Capítulo 18. Lunaria confuso
El llanto me despertó. Demonios. ¿No hay nadie que acuda a su llamada? Detesto a los mocosos. Esa chica llamada Princess, transformada ahora en una bebé por motivos que desconocemos, está llorando desconsoladamente. ¡¿Todo el mundo tiene el sueño profundo o qué?! Retiré las sábanas y pisé el suelo frío, mientras agitaba mis alas con rabia. La habitación de ella está enfrente de la mía.
Por un momento vi como la luz que dejaron encendida Charlotte e Izou comenzó a parpadear. ¿Hay problemas con la electricidad? No lo sé y no me importa. Lo único que quiero es dormir y volver a mi mundo. Kaido me necesita. Él no puede llegar a ser el Rey de los Piratas sin mi ayuda.
Entonces entré en la habitación. Princess dejó de llorar al percibir mi presencia. La bebé se levantó como pudo de la cuna aún con lágrimas en los ojos. Yo la estaba mirando con cierta molestia. Ella parecía entenderle porque su cuerpo se cohibió mucho.
—Has interrumpido mi sueño —le dije—. Espero que tus lloriqueos no hayan sido en vano.
Princess estiró su pequeño brazo y con el dedo apuntando a una zona en concreto de la habitación. Una entrada que da acceso a un armario. No me jodas que esta niña cree que hay un ladrón o algo así. Fui hasta el lugar buscando el interruptor para encender la bombilla. No hay nada. Todo está en orden. Me giré con cierto cabreo hacia ella.
—Escúchame bien. Odio las atenciones de los mocosos; así que, si todavía tienes mente de adulta, ¡deja de estar interrumpiendo el sueño de otros por una estupidez!
Unas cuantas lágrimas se asoman en los ojitos de aquella bebé. Joder con la niña. No paraba de balbucear cosas sin sentido y miraba a su alrededor con mucho miedo. Un suspiro solté no teniendo más opción que cogerla y llevármela de aquella habitación. Poco a poco ella se iba relajando entre mis brazos, como si se sintiera protegida. Maldita mocosa.
Ya estoy en mi habitación acostada en la cama con ella a mi lado. Sonidos de felicidad escuchaba por su parte. Sus manos tocan con cuidado mis plumas negras sintiendo la suavidad de estas. Me he fijado que ella iba cerrando los ojos lentamente quedándose profundamente dormida. Bueno, al menos no va a dar la lata durante toda la noche.
Podré dormir, por fin.
Al día siguiente, me desperté notando cierto peso en mi pecho y como si estuviera sosteniendo algo. Mierda, no me di cuenta que estaba abrazando a Princess. Se veía tranquila. Cierto sentimiento está creciendo en mí. No. No puedo. He aprendido que no puedo fiarme de nadie, aunque tenga enfrente a la mujer más bonita para mis ojos.
¿Qué tonterías estoy diciendo? No niego que Princess es interesante. De hecho, sus comentarios un tanto agresivos me encienden y dan ganas de comprobar que tan buena es en la cama.
Lentamente acerqué mi gran mano a su pequeña cabeza tomando algún que otro rulo de su cabello. Ella despertó enseguida. Mierda. Espero que no llore. La pequeña bostezó con fuerza y se llevó sus manitas a los ojos para rascarse. Luego ella me miró. Yo me quedé quieto cual estatua a ver si me ignoraba. Fue en vano porque empezó con una cantaleta llena de felicidad e hizo el gesto de abrazar mi pecho. Maldita sea mi suerte.
Giré mi cabeza hacia la pequeña mesa para ver la hora. Probablemente el resto habrá despertado. Yo me levanto, teniendo cuidado con ella. La niña está muy pegada a mí. Espero que no se acostumbre porque odio a los críos. Voy bajando por las escaleras y oliendo a comida. Mierda. Esa bruja está cocinando. No me fío para nada su comida.
—¡Ay, ahí estabas Princess! —exclamó Cracker. Es un chillón.
Ella lo ignoró completamente. Más bien escondió su cabeza en mi pecho. La cara de póker que puso Cracker fue graciosa.
—Oh, vamos, si ayer te gustaba estar conmigo. Además, este tipo odia a los críos.
—Sí, pero fui yo quien acudió a su llanto anoche —aclaré, acercándome a la mesa y sentarme en la silla.
—¿Estuvo llorando?
—Joder, ¿todos estabais sordos o qué? —encaré a Lucci.
