su belleza, inteligencia y talento artístico, Jennie era la estrella dondequiera que fuera, siempre la reina, el centro de atención. A diferencia de Taehyung, su hermano menor, quien nunca fue elogiado por su apariencia física, no destacaba por su inteligencia y era terriblemente tímido, callado e introvertido. Además, siempre fue muy llorón. Cuando los compañeros de Jennie le preguntaban si conocían a Taehyung, ella siempre respondía que no. Y si le preguntaban si tenía un hermano, ella simplemente decía que sí, pero que estudiaba en otra escuela. No quería que la relacionaran con ese pobre niño feo que nadie quería.
Todo se volvió más notorio cuando entraron a la secundaria. Jennie se convirtió automáticamente en la reina de la escuela: popular, inteligente, hermosa, atlética e ingeniosa. Su mundo se pinto de rosa. Fue en esa etapa donde Jennie experimentó muchas cosas: ir a fiestas, tener su primer novio, salir con amigas... No podía quejarse de su vida en la secundaria ni en la preparatoria. Pero a diferencia de ella, Taehyung nunca cambió. Seguía siendo el mismo: callado, llorón, débil y para nada brillante. Un día, Jennie intentó darle un cambio de imagen, pero, a decir verdad, ni el maquillaje hacía maravillas. A pesar de vestirse mejor, seguía siendo el mismo. Era un omega feo, con kilos de más y lleno de granos que no le favorecían. A Jennie le daba vergüenza decir que era su hermano.
Jennie lo observaba a menudo escribir en su diario, especialmente en esos momentos en los que lo veía llorar. Y no pudo evitar sentir curiosidad por lo que su hermano escribía en aquellas páginas, y un día decidió leerlo. Al hacerlo, simplemente sonrio con desdén.
"Deseo algún día tener un alfa que me cuide y me ame. Tener hijos con él, y lindas mascotas, tal vez un gatito y un hermoso perrito en una bella casa..."
Era increíblemente patético. Taehyung soñaba con lo inalcanzable. En un lugar como Corea, desear algo así, teniendo el aspecto que él tenía, era una misión imposible, completamente imposible. Jennie no necesitaba leer más para entender el ridículo que era ese sueño. Aunque, de una vez en cuando, volvía a leer el diario de Taehyung, especialmente cuando notaba que su hermano estaba más callado y perdido que de costumbre. Por aquellos días, cuando él aun estaba en la universidad, parecía más distante, con la mirada ausente y una actitud aún más retraída. Era evidente que algo andaba mal. ¿Quizás le gustaba alguien?
En la secundaria, Taehyung había sido objeto de burlas crueles cuando, en un arranque de valentía, le confesó su amor a un alfa de su clase. Ese día, cuando Jennie regresó a casa, pudo escuchar claramente a su hermano llorando en su habitación, diciendo entre sollozos que nunca más se volvería a enamorar. Pero, al parecer, ese sentimiento no duro mucho, porque lo que leyó nuevamente en su diario solo le provocó pena... y más vergüenza ajena.
"Jungkook es lindo..."
Taehyung seguía soñando con lo imposible. ¿Jeon Jungkook? Incluso para Jennie, alguien como Jungkook estaba fuera de su alcance, por mucho que lo deseara. Era absolutamente ridículo que Taehyung pudiera pensar siquiera en tener una oportunidad con alguien así. En realidad, Taehyung daba lástima.
-Voy a buscar a tu hermano la próxima semana. Necesito que alguien cuide y limpie esta casa. Créeme, a mi edad ya no puedo hacer todo esto sola -dijo Hajoon.
Jennie la miró con una sonrisa.
-Con mucho gusto te acompañaré, mamá. Además, quiero decirle a Taehyung lo agradecida que estaré si acepta ser el padrino de mi bebé.
¿Siempre fue bueno huyendo de los problemas? Sí, siempre lo fue. Taehyung había sido llamado cobarde en más de una ocasión, y tal vez ahora lo estaba siendo de nuevo. Huir, pero ¿porque?
Después de despertar y tener esa breve pero reveladora conversación con Jungkook, decidió pasar la noche en el departamento del alfa, más precisamente en su habitación. La cama de Jungkook era espaciosa y acogedora, y desde allí Taehyung pudo percibir con más profundidad ese olor a chocolate amargo que tanto lo fascinaba. Pero más allá del aroma, tuvo la oportunidad de observar con más detalle el entorno que lo rodeaba. Había muchos estantes llenos de libros, más de los que había imaginado. Parecía que Jungkook era una persona que disfrutaba tanto de la lectura como de la música, ya que también encontró una guitarra apoyada en una esquina. Aparte de eso, el cuarto era amplio, elegante y todo estaba impecablemente ordenado. Realmente estaba en la guarida de un alfa... en la guarida de Jungkook.
