CAPITULO 13: Cookie y Jungkook
Cookie y Jungkook
Horas antes...
—¿Está usted seguro de esto? —preguntó Namjoon, con un dejo de preocupación en su voz, mientras observaba a Jungkook desde el otro lado del escritorio.
Jungkook no apartó la vista de las hojas desparramadas sobre su escritorio. Con la mirada fija y una expresión seria, respondió sin vacilar:
—Sí. La próxima semana haré una rueda de prensa. Romperé mi compromiso con Park. Esto me traerá problemas, lo sé, pero no pienso pasar el resto de mis días con esa mujer.
Namjoon lo miró pensativo, analizando cada palabra del alfa.
—¿Está realmente seguro, señor? —insistio.
Una sonrisa sarcástica se formó en los labios de Jungkook, quien finalmente levantó la mirada hacia su asistente.
—Curioso. Mi padre me preguntó lo mismo. Y sí, Namjoon, estoy seguro. Totalmente seguro.
Namjoon permaneció en silencio por un momento, como si estuviera debatiendo internamente si debía seguir hablando. Finalmente, cedió a sus preocupaciones.
—Es solo que... La señorita Lisa, aunque aun es joven e inmadura, es la mejor candidata para ser su esposa. Ella podría seguir los pasos de su madre, convertirse en una buena matriarca de la familia Jeon...
Jungkook soltó una risa seca y cortante.
—Namjoon, no estoy pidiendo tu opinión. Solo haz lo que te digo. Alista todo para la rueda de prensa la próxima semana.
—Sí, señor —respondió Namjoon con una ligera inclinación de respeto antes de salir de la oficina, aunque no podía evitar lo que rondaba en su mente. Sabía bien cuál era la verdadera razón por la que Jungkook estaba rompiendo su compromiso. Ese omega, el que trabajaba en el restaurante. Sabía que todo tenía que ver con él.
Mientras caminaba por el pasillo, Namjoon no podía dejar de preguntarse: ¿Cómo era posible que Jungkook, un alfa de la alta sociedad, se hubiera fijado en alguien tan simple? Ese omega no tenía nada de especial. Sin embargo, había logrado captar la atención de uno de los hombres más poderosos de la familia Jeon. No tenía sentido.
Dentro de la oficina, Jungkook suspiró pesadamente, como si estuviera cargando un peso que no podía compartir con nadie. Sabía que debía poner fin a todo esto de una vez por todas. No solo por el caos que estaba causando en su vida, sino porque comenzaba a descubrir que Lisa tenía un papel en su secuestro. Aunque su tío había sido el principal cerebro detrás del plan, otras personas también estaban involucradas, y entre ellas estaba Lisa. Casarse con alguien que prácticamente había deseado su muerte era impensable.
Sin embargo, había otra razón más profunda, más personal, por la que quería romper su compromiso con Lisa. Una razón que llevaba el nombre de Kim Taehyung.
Esa noche, mientras Jungkook se preparaba para irse a casa, su mente no dejaba de vagar. Era jueves, y el solo hecho de ser jueves lo llenaba de una especie de ansiosa anticipación. Los viernes eran los días que más esperaba, los únicos en los que tenía algo de libertad. Era en esos días cuando podía ver a Taehyung, aunque fuera desde la distancia, aunque solo fuera a través del ventanal de su auto.
¿Cómo era posible que alguien como él, tan controlado y calculador, se estuviera comportando como un tonto, mirando el reloj una y otra vez, esperando el momento de verlo?
Se sentía ridículo, casi obsesionado. Pero, a pesar de sus esfuerzos por reprimirlo, no podía evitarlo. Cada día que pasaba, la necesidad de ver a Taehyung se hacía más intensa, y Jungkook no podía evitar preguntarse cuándo dejaría de sentir esa necesidad urgente. ¿Cuándo dejaría de comportarse como un acosador? El viernes estaba a la vuelta de la esquina, y ya estaba deseando verlo de nuevo, aunque fuera desde lejos, aunque solo pudiera observarlo a través de una ventana.
Esa noche, algo cambió de manera inesperada. Un impulso inexplicable se apoderó de Jungkook, llevándolo a desear ver a Taehyung antes de lo previsto. Deseaba verlo ahora. Era como si una voz dentro de su cabeza le gritara, exigiendo atención. "Quiero verlo ahora. Ahora, ahora..." Esa insistente voz resonaba en su mente, aumentando su ansiedad con cada segundo que pasaba. No podía esperar hasta mañana. Necesitaba verlo... una vez más. "Ahora, no mañana. Quiero verlo ahora." Esa voz continuaba con fuerza creciente, y, como si no fuera dueño de su propio cuerpo, el alfa pronto tomó las llaves de su auto, sin pensarlo dos veces. No le avisó a nadie, ni siquiera a Namjoon. Simplemente se subió al auto y se dirigió, con una sensación de urgencia desbordante, al restaurante donde trabajaba Taehyung.
