Capítulo 21. Las pruebas
Unas pruebas para que dejen a Princess. No es nada fiable y no hay otra opción. Tanto King como yo hemos aceptado protegerla de esos degenerados. Tampoco si esto será una trampa. Sé que mi dicho es morir como un samurái, sin embargo, mis sentimientos hacia ella se han vuelto más fuertes y eso que la conocí hace poco.
Un círculo blanco se formó alrededor nuestro. Fue creado por los Cuatro Antiguos quienes no paraban de murmurar palabras sin sentido. Una lengua muy desconocida. Yo miro de reojo a Princess que está algo preocupada. Una sonrisa no evité regalar para que estuviera tranquila. Todo saldrá bien. Solo tenemos que superar las pruebas y todo acabará.
Milós se puso enfrente de nosotros para decir las siguientes palabras:
—Nosotros representamos las emociones. Y las pruebas están relacionadas con ellas. Dolor, tristeza, amor y deseo. Sí superais esas pruebas, cumplimos con nuestra palabra de no molestar a Madre de Dragones.
—Eso suena fácil —murmuró King. Sí, estoy de acuerdo.
—No vais a tener ninguna ayuda —nos lo resaltó—. Tenéis que demostrar que sois dignos de ser los amantes de Madre de Dragones.
—Deja de decir tonterías y empecemos ya —gruñó Sakit.
King me miró y viceversa. Los dos estamos listos. Somos miembros pertenecientes a piratas poderosos. Tenemos mucha experiencia en esto y saldremos de esta. Juntos. Por ella.
El círculo blanco empezó a brillar de un color intenso que me cegó por unos segundos. Los Cuatro Antiguos volvieron a cantar en su idioma natal. Una energía extraña estaba sintiendo. No es común cuando notas la presencia de una persona poderosa. Unas palabras escuché por parte de ellos.
—Una herida simboliza la aceptación del dolor.
—Lágrimas que corrompen por dentro.
—Entregar tu corazón es una forma de pensar en amar.
—Y no rendirte ante la lujuria.
Esas palabras tendrán un significado importante para las pruebas y tengo el presentimiento de que es una prueba solamente con los cuatros sentimientos. Cuando abrí los ojos me percaté de que estaba en una zona donde no había nada. A mi lado estaba King, casi del mismo tamaño que yo, quien miraba a su alrededor a ver si encontraba algo. Yo también.
Esto me resultaba extraño. Realmente no estaba entendiendo nada. Yo caminé un poco para ver si encontraba un edificio o alguien que me resulte familiar. Mi mano está colocada en una de mis armas por si un enemigo aparece en el acto. Yo no presiento ninguna energía. Esto me está molestando mucho.
—¿Esta es la prueba? No hay nada —gruñó King.
—No bajemos la guardia —le recomendé—. No sabemos qué debemos hacer en la prueba.
—... ¿Piensas que es solo una prueba?
—Sí. Cuatro en una. No es lógico que ellos hayan recitado unas frases en conjunto.
—Sí, estoy de acuerdo contigo.
Enseguida todo mi cuerpo se erizó al notar una presencia muy poderosa detrás de mí y reaccioné, girando todo mi cuerpo y sacando mis armas. No apunté porque reaccioné a tiempo. Una persona muy familiar está de pie ante nosotros. No puede ser. ¿Qué hace Princess aquí?
—¡Princess! —exclamé—. ¡¿Estás bien?!
No obtuve ninguna respuesta. Yo iba analizando su cuerpo. No tiene la misma ropa que antes. Estas son oscuras. Su mirada es fría y sus ojos son rojos, como la sangre, y las pupilas rasgadas cual gato en plena oscuridad o reptil. No sé. Tengo un mal presentimiento.
Todo fue tan rápido ante mis ojos que recibí un buen golpe en el estómago a causa de un puñetazo. Sangre salió de mi boca y mis rodillas tocaron el suelo. Mi estómago se está revolviendo por el dolor. Joder, mira que he recibido golpes, pero este fue agresivo. Una patada me dio en la barbilla causando que cayera de espaldas al suelo. Princess quería seguir maltratando, pero King llegó a tiempo agarrando su muñeca.
—¡¿Qué demonios estás haciendo?!
Nada. No respondió. Ella no tuvo problemas en soltarse del agarre de King y propinarle un puñetazo en la cara. Este se quejó por lo bajo. El Lunaria bajó la guardia por un momento porque su tribu tiene una resistencia bastante grande.
Quiero entender el motivo. Su agresividad hacia nosotros. Cuando volví a mirarla, vi a una Princess sin emociones. No parece que esté disfrutando. Se comporta como una muñeca actuando con sus propios instintos de depredadora. Eso lo vi cuando viajamos a ese mundo de criaturas extrañas.
No. Imposible. ¿Esto es lo que es? ¿Un caparazón sin sentimientos?
—Princess —murmuré bajito, mientras me levantaba—. Esa no eres tú. Tú tienes emociones.
