14. Aceptación

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- No sabía que fueras tan bueno planificando infiltraciones. Ni siquiera que armaras planes con tanto detalle en tan poco tiempo.- Afarax estaba sorprendido del elaborado plan que Etzem le había contado, y lo mejor (o peor) era que no tenía ningún error.

«Son los resultados de una ardua preparación.»

Era medianoche. La mayoría de personas estaban descansando y era muy raro ver actividad a esas horas, razón por la cual el horario había sido elegido para llevar a cabo el tan anunciado plan de Etzem. El dúo llegó hablando hasta la puerta noroeste donde Afarax intentó abrirla usando su código sin éxito, como lo esperaba; sin embargo, esta vez tenía más ayuda y no venía solo.

«¿Todos están en sus posiciones?» preguntó Etzem casi en susurro. 

- Claro, si quieres puedes comprobarlo.

"Espera..."

Afarax se encogió de hombros y caminó hasta una parte lateral ligeramente hundida en la pared donde se encontraba sellada el conducto de ventilación. Para hacer esto, las cámaras habían sido desactivadas por Chris mientras Sandri y Kzer se encontraban en los alrededores con la finalidad de alejar a cualquier posible guardia, por último, Aurie se encontraba en su departamento vigilando todo por la cámara que llevaba Afarax en el casco.

- Aurie ¿me copias?

- Fuerte y claro -respondió la chica.

- Kzer y Sandri, ¿todo en orden?

- No hay moros en la costa.- respondieron casi al unísono.

«Esto depende solo de ti a partir de aquí Afarax» dijo Etzem al tiempo que usaba sus poderes para desprender con suma facilidad la seguridad del conducto y dejaba despejado el acceso.

- Hagamos esto de una vez y larguémonos de aquí.

Afarax entró con cuidado y se agachó para entrar por el estrecho conducto de ventilación. Esperaba que, con un poco de suerte, los sonidos que hiciera no alarmara a nadie que estuviera apoyado a la pared. Etzem lo guio por todo el camino, diciéndole por donde girar y tener más cuidado hasta que finalmente llegaron a un área extraña, al menos para Afarax.

Un gran salón gris, con varias decoraciones en las paredes, complicados patrones en las paredes y 4 puertas que dirigían hacia diferentes direcciones.

«Esta es otra parte complicada... bueno quizá no tanto» dijo Etzem «He pensado en varias formas para pasar aunque ninguna es segura.»

- Entonces, ¿qué has decidido?

«Esto será muy creativo...»

Afarax, ya con la idea en mente, avanzó hasta la puerta frontal (la más iluminada por cierto) y examinó la seguridad. Al ver que solo permitía tarjetas, puso su mano sobre el sensor y sintió como la energía fluyó a través de su piel hasta el interior del artefacto. Fue una sensación única, hermosa, e incluso agradable aunque no quisiera admitirlo. En pocos segundos la pantalla autorizó el acceso y la puerta se abrió silenciosa hacia los lados. Afarax retiró su mano muy tranquilo y con una sonrisa.

«A partir de ahora, los únicos límites te los pones tú mismo.... Fantasma de Zórax. ¿Te gusta el nombre?»

- Bien, porque es lo que pienso hacer. Por cierto, me agrada. Me podría acostumbrar a ser llamado así.

Frente a ellos había había un pasillo blanco y al final lo que parecía ser un gran laboratorio. Cuando él llegó contempló una gran cantidad de artefactos, algunos apagado mientras que otros aún activos seguían haciendo su trabajo. Para Afarax, la función de la mayoría de estás máquinas le era desconocido, mas no para Etzem.

«Alguna vez me enteré el funcionamiento de esto" dijo en la mente de Afarax "Supongo que tomar un poco de lo que produce no le molestará al capitán... mejor dicho a Legión»

Afarax avanzó viendo a uno de los pocos artefactos que aún estaba encendido, en su interior vio que combinaba diferentes sustancias, las mezclaba y al caer algunos centímetros más abajo las sometía algún tratamiento especial. El resultado venía a ser un líquido verduzco que se guardaba en un diminuto recipiente junto a varios más. El joven estaba maravillado.