"Quiero verlo, necesito verlo ahora..." La voz seguía repitiéndose en su cabeza, más insistente, más dominante. Mientras conducía por las calles oscuras, el corazón de Jungkook latía mas rápido. Pero entonces, esa misma voz se volvió a manifestarse, aunque esta vez con una advertencia. "Ve donde está él. Tú sabes que no está ahí. "
Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda. —¿Qué demonios está pasando? —murmuró
Algo andaba terriblemente mal. Cuanto más se acercaba al restaurante, más insoportable se volvía esa voz en su cabeza. Al principio era solo un murmullo lejano, un susurro en los rincones de su mente, pero ahora ese susurro se había transformado en un grito incesante, como un eco que no podía apagar. "¿Qué mierda es esa voz?" Pensaba Jungkook. Sus manos, que normalmente eran firmes en el volante, comenzaron a sudar profusamente, deslizándose con dificultad sobre el cuero. Apretó los dientes, intentando concentrarse en el camino, pero la voz no lo dejaba en paz. Era cada vez más intensa, más implacable, como si algo en su interior intentara tomar el control.
Finalmente, como si una fuerza invisible se apoderara de él, Jungkook giró el volante bruscamente. No fue una decisión consciente, fue su instinto el que tomó el control por completo. Sin pensarlo dos veces, dio media vuelta y aceleró hacia el antiguo edificio donde solía vivir junto con Taehyung cuando aun era Cookie. El cambio de dirección fue tan arrepentido que apenas se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero algo dentro de él sabía que debía ir allí, como si una urgencia incontrolable lo empujara hacia ese lugar.
Al mirar su reflejo en el espejo retrovisor, notó que sus ojos, ahora brillaban con un intenso tono dorado...
Al llegar finalmente al viejo edificio, la escena que encontró fue aterradora. En medio de las sombras, Jungkook vio cómo varios hombres se acorralaban a Taehyung. Las intenciones de esos extraños eran claras, y ninguna era buena. Un furioso dolor lo recorrió desde lo más profundo, y, de repente, ese dolor familiar que había experimentado antes volvió con una fuerza abrumadora. Sintió cómo sus huesos comenzaban a encogerse, cómo su cuerpo se retorcía, incapaz de controlar lo que estaba sucediendo. En cuestión de segundos, se habia transformado. Una vez más, estaba en el cuerpo de Cookie.
No hubo tiempo para procesar lo que estaba ocurriendo, ni para detenerse a pensar en lo imposible de la situación. Como si sus instintos animales tomaran el control por completo, Jungkook corrió directamente hacia Taehyung, sin pensarlo, sin dudar. Su único objetivo era protegerlo, costara lo que costara.
Actualidad
Ahora, al ver a esos hombres que habían acorralado y lastimado a Taehyung, sintió cómo una furia primitiva y violentamente despertaba dentro de él.
No, nunca debieron tocar a Taehyung.
La rabia nubló sus pensamientos, y en su forma de pantera imponente, Jungkook avanzó sigilosamente hacia ellos. Sus movimientos eran letales y fluidos, como los de la criatura salvaje en la que se había transformado. No había vacilación, ni duda en su mente. Sabía exactamente lo que tenía que hacer. Los gritos de terror de aquellos hombres apenas eran un ruido distante para él, algo insignificante. Solo podía centrarse en una cosa: proteger a Taehyung.
El miedo en los ojos de esos hombres le provocaba una extraña satisfacción. Eran insignificantes ante la magnitud de la bestia en la que se había convertido. Su forma de pantera no era ordinaria; Era mucho más grande, más fuerte y más rápida.
"Era fácil distinguir a una pantera común de un cambiaformas. Los cambiaformas eran al menos el doble de grandes y mucho más peligrosos que las panteras normales..."
Uno de los hombres, desesperado y temblando, gritó: —¡Mátalo, Hyeon! ¡Saca la maldita pistola y dispárale!
Pero Jungkook sabía que una simple pistola no sería suficiente para detenerlo.
"Cuando te transformaste e intentaste matar a mis hombres, ellos te dispararon... pero...parece que ni siquiera las balas pueden herir gravemente a un cambiaformas como tú, Jungkook. ¿Lo ves? Además, al convertirte en un gato, esas heridas desaparecieron como por arte de magia... Eres especial, Jungkook, muy especial. Y el hecho de que seas un alfa puro lo hace aún mejor..."
