Capítulo 2 Noche familiar
Ben abrió la puerta de su castillo y Bella lo esperaba al lado de Adam. Ben intentó justificar su retraso, pero sus padres no lo escucharon.
—Papá, mamá, ya sé que vengo tarde, pero fue porque...
—No nos interesa, ve a tu habitación ahora —ordenó la bestia. Ben se rindió y obedeció con la cabeza mirando al suelo.
—Nos vemos Ben —Mal se despidió, pero Lumiere la jaló del brazo para hacerla entrar.
—¡Oh, mademoiselle, disculpe, pero la Señora Potts en serio quiere verla! —Lumiere cerró la puerta. Bella y Adam la miraron de pies a cabeza y Mal casi podía sentir el sudor resbalando por su frente.
—Buenas noches, altezas... —la última vez que los vió seguía peleada con Ben y no sabía que tanto la apreciaban después de todo lo que había hecho.
—Buenas noches, Mal ¿ahora sí te quedas a cenar? —preguntó Bella.
—Ahm... No, no lo creo. Solo voy a...
—Quédate —pidió sereno el padre de Ben, pero Mal lo tomó como una orden. El ambiente se sentía ligeramente incómodo, la señora Potts los había dejado solos después de sacarle las recetas de postres a Mal. Bella siguió bebiendo su vino y Adam miraba la mesa evitando sacar un tema de conversación.
—¿Y... Cómo sigues? —finalmente Bella habló y pudo respirar un poco más tranquila —. Ben nos dijo que las cosas se pusieron feas en la Isla de los Perdidos.
—Oh, sí, bueno... —realmente prefería seguir ahogándose en el profundo mar de incomodidad de hace unos minutos que hablar sobre lo que había pasado en la isla —. Está bajo control, yo me encargaré de eso.
—Ese es el deber de una buena líder —comentó Adam, pero Bella lo pateó por debajo de la mesa —¡Auch!
—Sí, lo es —coincidió Mal. Aún no estaba segura de ser una buena opción como reina de Auradon, pero incluso si no estuviera con Ben seguiría luchando para proteger su hogar.
—¿Ya puedo bajar a cenar? —preguntó en un grito Ben desde las escaleras.
—Sí, está bien —le respondió su padre. Ben bajó y se sorprendió de ver que Mal seguía ahí. Ella lo saludó con la mano —. Señora Potts —la llamó Adam y la mujer sirvió los platos y rellenó las copas. Por un tiempo pudieron comer tranquilos.
—Mal, Ben nos dijo que estabas practicando boxeo ¿qué tal con eso? —preguntó Adam cuando terminaron sus platos y el silencio los inundó.
—Es divertido, en la isla teníamos peleas casi diario pero ninguno sabía luchar con técnica. Creo que me da cierta ventaja.
—Sobre la isla... ¿Tienen algún plan al respecto? —Bella bajó su copa y Mal se quedó en blanco.
—No hay un plan exactamente —murmuró Ben —. Tenemos algunas ideas, pero necesitamos trabajarlas. Cuando llegue el momento estaremos listos.
—Claro —Adam retiró su plato y se levantó de la mesa —. Solo por hoy no estás castigado, hijo ¿quieren sentarse y ver una película en la sala?
(***)
Ben le dió un plato de palomitas a Mal y Bella puso una vieja película que le gustaba cuando su hijo era pequeño, una historia sobre cómo un caballero decide hacerse amigo de un dragón en lugar de pelear con él.
—Vaya, siempre veía esta película —susurró Mal en el oído de Ben con un puño de palomitas en la boca.
—¿De verdad? Pensé que no había televisión en la isla.
—Solo tenemos dos canales, un canal de compras y el canal de Blancanieves. Todos los viernes a las dos de la tarde veía esta película. No sé cómo no nos volvimos locos después de años viendo lo mismo.
—Blancanieves nunca actualiza su canal —dijo Bella subiendo el volumen.
No hicieron más comentarios y disfrutaron la película pese a los insufribles musicales de por medio que tenían harta a Mal, aunque eso no evitaba que los cantara sin darse cuenta.
(***)
—Fue una noche agradable —mencionó Adam levantándose de su sillón personal cuando la película terminó.
—Gracias por recibirme —dijo Mal lista para irse.
—Fue lindo tener una noche normal, no hemos hecho así desde hace mucho tiempo —Bella guardó la película en su caja y apagó la televisión. Mal se sintió extraña, hace poco más de un mes no se había creído capaz de pisar el castillo de la Bestia sin sentirse como una invasora y ahora actuaban como si nada hubiera pasado en realidad. No quiso hacer preguntas al respecto, pero sentirse como una familia solo le provocó náuseas. Jamás hubiera podido experimentar algo así con su madre, mucho menos con su padre. Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos, no podía pensar en ellos cuando en poco tiempo iniciaría la guerra final contra ellos. Maléfica sería vencida para siempre y Hades estaría encerrado por toda la eternidad, la Isla de los Perdidos desaparecería de una vez por todas.
Mal se despidió de ellos y acordó con Ben verse después para discutir el asunto de la Isla con los demás reyes de Auradon. Si iban a enfrentarse por última vez a los grandes villanos de la historia necesitaban la ayuda de los héroes que ya los habían vencido antes.
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