Capitulo 5.

Ya estaban a unos cuantos meses de la boda, las invitaciones a la ceremonia ya habían sido enviadas, y en ese momento, Polonia estaba planeando su despedida de soltero, era lo mínimo que se merecía por tener que sacrificar su libertad y estar sometido a ese estrés. En ese momento, se encontraba en su habitación haciendo una lista de los amigos que quería invitar a su fiesta de despedida, cuando entró Antonina a su cuarto.

—¿Señor?—Antonina se asomo solo para ver como Feliks estaba medio recostado sobre su escritorio escribiendo—. ¿Está usted bien?

—Si, solo algo estresado no pasa nada Anto ¿Ocurrió algo malo? ¿Llegó Miroslaw a molestar otra vez?

—No nada de eso, pero creo que debería descansar de organizar su fiesta—la mujer le quitó la pluma y  guiándolo hasta su cama—. Se nota que no ha dormido bien en estos días.

—Es solo que, aun estoy algo nervioso por la boda, se que no debería, pero...

—Y si, no debería pensar en esas cosas, mejor tome una siesta, si pasa algo que requiera su presencia lo vendré a buscar.

—Esta bien—Polonia solo pudo bostezar un poco y se dejo caer en su cama, esperaba que no llegara su superior para joderle su siesta—. Pero si algo pasa, me despiertas.

—Así lo hare señor—la mujer solo sonrió un poco al rubio mientras este abrazaba una almohada y se acomodaba para poder dormir un poco—. Descanse.

Ya no obtuvo respuesta debido a que Polonia ya estaba dormido, se le notaba cansado ya que aparte de la boda tenia que atender sus obligaciones como nación, ya que aunque no estuviera presente aun tenia deberes que cumplir, aunque todo lo hiciera desde casa, aparte del hecho de estar completamente aislado era otro factor que lo cansaba mentalmente. Antonina solo se acerco y le dio un suave beso en la frente antes de arroparlo con un cobertor que saco del armario.

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Ya había pasado unas cuantas horas desde que estaba dormido, Polonia no sabia que necesitaba esa pequeña siesta hasta que Antonina se la sugirió, por lo que estirándose un poco en su cama y tallando sus ojos fue despertando, cuando al fin abrió los ojos, se dio cuenta de que no estaba en su casa, estaba en una habitación que no era la suya, eso obviamente le asusto y miro a todos lados antes de levantarse de la cama para salir de ahí lo antes posible.

En cuanto toco el suelo lo sintió frio y vio que estaba vestido diferente a como se había acostado y aparte de que estaba descalzo, en ese momento escucho el sonido de la puerta del cuarto abriéndose y lo vio, era Iván, sonreía como siempre pero no había ni pizca de amabilidad en su mirada, esa sonrisa y esa mirada le recordaban a cuando Iván era la Unión Soviética, lo cual solo aumento su pánico y miedo de ese momento.

—Feliks, pensé que dormías—dijo mientras se iba acercando al pobre polaco que solo atino a retroceder—. Bueno ya que estas despierto, podemos seguir intentando.

La forma en que dijo eso y el gesto de lamer sus labios no le dio buena espina a Feliks.

—¿Que estas diciendo Iván? ¿A que te refieres con eso?-su espalda pego contra la pared de la habitación, no estaba entendiendo nada de lo que pasaba.

—¿No es obvio?—pregunto Iván ahora frente a el y tomándolo fuertemente del brazo haciéndole daño—. Proveer un hijo, claro esta, nuestra unión fue para eso ¿o no?

Sin que pudiera reaccionar Rusia lanzo a Polonia a la cama y se subió encima de el intentando arrancar sus ropas, mientras que Feliks intentaba quitárselo de encima.

—¡No! ¡Iván basta! ¡Déjame!—intentaba empujarlo pero no podía y odiaba que su cuerpo reaccionara a su toque.

Sus ojos se llenaron de lagrimas cuando lo sintió tocarle de forma lasciva y también del enojo e impotencia de no poder defenderse, miro a la puerta aun abierta y miro las siluetas de Yuri y de Miroslaw que sonreían complacidos y ahí lo entendió todo, y aunque sabia que iba a ser inútil siguió luchando para que Rusia lo soltara.

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Despertó gritando y con lagrimas en los ojos, esa pesadilla la había sentido tan real que le dolían las muñecas, ese dolor fantasma se extendía a la zona donde Iván lo tomo antes de arrojarlo a la cama y a las demás zonas de su cuarto. Miro a todos lados y si, confirmo que aun estaba en su casa, no era la casa de Iván y si estaba en su habitación.

Se abrazo a si mismo, antes de ver como la puerta se abría y el miedo lo invadió, miro hacia el frente solo para ver a Antonina entrar rápidamente preocupada, antes de que la mujer pudiera decir nada Feliks se lanzo sobre ella abrazándola y llorando mientras temblaba.