Esta vez no sería diferente. Aun cuando el estruendo de los disparos resonó en el aire, él ya estaba sobre ellos, moviéndose con una velocidad y ferocidad incomparables. Hundió sus colmillos en el cuello del primero, desgarrando su carne sin piedad. El cuerpo cayó al suelo, inerte, mientras los otros dos intentaban escapar desesperadamente.
Pero no tuvieron oportunidad. Jungkook los alcanzó rápidamente, derribándolos uno por uno con la fuerza devastadora de sus garras y colmillos. Podía oler su miedo, oír sus gritos desgarradores, pero nada lo detenía. No había espacio para la compasión. Saboreó el miedo en el aire, una mezcla de adrenalina y terror que lo impulsaba a seguir. Y cuando todo terminó, con los cuerpos de los agresores tendidos sin vida a su alrededor, solo quedó la satisfacción de haberlos vencido, de haber protegido a Taehyung a cualquier costo.
Cuando terminó, volvió su atención al castaño. El omega estaba temblando, su cuerpo rígido por el miedo, sus ojos fijos en la figura de la pantera. Jungkook entendía por qué estaba asustado. Nadie podía verlo así y no sentir terror. Había masacrado a tres hombres frente a él, y aunque Jungkook sabía que Taehyung intentaba mostrarse valiente, el pánico era evidente en su respiración acelerada, en su cuerpo inmóvil.
Además, ver cómo un gato, se transformaba en una feroz pantera era algo que habría aterrorizado a cualquiera.
Jungkook comenzó a acercarse lentamente. El omega no se movió, pero sus ojos lo observaban con miedo y algo más. Fue entonces cuando Jungkook lo notó: la sangre. Un delgado rastro carmesí corría por el abdomen de Taehyung, y al bajar la mirada, pudo ver una herida profunda en su vientre. Una herida que no había visto antes.
—No... no te tengo miedo, Cookie —murmuró Taehyung, su voz débil y temblorosa—. Es solo que... creo que... no voy a lograrlo...
Mientras Jungkook se enfrentaba a esos hombres, uno de ellos, en un movimiento rápido y brutal, había apuñalado a Taehyung. El ataque había sido inesperado.
"Eso te pasa por haber traído a esa monstruosidad ..."-fue lo que le dijo aquel hombre.
Jungkook sintió una punzada helada recorrerle la espina dorsal. Nunca antes había experimentado un terror tan crudo, tan desgarrador. Podía enfrentar a cualquier enemigo, podía soportar el dolor físico de una bala o de una transformación violenta, pero la idea de perder a Taehyung lo desmoronaba por dentro.
—Lo mejor que hice en mi vida fue salvarte aquel día... —Taehyung apenas logró susurrar esas palabras antes de que su cuerpo se desplomara, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras su consciencia comenzaba a desvanecerse.
En ese momento, el tiempo pareció detenerse para Jungkook. Todo a su alrededor dejó de tener sentido, como si el mundo mismo hubiera perdido su color y su sonido. Nunca había sentido un miedo tan paralizante como el que ahora lo asaltaba. Ni siquiera la muerte de su abuelo lo había afectado de esta manera. Ni siquiera el temor que sintió durante su secuestro, nada se comparaba con el miedo que ahora lo consumía.
Este miedo era diferente, mucho más profundo. Era el miedo de perder a Taehyung, de perder al omega que había tocado lo más profundo de su ser sin que él ni siquiera se diera cuenta. Y ahora, al verlo desmoronarse frente a él, sintió cómo algo en su interior se rompía en mil pedazos.
Fue entonces cuando lo comprendió, como un relámpago que atraviesa la oscuridad de la tormenta: amaba a Taehyung . No había otra explicación para el dolor que lo estaba desgarrando por dentro en ese preciso instante. Taehyung había hecho lo impensable: había atravesado todas las barreras que Jungkook había erigido para protegerse del mundo, de los demás, y de sí mismo. Había logrado llegar hasta su corazón.
Casi de manera instintiva, su cuerpo comenzó a cambiar una vez más. La pantera comenzó a desvanecerse, y en su lugar, el hombre emergió. Los huesos crujieron con la transformación, pero Jungkook no prestó atención al dolor. Era insignificante en comparación con el miedo que sentía por Taehyung. El proceso fue rápido, más rápido de lo habitual, pero cuando finalmente volvió a su forma humana, cayó de rodillas junto a Taehyung, tomándolo con desesperación en sus brazos.
El cuerpo del omega estaba frío al tacto. Jungkook sintió una presión en el pecho, una angustia indescriptible mientras veía la sangre manchar la ropa de Taehyung. No podía perderlo, no ahora, no después de todo lo que habían pasado.