—Todos estábamos cansados-yoi —se defendió Marco—. Siento si no me he enterado, Princess —se disculpó.
Me fijé que ella ladeó un poco la cabeza para mirarlo. Pero luego a su posición de antes. ¿Son cosas mías o está enfadada con el resto menos conmigo? No tengo la capacidad de leer los pensamientos de un bebé. Cracker estiró los brazos queriendo coger a Princess. A veces se comportaba como un crío enamorado. Bueno, mejor para mí porque así me la quito de encima.
Se la entregué sin rechistar porque he visto que tenía el biberón en sus manos, no obstante, Princess puso un gesto de desagrado e intentaba todo lo posible en no querer comer. Cracker insistía hasta que ella decidió llorar con fuerza. No estaba entendiendo su comportamiento. Y, de un solo parpadeo, ella volvió a mis brazos. Pero ¿qué?
—Estaba mejor con el Lunaria —murmuró la bruja, quién con su magia extraña colocó los platos y la comida en la mesa—. ¿No ves que se siente más protegida? A no ser que sea una manera de ligue hacia ti.
Fruncí el ceño. Tonterías. Ahora es una bebé y dudo mucho que sea consciente de sus actos. Solo sé que tengo que alimentarla. Joder, tengo la mala suerte del mundo. Los críos no se me dan bien. Además, nunca en mi vida me he planteado tener hijos. Sí, soy el único de mi especie vivo en esta faz de la tierra y muchas mujeres se me han insinuado.
Princess está comiendo en mis brazos. Al menos no me está dando problemas. Creo que sabe mi naturaleza y no desea molestarme demasiado.
—¿Alguna novedad sobre este mundo?
Cierto. Buen punto, perro del gobierno.
—Le estoy dando muchas vueltas, pero aún no tengo respuestas. Ni siquiera una pista —confesó Golzy.
—Entonces estamos en un mundo en el cual no sabemos dónde está el fragmento —dijo Izou.
—Así es. Mi brújula no detecta nada.
—¿Y si hay algo con mucho más poder que tú, poupou?
La bruja se quedó pensativa ante el comentario del búho. ¿No se supone que es muy poderosa? Aunque, técnicamente, cada ser humano tiene debilidades. Yo no las tengo. Soy la criatura perfecta que el Gobierno Mundial teme. Soy genéticamente invencible.
Un "bu" escuché. Princess terminó de comer. Oh, no. Ya sé lo que viene después. ¿Por qué no pueden hacerlo los dos hermanos? Me la coloqué en el hombre y le di pequeñas palmadas para sacar el buche. Parezco un estúpido.
De pronto, su pequeño cuerpo se tensó a lo que detuve mis movimientos. Por el rabillo del ojo vi que ella mantenía la mirada fija en un punto. Yo la seguí. Una puerta que da acceso al sótano y está entreabierta. Juraba que antes lo vi cerrado al llegar a la cocina.
—¿Y si es una trampa-yoi?
—Uhm, no me extrañaría, fénix.
—¿Ya encontraste la manera de que vuelva a su estado normal?
—Grandullón, mis sueños eróticos son más importantes que buscar una solución a su estado —admitió.
—¡Pero ella no estará así por mucho tiempo, poupou!
Yo estaba escuchando toda la conversación, pero con la mirada fija hacia esa puerta. Algo o alguien nos estaba observando. No estoy seguro de qué. Mis brazos se movieron para que Princess dejara de mirar ese lugar y estar tensa. Todavía lo está. Realmente no me gustaba esta sensación. Ella no estaba a gusto. Sabe que algo anda mal en esta casa.
—Estás distraído-yoi.
La voz de Marco interrumpió mis pensamientos. Yo parpadeo unas cuantas veces para retener la información.
—Anda algo mal en esta casa —murmuré.
—... No eres el único que lo nota —se sinceró Katakuri—. Ayer ella tenía la mirada fija en un sitio.
—¿Recordáis si la puerta del sótano estaba medio abierta?
Cada uno se miró entre sí y luego miraron en dirección hacia ese sitio oscuro y lúgubre.
—No pensáis que habrá un monstruo, ¿verdad, poupou?
Yo me levanté porque no escuché la frase que realizó ese libro. Yo nunca he soltado a Princess porque ella estaba temblando. Yo caminé hasta la puerta para quedarme enfrente y el resto hizo lo mismo. Golzy usó su magia para abrirla completamente. Definitivamente, es un sitio perfecto para castigar a alguien.