La mirada que me dedica es de asco, como si mis palabras no surtieron efecto. La peli-castaña caminó hasta mí. Otra vez me dio una patada en el estómago. Por poco mis costillas se rompen. No parece que ella se está dando cuenta.
—Esta no es ella. —King apartó las manos porque no paraba de sangrar por la nariz—. Es una representación de ella, si llega a ese estado.
—Entonces… ¿Ella es la prueba?
—No queda de otra que derrotar —especificó, mientras saca su espada y las llamas de su espalda se avivan—. Esto no es lo que quiero, pero no tenemos más opción.
Cierto. Solo tenemos que averiguar cómo pasar la prueba. Matarla no creo que sea la idea. Lo averiguaremos poco a poco.
Princess volvió a atacarme y, esta vez, sí que reaccioné a tiempo esquivando perfectamente. Con todo el dolor de mi corazón empecé a disparar de su lado corrompido. Las balas no hacen impacto en su cuerpo. Mi ceño está fruncido con sospecha. Joder, tiene mucha resistencia. King atacó por la espalda para asestar un golpe con la espada, pero ella lo detuvo con su brazo.
Me estoy percatando que este es el verdadero poder de Madre de Dragones cuando está al cien por ciento de su capacidad. No me quiero imaginar a Princess. Una gota de sudor iba resbalando por mi sien, mientras analizaba con desdén la situación. King está haciendo mucha fuerza y el suelo se resquebrejó. Parece que no quiere rendirse el Lunaria. Eso a Princess no le gustó mucho; desapareció delante de sus narices haciendo que King perdiera el equilibrio.
Ella está a unos kilómetros lejos de nosotros. Yo disparé de nuevo con mucha rapidez, pero fue en vano porque apareció una pared creada del suelo. Sí, esto no será tarea fácil. King, transformado en pteranodon, voló en dirección hacia ella. Princess chasqueó los dedos para que la tierra surgiera aún más creando una especie de escudo alrededor de ella. Eso no era un impedimento para King. Y para mí tampoco.
Yo corrí aprovechando la oportunidad de que está “indefensa”. Lo único que no me esperábamos es que de aquella tierra salieran pinchos voladores. Yo disparaba a cada uno de ellos para no recibir ningún impacto. Y King los esquivaba con gracia desde el aire. Está jugando con nosotros o buscando nuestras debilidades. No es un enemigo cualquiera. Esto va más allá de nuestros límites o de nuestros conocimientos en el combate.
Una de mis balas pudo atravesar aquel caparazón de piedra y, para mi sorpresa, ella no estaba dentro. ¿Una distracción? Una presencia percibí detrás de mí y yo giré para contraatacar, no obstante, la versión maligna de Princess agarró mi cuello. Mi tráquea se estaba rompiendo ante la presión y se me dificulta a la hora de respirar. Su fuerza me impresiona. Detrás de ella pude ver cómo King lanzaba fuego desde el aire. Princess me tiró como si fuera un saco para que ella pudiera esquivar los ataques. No, me equivoqué. La chica se lanzó directamente hasta King para dar un cabezazo en su estómago. Este cayó al suelo ante el duro golpe.
Un Lunaria no puede vencer a un Antiguo. La diferencia de poder es abrumadora. Escuchaba a mi compañero quejarse de dolor, mientras sostenía su zona afectada, ya estando en su estado normal.
Princess no tenía ninguna herida. Es completamente invencible. Una máquina dispuesta a matar a aquellos que estorban su camino.
Bien, es hora de aprovechar en analizar la prueba porque Princess está quieta. Esas frases que dijeron los Cuatro Antiguos tienen algo que ver. ¿Debemos pedir piedad? ¿Debemos sacrificarnos? Todo no está siendo claro para mi mente. No tiene que ser tan difícil.
—¿Tienes alguna idea? —jadeé con dificultad dirigiéndome a King.
—No… De hecho, estoy en blanco.
—Estoy analizando. No sé si esas palabras tienen algo que ver.
—¿Por qué lo crees? —gruñó por lo bajo. Le estaba costando levantarse.
—No sé. Todo esto no tiene sentido —me sinceré.
—... Sí. ¿Lágrimas? ¿Amor? Esas palabras no están en mi vocabulario.
—¿No dijiste que sentías algo por ella?
King iba a articular unas palabras. No lo hizo. Se quedó un rato analizando mi pregunta. Él lo dijo porque yo estuve presente ante su confesión.
Mis ojos se clavan en la chica que aún estaba quieta. No debemos bajar la guardia porque ella hará un movimiento rápido.
«Una herida simboliza la aceptación del dolor. Lágrimas que corrompen por dentro. Entregar tu corazón es una forma de pensar en amar. Y no rendirte ante la lujuria».
Las palabras de los Antiguos están resonando una y otra vez en mi cabeza. Dolor, tristeza, amor y lujuria. Cuatro emociones en una.