Taehyung no quiso preguntar por qué había lirios en la habitación. No quería hacerlo. ¿Acaso Jungkook ya se habría dado cuenta de que los lirios eran su aroma? ¿O tal vez solo era una coincidencia? No lo sabía, y, para ser honesto, prefería no saberlo. Sin embargo, una pequeña ilusión se alojaba en su pecho: tal vez el alfa tenía esas flores porque le recordaban a él. Oh, rayos... En ese instante, su rostro comenzó a enrojecerse visiblemente. En lo poco que había conversado con Jungkook, Taehyung no podía negar que el alfa era extremadamente atractivo, incluso más que en sus sueños. ¡Y realmente lo había abrazado! A Taehyung le hubiera gustado hablar más con Jungkook después de esa conversación, pero la noche ya había caído, y el alfa le sugirió que lo mejor sería descansar. "Mañana podremos hablar más", había dicho con su voz profunda, antes de salir de la habitación. Pero, antes de marcharse, le trajo una bandeja con comida, un gesto que hizo que el corazón de Taehyung latiera con más fuerza.
Cuando Taehyung comenzó a comer, sintió el peso de la mirada de Jungkook sobre él. El alfa lo observaba con detenimiento, analizando cada movimiento que hacía, cada bocado que tomaba. Era una situación tan incómoda y embarazosa que Taehyung optó por terminar de comer lo más rápido posible. La intensidad de aquella mirada lo hacía sentir increíblemente nervioso. Sus mejillas estaban al rojo vivo, como dos cerezas maduras, y el calor no parecía disminuir en ningún momento.
Cuando por fin terminó, apenas fue capaz de levantar la vista. Le entregó la bandeja a Jungkook con torpeza, impidiendo mirarlo a los ojos, y luego se lanzó sobre la cama, fingiendo que dormía para escapar de la vergüenza. Mientras lo hacía, su corazón latía desbocado, luchando por calmarse, aunque sabía que estaba lejos de poder dormir con tranquilidad esa noche. Pero todo cambió al día siguiente.
Cuando Taehyung despertó, no fue Jungkook quien apareció ante él. En su lugar, un hombre desconocido lo saludó con una sonrisa amable, informándole que Jungkook había salido temprano debido a asuntos de trabajo. Taehyung no pudo evitar soltar un suspiro, sintiendo una leve punzada de engaño. En su mente, había estado esperando ver al alfa para aclarar todo lo que lo inquietaba.
Realmente quería hablar con Jungkook. Había tantas preguntas que lo atormentaban, tantas dudas que necesitaban respuestas. ¿Por qué lo había traído aquí? ¿Qué significaba todo lo que había sucedido entre ellos? ¿Qué fue exactamente lo que paso esa noche? Esas interrogantes lo asfixiaban, y necesitaban resolverlas, pero para eso, tendría que esperar.
Grave error.
Mientras esperaba, decidió explorar un poco más el lujoso departamento del alfa. Lo que vio lo dejó sin palabras. El lugar era simplemente impresionante. Las habitaciones estaban decoradas en tonos blancos y grises, con muebles modernos y elegantes que parecían sacados de una revista. Taehyung recordó haber visto esos muebles en comerciales de televisión, y sabía que costarían al menos cinco mil dólares cada uno. Decir que estaba asombrado sería quedarse corto; lo que más le sorprendía era lo extravagante que podía ser la vida de Jungkook en comparación con lo que él había tenido que vivir.
Recordó su antiguo departamento, ese pequeño espacio donde ambos habían compartido momentos. Ahora se sentía avergonzado, preguntándose qué habría pensado Jungkook cuando lo llevó a su diminuto apartamento el día que lo encontró. "Mi antiguo departamento no se compara nada con este", pensó, lleno de de tristeza y vergüenza.
Finalmente, decidió volver al cuarto de Jungkook para descansar un poco más. Su herida comenzaba a molestarle, y lo único que quería era echarse un rato en esa cómoda cama. De vuelta en la habitación, se dedicó una vez más a observar todo con atención. Era curioso pensar que esa habitación era del tamaño de todo su antiguo departamento. Fue entonces cuando lo vio. Un papel arrugado con un lazo rojo tirado en el fondo de la habitación, casi invisible.
Taehyung se detuvo por un momento. Sabía que no debía tocar nada que no le perteneciera, especialmente algo que claramente era personal de Jungkook. Sin embargo, la curiosidad comenzó a crecer dentro de él, invadiendo su mente. ¿Qué sería ese papel? ¿Por qué estaba arrugado y escondido de esa manera? Su deseo de saber fue más fuerte que su prudencia, y sin pensarlo demasiado, se acercó y tomó el papel en sus manos.
Con sumo cuidado, alisó la hoja, deshaciendo los pliegues que la habían arrugado. Al leer las palabras impresas, sintió que el aire abandonaba sus pulmones: Jeon Jungkook y Park Lisa . Era una invitación de boda.
"Y recuerda, Taehyung, no hay nada más bajo que involucrarse con un hombre casado. Si alguna vez sientes atracción por alguien que ya está comprometido, lo mejor es alejarte."
Un escalofrío recorrió su espalda. Taehyung sabía que ese día llegaría, lo había escuchado en rumores, visto en las noticias, sabía que Jungkook y Lisa estaban comprometidos. Sabia que se casarían. Ver esa invitación en sus manos lo tocó como un balde de agua fría.
¿Que rayos estaba haciendo?
