(̶̨̹̙̲̤̺̓͋Ś̶̖̩̠͒̐͘a̸͕̳͖͠l̸̬̝͑̄͐ḯ̶̖̟̬͔̮̞̂̓̒͋͝d̸̞̄͊̍ǎ̵̢̑)̵̣̉̃͆̉
Ve lo que ama desaparecer
Está creciendo y no puede volver
¿Está alegre? Entonces miente
Culpen al infierno por los ardientes
Si las cosas quiere cambiar, mi nombre ella ha de invocar
Ve lo que ama desaparecer
Está creciendo y no puede volver
¿Está alegre? Entonces miente
Culpen al infierno por los ardientes
Si las cosas quiere cambiar, mi nombre ella ha de invocar
...
O̸̧̙̺͖̟̪̬͕͖͖̠͇̰͛͗̓͂̑̓̈́̿̄̆̕͜͜w̴̧͇̩͕̳͕̜͈̜̤͕̜͇̤͉͛ấ̷̢͔͙̥̞͍̲̗͕͔͍͐̌͂̄̈́͒̄̎͐̽̌r̴̲̖̘̟̉̃̇̾̿͂̐̓̉̕͝͠į̸̖̱̼͙́͌̂̅̈́:̴̨̢̧̛͓̪͙͕̝̘̀̈́͐̊̐̈́̾̏͐͘̚ ̷͕̙̼̌̒͂̏̅͊̐̂̍L̵̻̭̣̺͙̹͎͖̳͕̮̬̅͆̈́̋̋̑͛̐̓̄ͅȩ̶̢̥̝͕̠͈͓͉͚̾͋̽̐͘͜͝͝͠t̶̗̭̘̰͇̤̥̯̞͇̺̺̻̔͌̄͆̈̽̾̽͜ͅ ̴̛̮̇̀̿̀̒͌͝m̸̡̙̳̖̼͋̀͑̀͛͑̔̀̈̊̅̅̕͘͝ẻ̷͇̮̫͍͔̪̠̻͑̀͑̆͋͌̄̅̇̇́́̕ͅ ̵̥̘̝̻̻̈́͌̊̉͂̏̎ợ̸̡͒͐̋̈́͆̾͛͒̚͘͠͝u̷͉̬̿̌͛̒̈́ţ̵͈͚͉̹̗̳̦̻͍̩̞̆̂͆̋̂͌̈́͛̆͒̃͑
Se ve a una chica entre los 14 y 15 años correr por un bosque oscuro, sola. Era una híbrido entre un erizo azul demoniaco y una zorro de dos colas, tanto ellos dos como ella antropomórficos, sacando esas mismas características de sus padres. Ella corrió hasta llegar a lo que parecía un gran muro mayoritariamente negro, excepto en la parte central, donde se encontraban unas letras escritas en lo que parecía un idioma oriental, tal vez chino o japonés, rodeadas de nueve puntos en un espacio blanco
Siendo esta parte la que llamó la atención de la chica mitad zorro, quien empezó a hablarle a algo o alguien que no se veía a simple vista.
