Capítulo 19. Ellas

Tenemos cuatro fragmentos de ocho. Nos falta la mitad. Eso es una muy buena señal porque estamos avanzando progresivamente, aunque no debemos bajar la guardia porque los Cuatro Antiguos no hicieron acto de aparición. Ellos estarán esperando el momento adecuado. Y yo estaba absorta de que el poder de la Estrella Cobalto tuviera cierta influencia en mí.

No paraba de mirar de vez en cuando la espalda ancha y decorada por esas alas grandes y negras de King. Joder, muy cerca lo tenía. Es muy atractivo. Y pensar que es el único de su especie. En cierta manera, tengo recuerdos siendo transformada en bebé. Él me cuidó en todo momento. Y ahora algo raro estaba pasando. ¿Será que se siente responsable por lo ocurrido? Es una de las posibilidades.

Este viaje interdimensional está siendo eterno. Quiero que acabe pronto. Como si mis palabras fueron escuchadas, hemos parado en un campo lleno de flores y árboles a nuestro alrededor. Dime que… Miré automáticamente atrás para ver si tenía cola de cerdo. No. ¿Y orejas? Tampoco. Ay, por la Virgen del Pino, puedo relajarme. No es posible volver al mismo mundo, ¿o sí? Bueno, debería fiarme de Golzy, que es la bruja y experta en todo esto.

—Que mundo más tranquilo, poupou.

—Sí —susurré con asombro—. No aparenta que haya peligro.

—Este es un lugar seguro —comentó Golzy—. De hecho, aquí me reúno con el equipo.

¿Equipo? ¿Cómo qué equipo?

—No has mencionado que trabajas con gente.

—Y ya es hora de que las conozcáis —rio.

Usó el género femenino. Entonces son mujeres. La cuestión es cuántas personas. Ninguno de los chicos dijo nada. Me di cuenta de que están tensos. No quiero dar mucha importancia porque a lo mejor no les gusta este lugar. A mí me parece un buen sitio para relajarse después de todo ese follón de ir a mundos diferentes.

Golzy nos indicó que la siguiéramos porque teníamos que ir a una casa. No está lejos por lo que comentó. Yo observaba todo a mi alrededor. Las flores están bien cuidadas al igual que las copas de los árboles. Una de ellas tendrá que ser una amante de la naturaleza. Al fondo de los arbustos hay ciervos con sus crías que nos miran con mucha atención. Solo sienten curiosidad porque es la primera vez que ven a unos desconocidos.

Luego me percaté de un camino de tierra. ¿Desde cuándo? Esto me resultaba extraño, sin embargo, debo permanecer tranquila porque estamos en un lugar seguro. Los Antiguos no pueden encontrarnos. Esa es la ventaja.

Oh, es una casa con forma de cabaña y se ve espléndida. Golzy con su magia la tendrá bien cuidada. Del césped alto salió un conejo blanco que saltaba en dirección a la izquierda. Yo le seguí con la mirada para saber a dónde iba hasta que su destino fue parar a los pies de una chica.

Cabello negro azabache y corto que le llega a la altura de los hombros. Ojos grandes y color chocolate. Su piel es blanca como la mía. Su mirada da una muestra que está confusa o llena de intriga al vernos. Y a su lado un gato siamés que no paraba de maullar.

Es extraño. Es como si la conociera.

—Veo que no has perdido el tiempo en cuidar el jardín, Amélie.

¡Ah! ¡Mi preciosa y dulce Amélie! ¡La estoy viendo en persona! Dios, es justo como me la imaginé. Es tan bonita en persona.

—¿Golzy hizo nuevos amigos? —Y su voz es exactamente la de una chica inocente. Fina y aterciopelada.

—De Madre de Dragones y de unos tíos buenorros. ¿Con cuál te quedarías?

Ninfómana. Solo piensa tener algo entre las piernas. A Amélie siempre la junté con Cracker. Puede que sean todo lo contrario, pero sé que el peli-morado haría lo que fuese para conquistar a la chica.

