Capítulo 9

-¡Bienvenidos otro año más a la caza anual!- el alfa líder saludó, siendo atendido por todas las personas en la plaza. Vitoreo y ovaciones se escuchaban en lo fondo. -Como ya sabréis, después de esta yo dejaré el liderazgo para pasarlo a mi sobrino cuando consiga darle caza a alguna hembra, ahora sí ¡Muy buena suerte a todos los participantes y que viva la caza!- Si, Kageyama tenía claro que cuando asumiera el liderazgo la caza iba a desaparecer de la faz de la tierra.

-Bueno, recordaremos como funcionara la última fase del festival de la manada Karasuno, las candidatas tendrán que correr dentro del bosque y ocultarse hasta la noche. Si en ese momento aún no las han encontrado, su participación en el festival terminará y participará en de nuevo el año que viene. - Lo explicaba tan rutinariamente como si hubiese posibilidad de que ocurriera, todo el mundo sabía que era imposible salir de la caza sin pareja si eras una omega o beta, por no decir que a veces ellas mismas se dejaban cazar.- Los participantes saldrán a daros caza una hora después de que os infiltréis por el bosque.-

La explicación fue breve, y aunque se la hubiesen dicho mil veces durante todos sus años de visa, Shoyo solo podía estar nervioso. Su piel ardía como si quisiera explotar, como si algo dentro de él quisiera mostrarse. No le quedó de otra más que sonreír y salir corriendo al bosque a esconderse. Podría llegar a ocultarse y subir a algún gran árbol hasta la noche, sí, eso iba a hacer. Al menos eso era lo que pensaba cuando entró entre la vegetación luego de escuchar la señal que daba comienzo a la caza.

El pelinaranja encontró un árbol perfecto para su cometido una vez rodeado de árboles idénticos. Su problema en si no era esconderse, el problema surgía cuando acabara el día y tuviera que volver a su casa, nunca se le dio bien orientarse ni aun siendo un cambia formas.

Intentó subir apoyándose en la corteza de este, pero era más complicado de lo esperado, le costaba bastante, apenas lograba subir unos centímetros del suelo y se deslizaba por su propio pesa hacia abajo. Resopló en frustración volviéndolo a intentar.

-Mira a quien tenemos aquí.- un hombre cercano a los veinticinco años junto a uno un poco más joven a la vista se acercaban a él. No precisamente parecían amistosos.

-Si es el puto del alfa.- El otro continuó la oración, insultando a Shoyo en el proceso, sabía lo que era una puta y por ende sabía que él no lo era.

-¿Que hacéis aquí? Está prohibido entrar si no participas en la caza.- Su voz temblaba con cada palabra al ver que esos hombres cada vez cortaban más el espacio entre ellos.

-Queremos justicia. Has engañado a nuestro futuro alfa y nos negamos a que seas la luna.- rugió el hombre junto un ceño fruncido.

-Yo...- No sabía que decir, solamente tuvo la dicha de enamorarse de la persona equivocada. ¿Qué podía hacer? Su omega solo quería a ese alfa. Y aun cuando sabía que era imposible conservaba la esperanza.

-Eres un sucio omega hombre, un error que no debió haber nacido.- Shoyo miró esperanzado a su alrededor intentando buscar un lugar por donde huir, si se pasaba a la piel del animal, tenía esperanzas de escapar.

-Estamos seguros de que usas tus feromonas con el líder para manipularlo.- él no había usado feromonas contra nadie, que no supiera controlarlas era otra cosa, además siempre tomaba la infusión de su madre, era imposible percibir muchas feromonas de él.

-No tienes escapatoria, hay más de nosotros buscándote, y aunque lo lograras el consejo te dará caza.- ¿Que cojones era el consejo? ¿Acaso existía algo así?

-No os acerquéis más.- No sabía que más decir ante el pánico de verlos acorralarle.

-Hermano queda poco tiempo para que empiece, hay que darse prisa.- Aparentemente, los dos hombres estaban emparentados, y querían hacerle algo antes de que los participantes corrieran al bosque.

-Por favor, deteneros.-

-¿Vas a rogarnos?- se rio cínicamente delante de su rostro

-Oye, tampoco es tan feo. Dime ¿La chupas bien?- ¿Chupar?¿Chupar el qué? No entendía de que hablaba, pero estaba seguro de que no era nada bueno, solo quería irse, volver a casa, volver al lugar donde se aislaba de la gente junto a su familia.

-No vas a hacerle nada, nos dijeron bien claro que debíamos matarlo.- El pánico le recorrió tornándose pálido, buscando algo que le ayudara, más bien buscaba a alguien desesperadamente.

-Tranquilo, solo sufrirás un rato, necesitamos que piensen que fue una muerte natural aunque seas un cambia formas.- No, no quería volver a revivir la experiencia de una arma blanca en el estómago, no sabía cómo recordaba aquello ni si eso que estaba recordando era verdaderamente parte de sus recuerdos, pero sabía que no le gustaba la idea. Su cuerpo era débil por naturaleza, no lo lograría de cualquiera de las formas.

