Capítulo 5. Olor atrayente

Mori me estaba mirando con cierta intriga. Yo estaba tranquila en mi sitio. Solamente tengo que llegar hasta él usando las habilidades que adquirí en el mundo de One Piece. El pseudo Antiguo gruñó con super molestia y empezó a atacarme con las raíces de los árboles, no obstante, yo respondí con mucha rapidez y antelación usando mi espada para cortar.

Mi intención era acercarme. Mis pies se movían por sí solos respondiendo a los ataques del enemigo. Mi Vision me daba esta gran oportunidad. No he usado ninguna respiración porque no lo vi necesario. Estaba en una especie de baile. Mori me miraba con cierta impresión, como si no creyera que una cazadora hubiera escondido tanto talento. De un salto directo corté una raíz que estaba de por medio y mi espada se quedó incrustada en el cuello de la criatura. Él simplemente rio.

—¡¿Es que aún no habéis aprendido la lección?!

Yo sé que no funcionan las espadas Nichirin contigo, pero yo soy diferente. Yo agarraba el arma con la mano izquierda, mientras alzaba mi brazo derecho con el puño cerrado. Mori abrió los ojos no entendiendo ese comportamiento. Y le asesté un golpe tremendo en el rostro causando que su cabeza volara por los aires y chocara con un árbol.

Sé que cualquier cazador se asustaría de tal cosa, pero no me quedó otra opción. El cuerpo de Mori estaba en el suelo y su cabeza estaba al otro lado. Aún seguía riendo ese descarado, así que tuve que acercarme lentamente.

—¡Soy inmortal, estúpida!

—Ah, ¿si? Entonces, ¿me explicas por qué tu cabeza no volvió a tu cuerpo?

Esa pregunta dejó al pseudo Antiguo un tanto confuso. Él parpadeó unas cuantas veces y se dio cuenta que yo le di la razón.

—¡¿Qué?! ¡Imposible! ¡Mi cabeza en cuestión de segundos está en mi cuerpo! ¡¿Cómo…?!

—Tiene una explicación a eso —iba diciendo y me coloqué a su altura—. Has dicho que los humanos y los demonios no pueden matarte. Y tampoco las espadas Nichirin. Sin embargo, si hay algo que puede matarte y lo comprendí.

—¡¿De qué demonios hablas?!

—Los Antiguos son los únicos que pueden matarse entre ellos. —Mori se quedó mudo—. Aquel compañero tuyo murió con mis propias manos. Tengo aspecto humano, pero por mis venas corre sangre de los Antiguos. Es por eso que no te has regenerado.

—No… Imposible… —Ya no tenía fuerzas para hablar. Estaba temblando de miedo—. ¡Tú…! ¡Tú eres esa persona que buscan ellos!

Eso me interesó mucho por lo que apoyé mi mano en su cabeza putrefacta y apreté con fuerza. Mori empezó a emitir un quejido de dolor porque le estaba produciendo cierta sensación que nunca llegó a pensar.

—¿Dónde están?

—¡No te diré dónde están! ¡Ellos te buscan para un propósito! ¡Y ese propósito es…!

No quería escuchar más de sus idioteces porque sé que no dirá el paradero de esos malditos. Así que acabé con su vida rompiendo su cráneo sin ningún tipo de remordimiento. Un suspiro salió de mis labios, mientras me sacudía las manos haciendo una gran labor. Escuché un ruido proveniente de los árboles. Las raíces estaban soltando a los chicos. Bueno, un problema menos que resolver.

—¡Laura-chan! —gritó Tanjiro aproximándose—. ¿Estás bien?

—Tengo algún que otro rasguño, pero estoy bien —reí con suavidad.

—Así que la única manera de derrotar a estos traidores eres tú, ¿eh? —Gyutaro se estaba rascando el rostro.

—Es lo que comprendí en esta batalla —mentí. Ya sabía todo esto de antemano.

—Hay una cosa que no me queda clara. —Sanemi me miró—. ¿Esos tipos te están buscando?

—No lo sé. Es lo que dijo Mori —mentí de nuevo—. A lo mejor porque saben que soy un peligro para ellos.

—¿Cuántos creeis que habrán? —preguntó Kanao.

—¡Que solo sea uno más, por favor! —gritó Zenitsu con mucho miedo.

Ya me gustaría que fuera así, pero vamos a ser sinceros. Habrá más soldados creados por los Antiguos para capturarme. Me gustaría saber qué aspecto tienen para ya darles cara. El bosque volvió a su estado normal porque ya no estaba bajo el control de Mori. Mis ojos se fijaron en el cielo que daba aviso al nuevo amanecer. Los demonios tuvieron que retirarse para que su cuerpo no se desintegre. Tengo hambre. Deberíamos comer algo en aquella casa, donde nos hemos hospedado.

¡Dios! He disfrutado de la comida como nunca. La verdad es que estos platos son únicos y exclusivos. Después de la comida y de un baño, decidimos caminar rumbo hacia el próximo destino. Este enemigo fue un poco complicado, pero es siempre lo mismo. Empezamos con los más débiles para luego enfrentarnos a seres fuertes. Seguramente el próximo rival no será nada fácil y tenemos que mantener los ojos abiertos.