—Esto es una tontería —dijo Lucci.
—Para Princess no —aclaré—. Está tiritando en mis brazos y está agarrando con fuerza mis ropas. Ella sabe que hay algo raro ahí abajo.
—¿Desde cuándo te importa? —me preguntó Cracker.
No respondí. Simplemente tomé la decisión de bajar por las escaleras escuchando las quejas del pajarraco. Por cada escalón que pisaba, se escuchaba un ruido estruendoso. Yo diría que sería capaz de despertar al mismísimo demonio. El resto me acompaña para estar seguros de que no haya nada en el sótano. Los quejidos de Princess se vuelven inminentes. No le gustaba mucho este sitio.
Y cuando pisé el último escalón, todo mi cuerpo se tensó. Tengo la incertidumbre de que alguien no está observando. Katakuri pudo encontrar el interruptor de la luz, pero, sorpresa, no encendía. De mi espalda invoqué el fuego para iluminar el lugar. Un poco siniestro todo, pero estoy bastante habituado. Entre todos decidimos dividirnos en pequeños grupos.
No sé qué está sucediendo en este lugar. No pinta nada bien. Mi vista está al acecho de cualquier movimiento extraño que pueda haber. Y el resto también. Con un brazo sostenía a la bebe y con el otro iba sacando mi espada porque empecé a escuchar ruidos extraños. Tal vez sean los latidos de mi corazón o la respiración de Princess que se está volviendo más agitada.
¿Por qué me está importando su seguridad? ¿Tiene razón lo que dijo la bruja? Esa duda causó que yo me detuviera en mi sitio y analizara un poco. No la conozco. Es una humana al igual que el resto. Pero siento que es mi deber hacerlo. Protegerla de cualquier mal. Un calor que no estoy acostumbrado está surgiendo en mi órgano vital. ¿Qué es esto?
—Bu…
Agaché la mirada encontrándome a Princess mirándome a los ojos. Esa mirada me indicaba algo. Con su mano pequeña tomó mi trenza con total sutileza. Espera, ¿no me digas que percibió algo que no cuadraba en mí? Esto es vergonzoso. Yo un Lunaria no debe tener sentimientos hacia una humana.
—¡Charlotte! —llamé al mayor—. ¿Podrías cogerla?
—¿Ya te has cansado de ella?
—Me está incomodando su mirada.
—Solo es un bebé curioso —dijo él. Sin embargo, no peleo conmigo, más bien estiro los brazos hacia la niña—. Ven conmigo, Princess.
Ella se negaba rotundamente. Esto ya es el colmo. Con mi mano cogí su ropa para alejarla de mí para que entienda que no quiero estar más con ella.
—¡No quiero estar contigo, joder! ¡Estás haciendo que me confunda!
—No la grites, pájaro de mierda —me insultó el otro hermano.
—¡Me da igual! ¡Quiero que entienda que no la quiero cerca de mi! ¡Está causando que tenga confusiones en mi cabeza! ¡¿Yo, enamorado?! ¡Eso nunca pasará! ¡No por mi cadáver! ¡Soy un Lunaria que prefiere morir estando solo! ¡Así que deja de estar tan pegada a mí y ve con otro hombre!
Todo está en silencio en el sótano. Yo saqué lo que sentía ahora mismo por esta criatura. Ninguno dijo nada. Princess me miraba con los ojos bien abiertos, como si estuviera analizando la información. De pronto, su mirada es cabizbaja con unas cuantas lágrimas en los ojos. No lloró. Se contuvo. Ella giró la cabeza para mirar a Charlotte deseando que la cogiera en brazos.
¿Me habré pasado de la raya?
Y todo fue tan rápido para mi y para Charlotte. Una cosa, no sé si era una criatura, apareció de la nada y capturó a Princess aprovechando la ocasión.
—¡Princess! —gritó Marco.
—¡Buen trabajo, estupido! —me insultó nuevamente Cracker—. Ahora Princess está en peligro en manos de esa… cosa.
—¿Qué era eso? —preguntó Izou un tanto confuso.
—No lo sé, pero se ha llevado a Princess y hay que encontrarla —dijo el perro del Gobierno Mundial.
¿Qué es este sentimiento? ¿Culpabilidad? No. No puedo sentirme así. Soy un Lunaria orgulloso. Aun así, me siento como una rata estercolera por haber fallado a alguien. A Princess.
