Capitulo 9.

Polonia estaba en su cuarto tratando de dormir, pero la tristeza de lo que paso esa misma tarde era algo que no lo podía dejar dormir, se sentó en el colchón mientras abrazaba sus piernas sin poder conciliar el sueño, su mente simplemente no lo dejaría en paz, no hasta que se reconciliara con Lituania, pero sabia que eso era difícil, ya que le habían ordenado estar lejos del castaño si no quería que le hicieran daño o se metiera en problemas, pero no era fácil para el estar lejos de su mejor amigo y primer amor, había veces en las que se odiaba a si mismo por sentir amor por alguien con quien no podía estar. Incapaz de poder conciliar el sueño salió de la cama para ir por algo caliente y relajar su mente para poder descansar.

Cuando llego a la cocina, grande fue su sorpresa cuando encendió la luz y se encontró con Rusia con una taza de café, se había olvidado por completo que lo había invitado a quedarse después de que llego de sorpresa.

—Veo que tu tampoco puedes dormir.

—No—respondió el polaco un poco apenado.

Rusia le hizo una seña para que se sentara junto a el y se levanto para poder servirle una taza de café también.

—Gracias—se lo preparo como a el le gustaba, ni muy amargo, ni muy dulce.

—Se que no soy quien para preguntar, pero...—dejo una leve pausa en su oración—¿que es lo que te molesta?

Polonia solo se quedo un momento en silencio, no estaba seguro de querer decirlo y menos con Rusia, después de todo, no sabia si estaba ahí por su jefe o si de verdad el ruso fue por voluntad propia.

—Antes de responder, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro—respondió Iván mientras bebía un poco de café.

—¿Estas aquí por mandato de mi jefe o porque de verdad quisiste venir por tu cuenta?

Rusia lo miro, en parte entendía su desconfianza, después de todo gran parte de sus convivencias eran monitoreadas por los jefes de ambos.

—Vine porque quise, y tranquilo, cualquier cosa que me digas, no saldrá de aquí.

—Mas te vale—le amenazo, Rusia solo sonrió divertido.

Suspirando con algo de desgana, empezó a contar lo que paso en esa misma tarde, cuando termino de hablar agacho la cabeza avergonzado por lo relatado.

—Ahora estoy seguro de que Lituania me odia, lo que le dije fue de lo mas denigrante.

—Yo no creo—dijo ahora Rusia mientras lo miraba—Lituania es tan buena persona que no podria odiarte ni aunque quisiera.

—Es porque no estuviste ahí Iván, debiste ver su cara, el recuerdo de su rostro lleno de decepción y tristeza siempre me va a atormentar—agacho la cabeza para cubrir sus ojos que amenazaban con volver a derramar lagrimas amargas.

—Puede que este dolido por lo que le dijiste, pero no creo que te odie, a lo mucho puede que solo te deje de hablar por un tiempo.

—¿Tu crees?

—Si, no creo que te odie, como dije es demasiado bueno para odiar a alguien.

Eso en cierta forma logro tranquilizar un poco a Polonia que continuo bebiendo su café, y sin darse cuenta una pequeña platica se produjo entre ambos, en ese momento Polonia ya no se sintió tan mal con lo acontecido, aunque su tristeza seguía latente en su interior, pero trataba de pensar o convencerse de que esa situación con el tiempo se podria arreglar, tal vez era tonto el creer eso, pero le gustaba pensar que su amistad con Lituania seria aun mas fuerte que los problemas que estaban afrontando en ese momento. 

—Creo que nos quedamos mucho tiempo despiertos—dijo Rusia mientras miraba por una de las ventanas como empezaba a amanecer.

—Eso parece—Polonia bostezo mientras se estiraba—creo que mejor vamos a dormir un poco antes de empezar el día.

—Estoy de acuerdo con eso, vamos.

Cada quien tomo su taza y las dejaron en el lava platos, ambos caminaron a la escalera para ir a sus respectivas habitaciones.

—Descansa Feliks.

—Tu también Iván, y gracias por escuchar.

—Bueno, una buena comunicación es algo bueno para un matrimonio duradero—bromeo con una sonrisa.

—Cállate—sonrió Polonia divertido mientras entraba a su cuarto mientras que cerraba la puerta.

Rusia entro al cuarto de invitados mientras suspiraba un poco, pensando en todo lo que Polonia le dijo que había pasado entre el y Lituania, esperaba poder, en algún momento, hablar con Lituania para decirle lo que el sabia, pero tendría que esperar un poco para que el lituano se calmara, lo ultimo que necesitaba era que Polonia ahora si terminaran distanciándose de verdad por malos entendidos. Decidió dejar de pensar en eso y mejor se acostó a dormir un poco para reponer un poco de fuerzas.

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Antonina se levanto para poder empezar con su trabajo, pero primero fue a ver a Polonia ya que cuando llego el otro día estaba muy triste, cuando llego a su cuarto lo miro durmiendo, al parecer no había podido dormir, por lo que le dejo dormir un poco mas, después la sirvienta fue a ver al invitado de su señor, y lo encontró también durmiendo, en un cuarto diferente al que le habían ofrecido, al parecer ninguno pudo dormir en la noche, y sus sospechas fueron confirmadas cuando llego a la cocina y vio las dos tazas en el lava trastes.