«No nos distraigamos. Todo el proceso que siguen es un completo desastre, nosotros tenemos que empezarlo de cero si queremos conseguir la fórmula de regeneración permanente»

Él siguió avanzando hasta el final distinguió una puerta que dirigía hacia varios pasillos mas. Afarax sospechó que el complejo era mucho más grande por dentro que por fuera y que seguramente había algo interesante en las áreas cercanas, pero fue detenido por Etzem cuando se disponía a pasar

«Esto conduce a varias habitaciones en las cuales se almacena la materia prima. De momento, considero innecesario visitar esos lugares»

- ¿Qué hago entonces?

«Necesito tomar el control de tu cuerpo. Te lo devolveré tan pronto como sea posible»

Afarax suspiró.

- Has lo que tengas que hacer -dijo el joven y abrió los brazos. En pocos segundos la posesión se completó trayendo de vuelta el intenso brillo en sus ojos, las manos manchadas de negro y la marcas alrededor de su cuerpo. Etzem se apresuró a evaluar la situación y se acercó a la máquina. Por supuesto, el capitán no había podido fabricar un compuesto que le garantizara la gran fuerza y regeneración permanente por lo que le era necesario consumirlo cada cierto tiempo para mantener sus efectos.

Etzem recordaba, gracias a su increíble memoria, muchos años atrás como su gran amigo le había explicado la preparación  de una sustancia a base de muchos compuestos químicos y uno que otro retoque mágico para que el usuario nunca más tenga que preocuparse por envejecer y muchos menos ser herido. El gharst sabía perfectamente que su amigo le contó, así como los riesgos si salía mal, pero no importaba gracias a las previas modificaciones en el cuerpo de Afarax. Si ellos no pudieron crear al supersoldado que querían, Etzem si lo haría.

Levantó los brazos y la energía empezó a elevar las cosas en el laboratorio. No pasó muchos minutos clasificando las cosas que necesitaba, desechando lo inservible y ordenando lo más valioso en la mesa. Al final, logró conseguir 5 de los 6 elemento principales que necesitaba. Le hacía falta el Quaruz

Maldiciendo en voz baja (para su sorpresa esta actitud completamente humana le gustaba) decidió explorar las zonas de almacén donde se supone debería estar el Quaruz. 

Lo que Etzem no sabía era que estaba a punto de entrar en una de las peores batallas de su vida.

.

.

Al abrir la puerta del almacén descubrió un pasillo gris, bien iluminado, de unos 3 metros de ancho con puertas a cada lado. Al costado de cada puerta estaba escrito un símbolo que Afarax ni Etzem conocían pero no sería mucho problema. Etzem se acercó de puerta en puerta y liberaba su forma etérea para ver que contenía los almacenes.

Después de algún rato haciendo esto llegó hasta la última puerta donde el símbolo era un círculo con un espiral dentro. Al atravesarla Etzem encontró el Quaruz que buscaba clasificado en uno de los cuatro grandes armarios que habían. Etzem usó sus poderes para abrir la puerta y luego se acercó y agarró un frasco de poco menos de medio litro que contenía el preciado líquido. Luego, dejó todo en orden y cerró el estante. Cuando estaba por salir vio algo extraño en la pared que tenía al costado, ya que la ranura que él pensaba que era parte del diseño extravagante de la pared adoptaba un raro brillo al verlo desde un costado. Curioso, Etzem puso su mano encima y sintió el mecanismo de una puerta secreta sellada con mucho esmero. 

- Afarax, ¿me copias? -la voz de Aurie lo sacó de sus pensamientos.- Mierda, tengo muy mala señal. Hay demasiada estática...