~Defiéndete Shoyo~ Una voz molesta apareció en su cabeza, las puntas de sus dedos empezaban a hormiguear. ¿Qué podía hacer contra esos asesinos? Era débil.

~No somos débiles, somos los favoritos de la diosa Luna. Tú puedes Shoyo~ ¿Qué es lo que tenía que hacer?¿Que podía hacer? Se perdió en su mente mientras se le acercaban cada vez más.

~Siéntelo~ El puño fue directo a su rostro, lo desorientó mientras su labio sangraba. Un hilo de sangre se escurría mientras sentía el metal en su propia garganta. La rabia se apoderó de él. No supo por qué lo hizo, pero su brazo se movió solo, se extendió hacia delante con la palma abierta. Rígida, como si pudiera controlar algo.

-¿Que me vas a hacer con tu mano pedazo de mierda? Haznos el favor y muérete ya- Su ceño se frunció, la ira brillaba en su mirada, el fuego ardía en sus pupilas. El color de su iris cambió de castaño a dorado muy extrañamente. No era propio de los cambia formas.

~Hazlo~ Los hombres a los que apuntaba con su brazo salieron disparados hacia atrás, chocándose y raspándose con todos los árboles, sin detenerse hasta que sus brazo cedió y bajó a su regazo. ¿Estaba soñando? Sus ojos luchaban por no cerrarse.

-¡Hinata!- Alguien cercano lo acogió entre sus brazos, se sentía cansado, como si no hubiera dormido en días.

-Lo hice, alfa...- murmuró casi imperceptible cerrando sus parpados. Perdió la consciencia al segundo.

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-Ya ha pasado una hora desde que se fueron, es vuestro turno guerreros, traed a una linda pareja a casa.- Y tanto que la iba a traer, reconocía el aroma de su omega hasta con toda la distancia que los separaba, era simplemente sencillo el llegar hasta él.

-Alfa, me entrego a ti.- Una morena e le plantó delante de la entrada al bosque. Intimando inocencia.

-Aparta.-¿Dónde estaba la gracia de la caza si no se cazaba? Además, no tenía el mínimo interés en ella. No dio un paso más en el bosque cuando una omega rubia salió del bosque a toda prisa en dirección hacia él.

-La caza es una farsa ¡ detener eso!- le faltaba el aire, más corrió igual hasta allí abandonando su supuesto escondite.

-¿Que estás diciendo Hitoka? Tendrías que estar en el bosque preparándote.- Taemu, le habló a la rubia mientras otras dos mujeres la ayudaban.

-En el bosque hay gente de la manada aliada con el consejo, no nos están haciendo nada, pero les escuche hablar. ¡Quieren matar a un participante!- sus piernas temblaros. Kageyama sabía que algo no iba bien desde el inicio del día, todo era idéntico a lo que recordaba de la primera caza, no podía estar pasando, la diosa le prometió un cambio.

-¡Eso es mentira! ¡Lo que estás haciendo ahora mismo es una rebeldía contra la diosa Luna! ¡Dentro del bosque solo pueden haber candidatas a parejas! - Uno de los fieles seguidores de la religión cambiante saltó en protesta contra la blasfemia de un festival sagrado.

-Por favor, Lucero, sé que eres un alto creyente de la diosa luna pero no creo que Hitoka este mintiendo. - El alfa líder intentaba tranquilizarlo ante la visión de toda la manada quien permanecía extremadamente quieta.

-Meterse en el bosque si no se es autorizado es corrupto. no podemos hacer eso-

- Un momento ¿Cómo que con autorización?- Kageyama no sabía de eso, al igual que los demás tampoco sabían, eso no era posible, nadie podía entrar en el recinto hasta después de la caza, era ley, y ni el consejo podía romperla.

-Solo si el consejo lo ordena se puede actuar en la caza- Uno saltó

-¿por qué no dijiste eso nunca?- Kageyama le recriminó a su tío.

-Es lo normal ¿No? hay que eliminar a los errores, no podemos dejar que vivan.- ¿Errores? Que ellos supieran solo había un tipo de error referido al consejo, los omegas varones y las alfas hembras. Hibiki palideció, avanzando entre la multitud para dejarse ver.

-¿A que te refieres por error?-Jadeos se escucharon de la manada al ver el acto de presencia del anterior beta de la manada. La mano derecha del antiguo alfa que se dejaba ver después de tantos años.

Pues a errores que no pueden interferir n el oráculo, cada cierto tiempo participa uno al que se ha de eliminar, este año fue un omega.- ¿Acaso la gente estaba ciega? ¿No era notorio que la leyenda la protagonizaba el mismo omega? ¿Cómo la gente podía ser tan manipulable como para no ver eso?.

El alfa pelinegro corrió hacia el bosque sin esperar señal alguna, dejándose guiar por su olfato hasta el omega a vista de todos.

-¡Que los participantes salgan del bosque! ¡Es una jodida orden! ¿Dónde coño vas Hibiki?- El Hinata mayor no estaba dispuesto a seguir escuchando, dirigiéndose sin mirar atrás hacia el bosque. Con o sin gente del consejo mataría a cualquiera que se le cruzara.