- Entonces... ¿Si... si rompo este sello... vas a arreglarlo todo...? - preguntó la chica entre sollozos mientras volteaba a ver a un lugar donde parecía estar esa cosa a la que le hablaba
O̴̢̢̪͕̻̱̿́̔̐͐̃̊͊͒͘w̷̤̬̝̬̣͇̳̜͎̫̎͑̿̀̀̒͗̍͂͜ͅá̵̡̡̰̼̓͆̽̎̎̾͊̈́̈̎͊̕͝r̷̢̮̼̻͓̰̊̎̑̐͐̈́̔̆͆̽̊̿̓͝i̷̡̮̤͙̖̭̬͈̙̝̊́̈́͌̂̓͗̄̂͗͑͝ͅͅ:̵̝̲͇̮̟̟͓͍̩̫̌̑̄̓̄́̇̉̉̕͝ ̷̛̗̼̬̃̿͋͋S̷͕̪̙̣̲̮̳̘͚̣͇̤̣̬̑̓̋̾̊̃́̚͝i̶̢̨̛̬̱͓͍̣̱̳̓̓́͗̚,̵͖͔̓̔́͌ ̴̡̛̰̩͓̬͈̈́̈̎͠t̷̬̟͎̗̙̬͔̲̩͚͕͕̓ͅͅò̴̰̩̼̹̫͍̺͖̺͉̭̬̞͙̙͝͝d̸̢̧̥̘̥̬̪͋̌͆͋̒̔̎̈͠o̷̮͎̙̥͙̹͈̮̫̍͐͗̀̀̋̀̓̀̉̀̀̀͝s̸̬͓͇̰̩̥̺̅́͗͊̕̕͠ ̴͍̳̞̠̯̭͍̲̗̦̰̭̮̾̈́͜͝ͅy̴̻̗͒̐̉̓͒̈́͑͠͠ ̶̧̛̲͓͇͖͖̩͎͖̪͉͓̦̦́̎̚c̶̢̡̪̘͇̽̀̐͜a̶̧̖̙̫͔͔̯̟̟͓͑̇̓̉̾̌̍̇̽d̸͕̩̘̙̟͚̖̹͍̭͕̫̜̠̄̂̍͐̈̈́̈́̀̽͝ā̶̧̗̭̤͛̊̍̃̄ ̴̧͈̯̯̖̭̏̏͆̆͋̎̈́̎͆̏͆͠͝ų̷̢̹͇̱̳̃̆̕ņ̴̜̗͍̳̫͎̥̮͒̓͌́͆͗̂͠͠o̸̦̰̫͙̙̫̮̤̖̞̿͛̈̍͋̈́̿̉̌͛͠ ̸̢̡̧̡͍̪̮̘͉͖͖̜̥͒͛͑̇̈̈̃̈́͝͝͠d̵̡̨̢̨͉̼̠̦̺̱̫͕͕̲̾͛͋̃̈͠ȩ̵̢̮͎̙͐̋͘ ̵̧͙̟̦̭̭̦̙͉͇̲̤͎͇̓̀͜ť̵̡͙̝̲͉͔͎͇̱͓̖̳̻̠͓ű̸̧̢̘̥͙̻̱̥̟͚̠̯̃̀͌͌̾͑́ͅs̴̡͖̄̊̋̂̏̍̏͆̄̚̕̕ ̴̧̨̞̣͈̩͔͚̯̜̪͓͕̐́̅̕͜p̷̟̘͖̹̣͈̼̽̈͗͛̓̿̎ͅŕ̶̮͖o̶̰̩͂͑̉̓̅̚̕͝b̶̢̻̩̝̳̫̲̏͐̈͋͘͝l̴̡͙̫̥̬̭͔̙͓̰̞͕͙͔̅͜ę̴̞͕̖̲̜̲̗̲̊̽̈̾̍͊̾̒̅͝m̷̻̫̪̖͆̈́́̕á̶̢̮̥̠̮͚̥̠̣̫̙͖̭̹͕͗͂̌̒͛̾̽̌̌̃̈́̐͠s̶̡͖̦̓͒͑̌̏̇̐̈́̇̍̚͝ ̸̯̯̩̀̀̽́̀͠d̴̨̪̖͚̤͇͌ë̴̛̼̗̼͎̭́͛̄͂̓̉̋̌̉́̃̃͝s̴̡̛̱͍̝̭͈̞̲̯̝̔̀̽̈́̆͗̉̊͊̋͂ͅa̷̡̜̠̳̗̘̱̘̱̎͌̅͊̂͐̐̍͂p̵̡̨͇̩͍̺̪̫̞̯͆̊̈́͋͝ͅa̴̭̳̹̦̎͐̆͑̔̓̈́͐̓̑̄͘͠ȓ̶͚̺̜̿̈͌̍͑̎̾́͛̎͐̆͗͝ë̶̠̟͔̥̒̏̉͐̾̂́̔͘̕͜͝c̴̝̜̻͕̼͂͌͌̕è̷͚̩͖̘͗̊́̍̿̚͜r̷̡̨̛̫̙̪̦̻̝̼̟̲̅̌͊́̐͑̄̔̽͗͝á̴̡̡̛̯͚̪̲̻̀̓̃̈́̊̈̚͘͠n̷̨̢̨̼̭̠̖̭͚̟͕̞͔̙̜͠