—Ya sé en qué mundo estamos —habló la bruja—. En el mundo dónde viene Princess no existe, pero aquí es real. Esa criatura es una leyenda contada por los niños por ser una pesadilla. Invade las casas en busca de nuevas presas para absorber su alma y luego matarlas. La oscuridad es su amiga. Todos lo conocen como Boogeyman, o también conocido como el hombre del saco.
—... No creo que la capturó para matarla.
—En eso estoy de acuerdo, leopardo. Como ya dije, la mayoría de los mundos están controlados por los Antiguos y, posiblemente, esta casa la escogieron ellos para que Boogeyman capturase a la cerdita.
—¿Todo esto estaba planeado? —cuestionó Cracker. Golzy asintió.
Ellos sabían que Princess estaba en un estado vulnerable. Entonces aprovecharon para desviarnos por un camino. Eso quiere decir que el fragmento no está aquí, ¿verdad? O si lo está, pero bien escondido.
—Mi haki no me lo advirtió —dijo Katakuri. Cierto, él tiene un haki avanzado—. Me siento responsable de ello.
—No. Ha sido culpa mía —aclaré. Creo que todos se sorprendieron ante mi respuesta. Y yo también—. Yo… estoy confundido. Recién la conocí y estoy notando ciertas emociones que no sé cuáles son su significado.
—... Hay algo que debo contaros antes de continuar y esto no debe enterarse Laura.
Todos miramos a la gótica. Hace tiempo que no dice su nombre. Su rostro es serio.
—Cuando me enteré que Madre de Dragones iba a renacer tuve una visión general. Los rostros de esas personas no se mostraban, pero solo se que había cuatro mujeres aparte de Laura. Luego seis hombres que poco a poco se iban alejando. La niebla la consumirá poco a poco deseando matar a aquellos que la traicionaron, pero solo dos estarán con ella hasta el final por el amor que sienten.
—¿Qué quieres decir con todo esto?
Ella cerró los ojos para soltar la bomba que dejó petrificado a más de uno.
—Cuatro de ustedes dejarán de estar enamorados de la Madre de Dragones.
—... ¡¿Estas de coña?! —exclamó Cracker. El se acercó a la bruja para tomar sus hombros y zarandear—. Esto es una broma de mal gusto, ¡¿cierto?!
—Mira por ejemplo con Smoker y con Zoro. Ellos no vinieron porque ya no sienten nada por ella.
—¡Pero esto es diferente! ¡Yo la amo de verdad, joder!
—Mis predicciones siempre han acertado —murmuró. Ella estaba muy tranquila en su sitio—. No espero que me creáis, pero esto es algo que he visto muchas veces. Y pasará, aunque no queráis.
Cracker la dejó aún manteniendo una mirada de incredulidad. Yo sería uno de ellos, sin embargo, estos sentimientos que me están produciendo es extraño. Desvíe la mirada hacia el lugar, donde esa cosa se llevó a Princess. No iba a permitir que le hiciera daño. ¿Eso dije yo o es mi mente que me está traicionando?
No importa. Mis pies se movieron para ir allá y el resto me siguió. El fuego ilumina el camino. Vamos. ¿Por dónde puede estar? Tengo los sentidos agudizados por si escucho su llanto. ¿Desde cuándo el sótano se ha vuelto más grande? No. Esto tiene que ser cosa de esa bestia, que ya no recuerdo su nombre.
Oí el llanto de un bebé. El problema es que se centra en todos lados. Mierda. Esto no será fácil. De hecho, no lo es porque está jugando con nosotros. Una gota iba resbalando por mi sien. Está acabando con mi paciencia.
Mis ojos rojos vieron una figura suspendida en el aire. No. Estaba sujeta por una especie de raíces. ¡Ahí está Princess que no paraba de llorar! Y detrás de ella un hombre deformado hasta los huesos, ojos grandes y saltones, y una lengua larga dispuesta a atacar a todo lo que encontrase en su camino. No obstante, miré más atrás viendo una piedra similar a las que tiene la bruja.
¿Eso puede ser uno de los fragmentos de la Estrella Cobalto?
—¡La piedra, poupou!
—¿Y por qué demonios no me lo detectó? —se preguntó así misma la bruja agitando su brújula.
—Ya no importa. Ahora la prioridad es Princess. —Izou apuntó con sus armas a la criatura.
Boogeyman, como lo llamó antes la bruja, chilló no gustándole mucho la amenaza del pistolero. Al estar detrás de Princess, extendió su mano hacia ella, hacia su cuello, enseñando sus garras afiladas. Está claro que no está jugando.