Yo sentí la mirada de Amélie. No mostraba ninguna emoción. Claro, yo la creé con una condición en su salud psicológica. Ella se acercó. No mucho. Sus ojos no están conectados a los míos. Ella es un poquito más alta que yo.

—Se parece mucho a Len.

¿Eh? ¡¿Hirawashi Len está aquí?! ¡¿Mi primera creación?!

—Ahora que lo dices, sí. Pero no tiene tanta mala leche como la tsundere.

—¡¿Qué has dicho, ninfómana de mierda?!

La puerta de aquella cabaña se abrió de golpe. Por poco casi se rompe ante esa brutalidad. Salió una chica de mi estatura con tez blanca tirando a morena. Cabello castaño bien recogido por un moño. Ojos avellanos. ¡Es ella!

—¡Tú y tus putas manías de traer hombres a casa en nuestra cabaña! ¡Solo piensas en ti y no en el resto!

—Oye, que también traje a Madre de Dragones.

—¿M-Madre de Dragones?

Otra voz apareció. Esta vez esta chica es un poco más regordeta que yo. Su cabello es castaño cobrizo y ondulado. Sus ojos son de un color muy bonito, verde esmeralda. Y tiene pecas en sus mejillas.

¡Ella es Rose!

¡¿Qué más sorpresas me voy a encontrar?!

—¡Encantada de conocerte! —exclamó Len agarrando mis manos. ¡Ostia! ¡Vaya fuerza!—. ¡Mi nombre es Hirawashi Len! ¡Ellas son Amélie y Rose!

—E-Encantada… —tartamudeo porque ella estaba agitando mi brazo cual trapo.

—Se parece mucho a ti, Len —musitó Rose.

—¡Es que sabía que tenía un alma gemela! —El brazo de ella se colocó por mis hombros cogiendo total confianza.

—Es muy chillona…

—¡¿Dijiste algo de mí, coletas?! —gritó, dirigiéndose a Cracker. Me voy a quedar sorda.

—Mejor entremos a la cabaña —recomendó Golzy.

Sí, le doy la razón del mundo. Ahora mi pregunta es si las tres están metidas en esto, es decir, que también estén buscando los fragmentos de la estrella. Lo curioso es que Poupou no parece conocerlas. Probablemente él estaba más en la casa original de Golzy que en este mundo.

Rose nos ofreció amablemente unas tazas de té. Yo me negué porque no tenía muchas ganas. Viéndola de cerca ella es muy bonita. Es verdad que la creé para que se sintiera insegura de sí misma y que un hombre la amase tal como es. En este caso, la pareja ideal de ella sería Smoker o Marco.

El nombre del pelirrubio pasó por mi cabeza en un santiamén. Lo miré por el rabillo del ojo. Marco no apartaba la mirada en la peli-cobrizo. Eso pasó también con Lucci y Golzy. Tengo la certeza de que hay cierta química. Katakuri y Cracker también, pero con Len y con Amélie. ¿Qué es esta sensación que estaba percibiendo? Me siento como si estuvieran a punto de traicionarme.

—Tenemos cuatro fragmentos de la Estrella Cobalto —informó Golzy que se sentó en el gran sofá.

—Y nosotras las otras cuatro —murmuró Len. Ella fue directamente a un mueble para abrir un cajón y luego tomar un saco. Lo dejó en la mesa para mostrar el resto.

—¡Oh, Dios! Eso significa que la maldición se desvanecerá —gemí con emoción. Estoy a punto de llorar.

—¿Sabes cómo juntarlas? —cuestionó Izou a Golzy.

—Sí, pero no es nada fácil. —¡Ya empezamos!—. Necesito un montón de magia y energía lunar para hacerlo. Hoy no hay luna llena, así que tendremos que esperar cinco noches.

Mierda. Yo pensaba que todo es de color rosa y parece ser que no. Tendré que aguantar hasta que llegue el momento, ¿no? Ya lo hice un par de veces. Rose iba ofreciendo el té a los chicos. Ella no miró a ninguno por vergüenza. La timidez está presente en ella. Al igual que yo, llevaba ropas holgadas para no mostrar de más. A todo esto: ¿qué habilidad tendrá?