Ya Zenitsu se estaba quejando de querer volver a la finca. Sanemi no paraba de gritar de que se callara porque le meterá la espada en el culo. Joder, este chico tiene una boca bastante sucia en todos los sentidos del mundo. Además, era alguien agresivo que no podía controlar su ira. El ambiente estaba tranquilo. La verdad es que el camino se está haciendo agradable. Yo miraba al cielo para ver como está Poupou. No parece que haya encontrado algún indicio.

Tanjiro hablaba bajito a su hermana de que todo estaba bien, que no se preocupara porque aún es pronto para salir al exterior. Normal, aún estamos a pleno día. Entonces, mis oídos se agudizaron al escuchar un riachuelo y me acerqué para comprobar que era cierto. Sí, mis sospechas fueron ciertas. Esto significaba que si continuamos por el riachuelo, nos llevaría al próximo pueblo.

O eso creía.

La noche cayó y no tuvimos opción de acampar. El hambre y el sueño apretaban, y necesitábamos descansar. Inosuke no paraba de gritar que todos son unos gandules, que no deberíamos estar durmiendo. Entre Sanemi y Tengen se encargaron de dejar k.o. al chico jabalí. Ay, todavía es un inmaduro, pero se le quiere igualmente por ser un personaje bastante cool.

Los demonios estaban un poco alejados de nosotros. No les hacía mucha gracia estar cerca de los cazadores y a los chicos tampoco. Un suspiro se me escapó sabiendo que esto iba a ser difícil. Todo mi cuerpo quedó apoyado en el suelo fértil. El aroma de hierbajo se colaba en mi nariz. Me transmitía cierta paz que deseaba que esto continuara. Una tranquilidad que deseaba cuando acabara con los Antiguos.

Me quedé dormida. Un sonido realicé de satisfacción cuando estiré mis brazos. Me senté en mi sitio para ver a todos durmiendo, menos Kyojuro que prefirió estar de guardia porque no se fiaba de los demonios. El chico de cabellos dorados y puntas rojas me dedicó una sonrisa. Yo decidí acercarme a él para hacerle compañía.

—¿Has dormido bien? —preguntó.

—Como nunca —respondí con una sonrisa—. ¿Por qué no te vas a dormir?

—Estoy bien.

—Es mejor que estés descansado —le comenté—. Yo haré la guardia.

Kyojuro asintió levemente. El chico confiaba plenamente en mí. Luego mis ojos pardos se fijaron en el fuego. En este mundo será definitivo acabar con los cuatro Antiguos y dejaré de ser Madre de Dragones, y no tendré más este tipo de sueños. No me contuve en estirar el brazo acariciando con mis dedos la llama. Me quemaba un poco, pero no suficiente para mí. Estaba claro que yo representaba dicho elemento.

Uno a uno iba observando. Los jóvenes tenían una postura muy curiosa para dormir. No evité reír bajito. Aparte estaban teniendo sueños. Inosuke no paraba de decir que sería el Rey de la Montaña. Zenitsu soñaba que estaba besando a Nezuko. Ay, este chico. Tú tranquilo que vas a tener muchas oportunidades con la hermana de Tanjiro.

Mi sentido de cazador se activó porque percibí un aura detrás de mí. Por el rabillo del ojo observé que desde la rama de un árbol me estaba mirando Kokushibo con sus tres pares de ojos. Una gota de sudor iba resbalando por mi sien no gustándome mucho. ¿Era una forma de cazar a su presa? Yo decidí levantarme de mi sitio para acercarme y él bajó de la copa con cierta gracia. Que criatura más misteriosa.

—A veces me pregunto si los demonios dormís.

—Somos nocturnos, sí —dijo—. No dormimos, no.

—Tus respuestas me están poniendo un poquito nerviosa —confesé—. ¿Necesitas algo, Luna Superior Uno?

—Kokushibo —me corrigió. Alcé la ceja no entendiendo bien a qué vino eso—. Te respeto. Te mereces saber mi nombre.

—Vaya, parece que un demonio no pierde los modales —reí.

Él no dijo nada. Simplemente ladeó la cabeza queriendo comprender mi respuesta. Kokushibo no era muy hablador, pero parecía que conmigo era todo lo contrario. O bueno, eso aparentaba.

—Y lo que quiero no es nada interesante. Solo observar.

—¿Observar?

—Tu olor.

—... Más bien la palabra que buscas es “olfatear” —corregí. No, de verdad, este demonio me estaba poniendo nerviosa.

—Observar y olfatear, sí —repitió esas dos palabras—. Tú emites un aura y un olor muy diferente al resto. Sé que dijiste que eres una Antigua, pero hay algo que… me estremece.

A lo mejor los demonios tienen un olfato muy agudo para percibirlo. Kokushibo se atrevió a acercarse a mí a lo que yo reaccioné tomando mi espada, sin embargo, él tomó mi muñeca. ¡Mierda! Mi Vision no me advirtió. Esto ya me ocurría con los chicos de One Piece. El demonio era un poco más alto que yo. Mi sorpresa era que no estaba empleando mucha fuerza en mí.