- Eso debería enseñarte que yo no soy Afarax.- soltó Etzem apenas la escuchó. A continuación ninguno de los otros tres al otro lado de la línea supo que decir.- Cerca de mi siempre hay estática.

- Hey Etzem, ¿acaso estás loco? En ningún momento dijiste que...- la voz de Sandri se abrió paso a través de la estática pero fue interrumpida rápidamente por el gharst.

- Tendrán a su amigo de vuelta, pero de momento hay cosas más importantes en las que debo centrarme. Como la puerta al final del pasillo que acabo de descubrir. 

- Recién la puedo ver...

- ¿Una puerta al final del pasillo? -la voz de Kzer también se hizo presente.- ¿Qué más podría haber ahí? 

- Sea lo que sea lo descubriré. Cambio y corto. 

Acto seguido Etzem influyó en la energía que pasaba en la puerta y esta se abrió dejando ver varias escaleras que descendían por un pasillo gris. Las luces de color verde le daban un toque diferente a esa nueva sección. Antes de bajar Etzem vio su rostro reflejado en el metal de la pared. Un rostro joven, pero golpeado por la vida. Y no solo por Afarax, Etzem había sido tan golpeado como el joven en su momento. Su vista involuntariamente bajó hacia sus manos completamente ennegrecidas por el fuego del Fénix. Se sacudió la cabeza y reemprendió la marcha.

Al descender todas las escaleras Etzem sintió otra energía muy poderosa cerca. Para un ser tan antiguo como él le era fácil detectar a otro cerca y este era el caso. Etzem avanzó con cuidado hasta el final del largo pasillo y encontró otra puerta. Cuando se disponía a abrirla esta lo hizo por su cuenta confirmando que era alguien autorizado, para sorpresa del gharst. 

- Aquí va terminar la señal.- afirmó Etzem.- ¿No es así? 

Nadie respondió al otro lado. Etzem podía suponer que se trataba por la interferencia de él y su hermano. Sabiendo que esta podía ser una muy mala idea atravesó la puerta y se dio con un extraño espectáculo.

Ante él había una habitación llena de vitrina con que mantenían diversos humanos en diversos estados de formación. En el centro de todo estaba un solo científico, con su bata blanca manchada de sangre y el cabello desordenado. Al sentir los pasos de Etzem, el científico se volteó.

- Saludos Afarax y Etzem.- levantó su mano y la energía de color azul marino dejó libre el espacio intermedio entre ambos quitando las sillas caídas y algunos objetos.- Lumicet es una bonita ciudad. Siento mucho lo que pasó.

 Etzem dio unos pasos adelante y mantuvo una expresión neutra. Conocía con quien estaba hablando.

- ¿No dices nada? Etzem, deberías ser un poco más comunicativo. 

- ¿Qué haces aquí Fehrym? ¿Acaso te volviste otro perro guardián de Legión? -Etzem soltó un pequeña risa que no provocó respuesta en el otro.- Aunque a este punto no debería sorprenderme.

- El que está equivocado aquí eres tú, con delirios de grandeza, usando a un pobre humano como medio de transporte y sin contar sobre tus verdaderos planes.

- Todos tenemos nuestro intereses, Fehrym. Olvidas que unos hacen más daño que otros, y yo no estoy  en posición de discutir sobre moral contigo.

Mientras decía eso, Etzem había caminado hasta quedar a dos metros de su par. La tensión entre ambos se sentía en el ambiente y hacía temblar ligeramente el líquido que estaba en grandes recipiente brillantes en las paredes. 

- Tienes razón, amigo mío.- el otro paró de hablar al ver la mueca de disgusto en el rostro de Afarax.- Tenemos que velar por lo que más queremos, y lo que yo quiero en este preciso instante es cumplir con lo que me dicta mi consciencia: Acabar con la antigua generación que no han hecho más que tenernos por millones de años encerrados en este lugar. Los nuestros, los gharst, se merecen algo mejor. Hoy tomaré tu vida y mañana, la de Legión. 