Eso me preguntaba también por Amélie que está tranquila y acariciando el lomo del gato. Mr. Pickles tiene que ser su nombre, no cabe duda. Con Len no hace falta porque tendrá una fuerza descomunal. Por eso tiene el mote de “La Quebrantahuesos”. Ños, el olor del té inundó mi olfato. Huele rico.

—¿Y el poder de un árbol lunar no funciona? —preguntó Amélie—. Eso me está sugiriendo Mr. Pickles. —¡Ah! Tiene la habilidad de hablar con la naturaleza.

—No, tiene que ser proveniente del cielo —aclaró.

—Entonces habrá que esperar cinco noches —dijo Katakuri. Me he fijado que él no ha tocado el té.

—Esto de esperar me va a matar —se quejó Cracker.

—Bueno, piensa que tienes la oportunidad de fo…

A Golzy no le dio tiempo de terminar la frase porque esquivó rápidamente un puñetazo al aire de Len. Eso causó que se rompiera en pedazos la pared. Quién tuviera de enemiga.

—Palabras feas ante Amélie no, ninfómana.

—Y tú intenta no romper nada que tenemos invitados, tsundere —especificó. Con un simple chasquido la pared volvió a la normalidad.

—Como si decir palabrotas fuera malo —gruñó por lo bajo King.

—Ella es delicada, pajarraco. ¿No ves que es la más inocente? Hay que cuidarla y mimarla todo lo posible.

—Amélie es adulta —reprochó ella.

Escuché a Cracker atragantarse y ponerse rojo al oír a Amélie referirse en tercera persona. Es costumbre de ella hacerlo. Creo que le estaba empezando a gustar o eso quiero pensar. No quiero. De algún modo, me estaba doliendo esto. ¿Por qué aparecieron? ¿Para arruinar mi vida amorosa con ellos? ¿Por qué estoy pensando negativamente?

—Si tenemos que esperar por mucho tiempo, cada uno debe tener una habitación-yoi —especificó Marco.

—Sí, necesito descansar. Tengo la cabeza dándome vueltas. —Izou se tocó la frente, mientras fruncía el ceño.

—H-Hay suficiente habitaciones para todos —tartamudeó la joven Rose.

Bueno, algo es algo. No quisiera compartir cama con los chicos y más aún que estoy notando cierta tensión en el ambiente. Tonterías. Serán imaginaciones mías lo más probable.

Rose nos indicó a cada uno cuál sería nuestra habitación. La mía está al fondo del pasillo. Cuando abrí la puerta me sorprendí que fuera tan amplia con una gran cama y unos ventanales que dan acceso al balcón. No me resistí en abrirlas porque el sol se estaba escondiendo en aquellas colinas. El atardecer es super bonito y romántico.

Ahora que lo pienso, aún no me he transformado en esos estados. Esos poderes que desperté en el mundo de One Piece. Pensándolo bien, nunca me he quitado las gafas. ¿Por qué? No sé si es por el miedo que me causa la transformación o por el simple hecho de que no me gusta. Es una pregunta que me haré siempre.

Si me quito las gafas, entraré en modo diurno o nocturno. Vaya, o una mezcla de ambos porque aún hay sol, pero se está escondiendo. Nah, lo dudo mucho. Me pasaría así admirando la puesta de sol y luego las estrellas que brillan en la oscuridad. Es una ventaja porque no hay mucha iluminación.

—Te noto aburrida.

¡Casi me da un paro cardíaco! Giro mi cabeza a la izquierda para ver quien era el responsable de esa voz. King, o también conocido como Alber, dormirá en la otra habitación del otro lado. No me puedo creer que tenga al Lunaria demasiado cerca.

—No, solo admiraba el paisaje —respondí.

Él bufó por lo bajo clavando la mirada al horizonte. No me percaté que King fuese grande en cuanto a tamaño. Es flipante lo que hace Oda. Faltaba que hiciera otro hombre atractivo de nueve metros. Definitivamente te rompería en dos. O un gigante. Es muy difícil mantener relaciones sexuales con tal bestialidad.

