• 7: Nana •
Los demás se asustaron enormemente, pero Yuu se aterró. Se aterró de tal manera que, a pesar de los llamados incesantes de Shinya para que lo ayudase a buscar el extintor, él permanecia tieso en su lugar observando hacia un punto indefinido, como si su cerebro se hubiese desconectado del mundo.
Algunos recurrían al agua, otros intentaban aplacar el fuego de maneras diferentes, pero ninguno lograba apagarlo.
Guren irrumpió rápidamente en la cocina cuando los gritos ya eran imposibles de dejar pasar. Corrió de prisa hacia su amigo.
—¿¡Qué diablos pasó aquí!?
Afortunadamente, aquel empleado logró quitarse la parte superior de la tela incendiada sin sufrir graves quemaduras. Desafortunadamente, el fuego logró rozar una de las cortinas que poseía los tantos almacenes de botellas de salsa y esta no tardó en arder igualmente.
—¡Oh, no! —gritó un albino desesperado.
—¡Mierda! —le siguió el azabache.
Shinoa corrió hacia un pequeño depósito en busca del tan anhelado extintor y ambos jefes siguieron su ejemplo ante las miradas desesperanzadas de los demás empleados. Aunque, una vez que ya los tenían en mano y se encaminaban a apagarlo, sólo Guren consiguió descargar un poco de éste, ya que la alarma anti-incendios se activó gracias al abundante humo.
/
Ojeó su reloj por décima vez.
Aquel hombre de ojos azules le había dicho que traería a su chico rápidamente. Pero habían transcurrido varios minutos desde ello.
El restaurante estaba repleto aquel día. Demasiado, a decir verdad. Casi todas las mesas estaban ocupadas por familias y personas al azar quienes hablaban constantemente y por ende era imposible escuchar alguna conversación en concreto. Tampoco es como si le importase demasiado, pero realmente estaba aburrido y no sabía qué más hacer.
Vislumbró hacia adentro de la caja fugazmente. Se le había ocurrido una idea algo descabellada al observar el pequeño pasillo que conducía a las puertas de la cocina que descartó enseguida; no, no podía hacer eso, ¿qué tal si lo pillaban, lo regañaban y no le permitían volver a ver a su dulce Yuu-chan nunca más? Él no podía siquiera permitir aquello, no podría seguir viviendo un solo día más sin verlo, o eso es lo que pensaba, con la impaciencia carcomiéndole las entrañas.
Observó el aparato nuevamente y suspiró. A fin de cuentas, había tomado una decisión; si pasaban sólo dos minutos más, apostaría a por todo y se adentraría a ver por qué el hombre albino se tardaba tanto. Y una vez que las agujas marcaban dicho horario, respiró profundamente y cruzó la caja hacia el dichoso pasillo que lo ponía de nervios. Se extrañó cuando una niebla algo espesa y de color oscuro bloqueaba levemente la vista de los circulares vidrios que poseía la puerta, pero casi entró en pánico al visualizar rastros de fuego a duras penas y, más allá, al lindo chico que tanto había buscado, tirado en el suelo y atemorizado, con sus preciosas esmeraldas fijas en la escena. Su instinto protector pudo más que el sentido común e, importándole un reverendo bledo que estuviese entrando en un lugar en el que no debería estar , abrió las puertas y corrió hacia el azabache.
—¡Yuu-chan! —gritó, su voz grave escuchándose por sobre los murmullos de las demás personas presentes.
El susodicho volteó el rostro hacia su dirección tan rápido que temió haberse roto el cuello, los demás siguieron su ejemplo. Los ojos tan abiertos como le fue posible y la mandíbula casi desencajada. ¿A caso era una mala jugada de su imaginación por devanarse el cerebro pensando en él?
—¡Hey, mocoso! —la voz de Guren lo sacó de su ensoñación, devolviéndolo a la realidad para apreciar que Mika estaba frente a él. Y se acercaba—. ¡No puedes estar aquí adentro, fuera!
Ambos ignoraron la orden. Mika arrodillándose a su lado, tomando su mano, y él perdido en el mar azul de sus orbes. Shinya le comunicó algunas cosas al azabache mayor que Yuu no estaba atendiendo, puesto que quedarse paralizado parecía ser más importante en ese momento.
—¿Estás bien, Yuu-chan? —lo miró preocupado—. ¿Te alcanzó el fuego? ¿Estás herido?
