Capítulo 1 Preocupaciones

Mal golpeó el sacó de boxeo y escuchó un llamado desde la puerta de entrada.

—Pensé que te habían dicho "nada de boxeo" —Ben entró y se sentó en una banca detrás de ella.

—Ya me recuperé —dijo y después de suspirar se quitó los guantes y se quedó de pie frente a Ben. Aún se sentía un poco extraña al volver a hablar con él, solo había pasado una semana desde que regresaron de la Isla de los Perdidos.

—En serio preferiría que te tomes tu tiempo para recuperarte.

Mal iba a acercarse a él para interrumpirlo, pero llevaba toda la mañana entrenando y aunque no percibía su olor sabía que apestaba a sudor.

—Estoy bien. Mejoré —repitió y un nudo en su garganta la sofoco —. Yo... Tal vez hay algo de lo que debamos hablar —la última vez que sugirió eso su relación perfecta se había desmoronado, conocía las consecuencias, pero lo que tenía que decir la estaba ahogando y no tenía a nadie para hablarlo. Ben se irguió y asintió para que Mal hablara —. Siempre creí que era más fuerte que el resto por mi sangre de dragón.

—Eres fuerte porque no te rindes, lo das todo de ti —comentó Ben orgulloso.

—Me refiero a algo... Físico. Saltar desde los techos de la isla, caer y levantarme sin un rasguño, peleas a puño limpio con un labio reventado que era cicatriz a la mañana siguiente, un moreton en la rodilla que desaparecia esa misma tarde... A ese tipo de cosas. Pensé que mi sangre de dragón, mi legado como Maléfica tenía una clase de poder que me protegía del daño o al menos lo reducía.

—¿Estás bien, tienes algo malo?

—No, y eso es lo que me preocupa.

—¿A qué te refieres entonces?

—Cuando les pedí ir al barco para huir y me quede a pelear con mi madre, ella realmente me dio una paliza.

—Mal, llevabas toda la noche luchando contra Gastón, Shan Yu, los sirvientes de Maléfica, Uma, tus exes...

—¡No los llames así! Ni siquiera tuvimos alguna cita significativa para que los llames así.

—Lo siento, pero mi punto es que estabas cansada, no tenías la fuerza para enfrentar a tu madre sola. Recibir una simple paliza de su parte era el mejor escenario dentro de las circunstancias.

—Mi mamá realmente intentó matarme —confesó. Recordó la sombra de su madre sobre ella apunto de atacarla, el modo en que el mundo se congeló y solo contempló su fin aceptando su destino —, pero Hades la detuvo. Hades me protegió y tengo miedo del porqué lo hizo. Tengo miedo de que mis sospechas sean reales.

Ben esperó pacientemente a que ella continuara. Mal finalmente se sentó junto a él pese a seguir sudando.

—Mi sangre de dragón... Toda mi fuerza que creí era de mi madre, tal vez en realidad era de mi padre.

—¿Tu padre? Nunca me has hablado de él.

—Nunca pensé en él cómo si fuera algo importante —mencionó tomando aire antes de seguir —. Mi resistencia tal vez venga de él, me salvó y seguro quiere algo de mí.

—Mal ¿quién es?

—Todavía no estoy completamente segura y en serio deseo equivocarme —agachó la mirada —. Hades. Hades puede ser mi papá.

Ben se quedó en silencio mientras la sorpresa cruzaba su rostro. Le tomó un minuto recuperarse y tomó su mano.

—De cierto modo tiene sentido. Siempre me vi a mí misma como la hija de Maléfica, pero una parte de mí se sentía vacía con ese título. Mis costillas sanaron, mi mano también y hasta creo que mi cuerpo se fortaleció, mi sangre de dragón no habría hecho eso en una semana, pero si mi padre es un dios significa que... —dejó la frase flotando y sintió sus ojos cristalizarse —. No, no tiene sentido que sea mi padre. Lo busqué por años, lo llamé por años, le supliqué por años y nunca respondió. Hades intenta engañarnos, él quiere algo de mí y me asusta porque no sé lo que es.

—Estás alterada, por favor escúchame —suplicó Ben —. Las dudas que tienes son comprensibles, el coraje que conservas en tu corazón es entendible, pero no puedes dejar que tu juicio se nuble por eso. Si solo es una trampa de Hades sabrás esquivarla, si realmente hay un lazo entre ustedes... No tiene que importarte.

—¿De qué...?

—Me refiero a qué la sangre es una cosa, pero la familia es otra. Puedes ignorar tu sangre y no sentirte culpable por ello. No le debes nada a nadie, ni siquiera a tus padres.

—Es tan fácil decirlo —murmuró y Ben la abrazó aunque ella intentó apartarse —. No, sigo apestosa.

—Lo sé —Ben fingió limpiarse la nariz —, pero a ti no te importa abrazarme cuando terminan los partidos de Tourney.

Mal se rió y dejó de forcejear.

—Hueles un poco a perro mojado —le comentó a modo de broma.

—¿En serio? Huh... —Ben la olfateó y exageró su reacción al mal olor —. Tú hueles a... A... —se detuvo a pensar a qué cosa podía parecerse, pero Mal se volvió a reír cuando tardo mucho en dar una respuesta —. Bien, no soy bueno en esto.

—Buen intento —dijo ella levantándose del banco. Ben la imitó y se quitó la camisa y busco un par de guantes extra.

—¿Te molestaría enseñarme un poco sobre cómo golpear? Yo realmente no soy del tipo que se mete a pelear.

Mal lo miró un segundo con las mejillas rojas y asintió.

—Bueno, primero lo primero —Mal lo sujetó del brazo y lo enderezó —. Cuando sueltas el golpe debes tratar de que el brazo esté alineado correctamente para no lastimarte, así —ella lo guió durante un rato y por un tiempo practicaron juntos antes de que el celular de Ben insistiera en que era su hora de castigo y debía volver a casa.

—Es increíble que seas el rey y aún así te castiguen —comentó divertida. Ben volvió a ponerse la camisa y trató de peinar su cabello húmedo.

—Lo sé, al menos solo será un mes más.

—¿Puedo acompañarlo a casa, majestad?

—¡Sí, por favor! Mi mamá está ansiosa por hablar contigo, la señora Potts sigue esperando la receta de cupcakes de la otra vez, incluso mi papá quería verte.

—Do'h, no sé qué tan buena idea sea hablar con tus padres después de lo que pasó entre nosotros.

—A estás alturas están más molestos conmigo que contigo.

Eso no tranquilizó a Mal, aún así guardó sus cosas y lo acompaño

—¿Podemos hacer una parada rápida para ponerme desodorante y perfume? No quiero estar apestosa cuando vea a tus padres de nuevo.

Ben sí podía olerse a sí mismo y estaba de acuerdo con la idea, prefería el olor de perfume de mujer a llegar oliendo a perro mojado. 

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