De repente, todo lo que había estado sintiendo hacia Jungkook se desmoronó. Las noticias sobre su amor por Lisa habían circulado por todas partes, los medios siempre hablaban de ellos como la pareja perfecta, destinada a estar juntos. Incluso Jungkook había declarado en múltiples ocasiones lo mucho que amaba a Lisa.
"Siempre amé a Lisa, desde que la vi por primera vez... supe que era la correcta."
¿Por qué se había encariñado tan rápido con Jungkook? ¿Era por Cookie? Quizás. Después de todo, al descubrir que el gato que había cuidado durante meses era en realidad Jungkook, un cariño profundo había crecido sin darse cuenta. Lo apreciaba, lo quería. Pero ahora sabía que Jungkook no era solo un gato, era un hombre.
Y ahora... Jungkook iba a casarse. ¿Deberías felicitarlo? Después de todo, había cuidado de Cookie como si fuera parte de su vida. Lo lógico sería desearle lo mejor. Pero, entonces ...¿Porque lloraba?
"¿Por qué estoy tan sensible últimamente? ¿Por qué siempre termino llorando? ¿Por qué me pasa esto?" Taehyung se preguntaba. Por unos momentos, había olvidado completamente la existencia de Lisa, la mujer a quien Jungkook realmente amaba. Y ahí estaba él, reclamando en silencio por algo que nunca le había pertenecido. "Soy un idiota"
¿Bastaron solo unas horas para que ese alfa empezara a interesarte, verdad? Otra vez caíste, Taehyung, ¿no es así?
-Sí -susurró Taehyung, respondiendo casi inconscientemente a esa voz que lo decía en su mente mientras las lágrimas seguían corriendo por su rostro. Seguía mirando la invitación, esa invitación que había hecho que toda su fantasía se desmoronara. Además, era casi la misma fecha que la boda de Jennie, otra ironía del destino.
Debía irse a Daegu, debía hacerlo. En su corazón, Taehyung sabía que quería preguntarle tantas cosas a Jungkook: "¿Cómo llegaste a esa bolsa?", "¿Cómo es que puedes transformarte en gato y en pantera?", "¿Quién eres realmente, Jungkook?" Pero ahora, todas esas preguntas parecían irrelevantes. Quizás podrían hablar de ello algún día... o quizás nunca lo harían. Lo único que Taehyung sabía en ese momento era que Jungkook había cuidado de él, y más allá de eso, probablemente sus vidas volverían a separarse, cada uno seguiría su propio camino.
De pie frente al espejo, Taehyung se miró a sí mismo. La realidad lo golpeó de nuevo: él no estaba al nivel de Lisa. No podía compararse con ella. Lisa era hermosa, perfecta, la pareja ideal para alguien como Jungkook. Ella se lo merecía.
No somos lo suficiente buenos para el, vivimos en mundos diferentes...nunca seré lo suficientemente bueno.
Si, Taehyung estaba muy sensible...
-Lo sabía, siempre lo supe -susurró Taehyung, con la voz quebrada por el dolor-. Desde el primer momento en que lo vi...
Con las manos temblorosas, Taehyung intentó secarse las lágrimas, pero estas seguían brotando sin control. Por más que lo intentara, no podía detenerlas. Con un nudo en la garganta, recogió apresuradamente sus pocas pertenencias. Sabía que no podía quedarse ni un segundo más. Aprovechando un momento de distracción del hombre que custodiaba el departamento, salió corriendo sin pensarlo dos veces. Los gritos de aquel hombre resonaron detrás de él, llamándolo insistentemente, pero Taehyung no se detuvo.
Corrió hasta que encontró un taxi, y al subir, el dolor en su pecho se intensificó. Sentía que había hecho mal, que no debería haber huido de esa manera, sin siquiera dejar una palabra de despedida para Jungkook. Pero, ¿qué más podía hacer? Sabía que si se quedaba un minuto más, si llegaba a verlo una vez más, aunque fuera solo un instante... jamás tendría la fuerza para alejarse de él.
"Soy un cobarde", pensó, con el corazón roto.
-¡Ay, Bogum! Qué bueno que llegaste. Taehyung está desaparecido desde hace cuatro días. Estoy desesperada, esto es muy extraño -Jisoo hablaba rápido, casi al borde del pánico-. Hace tres días, unos hombres vinieron y se llevaron todas las cosas de Taehyung de mi casa. Dijeron que eran de la mudanza, que Tae los había contratado para que todo lo llevaran a Daegu. Pero él...No me contesta las llamadas, y eso me tiene muy mal. ¿Y si le pasó algo? ¿Y si no está bien?
-Espera, tranquila -Bogum trató de calmarla, viendo cómo Jisoo estaba a punto de tener un ataque de pánico-. ¿Estás seguro de todo esto? La última vez que hablamos, me dijiste que Taehyung necesitaba un tiempo a solas, que después de todo lo que había pasado, necesitaba estar tranquilo. ¿No crees que simplemente se fue para buscar la paz? Ha pasado por mucho... Yo tampoco he hablado mucho con él desde aquella salida que tuvimos, pero es lógico que quisiera empezar de nuevo. Perdió todo lo que tenía, y quizás este sea su modo de hacerlo.