Hasta ese entonces, se había olvidado el desastre que había provocado minutos antes. Estaba tan perdido en la situación actual que pese a que el humo aún no disipaba completamente, lo primordial para él era saber por qué Mika estaba allí a su lado. ¿Lo había extrañado tanto como él? ¿Estaba preocupado por su bienestar? Las preguntas se amontonaron en su cabeza. Pero la punzada de dolor que atacó su mano derecha y la entumeció, fue suficiente para reventarlas a todas. Allí fue cuando se acordó que no podía estar con él. No podía estar cerca de Mika. Veía la sangre traspasar la venda e indicios de lágrimas lastimeras acumulársele en los ojos. Sentía que se pondría a llorar como un bebé en cualquier momento.
—Oh, mi niño... —musitó el albino con una voz maternal, importándole poco ensuciar su pulcro uniforme para desplomarse en el suelo y apretarlo entre sus brazos.
Sus miradas se conectaron igualmente. La azul destellando en desconcierto y la verde en tristeza y culpabilidad.
•[...]•
El sudor se le escurría por la frente y sus manos yacían empapadas en él. Caminaban por un pequeño parque cercano a la heladería en la que Yuu se sintió hacer el ridículo. Mika preguntaba insistentemente al azar, como queriendo saber más sobre él, pero sus respuestas eran simples y monótonas, no había demasiado que contar de él. Excepto el hecho de que estaba muriendo de nervios debido a lo lindo, cariñoso y atento que era el chico a su lado.
—Espero que no te sientas presionado por lo pesado que soy —rió levemente avergonzado—. Tienes una cara algo rara, perdóname si te estoy incomodando.
—No, no —se apresuró a contestar—. Es sólo que no estoy acostumbrado a que alguien me pregunte tantas cosas en tan poco tiempo —sonrió tímido.
Y es que el rubio quizás había hecho veinte preguntas en sólo diez minutos. Era abrumante sentir que derepente a alguien le interesaba saber sobre su persona. Y no, hablar con su gato no contaba. Por lo que su cerebro bloqueaba sus cuerdas vocales y esfumaba cualquier respuesta posible.
—No soy demasiado interesante que digamos... —murmuró—. A mi también me gustaría aprender sobre ti.
Los ojos del pálido brillaron.
—¿De verdad? —dijo con emoción—. De acuerdo, ¿qué te gustaría saber?
Buscó en su reserva de preguntas casuales que practicó infinitas veces por si la situación lo ameritaba, pero no halló ninguna. Realmente parecía ser que ese chico lo descolocaba de una forma increíble y de cierta forma, no se encontraba bien. Así que copió una de las que le oyó decir hacía rato.
—¿Qué es lo que te gusta hacer en tus ratos libres? —soltó por fin.
—Toco el violín —respondió con una expresión de júbilo—. Desde mis siete años hasta ahora, no hay instrumento que me haya apasionado tanto como ese. Planeo hacerme profesional en ello —sonrió.
—Wow... —rió con ternura, pero al mismo tiempo con desgano.
Adonde sea que fuera, las personas siempre tenían algo que hacer, un objetivo en la vida. Y él estaba allí, siempre espectador de las buenas cosas que a los demás le sucedían, sintiéndose feliz por ellos, pero frustrado consigo mismo. Porque sabía que el destino no aguardaba demasiado futuro para él, ni siquiera era un humano normal, era una máquina de desgracias y así sería siempre, no importaba lo que hiciera o tratara de hacer, no interesaba cuan buenas fueran sus intenciones, siempre habría caos a su alrededor. Era como un gato negro y vaya que aquello tenía bastante sentido; aún así, se negaba a pensar mucho en ello. Quería seguir engañándose un poquito más con que a fin de cuentas era una persona como todos, pero con algunas distinciones que lo hacían bochornosamente 'especial'.
—¿Nunca te aburres de tocarlo?
—Jamás... podría estar horas y horas gozando de la belleza que emanan las cuerdas y nunca me cansaría —espetó, soñador.
Aquello también lo hizo sentir mal.
Algo que lo apasionara a tal grado, que prácticamente lo motivara a seguir. Él tampoco tenía algo como eso en su vida. Nada nunca despertó tanto su atención, excepto los niños, pero eso no contaba. Siempre fue de gustos muy cambiantes, incapaz de aferrarse a algo por mucho tiempo. Por eso no podía vislumbrarse de la misma manera que el rubio que caminaba a su lado y eso lo entristeció.