Fue lo que respondió esa cosa desde el otro lado, haciendo que la chica nuevamente voltee a ver el sello y acercándose a él hasta estar a unos centímetros del mismo, volviendo a preguntarle algo a la criatura que le hablaba desde su mente
- Sólo para saber... ¿Qué es lo que dice ahí? - preguntó ella mientras veía lo que decía el sello, a lo que la entidad le respondió con su voz glicheada lo siguiente
O̶̢̰͙͖͚̻̪͚̫̪̺̲̺̖̎̽̋͛̉͘ẉ̶̨̡͚̠̦̣͎͖̝̻͍̼̜͗͌̾̎́̓͒́͊̓͛̈́̈́a̵̩̟͇̅̽̍̀͠r̴̨̨̢̠͎̻̬̺̯̤̘̿́͌̒̕͠ͅï̶̤̣͚̘̌͌͒̆̀:̴̢̱͈͖̼̹̙̜͍̝̜͚̇͐̚͜ ̴̟͉͓̟͓̖̠͍̙͍̘̺̌́̓̈́̈́̐̐̄̋̿͘͘O̵̙̮͓̹͋̈̀̒͐͂̐̊̇͋͘̚͝h̶̻̜͊̕,̶̨̡̡̬̰̤̬͔̙͙̒̈́̿̏̚ͅ ̶̨̫̪̭͚̟̣͕͕̫́̎͌̔͋̄͆͌̇̋͂̏͐͘S̴̨̼̻̟̪̙̼̫͙̪͚̲̙̓͂p̵̨̨̢̢̜͈͔͓͖̙̖̮͉̐́̈́̾̿̌͂̽̈́̈́̐̄̑̈́ͅͅi̴̢̫̙̘̫͖̭̱͚͎̠͍̾͜n̷̯͓̮͠.̴̭́̀̀̆̾̑̏͆̂̄͊̃͑͐ ̸̢̖͔̩̣͖̻̭̭͇͗̋̇̏͛̾̾́̑͛͘Ļ̴̣̮̥̟̻͙̌͌̽̌̊͆̿̀́̎͗͘͠͝o̷̯̞̥͔̫͎̩̼̒̐͑͜ͅ ̷̨͕̮̘̙̬̣̺́̀̈́͝q̴̡͓͓̞̥̝̠̐͗́̋̋̓̃̏͆̐̄͒͂́̈́u̵̠̭͇͎̜̖̭͖͖̦͎̰͆̌̓̐͛̋̾̀͒̌͋̚͠͠e̶̝̘͖̬̭͓̞̐̍̐͠ ̶̧͕̪̰̗̬̖͓͚̼̳̀͂̃̈́̋͆̌̓͒̈́̚̕͝d̴̢͎͈͖̜̩̮̱̲͓̱̻̮̟̙͆̇̽̔̾̿̏̅̕͘ǐ̷̛̭͖̻͓̹̪͇̩̪̬͖̑̆̈́̓͂͐̀̚͘c̴̥̺̈́̌͑̓́̒͝e̸̢̻̝̫͉̝͉̯̲̊̊̅̀̈́͛̈ ̶̱̃͊̋̅̒̍͋̉̕å̶͖̖͖̪͙̘̜̝̘͇͙̗̳̯̈̅̓̂̉͛̋͜l̷̢̪͍̟̤̥̥͓͜͠ļ̴̥̱͈̱̟͚̺́̎͗̇̒̈́̚͘͝ḭ̸̻͕̩̤̠͙͍͚̝́̊̃̍̀̄̾̂̈́̌͘ ̸̝̟̲̜̘̭̽̈́n̵̻̗̞̪̣͍̹̼̪̣͉͐́̾̐͛͜o̸̟͉͙͐̔̾̋̅͆͠ ̷̨̤̘̙̱͚̅͗͋̐̽͂̏͠͝͠é̶̡̡̙̮̗̦̱͕̿͌̏̿̉̔͠ͅs̵̡̢͎̰͔͖̯̖̝̝̜͊̿͊̇̀̄͋̆̿̽̈́͘͝ ̷̛͙̘͔̹̻̻̞͎̈́̋͂̎̕͝ṅ̷̨̜̙̲̯̙̘͈͇̫̖͚̓̓̈́á̵̡̦̦̗͈̖͛̐̋̈́̀̽̂͝d̷̟̝͕̝̲̘͈̳͚̦̲̞͒͐̽͌̂́̎͜a̷̢̻̪̖̝̹̯̪̲̖̣̫̞̜͗͜ ̸̩̥̺͓̄͗ͅṁ̸̡̛̲̱̣̥͖̙̬͉̱̯̜̿͌͋̿̎͂͘ą̵̫͕͖̰̙͙̉̏́̊͝s̷͎̣̮̼̙̯̣͉͈͗͛͜ ̶̝͖͍̯̞̫̪͉̜͉͊̒̒̀̉͋͆͂̐̂͒̒̅͠q̶̡̧̪̙͓͓͍̰̹̝̳̳̰̜̫̇u̷͚͉̱̲̳͇̣͕̔̈́̐͊́è̴̘͖͕̩̗͎̈́̓̈̾̓͜ͅ ̶̹̦͎̫̪̪̬̱̯̱̺̼̻͓͆̉̀͒̓̔m̵͉͛̀̋̍́i̵̩̟̩͈̻̠̻̭̩̮̘͒̆͌̓̾̃͛͐̆͆̈ͅ ̸̼̳̼̟̱̾̉̋̃̆̽͜͠͠n̷̙̂̃͑̃̿̃ơ̷̢͙̯̖̯̥̭̲̻̈́̈́͛̈́̈́̚̚͜͝m̴̡̧̛͎͇̲̠̙͉̭͇̯͈̈͒̒͗̂̀͌̌̐͛̉̓b̴̡̛̰͓̻̟̟̮̼̈́̐̂͛̎͂̎͌̎̇͒̂̈́ͅr̴̡̡̮͍̺̦͇͕̈́e̸̹̯̬̘̙̬̮͕̾̎̊̉̚
- ¿Tu nombre...? Está bien, lo voy a hacer... - dijo la chica cuyo nombre era Spin mientras levantaba su brazo, para luego impactarlo contra el sello enfrente suyo, lo cual hizo que el sello se desvaneciera al mismo tiempo que el muro se dividía en dos, para acto seguido abrirse como si fueran unas puertas, dejando ver a un espacio oscuro del que salió una risa como la chica nunca había oído, aunque esto no la hizo retroceder ante lo que había pedido - Muy bien, yo ya cumplí con mi parte del trato, ¡Ahora cumple la tuya! -
???: ¡Oh, por supuesto que lo haré, pequeña! No te preocupes por ello... *dijo la voz que antes guiaba a Spin ahora proveniendo del interior de la celda, a lo que todo empezó a temblar con cada paso que él daba* Sólo necesito un cuerpo con el cual camuflarme...