—Te lo repito: ¿qué quieres de mí?

—Algo quieren de ti.

—Yo no sé qué quieren de mí. Como ya dije, sabrán que soy una amenaza.

—Posiblemente —recalcó—, pero tu aura muestra grandeza y poderío. Mi olfato… está notando una esencia única, capaz de volver loco a cualquier criatura.

Que alguien me diga que este tipo se ha fumado algo. No estamos en un mundo donde el Omegaverse existe. ¿O sí? Kokushibo atrajo mi cuerpo al suyo causando que yo me sonrojara de golpe. ¡No! ¡No! ¡Vale, yo admito que era atractivo, pero esto era demasiado para mi pobre corazón!

—Dulce de chocolate con toques de almendras.

¿Eh? Me perdí.

—Esa es tu esencia —me respondió, viendo la confusión de mi rostro—. Cada vez que respiro cerca tuyo, me incita a hacer algo que hace tiempo no he probado.

—Kokushibo —lo llamé porque estaba empleando su fuerza para inmovilizarme—. T-Tenemos una alianza…

—No voy a morderte para devorar o probar tu sangre. Quiero morder porque mi instinto me lo dice.

Este tipo estaba diciendo cosas que yo no entendía. El rostro de Kokushibo se acercaba más y más a mi cuello dejándome vulnerable por unos segundos. Ya podía notar la respiración de Kokushibo cerca de mi yugular. De pronto, el demonio tuvo que alejarse de mí porque una ráfaga de viento furioso hizo acto de aparición.

Sanemi me agarraba de la cintura con un rostro furioso hacia el demonio. Parece que no le agradó la idea de lo que estaba sucediendo entre él y yo. Kokushibo no sacó su espada porque su intención no era atacar.

—¡Hijo de puta! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!

Kokushibo no respondió a esa pregunta, solo sacudió la cabeza un poco confuso. Él gruñó por lo bajo y tuvo que levantarse de su sitio.

—¡Y tú! ¡¿No te das cuenta que no debemos fiarnos de los demonios?! —me gritó Sanemi con total furia.

—¡Sé lo que estaba haciendo!

—¡¿Dejar que te muerda?!

Esa palabra alarmó a todos los cazadores presentes. Después aparecieron el resto de Lunas Superiores queriendo enterarse de lo sucedido.

—Solo estaba comprobando porque me atraía su olor —habló Kokushibo—. No la iba a morder para probar su sangre.

—¡No te creo! —gruñó Sanemi.

—¡Sanemi, suéltame! ¡Me estás haciendo daño! —exclamé, zafándome del agarre.

—Ah, no sabía que tu fetiche era morder a tus víctimas, Kokushibo-dono —canturreó Douma con una sonrisa cínica en su rostro.

—¡Está claro que no podemos fiarnos! ¡Debemos matarlos cuanto antes!

—Estoy de acuerdo con Sanemi —dijo Tengen—. ¡No consciento que muerdan a mi princesa!

Ay, Dios. Esto no iba a acabar muy bien. Yo miré de un lado para otro viendo la tensión hacerse presente. Yo necesitaba detener esta guerra, pero estábamos hablando de Shinazugawa Sanemi. Un chico caótico que prefería matar a un demonio, antes que ser aliado.

—Dulce de chocolate con toques de almendras.

Esas palabras eran las mismas que dijo Kokushibo. Tanjiro dijo exactamente lo mismo. Claro, él tiene un olfato bastante agudo.

—Ya sé que tienes hambre, Tanjiro. Pero ahora estamos en un aprieto —le recalcó Zenitsu.

—No, digo que Laura-chan huele a dulce de chocolate con toques de almendras.

—Es lo que olí yo.

—Ahora que lo dice, es cierto —dijo Akaza.

—¿Eh? Yo no huelo nada de eso. —Daki se tocó la nariz una y otra vez para comprobar que todo estaba correcto.

—Y yo tampoco —dijo Gyutaro.

—¡Oh! Es un olor dulce que me dan ganas de morder una y otra vez —exclamó con alegría Douma.

—¡¿Y eso que tiene que ver con lo que está sucediendo?! —le gritó Zenitsu queriendo una explicación.

—¡No lo sé! Solo sé que para mí es un olor natural y corriente —respondió Tanjiro con una gota en la sien.

—Pregunto: ¡¿por qué demonios ustedes lo notais?! —cuestionó con rabia Daki queriendo una explicación.

—El olor es atrayente —recalcó Akaza.

—¡Me da igual lo que pensáis! —exclamó Sanemi.

—¡Basta! —grité—. ¡No vamos a discutir sobre este tema! ¡¿Me estáis oyendo?! ¡Todo el mundo a dormir!

Tanjiro dijo que este olor era natural, pero parece que los demonios tienen cierta reacción a ella. Bueno, vamos a corregir, Kokushibo, Douma y Akaza. El resto nada. Y los cazadores no tienen un olfato agudo como Tanjiro.

¿Esto tiene que ver por ser la próxima Madre de Dragones?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top