—De hecho, hace poco tuve una presentación en un prestigioso teatro de la ciudad —lo miró destellante—. Se suponía que hoy me llamarían para confirmarme si me aceptarían en la orquesta en la que siempre quise estar —suspiró—. Me llevó bastante tiempo prepararme para eso, pero creo que a pesar de todo, di lo mejor de mi y eso es lo que cuenta, ¿no? —rió.
—Por supuesto —murmuró con emoción—. Estoy segurísimo de que te aceptarán, es decir, no te he escuchado tocar, pero puedo imaginarme que debe escucharse fantástico.
Se quedaron estáticos ante el banco en el que se sentarían, pero no procedieron a hacerlo. Tenían las miradas clavadas una encima de la otra, atraídos mutuamente, como siendo dominados por una fuerte corriente magnética. Sonrisas extendidas en sus rostros, expresiones alegres. Yuu dejó a un lado las pesadas emociones que lo acomplejaban hacía rato y Mika desechó su admiración por el violín un momento. Preferían quedarse así, perdidos, pero completos. Rieron de pronto, sintiéndose unos bobos y tomaron lugar en la madera barnizada.
—Me resulta extraño que aún no me hayan notificado nada —habló el oji-azul en tono neutro—. Me dijeron que lo harían como por este horario.
El azabache frunció el ceño.
—Hey, no te desanimes, lo harán, ¿tienes tu celular en sonido?
—Sí, por supuesto —arrugó las cejas—. Siempre lo tengo en sonido y con la batería llena...
Hundió su blanca mano dentro del bolsillo de su pantalón azul y descubrió el aparato que, para la sorpresa de ambos, no encendía. El más alto gruñó y presionó el boton de encendido cuatro veces. Las cuatro veces, el suministro de carga le marcaba un grande y rojo cero.
—No lo entiendo... —susurró desconcertado, pero molesto al mismo tiempo, agitando el celular con rabia—. Tenía esta porquería completamente llena, ¿por qué demonios se descargó? ¿Y si me llamaron mientras? —dijo, con su clara mirada, ahora nublada en preocupación y enojo, desarmando el costoso movil para revisar la batería.
Yuu se mordió los labios, tratando así de controlar sus ganas de llorar de impotencia y medir los agitados latidos de su corazón. Cuando el primer sollozo escapó totalmente en contra de su voluntad, la batería explotó en los dedos del rubio. Y aunque este alcanzó a soltarla antes de que los destellos de calor lo golpearan, el tóxico humo de la misma casi ahoga sus pulmones, arrancándole una fuerte seguidilla de tos. El fuego del aparato era tan intenso como las lágrimas que escurrían de los orbes esmeraldas, tan culpables y desolados, que Mika no supo de qué manera consolarlo, pensando éste que quizás la repentina escena lo había asustado. Pero la verdad es que aquello estaba bastante alejado de la realidad; una realidad en la que gracias a dar rienda suelta a sus sentimientos, provocó que el lindo chico que ahora se preocupaba por él, perdiera la oportunidad que estuvo esperando toda su vida, consiguiendo destrozar su teléfono, atrofiar su respiración y encima de todo, lograr que a pesar de todo eso, él siguiese siendo lo primero en lo que pensara.
No era justo.
No era justo que Mikaela lo pusiera tan mal.
•[...]•
Guren tomó a Mika del antebrazo, arrastrándolo hacia la salida de la cocina, soltando palabrota y media. El rubio no había hecho nada para zafarse, pero tampoco había despegado su vista de la de él.
Mientras la brecha se hacía cada vez más grande, los corazones de ambos se estrujaban en amargura.
Yuu deseó nunca haberlo conocido. Nunca haber sabido que transformaría la vida de otra persona en una auténtica catástrofe sólo por sentir que por fin su alma descansaba en paz junto a él.
SÉ PERFECTAMENTE QUE MI AUSENCIA NO TIENE PERDÓN ALGUNO DESPUÉS DE MÁS DE UN AÑO SIN ACTUALIZAR
PERO RUEGO POR FAVOR QUE NO ME MATEN , HE VUELTO , NO PIENSO DEJAR NINGUNA HISTORIA MÍA INCONCLUSA , ASÍ QUE TRANQUILOS
es sólo que no había inspiración :c , pero aquí estoy .. y aún no prometo ser constante , pero de que habrán capítulos , habrán<3
y los que ya se olvidaron de este fic y quieren mandarme alv , lo entiendo ;-;
losientolosientolosiento , pero volví
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no quiero borrar ese testamento para que quienes vengan a leer por primera vez , sepan que fui un fracaso x'D
editado 22/12/2019
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