Capítulo 36: Los reyes del baile


La cara de Brian cuando me vio al bajarme del auto de Carla no fue normal, sus ojos brillaron, su sonrisa se amplió, me tomó la mano y me llevó en su brazo como un premio, como si quisiera exhibirme con todo el mundo, sin embargo yo solo quería que me viera una persona; Calvin.

Maldición, ¿Cuántas veces debía repetirme que nuestros caminos no debían cruzarse? ¿Cuántas veces debía recordar que no debía ilusionarme con él?

Pero aquí estaba, con el chico que siempre quise, como mi acompañante en el baile como siempre lo anhelé y ahora sabía que estudiaría en la UIC, debía de estar feliz, pero incluso todo eso me recordaba a Calvin, porque gracias a él pude conseguir todo lo anterior.

Disfruté mi fiesta de graduación sabiendo que sería la única vez que viviría algo como eso, bailé, grité y me reí sin dejar que nada me hiciera retraerme en la tristeza, bailé con todos mis amigos y conocidos hasta que comenzaron a colocar a Ed Sheeran con perfect y Brian reclamó ese baile.

Sus manos en mi cintura y mi cabeza reposaba sobre su hombro mientras nos movíamos ante la suave voz que nos rodeaba, él comenzó a cantar la canción a mi oído y sonreí guardando ese momento como el más perfecto de la noche. Iba a comenzar a dar vueltas, pero él detuvo sus pies, sin embargo no dejó de meserme lentamente.

—No creo que quieras voltear —murmuró. Alcé mi cabeza y lo miré frunciendo el ceño.

— ¿Quién está detrás de mí? —pregunté sintiendo mi corazón palpitar fuertemente, ¿Calvin? Deseaba que fuera él.

—Trami —dijo con una ligera sonrisa sin dejar de pasear sus ojos por mi rostro—, no deja de vernos, posiblemente está molesta porque luces perfecta esta noche...

Solté una ligera carcajada ante la similitud de la canción y lo que me decía.

—Lo bueno es que ya no la volveremos a ver —continuó Brian apartando un mechón de cabello de mi rostro—, ¿Sabías que un 89% de las personas que son novios en el instituto, se casan?

Me sorprendí y me asusté por un momento.

No por favor, matrimonio no. Soy muy joven.

—Ah —murmuré—, no, no lo sabía.

Ni me importa.

—Pensé en que primero viviéramos juntos los primeros semestres de la universidad antes de casarnos —dijo—, así sería más fácil convivir juntos, tal vez cuando nos graduemos podamos tener a nuestro primer hijo, o puede que incluso antes de terminar la universidad...

Oh-oh.

Él ya estaba haciendo planes a futuro y yo no le había dicho de mis planes. Cerré los ojos y negué con la cabeza.

— ¿Qué? —Murmuró confuso— ¿No te agrada la idea?

—Hay algo de lo que me enteré hace unos días, y no te lo he dicho —murmuré.

De repente paró la música y Victor que era el animador informó que iban a anunciar al rey y la reina del baile.

— ¿De qué trata? —su mirada era completamente confusa, tenía miedo de decírselo, sabía que rompería su corazón.

— ¡Por mayoría de votos, la reina y el rey de baile son...! —anunciaba Victor desde el micrófono, pero nosotros estábamos sumidos en nuestra conversación.

Maldición, más fácil era decirle que estaba embarazada.

—Me aceptaron en la Universidad Internacional de la Capital—murmuré—, y pienso ir.

El rostro de Brian era completamente confuso y pasó a completa incredulidad.

—¡Brian Cannoli y Claus Harrison!

De repente las luces nos iluminaron y todos estaban aplaudiéndonos. Cuando subimos aparentamos sonrisas, pero sabía que Brian estaba enojado por la forma que sobresalía la vena de su frente. Después de tomarnos algunas fotos, la fiesta continuó, sin embargo seguí a Brian cuando prácticamente corrió al estacionamiento, se arrancó la ridícula banda que decía: “rey del baile” y se montó en su moto.

—Brian, espera —dije tocando su mano sobre el manubrio—, sabes que siempre ha sido mi sueño ir ahí, desde niña siempre quise estudiar ingeniería civil.

—Dijiste que estabas bien con la idea de estudiar derecho en la universidad del norte, conmigo —dijo sin atreverse a mirarme—, se suponía que estaríamos juntos, Claus.

—Estaba bien con la idea de estudiar derecho contigo y estar siempre juntos —dije—, pero esto era lo que siempre había anhelado.

—Prefieres la UIC antes de mí, de nosotros —dijo—, nunca me quisiste realmente.

Cuando alzó la vista, pude ver sus ojos cristalizarse.

—Lo siento, nunca quise...

— ¡Guárdate tus disculpas para alguien que le importe! —gritó. Sacó algo del bolsillo de su smoking y lo lanzó al suelo—. Era para alguien especial, pero ni siquiera eso te mereces.

Me miró por un largo rato antes de encender su moto y desaparecer en la noche. Me sentía mal, pero no me arrepentía de mi decisión, en realidad, no sabía por qué estaba con él, puede que porque finalmente él me quería y me daba los mimos que Calvin no estaba dispuesto a darme...

Maldición, ya debo dejar de pensar en Calvin.

Tomé la cajita roja que Brian había lanzado y la abrí, no era un anillo, pero era un collar con las letras “B y C” formando una especie de raro corazón. Ahora si me sentía como una perra, pero no iba a dejar mis sueños por él, nunca dejaría mis sueños por nadie.

