* * *

«Puedo ver tu rostro por primera vez...»

Afarax se levantó muy confuso. Dio un vistazo alrededor solo para comprobar que estaba en un lugar de ensueño. 

Un desierto gris, con dunas levemente visibles gracias al débil sol que se perdía tras el horizonte. El cielo estaba cubierto de densas nubes que ocultaban las estrellas y la luz de las lunas Todo eso emitía una extraña belleza que jamás había visto en otro lugar. Caminó sin dirección determinada mirando las lejanas nubes. En un momento  se arrodilló y escribió su nombre en el suelo pero le pareció incompleto. Se tomó un momento más para escribir los nombres de Sandri y Kzer. 

Completó este con uno más: Aurie

Una sonrisa se dibujó en su rostro, eso hasta que vio que el viento borraba lentamente las letras.

Se levantó y continuó observando el desierto, caminando sin rumbo y  disfrutando del fresco aire que después de tanto tiempo era posible respirar. Amaba esa sensación de libertad.

¿Nada que hacer ? ¿No más preocupaciones? Sinceramente sentía una mezcla de emociones como pocas veces había sentido. Lo habría dado todo para que sus amigos vieran ese paisaje gris y desolado, aunque sabía de que no les habría agradado del todo. No importaba.

Mas adelante creyó divisar un oasis a lo lejos. No tenía sed pero le pareció interesante llegar a verlo de cerca. Mientras caminaba recordó el camino que solía recorrer cuando era niño, un camino rodeado por plantas grises que se había vuelto tan familiar para él. Decidió que si algún día volvía a tener una casa propia la adornaría con aquellos vegetales. Tardó algún tiempo en alcanzar el oasis , hasta que finalmente llegó. Habían algunas plantas que crecían a gusto en aquel lugar, aunque no era lo que llamaba la atención.

El agua cristalina permitía ver el fondo con la poca luz que quedaba. Dentro de poco, algo llamó su atención: Una sombra sentada a varios metros, invisible hasta tan solo unos momento ahora parecía inclinarse hacia las aguas del oasis.

- ¿Quién eres? - preguntó la figura con una voz muy profunda.

- Soy Afárax, ¿y usted? - respondió él tranquilamente.

La figura se quitó la capucha. Tenía la apariencia de un anciano, con el rostro marcado por las arrugas y el pelo gris. No era alguien a quien hubiera visto anteriormente. Vestía las ropas clásicas de su planeta y tenía los tatuajes en la cara que lo delataban como un guerrero.

- Un remanente de este lugar, un pieza sobrante en otras palabras, pero eso no importa - Se tomó un momento al parecer perdido en sus pensamientos -. ¿Te apetece una copa de Ziur? Sé que ustedes disfrutan de eso. Cortesía mía, no te cobraré.

Al decir esto Afárax notó cerca de él una fuente y sobre ella una copa llena de ese líquido tan valorado en su planeta. En cierta forma ya extrañaba tomar un poco. Sin desconfiar lo bebió de un sorbo. Estaba frío como le gustaba, lo hizo sentir reconfortado.

- ¿Deseas más? - dijo el otro al ver que había sido de su agrado.- Veo que extrañaste tomar esto. Te recuerda a algún lugar. O a alguien quizá.

- No- respondió mientras dejaba el vaso en su lugar-. Mejor dicho, ¿qué deseas, anciano? 

- Es una buen pregunta y fácil de contestar -respondió el anciano lentamente - veamos: en primer lugar evitar que te desangres hasta la muerte, luego que tus habilidades físicas no se vean afectadas y en último lugar mostrarte en que forma aportarás tu granito de arena a este universo. ¿Usé bien esa expresión verdad? No estoy familiarizado con ustedes y sus ... maneras de expresarse. Tengo que aprender más de los humanos...  

En ese momento Afarax pudo recordar los últimos momento en la realidad: como mató a un soldado corrupto mientras otro lo apuñaló. Sabía que sus amigos estarían preocupados por él.

- No tengo tiempo para discutir con  una alucinación de mi mente. Dime, ¿Cómo salgo de aquí ?   

Antes de responder el anciano se paró con dificultad para luego decir:

- Dentro de nada habrás vuelto a la realidad. Me hubiera gustado permanecer más tiempo  charlando. Una lástima, hay muchas ideas que podríamos intercambiar y discutir, pero te extrañan y no soy nadie para retenerte en este lugar. ¿Puedes escucharlo ?

Ambos guardaron silencio y en medio del silencio del desierto pudieron distinguir una voz, o quizás varias, no las podía reconocer a pesar de que sabía que eran familiares:

Estarás bien.

Estoy contigo. Solo resiste...

- Son ellos - dijo Afárax emocionado luego de escucharla. Todo lo que deseaba en ese momento era despertar y decirle que no se preocupara, que estaba mucho mejor de lo que aparentaba. ¿Pero lo estaba de verdad ?

El anciano suspiró, casi parecía cansado luego de la corta conversación. Luego se despidió con estas palabras:

- Tranquilo, tendremos más tiempo para hablar muy pronto. Esto recién comienza ...  Tenemos que estar preparados. Estaré al tanto de ti.

- ¡Espera!

Se desvaneció tras estas palabras sin dejar un solo rastro. El joven caminó hasta su última posición pero no encontró nada, ni una sola huella. Estaba sorprendido y confundido a la vez. Se tomó un tiempo para pensar pero al no saber que hacer se acercó de nuevo a las limpias aguas del oasis e intentó ver su rostro, cosa que fue casi imposible por la oscuridad del lugar cada vez más intensa

¿O eran las sombras que lo tomaban para llevarlo de nuevo hacia el exterior?

Todo se puso más oscuro. Luego, las fuerzas lo abandonaron y se desplomó en la arena.

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Heeeeyy

Inaugurando una nueva sección de mi historia, todo casual. 

No es exactamente un capítulo  ;-;

En fin, que tengan un hermoso día o lo que queda de él, hasta la próxima! 



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