Al parecer se la pasaron en la cocina para poder despejarse un poco con unas buenas bebidas calientes, por lo que lavando las tazas, se puso a hacer el desayuno para Polonia y para Rusia, solo esperaba que el pobre rubio estuviera de mejor humor que ayer.

Cuando la mujer estaba en la cocina preparando el desayuno alguien toco la puerta de la casa.

—¿Quien podrá ser?—dejando lo que hacia en ese momento para ir a abrir.

En cuanto abrió la puerta se llevo una gran sorpresa al ver en la entrada a Miroslaw, la pobre mujer solo atino a dejarlo pasar.

—¿Qué trae tan temprano mi señor?—pregunto curiosa la anciana.

—Vengo a ver a Feliks, tráelo ahora.

—Mi señor, el señor Feliks esta descansando, creo que...—fue interrumpido por el hombre.

—No te pregunte eso, tráelo ahora mismo mujer—el alfa miro a la pobre anciana con enojo y aunque sabia que ella no podía percibir sus feromonas logro intimidarla con su mirada.

—Ya voy señor.

La pobre mujer solo agacho la cabeza resignada y fue a la cocina primero a apagar la estufa, ni había podido terminar el desayuno cuando llego su superior. Subió las escaleras directo al cuarto de Polonia, donde entro despacio para poder despertarlo. Se acerco en silencio y cuando estuvo cerca de el pudo verlo, su rostro estaba tranquilo, pero se notaban los rastros de una mala noche y no era para menos, le había contado en el baño lo que le había tocado hacer con tal de mantener a salvo a Lituania, pero no se permitió perder mas tiempo, sabia que si tardaba un poco mas Miroslaw iba a subir y el no iba a ser tan amable como ella, por lo que con algo de pena toco con su mano el hombro del rubio y lo empezó a mover con cuidado.

—Señor Feliks, tenemos una visita—le dijo en un susurro.

—Si, lo se, debe de estar durmiendo también—dijo Polonia refiriéndose a Rusia que estaba en el cuarto de invitados.

—No señor, me refiero a que el señor Miroslaw esta aquí.

Al momento en que escucho ese nombre Polonia despertó casi por completo, se sentó en la cama y sin esperar nada, aparto de un golpe las sabanas y cobijas para poder salir de la cama, corrió por la habitación buscando algo bueno que ponerse, y miro a Antonina, esta entendió de inmediato lo que trataba de decirle, se retiro para atender a su visita y tratar de que no se diera cuenta de que Polonia tenia visitas.

Cuando termino de arreglarse un poco salió de su cuarto, nos sin antes ir a ver a Rusia que estaba en un cuarto cercano al suyo (se cambio en la noche de seguro) y lo encontró aun durmiendo, prefirió no despertarlo y bajo rápidamente para encarar a su superior. Una vez ya en las escaleras y a nada de el bajar, se encontró con que Miroslaw ya iba a subir a buscarlo.

—Hasta que te dignas a bajar.

—Primero que nada, buenos días, y segundo, no esperaba tu visita.

Después de ese pequeño intercambio entre ellos, los dos fueron a la sala de estar donde Antonina les llevo unos bocadillos, mas que nada para que su señor pudiera desayunar algo, ya después le haría algo mas elaborado.

—Gracias Antonina, puedes retirarte—dijo Miroslaw de forma seca.

La mujer miro a Polonia y este solo asintió con la cabeza, la anciana se retiro.

—¿Que te trae tan temprano a mi humilde morada?—Polonia miro al hombre con cierta tranquilidad, aunque era mas que obvio que estaba nervioso.

—¿Hiciste lo que te ordene?—Miroslaw miro de forma fría a Polonia, este le devolvió la mirada.

—Si, lo hice.

—Mas te vale, si no ya sabes lo que le puede pasar a tu "amiguito".

Polonia apretó los puños con fuerza, como odiaba a Miroslaw, pero no podía hacer nada por mas que su corazón le gritara que se levantara y le estampara la charola con comida que estaba sobre la mesa de centro en la cabeza al alfa frente a el, pero se conocía a si mismo lo bastante bien para saber que no lo haría y no porque le tuviera miedo a ese hombre, no era eso, era mas bien que su omega había aprendido a temerle a Miroslaw, y era algo que odiaba de si mismo.

Fue en ese momento, que lo sintió en su nariz, ese olor a abeto y especias, y sabia que no era el único que lo percibió ya que noto a Miroslaw ponerse en alerta, eso solo significaba que Rusia había despertado, y precisamente estaba al pie de la escalera mirando a Polonia y a Miroslaw con una cara somnolienta y esbozando una sonrisa tranquila.

—Buenos días señor Miroslaw, ¿Cómo le va en este día?

Miroslaw miro a Polonia con una mirada que claramente era una interrogante directa sobre la presencia del ruso en su hogar.

"Estoy jodido" era todo lo que en ese momento podía pensar Polonia mientras miraba a Rusia ir hacia ellos y sentarse a su lado mientras que pasaba un brazo sobre sus hombros.                             

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