Mientras Taehyung yacía inconsciente, su mente seguía despierta, observando desde un rincón oscuro de su propia conciencia. Lo vio todo, cada detalle se desarrolló frente a él como si fuera parte de una película.
Ver como los músculos tensos y afilados de la pantera se contrajeron, y su piel comenzó a ondular como si estuviera fundiéndose. Poco a poco, la criatura dejó de ser una bestia, y lo que quedaba allí, de pie frente a él, ya no era un animal, sino un hombre. Pero no era cualquier hombre. Era Jeon Jungkook, el alfa que había visto hacia mucho tiempo cuando aún estudiaba en la universidad, alguien que nunca hubiera imaginado que era la misma criatura con la que había compartido momentos íntimos, alguien que había sido su compañero, Cookie.
El choque de aquella revelación podría haber sido suficiente para causar un terremoto emocional en cualquier otra circunstancia. La ironía del destino no pasaba desapercibida. Las piezas que no encajaban antes, los sueños extraños que había tenido, los instantes inexplicables, de repente, todo tenía sentido. Había sido él todo el tiempo. La pantera, Cookie, el hombre que ahora se encontraba de pie ante él, eran uno solo. Jungkook.
Cualquier otra persona en su lugar habría sentido un terror absoluto. Pero, en ese extraño estado de desconexión, mientras su cuerpo permanecía inmóvil, Taehyung no podía sentir el miedo de la manera que lo habría hecho normalmente. Sí, estaba asustado, pero no era el miedo lo que lo mantenía atrapado, no era el pánico lo que lo dominaba. Había algo mucho más grande, algo que lo abrumaba con una fuerza devastadora: la sensación de creer que su tiempo se estaba acabando.
Su cuerpo ya no respondía a sus deseos, los movimientos eran inútiles. Ya no había fuerzas, ni voluntad, ni siquiera dolor; solo un silencio opresivo que lo envolvía. ¿Sería este su final? Tal vez sí. Y, si lo era, Taehyung se dio cuenta de que su muerte, en su opinión, probablemente pasaría desapercibida. ¿Quién lo extrañaría? Su familia nunca lo había amado. Su madre lo había despreciado desde que tenía memoria, y su padre no era diferente. Jamás había recibido un gesto de afecto genuino de ninguno de los dos. Nunca lo abrazaron, nunca le dijeron que lo amaban.
Esa falta de amor en su vida fue lo que lo llevó, de manera inconsciente, a buscar desesperadamente a alguien que pudiera llenar ese vacío, alguien a quien pudiera darle el amor que él mismo nunca había recibido. Sin embargo, por más que buscó, nunca encontró a esa persona especial, alguien a quien amara realmente y que ese alguien lo amara de la misma manera. Aunque sus amigos eran valiosos, no lograron llenar el hueco que su familia había dejado en su corazón. Amaba profundamente a Jisoo ya Yoongi; ellos eran lo más cercano que tenía una verdadera familia, los únicos que le habían ofrecido un cariño sincero. Pero fuera de ellos, no había nadie más que se preocupara genuinamente por su bienestar.
Su hermana... su hermana era la única persona de su familia que él realmente amaba, pero ese sentimiento nunca fue recíproco. Y ahora lo sabía mejor que nada, y mas por ese mensaje de Jennie...No, nunca hubo cercanía, nunca hubo calidez entre ellos. A pesar de todos sus intentos, siempre se sintió solo.
Hasta que Cookie apareció en su vida.
—Taehyung, aguanta, por favor—, susurró Jungkook, su voz quebrada por el miedo y la angustia. —Te lo prometo... después de esto, haré todo lo que me pidas. Nunca más me apartaré de tu lado. Nunca más estarás solo. Estaré contigo... para siempre—. Su voz se rompió mientras pronunciaba las últimas palabras, acercándose al oído del omega.
Taehyung apenas logró susurrar una palabra: —Cookie...
Mientras la conciencia de Taehyung se desvanecía, la desesperación de Jungkook creció. No podía perderlo. No cuando por fin había entendido lo que sentía.
—Por favor... —susurró Jungkook con voz quebrada—. No me dejes. No puedo perderte, Taehyung.
Esas palabras, aunque simples, se sintieron como un eco lejano en la mente de Taehyung. Sintió su cuerpo resistir el deseo de rendirse, su corazón aún latiendo a pesar de todo. Y fue entonces cuando, en el rincón más profundo de su ser, algo despertó en él. Un deseo de luchar, no por él mismo, sino por la persona que lo sostenía, por el alfa que había dejado caer todas sus defensas y lo estaba viendo como alguien que importaba, como alguien valioso.