-Sí, lo sé... Perdió mucho, pero ¿irse sin despedirse? Eso no es algo que él haría. Lo conozco bien, siempre se despide, al igual que Yoongi.
-¿Yoongi? -Bogum la miró intrigado-. Me habías dicho que ese alfa también era amigo cercano de Taehyung.
-Sí, también era mi amigo -Jisoo bajó la voz, con tristeza-. Pero después de que consiguió un trabajo extraño... casi no lo vimos más. Seguía en contacto con él por el tema de Taehyung, se suponía que vendría a visitarlo hace semanas, pero nunca lo hizo. Intenté llamarlo, enviarle mensajes, pero nunca respondió. Desapareció. Incluso su familia lo reportó a la policía. Ayer, su familia me llamó... Están en la ruina. La policía les dijo que Yoongi podría haberse escapado al extranjero por una gran deuda con el banco, pero... no puedo creerlo. Él nunca haría algo así, ¡nunca!
Jisoo hizo una pausa, su voz temblando.
-Primero fue Yoongi, y ahora Taehyung... ¿Qué está pasando? No me preocupé tanto por Yoongi porque siempre fue así, desaparecía a veces por ese trabajo. Pero lleva un mes sin dar señales de vida y con todo lo que dijo la policía... Y ahora Tae también se fue...
-¿Y si está en Daegu? Jisoo, por favor, tranquilízate. Respira -dijo Bogum, tratando de calmarla-.
-No puedo, Bogum. Eres el único en quien confió. Por favor, préstame dinero para ir a Daegu. Solo quiero saber si Taehyung está bien, si realmente está allá...
Bogum suspiro profundamente, tratando de calmarse antes de hablar.
-Está bien, te llevaré -dijo en un tono más suave-. Pero primero, tienes que tranquilizarte. Respira hondo, todo va a salir bien. Estoy seguro de que Taehyung está bien. Lo encontraremos, ¿de acuerdo? Luego veremos el caso de tu amigo.
Jisoo, aún inquieta, se apresuró a prepararse para salir del departamento, pero antes de que pudiera abrir la puerta, un suave sonido desde el pasillo la detuvo. Bogum fue hacia la entrada y, al abrir rápidamente, quedó perplejo al ver a Taehyung allí.
-¿Tae? -exclamó Bogum, sorprendido. Sin pensarlo dos veces, se quitó el abrigo y lo colocó sobre los hombros temblorosos de Taehyung-. ¿Estás bien? ¿Qué te pasó?
Taehyung temblaba visiblemente, su piel pálida y los labios apenas capaces de formar palabras coherentes.
-Y-yo... -murmuró con dificultad, su voz apenas un susurro quebrado por el frío y el agotamiento.
-Estás helado... ¿Qué te hicieron? -preguntó Bogum, preocupado, envolviéndolo en sus brazos, intentando encontrar respuestas en la mirada vacía y distante de Taehyung.
Antes de que pudiera decir algo más, Jisoo corrió hacia ellos y lo abrazó con fuerza, sus ojos llenos de angustia y alivio a la vez.
-¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! -exclamó con la voz temblorosa, reprimiendo las lágrimas-. ¡Te fuiste sin avisar! ¿Sabes lo preocupada que estaba? No vuelvas a hacerme algo así nunca más, ¿me oíste? -le dijo, su abrazo apretado, tratando de transmitir todo lo que sentía en ese instante.
Taehyung, aún en estado de shock, apenas pudo susurrar una respuesta:
-S-sí... Lo siento... Solo me fui por unos días. V-vine a despedirme... me voy de Seúl -respondió Taehyung con voz temblorosa.
-¿Así nada más? -preguntó Jisoo, aún incrédula-. Tae, por favor, dime, ¿dónde estuviste estos días? ¿Qué pasó?
-Es difícil de explicar... -murmuró Taehyung, sintiéndose cada vez más abrumado. Sus palabras se volvieron cada vez más incoherentes mientras su cuerpo comenzaba a tambalear, incapaz de mantenerse en pie-. Ya habrá tiempo para hablar...
Pero antes de que pudiera completar su frase, Taehyung se desvaneció, cayendo pesadamente en los brazos de Bogum. Su mente, al borde de la inconsciencia, solo pudo aferrarse a un pensamiento desesperado: debía irse.
Taehyung había estado inconsciente durante varias horas, sumido en un sueño profundo que lo mantenía ajeno al paso del tiempo. La noche había caído por completo, y el reloj se acercaba peligrosamente a las nueve cuando Jisoo, aunque más tranquila, se dio cuenta de que debía irse al trabajo. El alivio que sentía al saber que Bogum estaba allí, cuidando de Taehyung, la reconfortaba lo suficiente como para marcharse.
Miró a Bogum, quien permanecía sentado junto a Taehyung, vigilante, y tras un breve suspiro, tomó una decisión firme.
-Por favor, cuida de él. No lo pierdas de vista ni un segundo -dijo Jisoo-. Y si despierta, trata de convencerlo de que se quede aquí esta noche. Pero si no se despierta... solo quédate con él, no lo dejes solo, ¿de acuerdo?