De pronto, King saltó sin ninguna dificultad desde el otro balcón al mío. ¿Es que todo el mundo me quiere dar un susto o qué? La criatura se acomodó en la barra con los brazos cruzados. No puedo verlo. Es muy atractivo para mis ojos. Katakuri y él están a la par. Además, la altura no está ayudando mucho, digamos.

—¿Qué pasará después de que acabemos con todo esto? —me preguntó.

—No lo sé. Desconozco si soy capaz de matar a los Antiguos faltantes —confieso—. Si los derroto, cada uno volverá a su mundo.

—... ¿Y tú no quisieras ir al nuestro?

Esa pregunta me dejó a cuadros.

—Ya has oído a Golzy. Yo provengo de un sueño creado por mí. No sé por cuánto tiempo volveré a tener sueños y estar en vuestro mundo. Seguramente que no los vuelva a tener —especifiqué.

Es muy poco probable. Seguramente no pueda volver, aunque lo desee con todas mis fuerzas. Y más aún cuando he sentido que los cuatro hombres, quienes se fijaron en mí, se sientan atraídos por mis creaciones. No quiero llorar. No deseo demostrar que estoy enamorada de ellos.

No me resistí en abrazarme porque sentí frío en ese instante. No quiero cerrar los ojos por miedo a volver a la oscuridad. La soledad es mi debilidad. Me he dado cuenta a lo largo de mi aventura. De no ser amada realmente por alguien. Quiero mandarlo todo a la mierda.

De repente, unos toques en la puerta llamaron mi atención. ¿Quién será? Caminé hasta la puerta sintiendo la mirada de King porque siente cierta curiosidad. Al abrir la puerta me encontré la grata sorpresa a Izou. Este mantenía una sonrisa de oreja a oreja.

—Hey, Princess —me saludó—. ¿Puedo pasar?

—Estoy yo primero —anunció el Lunaria. Izou al verlo puso mala cara.

—... Sí, claro.

Pero su rostro cambió al darle mi invitación. El onnagata se adentró a mi habitación temporal y se sentó en la cama. Tener a dos hombres y estando yo sola no es buena señal. Debo mantenerme alerta.

—Te vi triste antes —murmuró Izou—. ¿Te encuentras bien?

—... No sé qué pensar porque los noté raro a los chicos al conocer a esas chicas. Es como si… comenzaran a cambiar sus gustos.

No quiero pensar en ello, pero es muy difícil. Todo es posible. Mi cabeza está agachada con la mirada centrada en el suelo. Quisiera despertar de este fatídico sueño y borrar todo lo que está pasando. Eso me gustaría.

—Las hormonas pueden causar eso —farfulló King.

—Con tus comentarios no ayudas mucho —dijo Izou con una gota resbalando por su sien.

—Solo digo que si ellos cambian de parecer, pues son unos idiotas. Recién las conocen y ya están así, aún sabiendo que tienen sentimientos hacia Princess.

—... Es mi culpa.

—No lo es —reiteró Izou—. El Lunaria solo comenta por comentar.

—No, en realidad lo es porque esas chicas las creé yo —murmuré. Ellos me miraron con sorpresa—. Es un poco complicado de explicar. Ustedes en mi mundo sois caricaturas que no existen y siempre me he imaginado juntar a uno de ustedes con un personaje imaginario mío. Y mira… está sucediendo.

La atracción es muy poderosa. Ellos están destinados a juntarse con ellas y yo solamente tengo que aguantarlo. No me queda de otra que aceptar la gran realidad. Un pequeño roce sentí en mi mejilla izquierda y el responsable me sonreía con ternura. Me sonrojé por completo por como me acariciaba Izou.

—No te atormentes —me aconsejó—. Si hiciste eso, es por algo. Quiero decir, el mundo de los sueños es bastante amplio. Tu mente quería que pasara esto por alguna razón específica. No sé si es por tu felicidad o porque eres lo que eres. Son muchos factores.

—Tu destino no es estar con ellos —siguió hablando King.