Con un último esfuerzo, Taehyung abrió los ojos, apenas una rendija de luz que permitió a Jungkook ver que aún estaba ahí, aferrándose a la vida. Una débil sonrisa se formó en los labios de Taehyung, apenas visible, pero lo suficientemente significativa para que Jungkook la entendiera.
—No te dejaré...Cookie... —murmuró con voz débil antes de desvanecerse por completo.
Taehyung tenía en claro dos cosas cuando cerró los ojos lentamente y se sumergió en un sueño profundo. Primero, Cookie era en realidad un humano. Y segundo, ese humano no era otro que Jungkook. Los sueños que había tenido, donde el alfa aparecía desnudo, o aquella vez en que Jungkook lo consoló en un momento de tristeza, todo era real. Todo había sucedido de verdad. Esa revelación era aterradora; Pensar que un gato podría transformarse en una pantera y luego en un humano sonaba poco creíble, pero Taehyung lo había visto con sus propios ojos. Pudo presenciar esa transformación; no era producto de su imaginación, sino una realidad.
Cuando era niño, Taehyung había escuchado una historia fascinante de su profesora de primaria. Era un cuento sobre los cambiaformas, seres humanos capaces de transformarse en animales. Su maestra había narrado esa leyenda con tanto entusiasmo, mencionando que, en tiempos antiguos, estos seres existían y trabajaban en secreto para el emperador, ya que sus habilidades para cambiar de forma eran excepcionales. Sin embargo, solo sabía eso: eran leyendas, cuentos para niños. Nunca había creído que tales historias pudieran ser reales, pero ahora, tras lo ocurrido, entendía que las leyendas a menudo esconden una verdad oculta, y esa verdad era que, efectivamente, existían.
Jungkook era Cookie, aquel pequeño animal que había rescatado. Taehyung amaba a Cookie, realmente lo hacía, y seguía amándolo. Porque a pesar de todo, ese pequeño ser había traído una alegría inmensa a su vida. Fue increíble descubrir cómo un animal podía transformar tu existencia en un instante.
Pero al darse cuenta de que su Cookie era en verdad una persona, y que esa persona resultaba ser Jungkook, todo cambió drásticamente.
Taehyung se encontró lleno de dudas y preguntas. Sin embargo, cuando vio los ojos del alfa, llenos de angustia y preocupación, sintió que debía decirle que nunca se iría de su lado, que siempre estaría con él. Porque Taehyung realmente amaba una Cookie. Pero, lamentablemente, la situación no podía ser tan simple. Jungkook era un alfa de la alta sociedad, proveniente de una familia adinerada y bien posicionada en Corea, considerada por muchos como una familia real debido a su poder e influencia. Además, estaba comprometido con Park Lisa, una omega realmente hermosa, que también pertenecía a una familia influyente. En contraste, Taehyung solo era un simple omega, alguien que apenas podía mantener su vida en orden. Un omega que nunca recibió el amor de sus padres, que ni siquiera había terminado sus estudios universitarios... era un omega fracasado.
No...No podía estar con Jungkook...con Cookie...ambos vivían en mundos completamente diferentes.
Sin embargo, los pensamientos que invadían la mente de Taehyung eran muy distintos de los que Jungkook tenía. El alfa parecía tener una perspectiva completamente diferente sobre su relación.
—Quiero que vigiles a Taehyung, no te apartes de su lado ni un momento —ordenó Jungkook, su mirada fija en el omega que reposaba, aún inconsciente, en la cama—. El doctor dijo que debe tener reposo absoluto, así que asegúrate de que esté bien cuidado.
Namjoon simplemente se acercó con una leve inclinación de cabeza. Jungkook se giró hacia él una vez más, esta vez con una pregunta en la mirada.
—¿Ya hablaste con ellos? —preguntó con voz baja, pero firme.
—Sí —respondió Namjoon, manteniendo su compostura—. Ya están informados de que el joven Taehyung adelantó su viaje a Daegu. Todo está bajo control, no hay ningún problema con eso.
—De acuerdo —susurró Jungkook, acercándose lentamente a Taehyung. Su mano se deslizó suavemente sobre la mejilla del omega, acariciándola con una ternura que contrastaba con su dureza habitual. No había motivos para preocuparse ahora. Apenas Taehyung se había desmayado, Jungkook había reaccionado rápidamente, llamando a sus hombres, quienes se encargaron de llevar al omega a un hospital privado. Después de una cirugía exitosa y tras recibir la confirmación del médico de que todo había salido bien, Jungkook lo había llevado a su propio apartamento. El médico le había dicho que lo único que necesitaba era descansar, y Jungkook se había prometido no separarse de su lado, no volver a alejarse de él.