Fehrym fue aquel que dio el primer golpe. La energía azul marina rodeo sus puños y se abalanzó contra Etzem, que pudo esquivar los primeros golpes e intentar acertar un derechazo a su enemigo, mas este lo paró y le dio de lleno en el mentón. El golpe dejó descolocado a Etzem, quién quedó sorprendido ante esa nueva sensación humana que ahora podía sentir: el dolor. Ante esto su enemigo logró acertarle varios golpes mas antes que fueron absorbidos en parte por la armadura, y en parte por Etzem ya que los puños con energía concentrada lo dañaban demasiado. Al final, después de una lluvia de golpes Etzem cayó al suelo de espaldas mientras su enemigos se acercó a paso lento. 

- Etzem, el maestro de la manipulación y al mismo tiempo el peor en el combate cuerpo a cuerpo. Ni siquiera tuve que usar armas, hermano. Que decepción.

- ¡Maldición Fehrym! Voy a hacer ya que lamentes haber venido.

Etzem se levantó como pudo sin que su enemigo hiciera algo por tratar de herirlo. Etzem levantó los puños, pero esta vez sin intención de entrar en un combate cuerpo a cuerpo, solo buscaba que el otro bajara la guardia y él pudiera usar sus debilitados poderes contra Fehrym.

Una vez más el otro tomo la iniciativa y avanzó de un salto pero fue bloqueado por Etzem que lo llevó contra la pared e intentó extraerlo. Su enemigo se resistió golpeándolo en el rostro mientras Etzem continuaba con el ritual cosa que no pudo seguir por mucho ya que los últimos golpes fueron demasiado duros. Pronto, la batalla se inclinó de nuevo hacia Fehrym que lo comenzó a golpear en el tórax y en el rostro que, a pesar de estar cubierto por la armadura, sintió que recibía los golpes directamente en la piel. Una vez más, Etzem no pudo seguir y cayó al suelo. Su enemigo usó sus poderes para elevarlo a un metro del suelo e intentar extraerlo como Etzem lo había intentado.

- ¿Qué te parece esto?

Etzem se resistió con todas sus fuerzas, pero iba sintiendo como de a poco su cuerpo etéreo no podía mantenerse en el cuerpo físico de Afarax. Sintió como una parte de su energía era drenada de a poco y como su vida parecía llegar a su fin. No podía moverse, sus poderes estaban mucho más desgastados que los de su adversario y estaba cansado por la lucha previa. Sentía miedo, como pocas veces lo había sentido. Quería contestar, pero ni siquiera podía pronunciar una palabra.

- Me harás lamentar en la próxima vida. Adiós viejo. Es hora de una nueva era.

.

.

.

Cuando Afarax le dio el cuerpo a Etzem su consciencia se transfirió de nuevo al infinito desierto donde había conocido a Etzem. Le parecía muy extraño que él mismo no pudiera acceder por su cuenta a ese lugar ni mucho menos se podía explicar como podía existir ese lugar imaginario sin que él lo supiera. Afarax comenzó a caminar en dirección a la luna que parecía próxima a salir, aunque nunca llegara a hacerlo, y conforme pasaban los minutos nada cambió. Total, no tenía nada más que hacer y no podía comunicarse con Etzem estando en esta zona, de nada serviría gritar hasta que le dolieran las cuerdas vocales, así que siguió avanzando.

Caminando y caminando sin tener noción del tiempo hasta que notó un cambio.

La llegar a la cima de una gran duna de arena vio algo que nunca hubiera esperado ver: la superficie de la luna de Etzem. Y en ella se desarrollaba un combate muy disparejo: los gharst, hermanos de Etzem, se enfrentaban al Fénix. Además Afarax pudo distinguir varios fragmentos en el suelo parecidos a roca volcánica. Pronto supo el origen de eso. Uno de los gharst se acercó demasiado al Fénix para atacarlo y fue alcanzado por el fuego puro de este, quedando convertido en una estatua que al caer se rompió en mil pedazos. 