No lo entiendo.
❌❌❌❌
—¿Qué no entiendes, Izou?
La voz de padre retumbó mis pensamientos. El más mayor de toda la tripulación me miró con interés. Yo soy solo un joven de dieciocho años que está explorando el mundo.
—Las mujeres son complicadas —musité. Este rio.
—No todas. Siempre habrá alguna excepción.
Oh, claro. Él antes de ser capitán formó parte de otra tripulación, pero cada miembro tiene unos ideales diferentes. No quise preguntar con más detalle.
—Soy raro.
—No eres raro. Solo que vienes de una cultura diferente a la nuestra. A no todas las mujeres les van a los hombres maquillados.
—Sí, eso me ha pasado —me sinceré.
—Chico, te voy a decir algo. —Shirohige se puso a mi lado—. Una mujer valorará lo que hay dentro y no por fuera. Los hombres no lloramos. Los hombres amamos a nuestra manera al igual que en la cama. Y cuando llega el rechazo, es la peor herida que puedes sentir.
—Nací siendo samurái. La herida que quiero recibir es ser apuñalado o disparado.
—¿Y tú código no te permite morir siéndolo habiendo amado a una mujer?
❌❌❌❌
Padre. Siempre me has guiado en los buenos y en los malos momentos. Desde tu muerte no es lo mismo. La tripulación se dispersó y nos hemos debilitado.
No.
Yo no.
Yo proseguí a ser mejor que nadie. Soy un buen tirador. Un samurái proveniente de las tierras de Wano para ser mejor persona y morir con honor. Buscar una mujer no estaba en mis planes. Y cierto sentimiento hacia la chica que tengo delante de mí apareció. Por ella daría mi vida. Yo lloraría para que aceptara mis sentimientos. Sí tengo que aceptar el rechazo, lo haré como un guerrero porque la amo y no solo por deseo.
Espera, ¿qué es lo que dije?
—¡King! ¡Lo tengo!
—¿A qué te refieres?
—¡He averiguado como…!
Princess no me da tiempo de explicar porque me atacó. Yo bloqueé con mis brazos. No fue suficiente por su fuerza descomunal. Creo que lo averigüé. Es por ello que me atacó. No hay otra razón más. Entonces King me cogió de los brazos para volar con mucha rapidez y alejarnos del campo de batalla.
—¡Debemos aceptar nuestras emociones! ¡Qué queremos!
—¿Estás diciendo…?
—¡Sé que es muy difícil para nosotros! Los hombres amamos a nuestra manera. O nunca lloramos. El dolor solo lo experimentamos en la batalla.
Parece que el Lunaria está analizando cada palabra. Es bastante comprensible y confuso al mismo tiempo, pero es lo que he comprendido. Yo miré abajo viendo que Princess nos estaba siguiendo con mucha velocidad. Sé que estábamos huyendo para poder hablar con tranquilidad.
Pero el movimiento que hizo King me alertó demasiado. Él dio la vuelta para dirigirse hacia ella.
—¡¿Qué haces?!
—¡Sí es correcta tu teoría, la vamos a aceptar!
—¡¿Y si me he equivocado?!
Al estar distraídos con la conversación, no nos percatamos que Princess desapareció delante de nosotros. King cayó al suelo así sin más. Creo que esto es cosa de ella. Ambos nos hemos levantado con rapidez hasta que un dolor descomunal sentí en mi pecho izquierdo.
De mi boca no paraba de escupir sangre. Mis ojos miraron hacia abajo. Princess atravesó sus manos en mi pecho y el de King. Tengo la sensación de que está agarrando mi corazón, como una forma de arrancármelo. Yo, con las fuerzas que me quedaban, agarré su muñeca para que no hiciera ningún movimiento.
—Princess —jadeé su nombre—, tienes miedo de estar sola. Que vayas a caer. Pero eso no sucederá. Nosotros… Tenemos sentimientos.
—Este dolor no es comparado con nuestras duras batallas. —King tiene mucha resistencia—. Yo… lo que percibo es que nos repudias por ser lo que somos. Qué somos iguales al resto.
Por un momento vi a la chica teniendo interés en nuestras palabras.
—Y no es así —continué—. Míranos. Somos tan iguales a ti. Únicos en esta vida y lo único que pensamos es que estaremos solos para siempre. No… No es así. —Lágrimas resbalan por mi rostro. Mucho tiempo sin llorar.
—Has despertado mi interés. No en el sentido sexual, sino emocional. Aunque sea un tipo duro, yo demuestro… mi amor a mi manera.
—Princess… Déjanos entregar nuestro amor.
Espero que esa sea la prueba porque más no podía hacer. Mi corazón está dejando de latir porque estoy perdiendo mucha sangre. No dejé de mirar a Princess. Quisiera saber qué es lo que piensa realmente. La joven hizo una mueca, una sonrisa. Y nuestros corazones fueron arrancados en un santiamén.
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