Bogum asintió con seriedad. Jisoo confiaba en él, y no planeaba fallarle. Mientras ella se preparaba apresuradamente para irse, el ambiente en el departamento se llenaba de una tensa calma. Sabía que Taehyung necesitaba reposo, pero también sabía que el verdadero problema iba mucho más allá del agotamiento físico.
Minutos después, la puerta se cerró suavemente tras la salida de Jisoo, y Bogum quedó solo con Taehyung, que aún dormía en el sofá, con el rostro pálido y las cejas fruncidas, como si en su inconsciencia reviviera pesadillas que no podía escapar. Bogum lo observaba, preocupado. ¿Que había ocurrido?
El silencio solo era interrumpido por el suave y regular sonido de la respiración de Taehyung. No pasó mucho tiempo antes de que, aproximadamente media hora después de que Jisoo se marchara, el cuerpo de Taehyung empezara a moverse ligeramente. Sus párpados temblaron, y sus manos se aferraron al borde del sofá mientras sus ojos comenzaban a abrirse con lentitud, desorientados.
-Tae... ¿estás bien? -preguntó Bogum, al ver los primeros signos de que el omega despertaba. Se inclinó hacia él, tratando de ayudarlo sin asustarlo-. No te levantes todavía, no te fuerces. Has estado inconsciente por horas.
Los ojos de Taehyung parpadearon, todavía algo perdidos, mientras trataba de enfocarse en la voz de Bogum.
-Y-yo... -murmuró débilmente, aunque antes de que pudiera continuar, un intenso calor recorrió su cuerpo de manera inesperada.
La expresión de Taehyung cambió de inmediato. Lo que comenzó como una ligera confusión pronto se convirtió en un malestar profundo. Una punzada en su vientre lo hizo estremecerse, el dolor familiar que tanto temía. No necesitaba más señales, lo sabía bien: su celo estaba comenzando, y lo hacía mucho más rápido de lo que había anticipado.
Una ola de desesperación lo golpeó. ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo en este momento, cuando no estaba preparado? Sentía el calor en su piel, la tensión en cada músculo. Sabía que esta semana el celo llegaría, lo había notado en la forma en que sus emociones fluctuaban sin control, en cómo cada pequeño detalle lo afectaba. Pero nunca imaginó que lo atacaría hoy, tan de repente. Tal vez por eso había estado tan irritable, tan nervioso desde la mañana.
-Bo-Bogum... yo... necesito salir -logró decir Taehyung, su voz temblorosa, mientras su cuerpo comenzaba a reaccionar de manera instintiva al calor que crecía dentro de él.
La opción más sensata habría sido pedirle a Bogum que fuera a comprar las pastillas para retrasar su celo. Sabía que las necesitaba con urgencia, pero el orgullo y la vergüenza lo abrumaban. Especialmente porque Bogum era un alfa, y la sola idea de admitir su vulnerabilidad frente a él lo hacía sentir pequeño, expuesto. No podía soportar la humillación de mostrar lo que le estaba ocurriendo, de revelar lo que su cuerpo clamaba desesperadamente. Así que, a pesar de que cada fibra de su ser le gritaba que ya no le quedaba mucho tiempo, decidió ir él mismo. Se tambaleó torpemente hacia la puerta, decidido a salir antes de que el celo lo dominara por completo.
-N-necesito salir ahora mismo... -insistió con la voz rota, luchando por mantener la compostura mientras el dolor en su vientre se intensificaba, como una ola que amenazaba con derrumbarlo. Por favor, no ahora... te lo suplico
Bogum lo observó, viendo claramente el estado frágil y desesperado en el que estaba Taehyung. No podía permitir que se fuera así...
-Espera, Taehyung. No vas a ir a ningún lado hasta que me digas qué está pasando -dijo Bogum con firmeza-. Es muy tarde y es peligroso. Además, eres un omega; ¿entiendes lo que eso significa? Mira cómo estás, apenas puedes mantenerte de pie. No te dejaré salir así; necesitas descansar. Si es necesario, llamaré a una ambulancia.
Taehyung apretó los puños, luchando contra la ola de vergüenza que lo invadía. El calor que se extendía por su cuerpo era insoportable, y la sensación de perder el control era inminente. Pero a pesar de todo, no quería admitirlo. No quería que Bogum viera su debilidad, ni que supiera lo que realmente le estaba sucediendo. En cuestión de minutos, todo comenzaría; podía sentirlo en cada fibra de su ser. Y si Bogum seguía allí, en ese mismo cuarto, sería un desastre total. Los alfas no podían resistir el llamado del celo, y Taehyung sabía que no había forma de que pudiera contenerlo.
-Por favor, Bogum... Es urgente, necesito ir a la farmacia porque... -La voz de Taehyung se apagó en un susurro, mientras un rubor intenso teñía sus mejillas. La vergüenza lo consumía por completo, haciéndolo sentir pequeño e indefenso. Recordó las palabras de su madre, que siempre le había enseñado tanto a él como a Jennie que el tema del celo era algo profundamente privado para los omegas, un asunto íntimo. Incluso las fechas exactas de su celo eran información que solo el omega y su pareja debían conocer; nadie más.