A lo lejos, a una distancia segura del Fénix, Afarax distinguió a Etzem. El antiguo Etzem que no poseía las manos ennegrecidas y las marcas menos notorias en el cuerpo. 

- ¡Keliops! ¡Tenemos que cambiar de estrategia! ¡Ataquemos de frente!

- No voy a volver a repetirlo.- dijo tranquilamente el otro.- solo perderemos a más de los nuestros. Y todos nos estamos debilitando con el tiempo, ya no somos los seres celestiales del inicio.

Etzem le devolvió una mirada de ira como pocas veces sus ojos brillantes ojos mostraban.

- Déjame ir. Necesito probar su energía. 

- Etzem, no es la mejor...

- ¡Déjame ir! ¡Soy de los que aún tienen más poder!

- Solo harás que te mate, pero es tu decisión. Ve.

Afarax vio que Etzem se desintegró, perdiendo su forma humanoide, y avanzó convertido en una estela de energía brillante mientras rodeaba al Fénix e intentaba extraerle la energía. El joven tenía una idea de como acabaría esto pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando toda esta ilusión en medio del desierto se volvió inestable y repentinamente fue devuelto a la realidad. Cuando retomó la consciencia vio como Fehrym había sacado a Etzem de su cuerpo y estaba a punto de devorarlo. Afarax, con el cuerpo totalmente adolorido por la lluvia de golpes descomunales, no estaba en las mejores condiciones para pelear pero supo rápidamente que estaba pasando y lo peor que podía ocurrir si el otro gharst devoraba a Etzem. Usando todas sus fuerzas se liberó de los lazos de energía con un grito y se abalanzó contra el científico que no esperaba tal reacción y no podía concentrarse en dos cosas a la vez.

Ambos cayeron al suelo mientras Etzem, el pequeño punto de energía amorfo, volvió al cuerpo de Afarax y él volvió a sentir la energía fluir dentro de su cuerpo. De alguna forma, esto le ayudó a ignorar el dolor de los golpes que había recibido y le permitió golpear a su enemigo, al igual que él, con energía concentrada en los puños. Etzem proveía, pero se mantenía en silencio. 

El científico intentó decir algo, aunque de poco servía ante el joven soldado. Este lo golpeó en el rostro y, cuando su enemigo intentó volver a inmovilizarlo con energía, Etzem salió en su defensa y los liberó tan rápido que ni se dio cuenta. Al ver que había bajado la guardia logró acertarle un golpe en toda la cara, que ya estaba muy ensangrentada, y este fue el definitivo. Su enemigo se quedó quieto y Afarax se levantó con mucha dificultad solo para caminar un poco y apoyarse en la pared, siempre con la vista en el otro. Estaba muy débil y no aguantaría otro gran esfuerzo. Se limpió los puños sucios de la sangre de su enemigo y busco descansar un poco antes de hacer cualquier cosa más.

- Etzem... - murmuró Afarax.- ¿Qué demonios pasó aquí? 

"Un error mío que fue corregido gracias a ti. Me salvaste la vida Afarax, estoy en eterna deuda contigo." 

El joven hizo un quejido de dolor mientras se frotaba la zona más abajo de su pecho que le ardía con demasiada intensidad. 

- Las peleas cuerpo a cuerpo van por mi cuenta... Nunca vuelvas a hacer eso Etzem. 

"Por supuesto.. Ahora terminemos nuestro trabajo"

Afarax empezó a caminar por donde había venido. En ese preciso momento los ojos del científico, Fehrym, se abrieron e hizo retroceder a Afarax. 