—¿Y con ustedes dos sí? —cuestioné, mirándolos—. Recién os conocí y sé que no tenéis ningún tipo de sentimiento hacia mi persona.

—Te equivocas —me corrigió. No reaccioné a tiempo porque él me atrapó en la cama. Más roja me puse porque sentía la respiración de King chocar en mi rostro—. Yo nunca me sentí así y ahora es diferente. Ese suceso con esa criatura ha hecho que me diera cuenta de ciertos sentimientos que despertaron así sin más.

—Eh, yo también estoy igual. La verdad es que… yo estaba destinado a estar solo y morir como un verdadero samurai. Pero vi en ti algo de esperanza.

Todas esas palabras resuenan en mi cabeza. No. Todo es mentira. Yo no puedo fiarme de ningún hombre. Con mis manos hice todo el esfuerzo para empujar a King porque no lo quería cerca. A ninguno de los dos.

—No me mintáis.

—No estaría aquí. Y King tampoco.

—Las palabras duelen, ¿sabéis?

—Sé que no quieres creerlo, pero es así. —Izou agarró mis brazos. Me sentí vulnerable ante su toque—. Es ilógico que tanto él como yo estemos aquí. Entendemos que tengas sentimientos fuertes hacia ellos y las cosas pueden cambiar para bien o para mal. Sin embargo, no es plan para que sigas sufriendo y que ese hechizo te doblegue por completo.

Me había olvidado por completo que “la nada” puede cegarme absolutamente y convertirme en una bestia feroz capaz de matar con saña a cualquier ser vivo. No. No quiero eso. No quiero dañar a aquellos que quiero. Solo deseo que esta pesadilla acabe y que los Antiguos restantes desaparezcan.

Izou soltó con suavidad mis brazos y yo con mis manos oculté mi rostro calmando mis ganas de llorar. No me siento yo. Este comportamiento no soy yo. Es el hechizo que está nublando mi mente. Todo esto es un juego por parte de los Antiguos.

De repente, un ruido estruendoso nos alertó demasiado. Yo salí corriendo hacia el balcón para ver qué pasaba. Un gran humo se hace presente a cinco kilómetros. ¿Es cosa de Golzy? Ella dijo que este mundo es un lugar seguro. Tengo la corazonada que esto no pintaba bien porque vi a la bruja salir de la nada.

—No puede ser… —murmuró.

—¡¿Qué ocurre?! —le grité.

—¡Tienes que esconderte…!

A Golzy no le dio tiempo de terminar su frase porque una estaca traspasó por su vientre. Mis ojos se ampliaron con cierto horror. No paraba de sangrar y cayó malherida, mientras maldecía por lo bajo.

El responsable de ese acto es un chico joven y apuesto de cabello negro cual tizón y corto. Sus ojos también son de ese color, pero su mirada es fría. Piel blanca como la nieve misma y vestía una indumentaria similar a la de King. Todo de cuero.

Él se lamió un poco los dedos manchados de la sangre de la gótica. Parecía que lo estaba disfrutando. Oh, no me jodas que es un sádico.

—Como se nota la descendencia. Solo que no eres tan poderosa como el resto de tu familia. —Su voz áspera y fría causó que todo mi vello se erice.

—Hijo de puta…

—¡Eh! ¡No toques el pelo a la ninfómana! —gritó Len saliendo disparada de la casa para propinarle un puñetazo. No obstante, este lo esquivó fácilmente y le dio una patada fuerte en el estómago de Len.

—Debes aprender de las otras —murmuró—. Ellas saben que no deben enfrentarse a un Antiguo.

¿Oí bien? ¿Es uno de los Cuatro Antiguos? Los ojos de ese joven se clavaron en mí. Todo mi cuerpo se heló. Este sentimiento es de puro miedo. Él hizo una reverencia a modo de respeto.

—Encantado de conocerla en persona, Madre de Dragones. Perdone por este desastre, pero me vi en la obligación de entrar y atacar a estas niñas estúpidas.

—Tu voz… me resulta familiar.

—Sí, en aquel sueño que tuvo con nosotros. Me vuelvo a presentar: soy Sakit, el Antiguo del placer y del dolor.