El celo era un tema delicado en Corea, porque durante esos días, los omegas se volvían más vulnerables y sus cuerpos buscaban instintivamente un alfa con el que aparearse, en el momento de mayor fertilidad. Muchos omegas aprovechaban ese periodo para concebir cachorros, ya que las probabilidades de quedar en cinta eran mucho más altas. Por eso, pasar un celo con un alfa que no fuera su esposo se consideraba inapropiado, y en muchos casos, incluso mal visto si no estaban casados, aunque fueran pareja. El matrimonio debía ser primero. Este tipo de situaciones hacían del celo un asunto extremadamente serio y reservado.
La expresión de Taehyung dejó en claro lo que estaba ocurriendo, y Bogum lo entendió al instante, sin necesidad de más palabras. Sabía lo que eso significaba, y comprendía la gravedad de la situación. Taehyung estaba entrando en celo, y Bogum entendió que él era el que debía irse de inmediato. Su rostro se suavizó.
-Yo iré a la farmacia -dijo Bogum, acercándose un poco más-. Quédate aquí, Taehyung. No salgas por nada del mundo, ¿entendido? Iré por esas pastillas y luego llamaré a Jisoo para que te las traiga. Yo... no debería volver.
Taehyung asintió débilmente, sabía que Bogum tenía razón. Un omega en celo junto a un alfa no era una buena combinación, no, no cuando los alfas encontraban casi imposible resistir el llamado de un omega en ese estado. Era como una droga, una tentación incontrolable. Por esa razón, el gobierno coreano había promulgado una ley que obligaba a los omegas a permanecer en casa durante sus días de celo. No se les permitía salir por ningún motivo, ni para trabajar ni para estudiar, siempre se les otorgaba el permiso necesario. Después de todo, el celo solo ocurría tres veces al año, y la ley había sido diseñada para evitar situaciones desastrosas, como las que ocurrieron cuando algunos omegas salían de casa a pesar de estar en celo.
El celo era un momento extremadamente vulnerable para cualquier omega, y las leyes estaban diseñadas para protegerlos de los alfas que podían aprovecharse de esa debilidad. En cuanto a las pastillas, estas solo retrasaban el periodo, no lo eliminaban por completo. Eran necesarias para casos en los que el celo llegaba antes de lo esperado, como le estaba ocurriendo a Taehyung ahora. Estos casos eran los más peligrosos, ya que el cuerpo del omega no estaba preparado para enfrentarlos sin ayuda.
-Voy a comprar las pastillas y traeré a Jisoo -aseguró Bogum antes de dirigirse rápidamente hacia la puerta.
Pero antes de que Bogum pudiera salir, el calor en el cuerpo de Taehyung se volvió insoportable. Su temperatura comenzó a subir de manera alarmante; sus mejillas estaban encendidas, sus manos sudaban, y el dolor en su vientre se intensificaba con cada segundo que pasaba. Su respiración empezó a ser mas rápida, mientras una oleada de deseo empezaba a brotar desde lo más profundo de su ser, ardiendo, creciendo y dominándolo. No solo buscaba alivio; su cuerpo clamaba por un alfa. Un alfa en particular.
Quería a Jungkook.
Taehyung jadeó, llevando las manos a su boca en un intento desesperado de sofocar los gemidos que amenazaban con escapar. Las lágrimas nublaron su visión mientras la vergüenza y el deseo se mezclaban en un caos abrumador. El aroma de lirios comenzó a llenar el aire de la habitación, un claro indicio de que su cuerpo estaba entrando en celo. Su corazón latía rapido, y en ese momento solo tenía un pensamiento: Jungkook.
-P-por favor... vete... -suplicó entre lágrimas, su voz rota y desesperada.
Bogum se quedó inmóvil, observando a Taehyung con preocupación y algo más. El alfa no podía ignorar el aroma a lirios que impregnaba el aire, invadiendo cada rincón de sus sentidos. Ese aroma, tan suave y único, le había cautivado desde la primera vez que lo conoció. Los lirios no eran comunes en Corea, pero en Taehyung, eran perfectos. Sin poder evitarlo, el propio olor de Bogum, una fragancia cálida a canela, comenzó a manifestarse en respuesta. Su cuerpo, sin poder resistir la atracción del omega, estaba aceptando el llamado de su celo.
Él también lo deseaba.
-Taehyung, no tienes que estar solo -dijo Bogum suavemente, acercándose un paso más-. Déjame estar contigo. Puedo ser tu alfa. Te cuidaré, te protegeré, siempre. No tendrás que pasar por esto solo nunca más. Eres un omega hermoso, mereces lo mejor, y yo... puedo ser quien te lo dé. Puedo darte una familia, una casa... cachorros. Todo lo que siempre has deseado. Seré tu alfa ideal. Haré todo lo que me pidas... solo déjame pasar este celo contigo, y te prometo que después me casaré contigo. Taehyung... ¿aceptas?
Las palabras de Bogum parecían sinceras, llenas de promesas que, para cualquier otro omega, podrían haber sido irresistibles. Pero para Taehyung no.