El omega había estado inconsciente durante tres días enteros, y la preocupación que consumía a Jungkook era como un peso en su pecho, cada vez más insoportable. A pesar de su ansiedad, el doctor había tratado de tranquilizarlo, explicando que la condición de Taehyung era consecuencia de la desnutrición; había estado sin comer lo suficiente en los días anteriores y eso había afectado su estado de salud. "Solo un poco más de paciencia", había insistido el médico, asegurándole que era solo cuestión de tiempo antes de que Taehyung despertara.
Jungkook sabía que ese día no estaba lejos, el día en que Taehyung despertaría. Y él estaba listo, preparado para contarle todo, para explicarle lo que había pasado.
Mientras tanto, Namjoon observaba la escena con una curiosidad y desconcierto. Ver a Jungkook acariciando suavemente las mejillas de Taehyung, ese omega que era un simple mesero, y la sonrisa que se dibujaba en el rostro de Jungkook mientras lo hacía, lo dejaban sin palabras. ¿Realmente Jeon Jungkook estaba dispuesto a dejar a Lisa, su prometida, por este omega? ¿Qué había pasado con él en esos meses que había estado desaparecido?
Durante años, Jungkook nunca había mostrado interés genuino por ningún omega, ni siquiera por sus amantes. Siempre decía que los omegas eran solo para disfrutar, para el placer, pero nada más. Incluso en una ocasión mantuvo una relación con uno de sus amantes durante tres meses, algo inusual en él, pero en cuanto el omega empezó a hablar de algo más serio, de romper el compromiso que tenía con Lisa, Jungkook lo había dejado sin pensarlo dos veces. Fue un escándalo, pero al final, Jeon siempre fue fiel a su promesa de no dejar que nadie se interpusiera entre él y su compromiso con la hija de los Park. Siempre había sido firme en ese aspecto, indiferente hacia cualquier omega que intentara acercarse demasiado a él.
Pero ahora, mientras Namjoon lo observaba, era evidente que algo había cambiado. Jungkook no era el mismo hombre frío e impenetrable de antes. La forma en que acariciaba a Taehyung, esa mirada de preocupación con afecto que nunca antes había mostrado hacia otro ser, hablaba por sí sola. ¿Estaba realmente enamorado de ese omega? ¿Estaba dispuesto a romper su compromiso con Lisa Park, una alianza que no solo era personal sino también política y familiar, por un simple mesero? Namjoon no podía comprenderlo del todo, pero lo que veía ante sus ojos era innegable.
El alfa estaba perdidamente enamorado, tan profundamente que, al parecer, estaba dispuesto a arriesgar todo lo que tenía, incluso su estatus, por ese omega.
—Confío completamente en ti, Namjoon —dijo Jungkook de repente, interrumpiendo los pensamientos de Namjoon—. De lo contrario, te pasará lo mismo que a Min Yoongi. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
Namjoon sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral al escuchar esas palabras. Sabía perfectamente lo que había sucedido con Min Yoongi. Nadie en la organización se atrevía a hablar de ello, pero todos sabían que oponerse a Jungkook o traicionarlo no era una opción si querías mantener tu vida intacta. No después de lo todo lo que había pasado. Consciente del peligro que corría si hacía algo que disgustara al alfa, Namjoon se enderezó, adoptando una postura firme.
—Joven Jeon, siempre he sido y siempre sere leal a usted. No hay nada que me haga dudar —respondió con voz firme.
Jungkook lo observó en silencio por unos instantes, como evaluando la sinceridad de sus palabras. Luego, avanzó levemente y volvió su atención a Taehyung, cuya respiración era tranquila, aunque su fragilidad aún era evidente. Jungkook acarició una vez más la mejilla del omega con mucha suavidad.
—No quiero que le pase nada. Si algo sale mal, no me obligues a recordarte lo que pasó con Min —repitió Jungkook, aunque esta vez su tono fue más bajo, casi susurrante.
Namjoon no necesitaba más recordatorios. Sabía que Jungkook estaba decidido a proteger a Taehyung a toda costa, y cualquier error podría ser fatal para él.
Después de unos minutos, Jungkook se puso de pie y miró a Namjoon una vez más antes de salir de la habitación.
—Cuídalo bien —fue lo último que dijo antes de desaparecer por el umbral de la puerta, dejándolo solo con el omega inconsciente.