—Un movimiento en falso y esa cosa la matará-yoi.
—Mierda… estoy dudando.
—No tienes que dudar —le recomendó Katakuri—. Eres muy rápido con las armas.
—No te fíes, grandullón —recomendó Golzy—. Puede que sea fea y horrenda, pero no es estúpida.
—Pero bien dijiste que no mataría a Princess porque los Antiguos la quieren —musitó Lucci—. ¿Estás diciendo que estará dispuesto?
Hay personas que lo son. El ser humano siempre ha sido así. Sacrifican a seres vivos sin importar si son los objetivos principales de otros. Mercenarios sin escrúpulos. Princess no paraba de llorar. Estaba asustada. Solo está pidiendo que alguien la rescate. Ninguno quiere dar el paso.
Poco a poco iba guardando mi espada como una forma de decir que no atacaré. Tres pasos firmes di. La criatura se tensó ante mi cercanía y no paraba de gruñir a modo de advertencia. Yo solo proseguí en arrodillarme y apagar el fuego de mi espalda.
—¡¿Qué coño estás haciendo?!
No respondí a Cracker.
—... Estoy dispuesto a darte mi vida a cambio que liberes a Princess.
—¿Te volviste loco-yoi? —me preguntó Marco.
—Como ya dije, estoy notando ciertas emociones que nunca experimenté en esa humana. No sé si es amor porque recién la conozco. Pero sé que me siento responsable por lo ocurrido de antes. Entonces… he tomado esta decisión.
Mis brazos se extendieron hacia los lados al igual que amplié mis alas demostrando rendición. Los ojos de la criatura se emocionaron tanto que, lentamente, se iba acercando. Ninguno podía hacer nada porque la bruja se los impidió. La respiración de esa bestia es nauseabunda, casi me dieron ganas de vomitar.
Por un momento, vi mi vida pasada en los ojos blancos de Boogeyman. Capturado por el Gobierno Mundial para que experimentaran conmigo. Kaido me liberó de aquella prisión convirtiéndome en su mano derecha. Muchas personas pasaron en mi vida siendo torturadas por mí. No tenía ningún tipo de piedad.
Ahí me di cuenta que nunca supe lo que es amar. Es un sentimiento muy cursi para una criatura como yo. Odio y rencor son los sentimientos que siempre he experimentado. He considerado a los humanos como seres crueles y con ambiciones que afecta a todo el mundo.
«Si alguien intenta decir donde te encuentras, yo me encargaré personalmente de cavar su propia tumba».
Las palabras de la chica resuenan en mi cabeza. Fue aquella vez en ese mundo con partes de animales. Princess se veía linda con las orejas y cola de cerda. Recuerdo que me dieron ganas de poseerla por su rostro dulce y, a veces, sumisa. Y suelta palabras casi obscenas sin darse cuenta.
De alguna forma…
Ella me empezó a gustar.
Yo reaccioné ante la bestia sacando mi katana con rapidez para imbuirla de fuego y atacar directamente a su cuello. La bestia rugió con dolor e intentaba zafarse, pero yo se lo impedí porque salieron muescas del filo atrapándola. Ahí Izou aprovechó el momento para asestar un disparo en la cabeza. No. Cuatro para asegurarnos.
Cayó al suelo sin vida.
Mi respiración se vuelve agitada. No usé tanta fuerza para atacar. Por el rabillo del ojo vi a Cracker correr hasta Princess y cogerla en brazos. Luego Golzy se aproximó hasta el fragmento usando sus poderes de bruja para cogerlo. Otra piedra. La cuarta.
—Ya está. Ya pasó. —Él la iba calmando.
—Deberíamos irnos cuanto antes, ¿no crees? —sugirió Katakuri.
—En eso estoy…
¡Mierda! ¡La criatura está viva y se abalanzó con rabia hacia mí! Estaba usando todas mis fuerzas para alejarla de mí, incluso Lucci dio una patada en su estómago. Su cabeza está regenerada. ¿Esa cosa no puede morir o qué? Un momento. En su cuello quedó una marca de quemadura. ¿Es posible que…?
Aquella cosa se movió con mucha rapidez en medio de la oscuridad. Es difícil de verlo y eso que aún mantengo mi espada imbuida con fuego.
—¡Esa cosa odia la luz! —exclamé.
—¡Sí, es su mayor debilidad! —gritó Golzy.