"Bien, acabemos con esto"

El joven soldado escuchó estas palabras en su cabeza y supo automáticamente lo que tenía que hacer. Se acercó hasta su enemigo que se estaba levantando y antes que pudiera hacer algún movimiento loa agarró del cuello y lo miró directamente a los ojos. Su enemigo se esforzó por hablar, aunque Etzem le recordaba que cuanto antes acabara con él sería mejor. 

- ¿Crees que estás a cargo... Afarax? Solo eres otro títere que se dirige... hacia su tumba...- se esforzaba por hablar y era evidente que no llevaba bien sus heridas.

- A mi parecer el que se dirige a su tumba ahora mismo eres tú.- acercó su rostro al del otro-. Descansa en paz.

- No...

Fehrym intentó escapar del cuerpo físico pero fue retenido por Etzem y Afarax comenzó a extraerlo. Esto era difícil por varios motivos ya que Etzem jamás había consumido a otro ser con tanto poder como él y Afarax solo sabía que tenía que mantenerlo quieto aunque eso no sería un problema. Etzem hizo el trabajo sucio, extrajo a su hermano que, inmovilizado y herido, mucho más que el mismo Afarax, serviría para aumentar sus poderes. El proceso duró casi un minuto hasta que finalmente acabó y Afarax pudo separarse del cadáver del desafortunado científico que había muerto al final. Después de está experiencia sintió una oleada de energía revitalizadora recorriendo su cuerpo, una sensación que jamás había sentido. Etzem sintió como sus energías se renovaban y le dijo a Afarax que podía intentar teletransportarse, solo un poco. El joven siguió las instrucciones que le decía y se concentró para después canalizar sus nuevo poder y teletransportarse un metro más adelante, lográndolo en apenas un minuto. Afarax estaba fascinado, y también agotado.

- Esto se siente muy bien.- se agarró la cabeza al sentir un pequeño mareo.- el poder es como una droga. Me siento mejor que nunca y al mismo tiempo...

«Créeme, esto recién acaba de empezar». Al decir esto, la energía de Etzem rodeó a Afarax y le hizo sentir más tranquilo y calmado como una ráfaga de sedante que distraía su mente del dolor. «Gracias Afarax, me salvaste la vida a pesar de todo lo que decías.»

- Me retracto completamente. Sabes que nos necesitamos el uno al otro sin importar el pasado ni las cosas que hayamos hecho.

«Tranquilo, es el pasado el cual todos quisiéramos cambiar algo por más pequeño que sea...»

Afarax señaló el cadáver del científico que estaba hace un par de metros.

- Ese tipo pudo acabar contigo y luego con todos de no ser por mi intención, y no lo digo porque esté molesto, lo digo porque dijiste que nos ayudarías a salvar a nuestra gente. Aún espero que mantengas tu promesa.

«Nunca rompo una promesa Afarax. Nunca.»

Afarax asintió levemente. Esperaba que fuera así ya que Etzem era el único que podía ayudar a los demás, sin embargo, aún tenía una pregunta más que hacer.

- Etzem antes de venir vi tus memorias.- hizo una pausa para buscar las palabras correctas, no quería que desconfíe por haber visto sus memorias.- Vi como tus hermanos pelearon contra el Fénix y como muchos cayeron. Pero también te vi a ti, el único que intentó extraer la energía del Fénix. Yo solo quiero decir que fue algo arriesgado de tu parte pero viendo como terminó, ¿te arrepientes de haber hecho eso? ¿Lo cambiarías si pudieras retroceder en el tiempo?

Etzem se hizo visible frente a él, ligeramente más brillante que la última vez pero sin el rostro confiado que siempre solía tener.  

«¿Son las marcas del destino? ¿O es el momento en el que desperté y decidí que los gharst no debieron existir y el Fénix lo sabía?»

El fantasma le tendió la mano y la energía ayudó al joven a pararse. Afarax hizo un gesto de dolor pero se mantuvo en pie.