Jamás había pasado un celo con un alfa, ni había dejado que nadie lo tocara. Siempre se había reservado para su futuro alfa, para ese alguien especial que realmente lo amaría y cuidaría, con quien construiría una vida. Sin embargo, sabía, muy en el fondo, que esas promesas que Bogum le hacía solo existían porque su celo lo dominaba. Recordó nuevamente lo que le dijo su madre: "Un alfa te prometerá hasta la luna con tal de pasar un celo contigo. "
Y aunque Bogum estaba dispuesto a todo, en lo más profundo de su corazón, Taehyung no podía aceptarlo. Porque no lo quería, no lo deseaba y también porque, tal vez, y solo tal vez, desde lo más profundo de su alma, Taehyung anhelaba que esas mismas palabras vinieran de otra persona.
Piensa con claridad, has estado actuando como un tonto por la llegada del celo...Tu no eres así.
Antes de que Taehyung pudiera decir algo, un golpe resonante sacudió la puerta, cortando el aire tenso de la habitación como un cuchillo. Ambos se volvieron alarmados hacia la entrada, justo a tiempo para ver la puerta ser arrancada de sus bisagras, destrozada por la fuerza de un golpe. El sonido de la madera quebrándose resonó en el pequeño apartamento, y allí, de pie en medio del umbral roto, apareció Jungkook. Sus manos ensangrentadas temblaban por la fuerza del impacto, y sus ojos, dorados y encendidos con una ira salvaje, parecían los de una bestia.
Estaba furioso.
Su respiración estaba agitada. El aura de peligro que emanaba de él llenó la habitación en cuestión de segundos, transformando el aire denso y sofocante. Los ojos de Jungkook no se apartaron ni un segundo de Bogum, quien estaba demasiado cerca de Taehyung para su gusto, demasiado cerca de su omega.
El odio que ardía en su interior no era solo una furia pasajera, era la necesidad visceral de eliminar a cualquier alfa que osara acercarse a quien él consideraba suyo. Jungkook sentía que su instinto más primitivo se activaba, y la idea de que otro alfa pudiera estar junto a Taehyung era insoportable. Todo su ser deseaba protegerlo, reclamarlo.
-¿Quién demonios te crees que eres? -gruñó Jungkook-. Escúchame bien. Si vuelves a acercarte a mi omega, te juro que no verás la luz del día otra vez. Haré que tu vida sea un infierno del que nunca podrás escapar. Te destruiré si vuelves a tocarlo, ¿entendiste?
Bogum quedó paralizado. El aire parecía haberse congelado a su alrededor, y por primera vez en mucho tiempo, sintió un miedo profundo, casi ancestral. Jamás había sentido esa clase de temor frente a otro alfa. Algo andaba mal ¿Quien mierda era ese tipo? No era solo la fuerza física o su presencia abrumadora; era la pura voluntad de dominar, de proteger, de destruir todo a su paso si era necesario. El aroma de Jungkook, tan poderoso, tan lleno de autoridad, lo asfixiaba. Bogum no entendía por qué se sentía tan pequeño, tan incapaz de enfrentar a ese alfa, y antes de poder reaccionar, fue tomado por dos hombres por sorpresa, arrastrado fuera de la habitación sin siquiera un momento para protestar.
¡¿Quien es?!
Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Bogum apenas pudo procesar lo que estaba ocurriendo. ¿Quién era este alfa que parecía tener tanto poder sobre él? ¿Por qué lo sentía tan amenazante, como si su propia vida estuviera en peligro? Mientras lo sacaban de la casa, su mente bullía de preguntas, una de las más importantes siendo: ¿Porque ese alfa estaba reclamando por Tae?
Taehyung no podía dejar de llorar, su cuerpo temblaba mientras el calor de su celo lo abrumaba. Su mente estaba nublada, confusa, y lo último que quería era que Jungkook estuviera allí. No después de todo lo que había pasado. Las imágenes lo atormentaban: Jungkook y Lisa, sonriendo juntos. La invitación a su boda seguía grabada en su mente y se repetía una y otra vez.
¡No! No eres así, no te comportes de esa manera. ¡Cálmate! No digas algo de lo que puedas arrepentirte después.
-Jungkook... vete -dijo Taehyung con la voz temblorosa-. No quiero verte. Déjame solo, por favor.
Jungkook frunció el ceño, pero su expresión cambió al ver el dolor en los ojos de Taehyung. Dio un paso hacia él, pero Taehyung, con la mano temblorosa, lo detuvo.
-No quiero que me veas así... Puedo pasar mi celo solo... no necesitas quedarte aquí -dijo Taehyung, tratando de mantener el control.
Vete de aquí... antes de que esto empeore. Te lo ruego, por favor, solo vete... o de lo contrario...
Jungkook, ignorando su súplica, se mantuvo firme.
-Voy a llevarte de vuelta a mi departamento -respondió-. No es seguro que estés aquí solo.
-No... no puedes hacerlo -protestó Taehyung, su voz quebrándose. Alzó la mirada, intentando a enfrentar a Jeon-. No puedes, Jungkook... Tú estás comprometido. Park es tu omega. No tienes derecho a estar aquí conmigo. Sabes que es peligroso...
Las palabras de Taehyung parecieron golpear a Jungkook como un puñetazo. Tensó la mandíbula, su respiración se volvió más pesada, la frustración evidente en su rostro. Odiaba cada palabra que Taehyung decía, odiaba verlo tan herido, tan perdido. ¿Es que no lo entendía?