- Espera, ¿Qué? - tras preguntar esto, la presencia del sujeto misterioso impacta en el pecho de la híbrido, ingresando rápidamente en ella, lo cual causa que su pelaje y piel pasen a volverse completamente morados, además de que los ojos de Spin pasaron a ser negros con unas pupilas rojas, iguales a los de su abuelo. Después de que esto pasara, ella sonrió mientras miraba sus manos, abriéndolas y cerrándolas - Oh... ¡Por fin! Extrañaba ser YO por completo... -
Tras decir esto, ella saltó a la cima de uno de los árboles, para luego ver el panorama completo y confirmar que, en efecto, estaba en el infierno, último lugar donde estuvo antes de ser encerrado por su sobrino, para acto seguido mirar toda la ciudad en la lejanía y el bosque que lo rodeaba
- Si, han progresado mucho desde la última vez que estuve... y este no es el mejor cuerpo, ni tampoco el mejor momento para tomarlo... - dijo viendo su nuevo cuerpo y toda la situación en la que estaba, para luego cerrar el puño contrario al que se sostenía de la punta del arbol, al mismo tiempo que hacía una sonrisa que remarcaba todos sus dientes puntiagudos y filosos - Pero eso no importa, porque he vuelto... ¡Yo, Owari, The End, el más joven y poderoso de las Antiguas Entidades, he VUELTO!
Tras dar aquel grito, al instante se pudo sentir el infierno entero temblando, cosa que hizo al mismo rey del infierno abrir los ojos, sentado sobre su gran trono. Poco tiempo después, él pudo ver a Lucifer entrando a gran velocidad en su sala central, donde él también se encontraba
- ¡Jefe! ¡Alguien ha...! - gritó un alterado y asustado Lucifer mientras veía a su superior, quien lo interrumpió antes de que pueda continuar
- Si, lo pude sentir. - pronunció él antes de levantarse y caminar lentamente hasta un balcón, donde vió al exterior, pensativo - ... Alguien liberó a The End... -
- ¿Y qué hacemos? - preguntó el ángel caído viendo a su jefe, a lo que ve al mismo saltar a la barandilla del balcón, de paso mostrando quién era y cuánto había cambiado
- Te encargo el mandato en el tiempo que estoy fuera, yo y mi familia tenemos un problema que resolver. - respondió el rey del infierno mientras saltaba hacia las afueras del castillo, mostrando que era nada más y nada menos que el mismo Exemonster, ahora más adulto que nunca.
Después de ver esto, Lucifer da un suspiro y vuelve al interior del castillo, esperando que la situación no pase a mayores...
Sin embargo, los problemas no se limitaban sólo al mundo de los muertos, pues a mitad de un desierto se podían ver ejércitos enteros rodeando una montaña no tan alta en la que estaba parado lo que parecía un erizo azul con un peinado con partes de color rojo oscuro y con los ojos del mismo color. Él veía a los que estaban abajo suyo como inferiores mientras tenía los brazos cruzados al mismo tiempo que tenía una expresión seria, la cual no se vió interrumpida incluso cuando un perro anaranjado empezó a hablarle, pareciendo ser uno de los generales de los ejércitos
- ¡Esta es tu última oportunidad! ¡Identifícate y ríndete, o nos encargaremos de aniquilarte por todos tus crímenes! - gritó el general con molestia y enojo en su voz. A pesar de esto, el erizo no pareció afectado por sus palabras, aunque si respondió ante ellas poco después de recibirlas
- ¿Indentificarme? Soy uno de los seres más importantes que ha existido, soy un coleccionista de distintos tipos de gemas... como el diamante rojo de esta dimensión. - pronunció mientras sacaba la gema mencionada antes de volver a cruzarse de brazos y ver hacia abajo nuevamente - ¿Y me preguntan quién soy? Soy el señor, el que conquistó dioses y demonios, el que barrerá con todos estos fracasados en un chasquido. Mi nombre real es Trixtian, pero mis hermanos y familiares, así como los mortales y mi ex novia, me dicen... Chaos Hunter. -
Seguirá...
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