IV

Atónito ante lo que sucedió, se quedó inmóvil por más de lo normal. Al reaccionar por fin se retiro los anteojos,  soltó un enorme suspiro mientras cerraba sus ojos y echo su cabeza hacia atrás. En su mente había quedado grabada la imagen del que para él había sido el más bello sonrojo que hubiera visto jamás.  Un sonrojo que él había provocado. Y aunque hacer sonrojar a las chicas había pasado antes, en esta ocasión se trataba del primer sonrojo que le emocionaba haber causado.

Por 15 minutos el reciente acontecimiento se repitió en bucle en su mente. Hasta que se dio cuenta al fin que la chica Hanagaki no volvería. Una buena noticia para él, fue que las asesorías terminaron temprano, además de que no tendría tarea extra. Sin embargo, eso significo también que su tiempo juntos del día fue acortado por culpa propia.

— Bien Keisuke, eres un estúpido genio — se dijo con sarcasmo.

Guardo sus cosas, regó las plantas y se fue a casa. Pues sería lo más adecuado, si la chica seguía en la escuela o no, lo más obvio es que no sería buena idea se si se encontraban el día de hoy, justo después de lo que acababa de pasar.

...

La noche fue difícil para ella. El amor de preparatoria no era algo que consideraba tuviera espacio en sus planes para ser sobresaliente, y obtener una beca de excelencia para la universidad de Tokio. Tal vez en la universidad conoceria a un buen chico, que apreciara la literatura, el arte, la música así como ella. Pero tampoco que fuese un chico aburrido, y pudieran disfrutar de alguna cita en una cafetería,  en el cine, en un parque.  Hanagaki si tenía espacio para el amor en su vida, claro que si. Sin embargo ese espacio no estaba pensado para existir en este momento. 

No iba a negar sus sentimientos, ¡Nada de eso! Eran un hecho, Baji Keisuke le atraía. Estaba completamente consciente ello ahora. En este momento en el que se vio una última vez en el espejo de su habitación, justo antes de salir para ir hasta la escuela. Se despidió de su madre y padre con una sonrisa como cada mañana, así como dirigió una sonrisa al retrato de su hermano mayor, repitiendo la misma promesa de siempre.

— Me esforzaré por ambos.

Pará después solo salir de casa con su mente más relajada gracias al agradable clima y saber que su madre había preparado uno de sus desayunos favoritos para ella el día de hoy. Además de recordar que podría disfrutar de esa calma al menos por un día completo, puesto que hoy no habían programadas clases extras para Baji.

No es como si quisiera evitarlo, pero tampoco iría a buscarlo. Mañana sería claro que volverían a verse las caras, no iba a cancelar sus clases de apoyo por una cosa tan boba como un interés peculiar en su compañero de escuela. Y si el llegaba a querer sacar el tema a flote, dejaría claras las cosas. No tenía planes de  inmiscuirse en un noviazgo de preparatoria. Pero seria hasta el día de mañana. Dentro de las próximas 24 horas. En lo absoluto, no antes de que tuvieran que estar en el mismo salón de clases lidiando con sus tutorias, y aún estando en estas, deberán enfocarse en el material y actividades a realizar antes que cualquier otra cosa.

La joven Hanagaki estaba convencida que estaría a salvo de ese tema por ahora. Pero, eso al destino le parecía sumamente aburrido. El destino creía que era el momento adecuado para darle un poco de emoción la chica prodigio de Segundo año.

Así pues, al llegar la hora del almuerzo. Ella se dirigió felizmente al salón designado para el consejo estudiantil, no estaba prohibido comer siempre y cuando se tuviera cuidado así como limpiar al terminar. Además de que había algunos otros miembros en el lugar, que les gustaba ese salón para pasar el rato debido a lo espacioso de las mesas. Nadie se acercaba a este lugar a menos que fuese un miembro de de dicho consejo, o amigo cercano de alguno de estos. Por ello, Hanagaki jamás se pudo imaginar que Baji iría a buscarla a ese lugar.

Por lo que rápidamente se puso de pie al escucharlo en la puerta, preguntando a quien le abrió si se encontraba ahí. Las miradas curiosas no se hicieron esperar. Pocas eran las amistades que ella tenía en la escuela, así que ver a una nueva persona venir a buscarla, fácilmente sorprendió a más de uno.

— ¿Qué se ofrece? — cuestionó ella de inmediato al llegar a la puerta.

Ni siquiera fue necesario para quien le había abierto a Baji saber que sobraba en esa escena, y simplemente se apartó.

— Venía... — hizo una pausa apresurada y nego con la cabeza — Quiero decir, vine a entregarte algo que olvidaste ayer en el salón de las asesorías — él le tendió una libreta así sin mas.

Ella quiso disimular una pequeña sonrisa de triunfo al tomar su libreta, Baji había reformulado al instante la temporalidad de una frase. Un error muy común e inconsciente que cometía al inicio de sus sesiones, pero hora es capaz de identificarlo y corregirlo por cuenta propia.

— Y también quiero hablar contigo... En privado.

Tuvo que respirar profundo y de manera disimulada, no podía perder los estribos y ahuyentarlo a patadas. Bueno, si podía hacerlo pero no debía que es diferente. Cerro su ojos por un segundo al soltar todo el aire que había retenido.

— Esta bien lo haré, pero que sea rapido quiero terminar se comer antes de que el descanso acabe.

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