-¡Te dije que sacaras a mi hijo de la caza, fue un desperdició de tiempo, mejor voy yo!-

-No puedes entrar en el bosque.- intentó detenerlo.

-¿Tu sobrino se ha ido en tu cara y yo no puedo? ¡Que te jodan!- Inició el cambio para salir corriendo detrás del pelinegro.

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No podía estar pasando, no podía, su pareja de nuevo inconsciente en sus brazos. Quería morir de nuevo por no haberlo protegido como prometió. Ni siquiera sabe que ocurrió esta vez. Esos dos hombres salieron volando por los aires como si una fuerte corriente de aire les empujara y el peli naranja se desvaneció al momento en sus brazos cuando logró atraparlo.

Lagrimas traicioneras corrían por sus mejillas mientras intentaba olfatear cualquier rastro de vida de su cuerpo. Todo el jodido mundo sabía lo débil que podía llegar a ser un omega, una simple pelea podía hacerles un daño descomunal.

Ahí estaba, el leve sonido de su respiración, el cual le permitió volver a sus sentidos.

~Sigue vivo~ su lobo aulló en felicidad, su omega estaba herido de gravedad, pero no había perecido, tenía que resguardarlo y darle de su sangre. La sangre de los alfa podía acelerar la curación de cualquiera. Tenía que darse prisa.

En poco tiempo, se encontraba saliendo del bosque, con el omega cargado cual princesa en sus brazos. la manada observándolo inquisidoramente y la mirada de tan solo cuatro individuos lamentando el pobre estado del pelinaranja.

-¿Esta muerto?- Una mujer rubia se acercó a él llorando, no sabía quién era, no iba a permitirle acercarse a su pareja. No se fiaba de nadie.

-No te acerques.-

-¿Alfa quiere que nos deshagamos del cuerpo?- Uno de los jovenes que llevaban pocos años ya presentados tocó el brazo de su pareja. Eso era un pecado pagado con la misma sangre. Sin tener en cuenta sus actos. Sus garras surgieron, lanzándole un arañazo sin llegar a matarlo, dejando cicatriz. Iniciando el pequeño cambio comparado con la leyenda.

El amante de la diosa luna que sabía con anterioridad sobre lo que sucedería en la caza con Hinata como había confesado minutos antes no corrió la misma suerte. Su cabeza rodó por traición hacia la Luna. Nadie lo cuestionó. Solo miraban la escena cautelosos para no ser los siguientes.

-Oye, ¿No oléis algo dulce?- Mencionó un alfa de los recién presentados. Solo hizo falta una pequeña advertencia como esa para hacerlo huir con su omega pegado al cuerpo hasta su habitación en la casa principal.

Los indicios estaban ahí, su omega no se desmayó solo por su repentino despertar, ni siquiera fue por las heridas que no tardaría en atender con su sangre. Su omega se estaba preparando.

Preparando para su primer celo.

Uno al que no dudaría en asistir.

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-¿Por qué ha huido?- la gente empezaba a hablar luego de que la amenaza colectiva desapareciera.

-¿Se acaba de llevar al omega?¿No estaba muerto?-

-¿Acaso eres idiota? Ese omega estaba inconsciente, no muerto.- La gente discutía al oído de todos como una gran conferencia, todos hablaban, todos escuchaban. Excepto por una omega rubia quien respiraba tranquila al haber visto que su pequeño cachorro seguía con vida.

-¿Y porque se lo ha llevado?-

-¡Tu imbécil!- Hibiki chilló mientras salía del bosque.-¿Donde coño ha ido mi hijo? ¿Es que acaso no hueles el celo?- Taemu llevaba desorientado desde hacía rato, el puesto de alfa era demasiado para él. El nunca debería haber asumido el cargo. Se hacía pequeño ante los problemas de tanto calibre. Y más si tenía al exbeta insultándolo.

-Hay que sacar al omega de ahí y atender sus heridas.- Yachi habló entre ellos. Se notaba a leguas al haberlo visto antes que Hinata había sido víctima de una paliza.

-Si... bueno... va a ser un poco difícil sacarlo de un nido custodiado por el primer alfa. Además, su habitación está protegida por una puerta de metal macizo anti cambiantes. - la manada jadeó ante la confesión del alfa. Algunos estaban felices porque pronto tendrían luna, a otros les alegraba el final de la leyenda. Luego estaba la gente que

-¿por qué tiene esa puerta?-

-Cuando tenía ocho años decidió que quería esa puerta. - ocho años, la misma edad con la que encontró a Hinata en la institución. Cuando sus lados primitivos surgieron repentinamente. -Oh- La puerta se colocó antes de que la bruja borrara sus memorias, por ende, la puerta fue colocada conscientemente por el alfa. Jodida mierda.

-Si, oh. hay que sacarlo de ahí- Ambos corrieron hacía la casa principal, rogando por que el alfa aún no hubiera compartido sangre con el omega para ayudarlo a sanar.

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