Namjoon respiró profundamente, soltando el aire que había estado reteniendo desde el inicio de la conversación. Su mente seguía procesando todo lo que acababa de suceder, pero una cosa era clara: Jungkook no era el mismo hombre que conocía. Y si Jungkook estaba dispuesto a arriesgar tanto por Taehyung, eso solo podía significar una cosa: el omega había conseguido lo que nadie más había logrado. Había conquistado el corazón del alfa, un corazón que todos creían que era de piedra, pero que ahora latía con fuerza solo por una persona.
Aquel día, Taehyung había tenido un sueño extraño. Se encontraba en una selva, bajo el manto de la noche, y no podía evitar sentirse impresionado por la belleza del lugar. Era un sitio majestuoso, lleno de vida y misterio, pero lo que más lo impactaba era la pantera negra que se encontraba justo frente a él. Era imponente, pero al mismo tiempo, había algo fascinante en ella. Lentamente, la pantera comenzó a acercarse a él, y para su sorpresa, en lugar de mostrar agresividad, se restregó contra su cuerpo como si fuera un minino. El poderoso animal se comportaba como un simple gatito, un lindo gatito...
La imagen de la pantera despertó un recuerdo en Taehyung: Cookie .
Aquella conexión fue tan clara que no pudo evitar pensar en él. Y al hacerlo, todos los recuerdos de Cookie inundaron su mente, llevándolo a despertar de golpe.
Taehyung abrió los ojos, confundido, mirando a su alrededor. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? Instintivamente, bajó la mirada hacia su vientre, recordando que uno de los hombres lo había apuñalado. Sus manos temblorosas revisaron su abdomen, y allí estaba: una venda bien colocada cubría la herida. Al parecer, lo habían atendido. Además, notó que estaba conectado a un suero. ¿Qué había pasado mientras estuvo inconsciente?
Observó mejor el lugar en el que se encontraba. Era un cuarto, pero no cualquier cuarto: todo en él parecía pertenecer a una persona. El aire estaba impregnado de un aroma familiar, un olor a chocolate amargo que reconoció al instante. Era el mismo aroma que siempre rodeaba a Cookie.
De pronto, todo tuvo sentido. Estaba en la guarida de un alfa. Lo sabía no solo por la presión que sentía en el ambiente, sino porque el olor del alfa era abrumadoramente fuerte. Para un omega como él, que estaba tan cerca de su celo, aquello era demasiado. Pero había algo más en ese cuarto que capturó su atención: lirios. Había lirios por todas partes.
El aroma de los lirios lo desconcertó. Ese era su propio olor, su esencia. El olor de los lirios se mezclaba con el aroma de chocolate amargo de Cookie, creando una combinación tan íntima que hizo que Taehyung se sonrojara intensamente. Era una mezcla de ambos...
Muy vergonzoso.
—D-debo salir de aquí —murmuró Taehyung, nervioso. Con manos temblorosas, se apresuró a quitarse los cables que lo conectaban al suero. Pero en cuanto se puso de pie, se dio cuenta de algo más: la ropa que llevaba no era la misma que había usado aquella noche.
El sonrojo en el rostro de Taehyung se intensificó. No solo lo habían curado, sino que también lo habían cambiado de ropa. Habían visto su cuerpo. Si antes estaba sonrojado, ahora lo estaba aún más, invadido por una enorme pena y nerviosismo. Sentía una urgente necesidad de escapar.
Justo cuando intentaba salir del cuarto, se topó con él. Ese hombre, el mismo que había visto en sus sueños... El hombre que siempre había sido Cookie. Los recuerdos inundaron su mente, recordando aquella transformación. Estaba frente a Jungkook.
Ambos permanecieron en silencio. Taehyung bajó la mirada, incapaz de sostener la de Jungkook. No podía verlo a los ojos, no todavía. Además, estar frente a un alfa de sangre pura era demasiado para él.
Tenía miedo.
Pero antes de que pudiera decir algo, Jungkook lo envolvió en un abrazo firme. Taehyung, quien ya había estado cargando con tantas emociones en los últimos días, finalmente se quebró. Había perdido su departamento en el incendio, lo estaban vigilando, el mensaje de Jennie, esos hombres que lo acecharon... era demasiado. Solo deseaba que alguien le dijera que todo estaría bien. Y el abrazo de Jungkook, tan cálido, fue suficiente para que sus lágrimas comenzaran a caer.
El aroma de chocolate amargo que emanaba del alfa lo reconfortaba. Taehyung siempre había amado ese olor, tanto que, cuando podía, comía galletas de chocolate. Ahora, en esos brazos, todo parecía más fácil de soportar.
—¿Realmente eres Cookie? —susurró Taehyung entre lágrimas, su voz temblorosa—. ¿Todo lo que vi fue real?