—¿Que paso?—pregunto preocupada mientras le acariciaba la espalda en busca de calmar sus temblores.

—Fue horrible—dijo en un susurro sin poder detener sus lagrimas—. Tenia miedo, mucho miedo.

—Solo fue un sueño, no se preocupe, nada malo va a pasar.

Feliks ya no pudo decir nada, pero su olor se volvió un poco agrio por su miedo, aunque Antonina no lo pudo detectar al ser una beta, pero el lenguaje corporal del rubio le dijo que su señor aun no estaba bien, por lo que se quedo con el hasta que se calmara un poco. Cuando al fin se calmo Polonia pudo ver que ya estaba oscureciendo al parecer se perdió la comida pero no le importo, aun estaba temblando un poco aunque ya no en exceso como al inicio.

—¿Tiene hambre señor?—pregunto Antonina para intentar que no pensara mucho en su pesadilla.

—La verdad es que si.

—Vamos entonces a comer algo.

Polonia ya no dijo nada mas y solo se levanto para poder bajar a la cocina para ayudar a Antonina a hacer algo de comer, aunque en realidad esa iba a hacer la cena.

—Antonina—Feliks la llamo con tono suave sin voltear a verla.

—¿Si? ¿dígame?

—¿Cuando tu te casaste o estabas a nada de hacerlo...?—Polonia se quedo en silencio a media pregunta, pero se animo a hablar tragando un poco de saliva—. ¿...sentiste miedo o tuviste pesadillas horribles?

Antonina lo miro un momento antes de contestar. 

—No, nada parecido porque yo amaba a mi esposo y el me amo todo este tiempo.

Polonia solo pudo suspirar un poco, odiaba cuando sentía envidia de su mas grande amiga y confidente.

—Te envidio, yo todo este tiempo he estado teniendo pesadillas durante un tiempo, y con eso me refiero a que, por mas cerca que esta "el gran día" mas me atacan las pesadillas. 

—Me gustaría tener palabras para consolar sus temores, pero por desgracia en este momento no las tengo-dijo Antonina completamente apesadumbrada.

Polonia ya no dijo nada, con lo que escuchara sobre sus problemas y temores le era mas que suficiente, por lo que tomando su plato de comida fue directo a la mesa del comedor para poder comer la rica comida que le hizo Antonina. Comió tratando de no pensar en ese horrible sueño que lo ataco cuando tomaba su siesta, al parecer iba a ser otra noche en vela.

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Rusia estaba mirando por la ventana de su cuarto, algo en su interior le decía que Polonia no estaba bien, no sabia a que se debía pero esa presión en su pecho cada que sentía que Feliks estaba incomodo era algo molesta.

—¿Que es lo que pasa?—se preguntaba mientras que no apartaba la mirada de su ventana, a esa hora debería de estar durmiendo, pero no podía por esa presión en el pecho.

En ese momento, sentía la necesidad de salir de su casa e ir a ver a Feliks, no había podido ir a verlo de nuevo ya que tenia cosas que hacer y no podía descuidar sus deberes en su territorio, había veces en las que odiaba ser lo que era debido que no podía hacer lo que el de verdad quería y por mas que quisiera mandar todo al diablo y hacer lo que su conciencia y corazón le pedían no podía hacerlo si no quería tener problemas.

Se alejo de la ventana para sentarse en la cama, esa noche no iba a poder dormir y ese era un hecho, por increíble que pareciera desde que se acercaban al día de la boda pesadillas lo atacaban sin piedad, en las que el mismo le hacia daño a Feliks una y otra vez, despertaba mirando a todos lados dándose cuenta que el polaco no estaba en su cuarto y mucho menos en su casa. Estaba cansado, era obvio pero se rehusaba a dormir por temor a que las pesadillas lo volvieran loco, no sabia si iba a poder aguantar hasta la boda.

—Odio esto—se dejo caer en la cama mirando al techo—. No entiendo que es lo que me pasa, y esta horrible presión en el pecho no cesa. Es desesperante.

En ese momento decidió bajar a la cocina por algo de beber, sentía la garganta seca y por alguna razón le dolía, esperaba que no fuera nada malo. Cuando ya estaba ahí saco una botella de vodka y bebiendo de ella directamente, trataba de olvidar su ultima pesadilla en la que forzaba a Polonia para dar un heredero y por mas que su conciencia le dijera que parara, el mismo no podía, aun recordaba los llantos y gritos del pobre polaco de su pesadilla, pidiendo que lo dejara en paz. Respiro hondo y volvió a beber.

—No fue real, además ambos tenemos ese acuerdo, no pasara a menos que lo queramos—y volvió a beber, esperaba que el alcohol lo ayudara a olvidar y sobre todo a poder descansar mejor que estando sobrio.  

       

     

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