—¡¿Y por qué cojones no dijiste antes?! ¡Ah!
Cracker fue atacado. Un rasguño apareció en su cara. Otra vez Princess desapareció. No. Se le cayó en sus brazos y ella estaba en el suelo con mucho miedo. Mi cuerpo reaccionó y corrí hasta ella. No podía volar por el pequeño espacio que hay.
No lo conseguí porque volvió a atacarme. Maldita sea. Esta bestia tiene rencor hacia mí por lo sucedido de antes. Fuego apareció detrás de mí y él se alejó de golpe. Ahí entendió que conmigo no debe jugar porque yo también soy peligroso.
—¡Vamos, hijo de puta! ¡¿Tienes miedo ahora?!
Me rugió con cierta molestia. Pude percibir que miraba a Princess. Yo caminé hasta ella para asegurarme que no la atacará, incluso creé un anillo de fuego a su alrededor. Otra vez rugió.
—No te hace tanta gracias, ¿verdad? —recalqué.
—¿No tienes un hechizo de fuego o qué? —escuché a Lucci preguntar a Golzy.
—Si lo mato, ¿qué me darás a cambio?
—... Ya veremos.
—¡Dejad de parlotear y acabemos con esto de una vez!
Boogeyman está dispuesto a lanzarse sin importar mi fuego. Y lo hizo. No obstante, no duró mucho porque su cuerpo comenzó a quemarse. Estaba gritando de dolor. De su voz salían susurros que me imagino que fueron las voces de sus víctimas. Las ramas de la pared iban carbonizándose también.
La bestia desapareció. Y para siempre.
Caí al suelo rendido sin ninguna llama invocada por mí. He tenido batallas peores que ésta, sin embargo, todo ha salido bien. De repente, siento unas manos colocarse en mi vientre y yo echo un vistazo a ver quién es. Era la pequeña Princess quien me miraba con preocupación.
—King…
Me sorprendí que haya dicho mi nombre. Ella intentó todo lo posible para subirse a mí y estirar los brazos para abrazar mi pecho. Yo iba acariciando lentamente su cabeza recibiendo sonidos de alegría. Mi corazón está palpitando con bastante fuerza. Este sentimiento es muy desconocido para mí. Me gustaba su cercanía.
—Bruja, la piedra que hemos conseguido, ¿puedes acercarla a ella? —preguntó Katakuri.
—¿Por qué quieres que haga eso?
—No sé si tendrá algo que ver, pero cuando ella tocó la piedra se transformó en bebé. Es posible que esos fragmentos tengan un efecto secundario en ella.
Tiene sentido lo que dice. La bruja tomó el fragmento nuevo y se iba acercando a Princess.
—¡Espera!
—Charlotte, hay que comprobar que sea cierto esto —reprochó Lucci.
—Eso no lo discuto, pero… —Sus mejillas se tornaron rosas y empezó a rascarse la nuca—. La última vez que volvió a la normalidad, pues sus ropas se rompieron quedándose desnuda por completo.
—Eso es bueno para vosotros —recalcó Golzy.
—¡Pero está en los brazos del Lunaria y prohibo profundamente que la vea desnuda! —rugió.
Ella dio un suspiro no queriendo discutir con el coletas. Realmente a mí me gustaría verla. Entonces Golzy aproximó la piedra dejándola por unos segundos. El cuerpo de Princess empezó a brillar y creo que estaba creciendo. Fue ahí cuando la bruja chasqueó los dedos, como una forma de proporcionar ropa adecuada para su tamaño.
Ahí está. Princess Laura es su estado de adultez.
—¡Ay, menos mal! —exclamó—. Pensaba que sería una bebé para siempre.
—¡Princess!
Charlotte Cracker estaba a punto de abrazarla, como si la hubiera echado de menos. Sin embargo, el hombre cayó enfrente porque Princess inclinó su cuerpo hacia adelante. Ese movimiento me sorprendió porque sus brazos rodearon mi cuello, una forma de abrazarme.
—Perdona si he sido un incordio siendo una bebé. Sin embargo, te agradezco que hayas sacrificado para salvarme. Conozco tu personalidad y sé que no lo harías, salvo que fuese Kaido, la persona que te salvó de una tortura inminente. Simplemente: gracias.
Ella susurró en mi oído para que nadie lo escuchara. Lentamente cerré los ojos para llevarme esa palabra a mi recuerdo. Yo correspondí el abrazo con un solo pensamiento en mi cabeza:
La protegeré con mi vida.
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