—Sí, todo fue real —respondió Jungkook con suavidad, apretando el abrazo—. Sé que es difícil de creer, pero lo que viviste esa noche, lo que viste... fue real, Taehyung. Y hay tantas cosas que aún tengo que explicarte. Pero créeme cuando te digo que esos meses que pasé contigo fueron los mejores de mi vida. Nada en el mundo se compara a eso, Tae. Nada. Cuando curaste mis heridas, cuando me diste de comer, cuando pasamos la Navidad juntos, cuando hicimos esas galletas ... —Jungkook esbozó una pequeña sonrisa—. Ese pastel, cuando miramos películas, los fuegos artificiales, y cuando me llevaste al veterinario... cada momento contigo, nunca lo olvidaré.
Al escuchar aquellas palabras tan cerca de su oído, Taehyung no pudo contener más sus lágrimas. Se aferró a Jungkook con fuerza. Las palabras del alfa resonaban con una familiaridad que solo él y Cookie podían compartir.
—Nunca he conocido a un omega como tú, Taehyung —continuó Jungkook, su tono suave, casi tierno—. Todo lo que me diste, ese cariño... nunca lo había recibido de nadie. Por eso te digo que esos meses contigo fueron los mejores de mi vida.
—N-no... por favor, ya no sigas —murmuró Taehyung, con la voz quebrada—. Si todo eso fue real, entonces... ¿por qué desapareciste? ¿Sabes cuánto sufrí estas semanas pensando que estabas muerto? ¿Por qué, Cookie? —sus lágrimas caían con más fuerza mientras golpeaba suavemente el pecho de Jungkook—. Dijiste que fueron los mejores meses de tu vida, pero... ¿sabías lo que significabas para mí? ¿Sabías cuánto te amaba? Yo... te tenía más aprecio que a mi propia familia.
Con esas palabras, Taehyung se alejó del abrazo de Jungkook. Pero el alfa, al ver que se distanciaba, no podía permitirlo. No ahora, no nunca.
—No te vayas, Taehyung —susurró Jungkook, volviendo a abrazarlo desde atrás—. No lo hagas. Sé que hay muchas cosas que explicar, y te diré todo. Pero no dejaré que te apartes de mí nunca más. Eres lo más importante en mi vida, Tae.
Taehyung se derrumbó. ¿Por qué Jungkook estaba siendo tan cariñoso? Su corazón latía desbocado, más fuerte con cada palabra que el alfa pronunciaba. No... no podía permitirse enamorarse de este hombre. Sabía que Jungkook había sido Cookie, pero... ¿por qué le decía todo esto? ¿Era solo gratitud? Cuando lo encontró, herido y vulnerable, Taehyung solo lo había cuidado... ¿sería esto solo una manera de agradecerle?
No podía ser real. Además estaba comprometido con una bella mujer, y el no era nadie.
El solo pensar en eso le hacía sentir aún peor.
—¿Lo dices solo por agradecimiento? —susurró Taehyung, con la voz temblorosa—. ¿Porque te cuidé aquel día? Estabas herido, en una bolsa negra, lleno de golpes... ¿Todo esto lo dices solo para agradecerme?
Jungkook suspiró y acercó más a Taehyung, rodeándolo con sus brazos con más firmeza. Apoyó su barbilla suavemente sobre el hombro del omega, mientras el silencio se instalaba entre ellos. Solo se oían las respiraciones entrecortadas y el leve murmullo de sus palabras
Finalmente, Jungkook habló con una voz suave:
—Taehyung, no es solo agradecimiento. No se trata de eso. No me quedé ahora contigo solo porque me salvaste... me quedé porque estar contigo es lo que le da sentido a mi vida —susurró, como si temiera que decirlo en voz alta fuera demasiado abrumador—. No me importa si soy un animal o un humano. Lo único que me importa ahora es estar contigo.
El aroma a chocolate amargo se intensificó, llenando el cuarto, envolviendo a Taehyung por completo. Jungkook apretó el abrazo, como si quisiera asegurarse de que Taehyung nunca se escapara.
—No quiero que pienses que solo te lo digo por agradecimiento —continuó el alfa—. Lo que siento por ti es mucho más que eso, Tae. Mucho más.
Taehyung se quedó en silencio, atrapado en la calidez de ese abrazo, sin saber qué responder. No tenía claras todas sus emociones, pero había algo de lo que sí estaba seguro: no quería que ese momento terminara.
🥹 No saben lo difícil que fue escribir este capítulo 😭
Dato curioso: En este mundo los celos suelen suceder cada trimestre ( osea cada tres meses) , esto para los omegas...y para los alfas solo dos veces al año
🌟 Muchas gracias por sus votos y comentarios, daré lo mejor de mi en esta historia ❣️
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