—Luces esplendida.

Esa voz, mi piel se erizó al reconocer su tono profundo. Era Calvin.

Me voltee con una débil sonrisa y los ojos débilmente cristalizados. Él estaba vestido elegante pero no tenía corbata, sino una pajarera, tenía las manos dentro de sus bolsillos y se acercó a mí.

— ¿Qué haces aquí? —Murmuré.

—Ya sabes, vine a ver si terminabas con Brian y cuando te lanzó una caja supe que ya había sucedido —ante mí mirada confusa él explicó diciendo: — Es obvio que él estaba más enamorado de ti que tú de él, sabía que cuando le dijeras que ibas a ir a la UIC te haría una pataleta como esa.

— ¿Entonces, viniste a ver si terminaba con Brian? —Alcé una ceja, él afirmó con la cabeza—, ¿Para qué?

—Para llevarte conmigo, tengo un regalo para ti.

Que Calvin me dijera algo como eso me revolvía el estómago lleno de mariposas. Lo seguí a su auto, me abrió la puerta y luego rodeó el carro para subirse él. Condujo por la oscura calle por un largo rato, no paraba de preguntarle a dónde íbamos y él parecía un poco enojado cada vez más cuando me repetía que era una sorpresa.

Estacionó el auto en un garaje. Mi rostro era todo un poema cuando nos bajamos y él abrió la puerta, pero cambié mi semblante a real asombro cuando vi a mí alrededor.

La casa tenía un suelo transparente donde peces de distintos colores se asomaban con curiosidad, era como caminar sobre una pecera, la luz era verde y había música suave de fondo, había una mesa llena de dulces, aperitivos, me revolvió el estómago de hambre. Fui hacia la puerta transparente y la eché a un lado aventurándome a salir a la brisa helada de la noche, casi me dio un infarto al ver que se trataba de un balcón con vista a una deslumbrante playa llena de luces de distintos colores a lo lejos.

—Hoy celebramos, una etapa superada en tu vida — Calvin se acercó tendiéndome una copa que parecía contener vino blanco.

—Calvin, esto es precioso —murmuré. Choqué su copa con la mía y tomé apenas un trago, sabía delicioso, todo estaba esplendoroso.

—Te merecías algo precioso, después de todo, hoy eres una reina —dijo en broma señalando la corona sobre mi cabeza.

Me la quité y la coloqué en el suelo al igual que la cinta que decía: “Reina del baile”. Calvin no paraba de mirarme, tomé otro sorbo hasta que me sentía realmente incómoda por su mirada.

— ¿Qué? —Expresé—, deja de mirarme, es incómodo.

—Estás hermosa esta noche —dijo—, ¿no crees que es una noche perfecta?

Bebió nuevamente de su copa, la forma en la que sus labios se acoplaban y saboreaba el vino, me secó la garganta.

—No vamos a tener sexo, ¿sabes eso?

—No estoy diciendo nada con respecto a eso —dijo—,  pero admito que si llegas a cambiar de opinión, yo estaré dispuesto a complacerte.

Mis mejillas cosquillaron y me tomé el resto del vino de un solo trago. Paseamos por la casa, tenía cuadros, peceras, todo era sofisticado y olía a perfume embriagante, llegamos a una sala de juegos, donde me enamoré del Hockey de mesa, obligué a Calvin a jugar conmigo, pero me arrepentí cuando me di cuenta que era realmente bueno, sin embargo milagrosamente comencé a ganar, íbamos diez a seis, a mi favor hasta que me negué a seguir jugando y me crucé de brazos.

— ¡Estás dejándome ganar!

—Sí... —admitió simplemente con una carcajada.

Me acerqué a él y le comencé a dar golpes juguetones en el pecho, hasta que agarró mis brazos y atrapó mis labios como anhelé que lo hiciera, sus manos se aferraron a mi cadera y me alzaron hasta sentarme en la mesa, se inclinó sobre mí y yo lo envolví con mis piernas casi incrustándoles mis tacones en los glúteos necesitándolo más cerca, jugué con el nudo de su pajarera hasta que la solté y quería comenzar a soltar los botones de su camisa, pero pude recobrar el sentido y me separé bruscamente.

—No vamos a tener sexo —le repetí sin aliento.

—Ajá —murmuró intentando besarme nuevamente, sin embargo yo bajé mis piernas y lo empujé para escabullirme de sus brazos.

Él parecía perplejo, todavía la tensión del deseo se sentía en el ambiente, sin embargo, fui hacia el enorme televisor y lo conecté para que comenzáramos a jugar Mario Cars.

Calvin fue a regañadientes y se sentó en el cómodo sillón a mi lado.

—No me dejes ganar —le advertí.

Él se encogió de hombros, algo me decía que era bueno también en este juego y lo confirmé cuando él me llevaba una gran ventaja y cruzó la meta cuando incluso me faltaba dar una vuelta en la carrera, pero es que solo podía pensar en sus manos y en sus labios sobre los míos, mi mente estaba revuelta, me sentía completamente acalorada, y en ese momento solo quería pasarla bien.

Al diablo, por primera vez cruzaría el límite con Calvin, ya nada me importaba.

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¿Por fin estarán juntos? Descubranlo en el próximo capítulo...😎😊
Diganme que no soy la única que se siente melancólica porque solo falta el último capitulo y el epílogo (? 😭😭😭😭😭
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Les envió un beso con lengua y mucha saliva♥♥😂😂😂

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