-Taehyung... -murmuró con la voz baja-. Aun no lo comprendes ¿verdad?...Lisa no tiene nada que ver con esto. Te llevaré conmigo porque es lo correcto.
-¡No! -gritó Taehyung, su frustración brotando entre lágrimas-. ¡No puedes hacerme esto, Jungkook! No puedes decirme que Lisa no importa cuando es ella con quien te vas a casar. Ella es tu omega. No soy yo quien debería estar contigo. ¿Por qué insistes? No puedo... no puedo estar cerca de ti...No ahora, estoy muy sensible ¿entiendes?
De nuevo estaba pasando, el estaba llorando de nuevo, y todo por su culpa... El dolor en su voz, la desesperación... cada palabra golpeaba más fuerte de lo que esperaba. Pero no podía permitir que Taehyung se quedara ahí solo, no cuando sabía que podía protegerlo, no cuando todo en su ser gritaba por tenerlo cerca, por tenerlo en sus brazos.
Además, el celo de Taehyung lo estaba llamando con una intensidad abrumadora. Jungkook sintió que la esencia del omega lo necesitaba, como si su ser estuviera suplicándole que se acercara. Cuando él aun vivía con el omega, había supuesto que algún día Taehyung experimentaría su celo, pero en sus días como gato, no hubiera sabido con exactitud como hubiera manejado esa situación.
Pero ahora era diferente.
El aroma a lirios llenaba la habitación, fresco y embriagador, pero se mezclaba con el intenso olor a canela de Bogum, ese maldito alfa. Jungkook sintió una rabia creciente dentro de él, un deseo de llevar a Bogum a su propia tumba por atreverse a acercarse a Taehyung. Esa idea lo consumía y empezaba a odiarlo. El omega era suyo, y solo suyo, de nadie más. Esa posesión ardía en su pecho como un fuego. No podía soportar que alguien más disfrutara de la cercanía de Taehyung.
-No voy a casarme con Lisa -murmuró Jungkook, su voz apenas un susurro, pero lo suficientemente fuerte para que Taehyung lo escuchara. Porque si, el no estaría con ningún otro omega que no fuera el castaño.
Taehyung lo miró, atónito. Sus labios temblaron antes de que hablara nuevamente, tratando de procesar lo que Jungkook acababa de decir.
—¿Qué...? Pero... —balbuceó, las lágrimas nublando su visión—. Mientes. No puede ser verdad. Solo vete, por favor. Y dile a e-esos hombres que dejen a Bogum en paz. É-el solo estaba tratando de ayudarme...
Jungkook no pudo soportarlo más. El nombre de Bogum en los labios de Taehyung fue la gota que colmó el vaso. Conocía ese nombre demasiado bien; Bogum había sido el alfa que salió con Taehyung una vez, justo antes de aquel incendio. La sola mención de él hizo que una ola de odio y celos invadiera su mente. No, Jungkook no podía soportar la idea de que Taehyung estuviera interesado en otro. Nunca lo aceptaría.
Con una mirada oscura y cargada de ira reprimida, cerró la distancia entre ellos en un abrir y cerrar de ojos. Antes de que Taehyung pudiera reaccionar, Jungkook tomó su rostro entre sus manos. En un instante, sus labios se encontraron en un beso, y Taehyung sintió que su mundo se paralizaba. Aunque solo fueron unos segundos, para él se sintieron como minutos, incluso horas. La calidez de los labios de Jungkook y el suave roce de su respiración lo envolvieron en un torbellino de emociones.
Taehyung intentó resistirse al principio, luchando contra los intensos sentimientos que lo consumían. Aunque trató de no corresponder al beso, su cuerpo, inundado por el celo y la atracción que siempre había sentido hacia Jungkook, no pudo evitarlo. Sus manos se aferraron a la camisa del alfa, sintiendo cómo la tela se ajustaba a su figura. Los labios de Jungkook se movían junto a los suyos, temblando con deseo y vulnerabilidad, mientras el calor de sus cuerpos se entrelazaba de manera electrizante. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció; todo lo que existía era su conexión, una burbuja privada donde solo había espacio para ellos dos.
Regrese🥹 este capítulo lo iba a dividir en dos partes pero luego dije nooooo 🥲 mejor todo de una vez
El celo es un tema complicado para los omegas en este mundo, sus hormonas están al tope y se dejan llevar mucho por sus emociones, no hay mucho espacio para el razonamiento y siempre están en una batalla interna de lo que deben hacer, esto solo para los omegas que no tiene una marca ni tienen pareja, ya que la marca o tener a alguien cercano con quién pasar el celo es como un estabilizador. Intenté plasmar esos síntomas en Tae, espero que lo haya hecho bien.
Bueno, espero que disfruten el CAP 🥹 ahora sí les digo que vendrán cosas buenas jeje estos dos estarán muy melosos después de todo lo que ocurrirá en el siguiente episodio.
Bueno bye ❤️ y gracias por los votos y sus comentarios, me animan a seguir escribiendo 🥹 no se como me habrá quedado este cap 🥺 pero lo hice con todo el cariño
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