«Si quieres una respuesta más clara: No»

- Es un bueno saberlo amigo. Fue tu forma de separarte de los otros.

Etzem hizo un gesto de ligera sorpresa al escucharse llamar así. "Amigo" sonaba muy extraño.

«Volvamos». Lo apremió el gharst. «Queda mucho por hacer, aún tengo que fabricar la sustancia »

- No te daré el control de nuevo.

«Lo sé, será mejor que sigas mis instrucciones. Yo puedo usar mis poderes desde dentro.»

Etzem volvió a esconderse en su herido portador y este, a paso lento, se alejó de aquella oculta oficina. Jamás regresaría a ese lugar.

.

.

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Cuando volvió sobre sus pasos trajo consigo el material que en un primer lugar había venido a buscar: Quaruz. Cuando finalmente regreso al laboratorio del inicio se dio cuenta que la señal que lo comunicaba con sus amigos de afuera no había vuelto pero ya no había tiempo para preocuparse por eso. Etzem decidió, además, que sería mejor si nadie lo interrumpía durante el proceso. 

Afarax puso la sustancia junto a los otros 6 elementos y guio a Afarax en el proceso de preparación, llevándolo a usar varias máquinas, entre ellas algunas para mezclar de forma correcta y a una temperatura que acelerara el proceso de unión. El proceso tardó casi dos horas y cuando finalmente acabó Afarax tuvo en sus manos una jeringa con un líquido oscuro. No se atrevía a usarlo en sí mismo temiendo las consecuencias que podría causar hasta que Etzem lo obligó a hacerlo controlando su brazo e inyectándoselo directamente en el cuello. El líquido se inyectó completamente. 

«Esto duele un poco hermano, como tantas cosas» fue todo lo que dijo en su mente.

El líquido se esparció por todo su cuerpo con rapidez aunque eso no significara un efecto inmediato. Había que esperar. 

- Etzem.- dijo Afarax cuando ya estaban a punto de marcharse, luego de haber arreglado todo.- ¿Estamos listos para enfrentarnos a tus hermanos? Es decir, yo no me siento más fuerte que antes ni nada por el estilo...

«¿Acaso dije que esto te haría sentir más fuerte? Tu poder no es la fuerza física, sino el control de la energía tanto de cosas animadas como inanimadas. Nunca lo olvides. La energía de otros es nuestra vida.»

-Bien, gracias por recordármelo. Ahora larguémonos de aquí.- replicó el joven.

Afarax volvió a activar su casco y regresó por el mismo camino que había recorrido. Siendo ya de madrugada, nadie entraría aún a ese lugar y si lo hicieran, ya sería demasiado tarde para encontrar al intruso. 

Cuando salió por el conducto de ventilación al pasillo, no había nadie. Ni un alma se asomaba por el corredor, cosa que resultaba conveniente. Afarax escogió el camino más corto hacia su departamento (evitando usar los transportadores pues estos lo registrarían) y buscando comunicarse con sus amigos aunque la señal aún no mejoraba, por alguna razón. Terminó pensando que el comunicador se había estropeado durante la pelea y no había razón para preocuparse. Finalmente, cuando llegó a su departamento la señal volvió y fueron tantas las preguntas que le hicieron sus amigos que él tuvo que decir que ocurrieron ciertas dificultades pero se encontraba bien y todo lo que necesitaba era un descanso. Le dijo a Sandri que le reiterara las gracias a Chris por la gran ayuda que le había prestado y luego se acostó sin comer la gran cosa.

«Duerme soldado, mañana será un día muy agitado.»

El sueño no tardó ni un minuto en llegar. Etzem tenía razón, el día siguiente sería decisivo.
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Salu2 ! 

Al fin encontré la inspiración para escribir este capítulo y bueno... 

Espero que les haya gustado. Ya casi llegamos al punto decisivo.

Hasta pronto.

07/06/22

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