—¿A este le va lo sádico? —preguntó Izou con una gota en la sien—. Tiene que ser tu primo lejano.

—Que gracioso.

Yo salté desde el balcón para tener enfrente. Yo miré atrás viendo al resto observando lo que estaba pasando. Yo estaba tensa por lo que iba a pasar. Parece que Sakit está muy tranquilo. Los quejidos de Golzy y Len resuenan un poco. Él parece disfrutarlo porque una sonrisa se cernió.

—Es difícil que escapes de nosotros, Madre de Dragones.

—Dejadme en paz —le supliqué.

—¿Y perder esta gran oportunidad? No. Como dice el dicho: a la tercera va la vencida.

—¿Es que no entendéis que yo no quiero formar parte?

—Te niegas a la realidad. —Un movimiento rápido fue suficiente para que Sakit se acercara demasiado—. Nosotros los Antiguos somos dioses. Seres superiores al resto de la humanidad y a otras criaturas. Aunque podamos vivir por mucho tiempo, sin una hembra en nuestra vida, nosotros nos extinguiremos.

—No soy un juguete —aclaré—. Yo tengo mi propio destino y es acabar con todo esto. Como siempre quiso vuestra madre y Diena.

No veía ningún sentimiento en sus ojos. Sakir suspiró, llevándose la mano a su rostro queriendo calmarse y no hacer ninguna estupidez. Yo soy clara con las cosas. Detrás veía a ambas chicas levantarse y Golzy usó sus poderes para curar esa herida mortal. Una gota resbalaba por mi sien. Estoy nerviosa por lo que iba a pasar y no lo negaba en absoluto.

—En tu corazón hay dolor —murmuró. Sus ojos oscuros cambiaron a un tono rojizo. Por alguna extraña razón, me quedé hipnotizada ante su mirada—. Sé lo que se siente porque yo represento ese sentimiento. Serás traicionada por aquellos a quienes amas. ¿Estás dispuesta a sufrir?

—Oh, no. Está usando su poder en ella —tartamudeó Rose con miedo.

—¡Princess, no caigas! —gritó Katakuri.

—Y-Yo… —No sé qué responder.

—Cuánto deseamos que eso desaparezca. Yo lo puedo ver en ti, Madre de Dragones. —Sus dedos tocaron con suavidad mi barbilla—. Sabes bien que el amor que sientes hacia esos hombres desaparecerá. El odio te consumirá y no serás capaz de entrar en razón. Yo puedo liberarte de esa angustia. Convertirte en un ser sin emociones.

Mi corazón late por cada palabra de Sakit. Es como si tuviera él la razón. Yo quiero que este sentimiento desaparezca. Que sea rápido e indoloro. No obstante, todo fue en vano porque un disparo escuché y Sakit desvió la cabeza con mucha facilidad. Ante eso, me asusté y vi al responsable.

Izou sostenía su arma con mucha decisión y con el ceño fruncido. Esa respuesta no le gustó demasiado a Sakit. Lo tomó como una amenaza para su objetivo, incluso chasqueó la lengua con cierta molestia.

—Ustedes sois unos pesados. Si tenéis ganas de que la especie sobreviva, buscad a una mujer que lo haga.

—... Los humanos no comprendéis nada. Nuestra especie tiene que ser pura.

—Ya eres como el Lunaria, ¿no?

—Cuidado con lo que dices, onnagata —gruñó King.

Entonces Sakit me empujó con violencia a lo que yo caí en el suelo. Ante esa fuerza yo perdí mis gafas que se alejaron todo lo posible de mí. Aquella criatura descendiente de los dragones está dispuesta a matar con saña a sus presas. No. Debo impedirlo a toda costa.

El sol se escondió completamente dando inicio a la noche. Mi corazón está latiendo con mucha fuerza. Esta sensación la conozco demasiado bien. Una fuerza monstruosa, que estaba dormida, se está despertando. Yo me levanté como si nada y mis ojos se clavaron en el enemigo.

El demonio que habita en mí ha despertado para proteger a los que ama.

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